Helen Evans
Samantha Moore
Anne Lych
15 de diciembre de 2004
- ¿Y qué me dices de Charles?, aquel tipo era capaz de cualquier cosa con tal de conseguir un ascenso – dijo Sam, mientras se servía un vaso con vino.
- Creo que paso por la cama de todos los del bufete. Charles se acostaba con todo lo que anduviera por ahí; sea con pantalones o faldas, con tal que sirviera a sus intereses, era un hombre ambicioso – Anne se acomodaba la blusa intentando alisar las arrugas, mientras hablaba entre risas.
- Estoy segura que durmió con aquella vieja… no recuerdo su nombre, era la segunda a cargo de Robert Halft Legal – Sam, volvía a servirse el tercer o cuarto vaso, ya había perdido la cuenta.
- Sam, deja eso de una buena vez, ahora tendrás que quedarte en casa de Anne, no puedes conducir en ese estado – comentó Helen mientras daba pequeños sorbitos de su copa.
- No, no, tú me llevaras a casa, ya debe estar por llegar el esposo de Anne y no quiero verlo, siempre pone esa mueca desdeñosa cuando nos encuentra bebiendo. Me fastidian esos aires de moralista que se da. Todos tenemos nuestros vicios, de seguro él tiene el suyo.
- Será mejor que te calles Sam, entiendo que estés algo bebida, pero no te voy a permitir que hables de Jhon, ¿qué sabes tu de él?
Samantha, sonrió con tristeza e intento servirse una copa más, pero la rápida reacción de Helen le arrebató la botella de las manos.
- Ya fue suficiente amiga mía, será mejor que nos vayamos.
- ¿Entonces me llevas a casa? – le dijo Sam con la mirada enturbiada por los efectos del alcohol.
- No tengo opción, sabes bien que vives “del otro lado del mundo”, pero ya que no quieres quedarte aquí y tampoco puedes quedarte en casa… ya sabes, a Kate no le caes muy bien que digamos
- No hace falta que me lo recuerdes, esa hermana tuya me detesta.
- Bien, ponte el abrigo y recoge tu bolso.
Estaban a punto de salir, cuando Anne tiro suavemente del brazo de Sam.
- Sammy, no quiero que nos quedemos disgustadas. Quizá tengas razón con respecto a John.
- Perdóname Anne, yo no tengo porque meterme en tus asuntos, olvida todo lo que dije.
- Hagamos un brindis, pero no con vino; voy a descorchar una botella de champagne, nuestra amistad se lo merece.
Helen levantó la mirada al techo preguntándose si su otra amiga había terminado por emborracharse también. Al poco rato Anne regreso con una botella y tres copas, las hicieron tintinear entre ellas mientras reían alegres.
- ¡Por nosotras!, porque siempre podremos contar la una con la otra, siempre.
Hicieron el brindis, se abrazaron cariñosamente y luego Helen ayudo a Sam a llegar hasta el coche. Anne las vio hacerle un saludo por la ventana; sus ojos se quedaron prendidos en la sonrisa de Sam, siempre estaba tan alegre, esa forma de tomarse la vida era lo que más le agradaba de ella. Se quedo de pie bajo el dintel de la puerta hasta que vio desaparecer el reluciente auto por la carretera.
17 de diciembre de 2004
El cuerpo sin vida de una mujer de 41 años yacía sobre el suelo; tenía el cuello atravesado por un corte profundo. Una enorme mancha de sangre se extendía a su alrededor. La casa estaba revuelta, cajones abiertos, ropa desordenada, libros y papeles arrojados por todos lados. Un joyero sobre el velador estaba completamente vacío al igual que una pequeña caja fuerte disimulada detrás de un estante. Todo parecía confirmar que era solo el robo lo que buscaba el asesino, pero tal vez la víctima opuso resistencia lo que motivo el ataque. La mujer fue identificada como Anne Lynch; fue imposible despertar al esposo, Jhon Lynch, que dormía junto a ella, tuvo que ser trasladado al hospital por los paramédicos.
18 de diciembre de 2004
Una mujer blanca de 40 años fue hallada en medio de una calle desierta, tenía un disparo en el pecho; no llevaba ninguna identificación encima, su cartera había desaparecido. Los vecinos fueron alertados por el sonido del disparo y llamaron a la policía. Más tarde la mujer fue identificada por sus familiares, su nombre era Helen Evans. El móvil aparente, robo.
El mismo día en la tarde se reporto el suicidio de una mujer afro américana también de 40 años. Se arrojo desde el puente "Betsy Ross". Entre sus pertenencias no se encontró ninguna carta que explicara las razones por las que se había quitado la vida. Se hallo su identificación, se llamaba Samantha Moore.
Los hechos ocurrieron en tres ciudades diferentes; Kensington, Bridesburg y Frankford. Los casos fueron investigados por más de un año, finalmente fueron archivados por falta de evidencias.
02 de agosto de 2010
Lilly bebía su café mientras revisaba algunos datos frente a la computadora. Scotty había bajado al sótano en busca de un archivo. Jeffries y Vera estaban inclinados sobre el escritorio examinando cuidadosamente unas fotografías. Kat había llamado diciendo que se retrasaría, su hija tenía una cita médica. Stillman estaba en su oficina firmando algunos papeles.
Una mujer joven de cabellos claros y mirada triste se acercó hasta el detective Vera, lucía algo desaliñada, caminaba como si estuviera extenuada.
- Estoy buscando a la detective Rush, podría decirme dónde esta ella por favor – Vera se la quedo observando unos segundos; sus ojeras, su cabello rubio y desordenado cayéndole sobre los hombros. Vestía unos jeans desgastados, zapatillas y un grueso abrigo. Nick le señalo el escritorio de Lilly.
- Detective Rush, soy Kate Evans, hermana de Helen Evans, seguramente debe recordar el caso, ocupo la primera plana del Philadelphia News. Encontraron su cuerpo entre las calles Fillmore y Mulberry, cerca a la avenida Frankford, nosotras vivíamos a unas calles de allí en la Hedge. La policía dijo que fue homicidio por robo, pero jamás hallaron al culpable. Yo nunca pude resignarme a su muerte; desde aquel día mi vida ha sido una pesadilla, Helen y yo éramos muy unidas, ella lo era todo para mí desde que decidimos vivir separadas de nuestros padres.
- ¿Con quién vives ahora?
- Con la hermana mayor de mi madre, ella es soltera. Detective, hay algo que yo le comenté a la policía, pero no pudieron hallar un nexo entre las muertes. Mi hermana, Anne Lynch y Samantha Moore eran amigas de muchos años, solían reunirse todos los fines de semana en casa de alguna de ellas. ¿No le parece extraño que las muertes ocurrieran una tras otra?
- ¿Sabes cuándo fue la última vez que se reunieron y en casa de quién?
- Fue en casa de Anne, ella era la única casada, creo que el nombre de su esposo es John. Eso ocurrió un día antes de que Anne fuera asesinada, ella vivía en una zona residencial en Kensington. Al día siguiente aparecieron muertas Helen y Samantha.
- Recuerdo el caso, ¿Samantha se suicidio no es cierto?
- Así es. Por favor ayúdeme a encontrar al asesino de Helen.
La joven rebusco en su bolso y saco una tarjeta que le extendió a Rush.
- ¿Eres concertista?
- Sí, desde niña supe que había nacido para tocar el piano.
- ¿Tienes alguna fotografía de Helen?
Kate volvió a revisar su bolso y saco de su billetera una fotografía. En ella se veía a una mujer atractiva, con el cabello rubio muy parecido al de su hermana; en la foto sonreía, pero su mirada era distante y triste.
- ¿Cuándo le tomaron está fotografía?
- Yo misma se la tome, fue el día de su cumpleaños, tres meses antes de que fuera asesinada.
- ¿Puedo quedarme con ella? - la joven pareció dudar un poco, pero luego accedió.
- Está bien.
- Llámame si recuerdas alguna otra cosa, lo que sea.
- Así lo haré – Kate levanto la mano a modo de saludo y se retiro del lugar.
Scotty se acerco a Rush, observo los ojos fijos de esta en la muchacha hasta que la vio desparecer por la puerta de salida.
- ¿Qué quería?, se le ve tan triste.
- Scotty, yo podía haber estado en una situación como la de ella, estuve tan cerca.
- ¿Recuerdas aquel caso, hace seis años, de las dos mujeres que aparecieron muertas y el supuesto suicidio de la tercera?
- Claro, se hablo de eso en todo el estado. Nunca se hallo al culpable de las muertes.
- Esa chica es hermana de una de las víctimas, quiere que encontremos a su asesino.
- ¿Alguna pista?
- Kate Evans, dice que las tres eran excelentes amigas. Ella piensa que existe alguna conexión entre las muertes. Anne fue la primera en morir, al día siguiente lo hicieron Helen y Samantha, no creo que haya sido una coincidencia.
- ¿Qué hicieron los que llevaron el caso con esa pista?
- La siguieron, pero no encontraron nada. El nexo que une esas muertes sigue sin descubrirse.
- Alguien que conocía a las tres mujeres puede estar implicado.
- Hasta ahora solo tenemos a Jhon Lych, esposo de Anne, y a la misma Kate. Hablo de que se separaron de sus padres para vivir solas, había un cierto tono de resentimiento en su voz cuando lo dijo.
Lilly se quedo sentada frente a su escritorio observando la fotografía de la mujer asesinada. Ella conocía esa mirada. Valens se volvió sobre sus pasos cuando se percato que su compañera no lo seguía.
- ¿No vienes conmigo donde el jefe?
Dejo la foto recostada sobre un lado del monitor y se levanto.
Stillman aparto los papeles que estaba revisando cuando los vio entrar, se recostó sobre su sillón y se dispuso a escucharlos.
- ¿Y bien, qué tienen ahora?
- Es el caso de las mujeres muertas en el 2004; nunca se encontró al asesino, la hermana de una de ellas quiere que el caso sea reabierto - le informo Lilly.
-¿Hay alguna pista nueva? - les dijo el teniente fijando sus ojos en uno y otro.
- Ella asegura que los crímenes están conectados, piensa que no se investigo lo suficiente sobre esto.
- Los de Jersey estuvieron en ello también, por el caso de la mujer que se suicido.
- Lo sabemos jefe, pensamos que tal vez usted conozca a alguien en el Departamento - le dijo Scotty.
- Sí, así es. Pero denme algún motivo para reabrir el caso, no puedo contactarme con la gente de allá y solicitar los expedientes de un caso que ellos ya dieron por cerrado.
- Entrevistaremos de nuevo a la hermana, ella puede darnos algunos aportes que justifiquen la revisión del caso - había un tono de ansiedad en la voz de Lil.
- Rush, tiendes a involucrarte demasiado, ya lo has hecho varias veces. Entiendo que los expedientes no son solo números; y que existen historias detrás de ellos, vidas truncadas, hogares rotos, pero no podemos arreglarlo todo siempre... por desgracia.
- Las cosas han cambiado teniente - hizo un gesto ligero con la cabeza señalando a Scotty.
- Les repito, denme algo más y hablare con la gente de Jersey - volvió a fijar la mirada en los papeles que tenía sobre su escritorio. Ambos detectives se retiraron entendiendo que la conversación había terminado.
- Vayamos al sótano, allí encontraremos algo sobre estas "inseparables amigas", hasta en la muerte - le dijo Lilly a su compañero.
- Les avisare a Nick y Will para que nos ayuden - le sugirió Scotty.
- ¡Que difícil es esto! - dijo Rush dejándose caer sobre su silla.
- ¿El qué?
- El tenerte cerca a todas horas.
- Tenemos la noche para nosotros.
- Sí, supongo que si.
- Podemos esperar un poco antes de llamar a los chicos.
- Voy a bajar ahora, veré que puedo encontrar - le dijo Lilly con una sonrisa maliciosa clavando sus ojos azules en Valens.
Luego de unos minutos Scotty se apresuro a bajar al sótano, pero de pronto se vio detenido por unas risas detrás de él.
- Deben haber datos de lo más interesantes allá abajo, ¿verdad Will? No hace ni diez minutos que nuestro amigo estuvo ahí.
- Eso no es asunto tuyo Nick - le recrimino Will con seriedad.
- Voy a buscar datos de unas mujeres muertas hace seis años, necesitamos algo para reabrir un caso. Pregúntale al jefe si tienes alguna duda.
- Ve Scotty, las pistas se pueden enfriar - Nick nunca perdía la oportunidad de molestar a su compañero.
- Por qué no empleas mejor tu tiempo y buscas datos en los diarios de ese año - Valens, le dio la espalda visiblemente enojado.
- Amigo, creo que te estas pasando, déjalos en paz, además recuerda que se trata de Lilly - Will se había inclinado sobre el escritorio de Nick y le hablaba acercando mucho su rostro al del otro. Vera agacho la mirada, sí en verdad esta vez se había extralimitado.
- Lo siento.
- No es conmigo con quien tienes que disculparte.
Cuando Scotty alcanzó a Lilly, ella estaba distraída leyendo unos papeles de una de las cajas que había abierto. - ¿Me ayudas con esto? - le dijo desde las escaleras que servían para bajar las cajas que se encontraban en los niveles más altos.
- Baja de allí, yo me encargaré. ¿Encontraste algo?
- Sí, los archivos de Samantha.
Valens se quedo de pie esperando a que Lilly bajara. Su mirada se quedo prendida en la de su compañera; era una mirada dulce, entregada. Como si la acariciara con ella sin tocarla.
- Si me sigues mirando así, no...
Valens no la dejo terminar de hablar, la levanto entre sus brazos y comenzaron a besarse. Poco a poco iban perdiendo la noción del tiempo, del lugar donde se encontraban; solo sabían de sus bocas perdiéndose una en la del otro, de sus cuerpos pegados y ansiosos, de sus manos vagando debajo de sus ropas buscando el contacto de sus pieles suaves y ardientes. Iban dando tumbos entre los estantes, hasta que Lilly se dio un golpe en la cabeza. Scotty se detuvo de inmediato examinándola cuidadosamente.
- Lo siento Lil, ¿te duele mucho?
- No, los he tenido mucho peores. Pero dejemos esto Scotty, en cualquier momento puede bajar alguien.
- Me cuesta separarme de ti - le susurro al oído sin soltarla. Valens le dio un beso largo y profundo y la aparto suavemente de su lado. - Voy por las cajas.
Con los expedientes en las manos empezaron a revisar su contenido.
- Samantha Moore, 41 años, soltera, egresada de la Drexel en leyes en el 80, estudiante destacada. Trabajaba para la Robert Halft Legal, en Market street como asesora legal. Vivía muy bien, una mujer independiente y sin cargas familiares. Fue encontrada por unos estibadores que se dirigían a su trabajo en el área de Pennsauken, allí entran nuestros amigos de Jersey. No presentaba signos de forcejeo, ni traumas en el cuerpo, salvo los producidos por la caída, según lo que dictamino el médico forense que se encargo del caso - la voz de Scotty se había ido apagando hasta que difícilmente pudo pronunciar la última frase - ¿Que hace que una mujer se arroje a un río?, ¿no había nadie... nadie a quién acudiera?
Lilly sabía que aquello le recordaba la muerte de Elisa, a menudo pensaba que Valens jamás podría superar aquello, en cierta forma él se sentía culpable por ello. Ya había abandonado la idea de un homicidio; esa suposición le había mantenido cuerdo para no derrumbarse emocionalmente, con el paso del tiempo había ido asimilando que los hechos habían ocurrido como su antigua compañera Ana le dijo desde el principio.
- ¿Esta todo bien Scotty?
- Sí, pero hay heridas que no cicatrizan nunca - Valens observó los ojos de Lilly brillar y apartar la mirada.
- Ya no la amo Lilly, pero es parte de mi pasado. Crecimos juntos, luche con todas mis fuerzas por salvarla de su enfermedad... pero no pude. Lil eso no se puede olvidar.
- Lo sé Scotty, lo sé. Tus ojos no pueden esconderme nada. Fue así desde la primera vez que te vi - una de sus manos se poso dulcemente en la mejilla de Valens, luego para sacarlo de sus pensamientos le comento sobre la información que había encontrado
- Tengo los expedientes de nuestra segunda víctima, Helen Evans, 40 años, era representante de ventas en la editora Eselvier, nada menos que en la sucursal del JFK Boulevard, soltera, vivía con su hermana. Hacía 7 años que habían dejado la casa de sus padres. Aquí están las fotografías del cadáver, tampoco presenta signos de lucha. Un tiro en el pecho, tenía restos de pólvora alrededor de la herida, es decir que el tiro fue hecho a quemarropa. La bala salio de una 38, el arma no se halló en el lugar ni en los alrededores.
- ¿Pero qué hacía a esas horas de la noche una chica como ella fuera de casa? - se preguntaba Scotty, mientras observaba las fotografías que su compañera le entregaba - Esto no tiene mucho sentido, si lo que deseaba el agresor era robarle podía haberla reducido fácilmente, por qué matarla, además no creo que llevara mucho dinero encima.
- Quizá estuviera vigilándola, y supiera que llevaba una buena cantidad, el informe no dice mucho.
- ¿Viven los padres?
- Sí, en Oxford Circle, en la calle Robbins.
- Vaya, las muchachas se mudaron al otro extremo de la ciudad, ¿qué originaría esa separación?
- Debemos hablar con la gente de Robert Half, y Eselvier. Helen y sus padres tienen mucho que decirnos también.
Escucharon los pasos de alguien subiendo por las escaleras, ambos se volvieron, Nick los miro decepcionado, quizá esperaba atraparlos en una situación "caliente".
- Mira a quien tenemos aquí, Vera nos ayudara con Lynch - de dijo Scotty mientras le daba empujoncitos hasta los anaqueles donde se guardaban los expedientes. Se trata de Anne Lynch, la tercera víctima. Te esperamos arriba, Lilly y yo subiremos esto.
- Son unos aburridos - murmullo Vera, mientras sus ojos se hundían entre la pila de cajas buscando la que contenía los expedientes que necesitaba.
Al poco rato subió Vera con una caja entre los brazos, al lado de las otras.
- Fue un poco difícil dar con Anne, pero aquí la tienen. Casada, desde hace ocho años con Robert Lynch, no tenían hijos; vivían en la calle Amber cerca a la avenida Frankford, tenía la misma edad de Evans. Una bonita zona tratándose de Kensington. No hay arañazos ni moretones, solo ese corte profundo en el cuello. Este es delgado, todo indica que se hizo con una navaja, esta nunca fue hallada. Debe haber muerto rápidamente con un corte como ese, observa toda esa sangre alrededor de su cabeza. Recuerdan ese detalle extraño de que el esposo no se dio cuenta de lo que ocurría en su propia casa, ni siquiera los paramédicos pudieron despertarlo. Aquí dice que tuvo que ser trasladado a un hospital. ¿Algo extraño verdad?, tanto así que los médicos consideraron necesario analizar su sangre, había rastros de un fuerte narcótico en su organismo, al tipo lo drogaron.
Los ojos de todos se clavaron en Vera y el expediente que tenía en sus manos.
- ¿Por qué no la drogaron también a ella? Si lo que deseaba era rebuscar todo tranquilamente sin despertarlos ni alertar al vecindario con los ruidos que hubiera ocasionado una lucha lo más lógico era dormir a ambos. Además ¿en qué momento administro la droga al esposo? - dijo Will.
- ¿Recuerdan lo del vino que sirvio Anne, "hasta la última gota"? - observo Kat.
- ¿Dices que la propia Helen drogo a su esposo? - dijo Will asombrado.
- Quizá el asaltante imagino que Lynch estaba solo - comento Vera.
- Los asaltantes por lo general estudian los movimientos de sus víctimas antes de cometer un ataque, así que es poco probable que no supieran que Anne se encontraba en casa - Valens extendió su mano para que Vera le pasara el expediente.
- Si hubiera estado en cualquier otra habitación, el ruido debía haberla alertado, por más sigiloso que fuera nuestro hombre; por qué razón no llamo a la policía o trato de ponerse a salvo. Increíblemente regresó a la habitación, no llevaba ninguna arma para defenderse; ni un cuchillo, algún adorno pesado, un bate de béisbol, ¡tenía todo esto a la mano!... además la policía descubrió que el esposo guardaba un arma en su estudio, ella debía saber que estaba allí. ¿Por qué no la utilizó? - comentó Valens, mientras Rush se situaba a su lado para dar un vistazo a los papeles que este leía.
- Trabajaba en Comcast Cable, una de las más importantes firmas que se encargan de la instalación de redes de teléfono, internet y cable. Ella era experta en ingeniería de sistemas - término de informar Vera - tres muertes fuera de lo común.
De pronto Scotty que había alineado las fotografías de las mujeres sobre el escritorio alerto a los demás.
- Observen esto - dijo mientras señalaba el antebrazo derecho de cada una de las víctimas, en ellos se veía dibujado una mariposa azul. El diseño era exactamente el mismo - Dudo que el teniente ponga algún inconveniente en reabrir el caso.
- Otro dato más al que seguirle el rastro. Las tres vivían en sitios algo apartados uno del otro. ¿Dónde se hicieron esos tatuajes? - Will hablaba mientras sus dedos recorrían las fotografías.
-Deben existir muchos lugares donde hagan este tipo de trabajos.
Vieron entrar a Kat, dejar su abrigo en el colgador y unirse rápidamente a ellos.
- Vaya, por las caras que tienen debe ser algo importante. Lo siento, Verónica tenía una cita con el médico hoy.
- ¿Todo bien? - le pregunto Lilly.
- Sí, una visita de rutina, mamá la cuida mucho, a veces pienso que demasiado.
Le informaron sobre los datos más importantes y le mostraron las fotografías.
- Vaya, mariposas azules, es un diseño poco común. Sé de un lugar donde hacen ese tipo de trabajos.
- Eso sería una suerte, nos ahorrarías horas de búsqueda - suspiro aliviado Vera, porque generalmente era a él a quien le encargaban ese tipo de trabajo.
- Es mejor que no te hagas muchas ilusiones amigo - le dijo Kat, mientras le palmeaba sonriendo sobre un hombro.
Estaban tan absortos revisando los documentos que no se percataron que Stillman llevaba un buen rato escuchándolos desde la puerta de su oficina.
- Un caso que vale la pena reabrir, hablare con Raimond, es el encargado del Departamento de Nueva Jersey. Demasiados lugares que visitar, así que será mejor que empecemos. Lilly y Scotty, visiten a los Evans; Kat y Vera hagan una visita a Lynch; Will, tu puedes ver a la gente de la Robert Halft Legal. Yo ire a visitar a Steve Raimond y veré que consigo.
Cuando Valens y Rush llegaron a la casa de los Evans, una mujer detuvo su bicicleta frente a ellos. Se quedo unos momentos en silencio observándolos. Scotty saco su placa.
- Detective Valens y ella es mi compañera la detective Rush. ¿Señora Elizabeth Evans?
- Si soy yo, ¿qué desean?
- Venimos a hablar sobre la muerte de su hija Anne Evans.
- Ya hace seis años de eso, no quisiera volver a revivir toda aquella pesadilla.
- Nunca se halló al asesino de su hija, debe ser importante para usted saber quién fue el culpable para que haga justicia - le dijo Lilly.
- ¿Y eso en qué me ayudaría detective? El que meta a prisión a ese hombre o lo ejecuten no cambiara las cosas.
- ¿Y qué dice su esposo sobre ello, a él tampoco le interesa encontrar al asesino? - volvió a insistir Rush.
- El murió hace un año. Desde que abandonaron está casa, nunca más supimos de ellas; ni una tarjeta por navidad, ni una llamada... nada. Estoy segura que ni siquiera saben que su padre está muerto. Volví a saber de Anne hace cuatro años cuando me entere que había sido asesinada. Asistí a su funeral, Kate me vio pero ni siquiera intentó acercarse a mí.
- Señora Evans, podríamos entrar a la casa; es incómodo mantener una conversación en estas condiciones - le dijo Scotty mientras se frotaba los brazos para darse algo de calor.
- Lo siento detective, pero no creo que haya nada más que decir.
La mujer avanzó con su bicicleta hasta la puerta y la cerró tras ella.
- ¡Vaya, la gentileza en persona! - observo Lilly.
- Ya le haremos otra visita y en esa ocasión tendrá que permitirnos pasar. Hay algo que oculta, eso resulta evidente - Scotty se quedo mirando fijamente la puerta - Ya nos volveremos a ver Elizabeth, eso puede darlo por seguro. Ahora vamos a hacer una visita a la que parece llevar la peor parte en todo esto, Kate Evans.
Kate Evans
La joven los recibió en su estudio de música, daba clases a una muchacha que debía tener la misma edad que ella. Ambas estaban sentadas frente al piano y Kate corregía con paciencia los errores de su pupila. Cuando se dio cuenta de la presencia de los detectives se levanto rápidamente - Continuaremos el jueves Susan, tengo que hablar con estas personas - La otra muchacha asintio, tomo sus partituras y les dirigió un saludo antes de alejarse. Kate avanzó hasta ellos, siempre estaba sonriendo, pero sin abandonar ese aire de tristeza en la mirada.
- Hola Kate, él mi compañero, el detective Valens - los hermosos ojos de Kate se quedaron más tiempo de lo debido en el rostro de Scotty, Rush se empezaba a incomodar con aquel escrutinio.
- También tú has perdido algo importante, ¿verdad Valens?
- Eso fue hace mucho.
- Hay heridas que no cicatrizan nunca. Lo sé bien.
Aquellas palabras sacudieron al detective, hacía apenas un momento que él había dicho lo mismo a Lilly.
- ¿Cuál es tu nombre Valens?
- Scotty, Scotty Valens - le respondió mirando de soslayo a su compañera.
- Kate, hay algún lugar donde podamos conversar - se apresuro a intervenir Rush, aquellas miradas no le agradaban en absoluto.
- Por supuesto, vamos a mi oficina.
La habitación era un lugar sencillo, pero decorado con buen gusto. Una repisa estaba repleta de trofeos de diversas entidades musicales; la pared que estaba a espaldas de su escritorio estaba repleta de fotografías de Helen; en algunas lucía sola y en otras estaban juntas.
- Ya veo que querías mucho a tu hermana - le dijo Lilly.
- Sí, eso es cierto, todo el mundo dice que debo seguir adelante, ¿pero cómo se supone que haga eso?, no es sencillo. Saben, la fotografía es otra de mis pasiones. No me alcanzaría esta habitación para colocar todas las que tengo; no solo de nosotras, sino de rostros, la mayoría de desconocidos. Cuando alguno me impresiona lo atrapo en mi lente, así se queda congelado en el tiempo; ni el paso de los años puede destruir ese instante que jamás volverá a repetirse. ¿Me permites fotografiarte Scotty?
Valens se volvió confuso hacía Lilly, aquella muchacha definitivamente era extraña.
- No creo que sea buena idea Kate, además estamos aquí por asuntos oficiales.
- ¿Me dejas fotografiar a tu compañero Lilly?
- No necesita mi permiso, si él desea hacerlo está bien.
- Él te importa, y aunque tus labios digan una cosa, tu mirada dice todo lo contrario. Estas deseando darme un buen golpe - Lilly no había sido conciente hasta ese momento que mantenía las manos apretadas sobre los brazos de la silla en que estaba sentada.
- Lo siento Kate - le dijo Scotty - no me agradan mucho las fotografías, las mías quiero decir.
- ¡Lastima, tienes unos ojos muy hermosos! - en fin, no siempre se gana.
Scotty se apresuro a sacar su libreta y esperó a que Lilly empezara con las preguntas.
- ¿Cuándo viste a Helen por última vez?
- El día que murió, recuerdo que la ayude a elegir lo que se iba a poner para el trabajo, ese día tenía una entrevista importante. Le gustaba consultarme sobre su ropa, siempre me pedía que le acompañara cuando iba de compras, decía que tenía un gusto excelente para estas cosas. Si eso era cierto lo tenía solo para ella, porque como pueden ver para mi no me funciona muy bien.
Valens no pudo evitar sonreír con el comentario de la joven, realmente vestía bastante mal.
- Tú vistes muy bien, ¿te importa dar una buena impresión? - Kate seguía sin apartar los ojos de Valens.
- ¿Sabes si iba a hacer algún retiro importante aquel día? - Lilly corto rápidamente a la joven, estaba empezando a cansarse con las insinuaciones de Kate.
- No que yo sepa.
- Hoy visitamos a tu madre, tenemos una noticia no muy grata que darte.
La actitud de la muchacha cambio por completo sus ojos dulces se volvierón hostiles, ya no miraba a Scotty, ahora estaba concentrada en Rush.
- No me interesa lo que pueda decirme de... esas personas.
- Tu padre murió hace un año.
Por unos segundos una sombra de dolor cruzó por sus ojos, pero se sobrepuso de inmediato y las lágrimas nunca llegaron a ellos.
- ¿Qué sucedió con tus padres Kate para que los odiaran tanto?, porque Helen tampoco parecía quererlos.
La mirada de la joven estaba cargada de rabia, su delicada mano jugaba con una pesada bola de cristal que usaba a manera de pisapapeles. Ambos detectives se pusieron alertas, por un momento pensaron que iba a lanzar aquel objeto sobre ellos, específicamente sobre Lilly, porque era ella de quien no apartaba los ojos.
- ¡Deja eso en su lugar Kate! - le dijo Valens.
- ¿Qué te asusta? que lo arroje sobre tu "amiguita". No temas, ya ves, todo está bien - le dijo, mientras volvía a colocar el pesado objeto en su lugar - ¿Quiere saber por qué los odiábamos tanto? Bien, cuando mi hermana cumplió 14 años mi padre empezó a abusar de ella, yo los sorprendí una noche. Lo hacía casi a diario, siempre escuchaba los gritos apagados de Helen, y cuando ese pervertido se marchaba yo corría a su habitación. Siempre la encontraba mordiendo su almohada para que su llanto no se escuchara, ella me gritaba que la dejara sola, pero nunca le hacía caso. Al final terminaba abrazándose a mí, mientras repetía una y otra vez - Él no va a tocarte, no pondrá sus sucias manos sobre ti jamás. Sabes, pronto nos largaremos de aquí, muy pronto Kate.
Lilly estaba conmocionada al igual que Valens, aquello era terrible de escuchar.
- ¿Y tu madre Kate?, ¿ella no sabía lo que ocurría?
- Por supuesto que lo sabía, pero no movió un dedo por defender a Helen, más bien parecía odiarla. Actuaba como una amante despechada, como si mi pobre hermana le hubiera arrebatado los favores de... ese cerdo.
- Y no pensarón en denuciarlo al Tribunal de Menores - le dijo Valens.
- Kate tenía catorce años y yo nueve, nos hubieran llevado a algún refugio y luego dado en adopción. Con toda seguridad nos hubieran separado y ninguna hubiera podido soportar aquello - cuando sus ojos se fijaban en Scotty su mirada se suavizaba, volvía a adquirir esa dulce tristeza que le era habitual.
- Así que al año siguiente Kate robo dinero del supermercado donde trabajaba y nos largamos. Ese día dejamos todo atrás, esa tarde de mayo nuestros padres murieron para nosotras. Nos mantuvimos como pudimos, con los empleos que Helen podía conseguir. Ella era la inteligente y fuerte, nunca dejo de estudiar, era lo mismo que siempre me decía: "Sin educación no eres nada Kate, debes dejar de soñar tanto. La vida no nos espera", y yo aprendí bien la lección. Ella consiguió un excelente empleo y me ayudo con mis clases de piano, todo lo que soy se lo debo a ella. Eso es todo, fin de la historia.
- Kate, solo algo más, ¿cómo te llevabas con las amigas de tu hermana? - le dijo Valens deteniéndose ante la puerta.
- Con Anne todo iba bien, pero Samantha era insoportable. No se comportaba a la altura de su profesión; imaginen una abogada borracha y promiscua, por eso no me agradaba que Helen saliera con ella.
- Pero eso no parecía molestarle a Helen.
- Por el contrario, a veces pienso que esa forma de ser de Sam, era lo que precisamente más quería mi hermana de su amiga. Vivía a su manera, los convencionalismos sociales no estaban hechos para ella. Ahora que está muerta finalmente la puedo entender, vivió como muchos quisieran y no se atreven... quisiera tenerla frente a mi y decirle que siento haberla tratado tan mal.
Ambos se quedaron de pie sin decidirse a retirarse, finalmente salieron en silencio, dejando a la joven con las lágrimas empapando sus mejillas. Había levantado las piernas y se rodeaba las rodillas con los brazos, hundiendo su bello rostro en su regazo.
- No podemos dejarla así Lil.
- Haré algunas llamadas, veré que pueda acompañarla a casa alguna amiga.
Jhon Lynch
- ¿Señor Lych?, soy la detective Miller y él mi compañero, el detective Vera.
- Me imagino por qué razón están aquí.
- ¿Nos permite pasar? - le dijo Vera.
El hombre les hizo pasar a la casa y de allí los condujo a una pequeña oficina de medianas dimensiones. Parecía tener prisa por deshacerse de los detectives.
- He tenido a la policía por casi dos años por aquí; pensé que el caso se había cerrado.
- Hemos encontrado nueva evidencia para reabrirlo - le dijo Miller.
- No sé que de nuevo pueda decirles, todo debe estar en los informes de los que hicieron la investigación. Es algo doloroso de recordar. Solo quisiera que encuentren al culpable, para poder seguir viviendo y finalmente cerrar esa puerta.
- La noche antes de su muerte se reunieron en su casa ¿no es así señor Lych?
- Sí, solían reunirse los viernes en la casa de alguna de ellas. Yo me iba a pasar el rato a algún bar con los amigos para dejarlas en paz.
- Sí, debe ser molesto un grupo de mujeres cotilleando, pero me imagino que después de todo eran de su agrado - le mencionó Kat.
- Helen era una dama, pero Samantha me era insoportable, una zorra borracha sin escrúpulos - Vera y Miller se miraron entre sorprendidos y extrañados por aquel lenguaje áspero que no parecía coincidir con un hombre como aquel - había intentado enredarse con algunos de mis amigos, se comportaba como una puta barata. Muchas veces intenté alejar a Anne de su compañía, pero ella la quería demasiado.
- ¿Y con usted nunca lo intento? - le dijo Vera con sarcasmo.
- Nunca se atrevió, por lo menos en eso respetaba la amistad con Anne.
- No entiendo bien en que le molestaba que Samantha se involucrara con sus amigos. Se trataba de su vida - a Miller le molestaba ese tono despectivo con que se refería a ella.
- Trabajo en diseños publicitarios para firmas importantes, no era precisamente apropiado que se me asociara de alguna forma con una mujer así.
- Moore era una abogada importante - volvió a hablar Miller a quien cada vez le simpatizaba menos aquel hombre.
- De qué le servía eso. Todos la trataban con mucho "respeto", pero había que oír las cosas que decían de ella cuando volvía la espalda.
Miller, retrocedió algunas páginas de su libreta de notas.
- Los informes dicen que usted fue sedado con una dosis alta de un narcótico, metadona específicamente. ¿Recuerda haber bebido o comido algo inusual aquella noche?
- No suelo comer fuera de casa, y los bares a los que voy son de confianza. He ido a ellos por años sin que se presente ningún problema.
- El día en que fue asesinada su esposa... el 17 de diciembre, ¿recuerda algo inusual?
- Fue un día normal, ella regreso del trabajo a la hora de siempre. Siempre la esperaba con la cena lista. La mayor parte de mi trabajo lo hago en casa, por eso yo solía encargarme de algunas de las labores domésticas. Estaba algo alterada, no recuerdo haberla visto así antes. Cenamos y luego me dijo que estaba por ocurrir algo importante en su vida, fue a la cocina y regreso con una botella de vino muy caro, recuerdo que nos habíamos prometido que solo la abriríamos cuando de verás ocurriera algo trascendental en nuestras vidas; pensé que finalmente habían aprobado nuestra solicitud de adopción, ella tenía problemas para quedar embarazada, o quizá había obtenido un ascenso, pero no se trataba de nada de eso. Aquella noche se comportó de una manera extraña; quise recoger la mesa, pero me dijo que eso podía esperar, nos sentamos frente al fuego de la chimenea y ella me alcanzó mi copa.
- ¡Por los días buenos John!, porque alguna vez pensé que era la mujer más afortunada del mundo, me diste lo mejor que alguien como tú podía entregar a una mujer. Debe haber sido difícil para ti, y yo debí preocuparme menos de las apariencias y haberte dejado en libertad. Perdóname John, ¡brindo por tu felicidad, seguro te la mereces!
- No entiendo nada de lo que dices Anne.
- Claro que lo entiendes, pero eso ahora no importa ya, ¡vamos, hasta la última gota!
- Eso fue lo que sucedió detectives.
- ¿De veras no sabe a qué se refería su esposa con aquello de "no preocuparse de las apariencias y dejarlo en libertad" ? - le dijo Nick, que se había plantado frente al hombre. Mire Lynch, puede contarnos usted toda verdad o la averiguaremos por otras fuentes.
Lynch pareció dudar por unos instantes, pero luego su rostro volvió a tomar ese aire de resolución.
- No sé de qué estaba hablando detective.
- Lástima, pero si usted lo quiere así. Salgamos Kat, ya no hay nada más que averiguar aquí. Tenga mi tarjeta, tal vez en algún momento se le refresque la memoria. Buenas tardes Lynch, no sé porque tengo la sospecha que nos volveremos a ver muy pronto.
El hombre se los quedo observando de pie a un lado de la pista, hasta que Vera lo vio convertirse en un pequeño punto a través del espejo retrovisor.
- Ese hombre miente tanto que no sé dónde empieza la verdad y termina la ficción - dijo Kat.
- Siempre que quieras información, ve en busca de ella en los bares; hablo de que iba a pasar el rato con los amigos cuando la esposa estaba reunida. Averigüemos por allí, por esta zona abunda la vida nocturna, pronto daremos con el bar predilecto de Lynch.
Will trataba de echar mano de toda su paciencia mientras escuchaba a la recepcionista del Robert Halft Legal relatar todos los chismes sobre la vida de Samantha Moore.
- Oh, aquella Samantha era una verdadera zorra, no me sorprendería que se hubiera acostado con la mitad de los abogados que trabajan aquí. No le importaba si estaban casados o tenían novia.
Jeffries observaba a aquella mujer, según recordaba por la fotografía de Moore, ella había sido bastante atractiva y popular, el blanco de las envidias de las menos favorecidas.
- ¿Sabe si tenía alguien en especial, un novio...?
- ¿Novio?, novios querrá decir usted, aunque había alguien con quien se veía con bastante frecuencia, parecían llevarse muy bien. Frank Donovan, todavía trabaja con nosotros. Su despacho está en el piso seis, si desea hablar con él.
- Muchas gracias señorita Galler.
El detective tomó su saco y salió volando del lugar rumbo al lugar que le había indicado.
- ¿Señor Donovan?, detective Jeffries de homicidios, quisiera hablar con usted sobre Samantha Moore.
El hombre no pudo evitar que su turbación al escuchar aquel nombre se evidenciara.
- Hace tanto que no escuchaba ese nombre, hace algunos años estaba en boca de todos - en la voz del hombre no había molestia o ironía, más bien algo cercano a la nostalgia.
- Sí, ya me han informado que era bastante "conocida".
- Debe haber hablado con esa arpía de Galler, ¿verdad?, esa mujer siempre tuvo envidia de Sam, en realidad muchas se la tenían. No crea todo lo que le ha dicho sobre ella, Moore era una de las mejores abogadas de este lugar; inteligente, hábil, pero sobretodo audaz, iba mucho más allá que algunos hombres. Algunos no soportaban que ella triunfara allí donde ellos habían perdido. Siempre parecía tener un punto de vista fresco y novedoso, algo en que nadie más había reparado. Fue por eso que se gano esa fama, todos aquellos mediocres no podían creer que ella estaba donde estaba por su propio mérito y echaban mano de las mentiras; claro, una mujer hermosa como ella tenía por fuerza que haber dormido con todos para ascender.
- Por sus palabras entiendo que la apreciaba usted mucho.
- No solo le apreciaba, yo... amaba a Sam, pero ella era de aquellas mujeres que no han nacido para atarse a ningún hombre. Aman su trabajo y su independencia por encima de cualquier cosa.
- ¿Samantha sabía lo que sentía por ella?
Frank Donovan
- Un día que salimos a tomar unas copas, ella estaba un poco callada. En ciertas ocasiones se ponía así, nunca supe cuál era la razón de su tristeza; me consideraba su mejor amigo, y sin embargo sé bien que ignoraba muchas cosas sobre ella. Le tomé la mano y le dije: Samantha, no voy a hacer un discurso porque se que no te gustan las cursilerías, simplemente quiero decirte que te amo. Ella me miró con sus enormes ojos oscuros, sonrío, me dio un beso lleno de ternura y comenzó a dejar vagar su delgado dedo por el borde de la copa, parecía que buscaba qué decirme sin lastimarme.
- Frankie, tú me conoces como nadie, solo tú sabes quién soy realmente. Eres el único que ve más allá de esto - me dijo haciendo un vaivén con la mano señalándose a sí misma - muchos creen que solo soy una puta sin cerebro, pero eso no es cierto. He dormido con algunos, no lo niego, pero no porque deseara lograr algo con ello, lo hice porque me apetecía hacerlo. Las cosas que realmente me importan las obtengo usando mi talento no mi cuerpo. Mi querido amigo, yo no soy mujer para ti, tú quieres un hogar, hijos, una familia; yo no quiero nada de eso, yo solo quiero alcanzar todo lo que alguna vez soñé.
- Te quedaras sola Sammy.
- Si el precio de mis sueños es la soledad, pues lo pagaré. Crecí en los peores barrios de Brooklin, nadie creía en mi Frank, ni siquiera mi propia familia; pero eso no me derrumbaba, al contrario, me daba más fuerzas para seguir. Cada insulto, cada desprecio, cada escupitajo, era un peldaño más que subía. Fregué pisos, serví tragos en bares, fui mensajera; creo que fui un poco de todo, pero cada noche estudiaba y un día me desperté de tanta pesadilla... lo había logrado.
- Es la primera vez que me hablas de esto - nunca como antes admiré a la mujer que tenía frente a mí, ni la ame como en esos momentos.
- ¿Para qué contarlo?
- Todos esos bastardos que hablan de ti, y hasta se atreven a decir que se han acostado contigo deberían saber quién eres.
- Que hablen cuanto quieran Frank, yo sé lo que soy y es lo único que importa - Sam extendió su mano y yo me apresuré a tomarla en las mías, sabía que no tendría su amor, pero tenía su respeto y el respeto de una mujer así vale mucho, ¿no lo cree detective?
Jeffries estaba sorprendido, no se esperaba una historia así, creía que iba en busca de una zorra y se encontró con una heroína anónima.
- Sí, me bastaría el respeto de una mujer como ella. Pero dice usted que en ocasiones estaba triste.
- Algo le amargaba la vida, pero nunca menciono nada sobre ello. Cuando insistía me miraba con una mezcla de cansancio y amargura. "No querrás saberlo Frankie, en verdad no querrás saberlo," me dijo una vez, desde entonces no volví a preguntarle más sobre aquello.
- ¿Cuándo la vio por última vez?
- Un día antes de que muriera - el hombre no pudo evitar que unas lágrimas se deslizarán por su rostro.
- ¿Noto algo extraño en ella?
- ¡Nada!, fui tan estúpido como para no ver nada. Estaba más alegre que de costumbre, no cesaba de contar los días para tomar sus vacaciones. Decía que serían las mejores de su vida.
- ¿Nunca le pregunto dónde pensaba ir, o en qué pensaba utilizar su tiempo libre?
- Ya le dije que cuando Sam quería podía decir mucho sin decir nada realmente. El día antes que saliera de vacaciones recogió todas sus cosas, aquello me extraño mucho.
- Sam, te vas por unos días, cualquiera diría que no piensas regresar, ¿qué necesidad tienes de cargar con todo eso?
- Hum, es que todo va a ser distinto cuando regrese, no quiero nada de estas cosas en mi renovada oficina.
La ayude a llevar sus cosas al auto. Me dio un abrazo fuerte, me beso de nuevo en los labios, se subió al coche y agito su mano despidiéndose de mí.
- Te quiero mucho Frankie, eres mí mejor... no, eres mi único amigo.
El hombre ya no podía disimular más su dolor y se cubrió el rostro con las manos.
- Perdone detective, pero quise mucho a Samantha y el saber lo que hizo y no haber podido ayudarla. Si solo me hubiera dicho qué la agobiaba tanto... tal vez no estaría muerta ahora.
- No tiene que sentirse culpable de nada Frank, ella lo quiso así. Por mucho que amemos a alguien no podemos estar con ella a todas horas para protegerlas - Will se sentía conmovido, recordaba la muerte de Mary y cómo tampoco él pudo hacer nada para salvarla - Samantha lo quería, eso debe ser su consuelo. Frank, no podemos salvar a quien no desea ser salvado y ella ya había decidido su destino. Sé que es doloroso, pero necesito hacerle algunas preguntas más.
- Dígame qué necesita saber detective.
- ¿Conocía a las amigas de Samantha?
- Claro, ¿se refiere a Anne y Helen? Desde que se conocieron aquí se hicieron inseparables, las veces que iba a casa de Sam en viernes, solía verlas. Eran muy agradables ambas y ella se sentía a gusto en su compañía, era de las pocas veces que la veía realmente feliz.
- ¿Así que se conocieron aquí?
- Si, el departamento de informática necesitaba hacer unas instalaciones nuevas y enviaron a Anne como especialista en redes. Sam pasaba mucho tiempo en esa área buscando información para sus casos. Con Eselvier ya teníamos una relación de años, ellos se encargaban de la publicación de muchos de nuestros artículos y escritos, así conocimos a Helen.
- ¿Y al esposo de Anne, John, lo conocía también?
- Nunca se quedaba a charlar conmigo, solo dejaba a su esposa y se marchaba, regresaba después de unas horas a recogerla. No es un tipo que me agrade mucho sinceramente.
- ¿Por qué razón?
- Apenas fijaba sus ojos en mí cuando cruzábamos algunas palabras, y ya sabe lo que se dice, quien no mira de frente es porque algo esconde.
- Bien Mark, le dejo mi tarjeta por si recuerda algo más. Gracias por su tiempo.
Galler no levanto la mirada, y Will salió en silencio del despacho del abogado. A menudo le quedaba un sabor amargo cuando tenía que remover asuntos dolorosos del pasado de las personas, pero ese era su trabajo, encontrar la verdad.
- Así que nuestra chica fácil no lo era en absoluto, ese hombre Donovan estaba enamorado de ella, fue bastante duro para él recordar lo del suicidio de Samantha - comento Jeffries.
- Nick y yo hablamos con Lynch, estoy segura que esconde algo. Samantha no era una persona que le agradara, se expreso muy mal de ella. Nos dijo algo sobre una charla algo extraña que tuvo con su esposa la noche antes de su muerte, parecía que Anne le daba las gracias por algo, y también le pedía perdón; el tipo dijo no saber de qué estaba hablando, pero estoy segura de que miente - Kat hablaba mientras se servía un poco de café.
- A mí en el fondo me sonaba como algo de reproche disimulado. Anne no parece haber sido muy feliz con Lynch, y lo que dijo en ese brindis estaba cargado de doble sentido, no sé, es la impresión que me dio - Nick paseo la mirada por sus compañeros.
- Sí, ahora que lo mencionas tienes razón, su dulce mujercita sabía bien de qué estaba hablando, y creo que John también, aunque diga lo contrario - Kat estaba de pie junto a Vera - tenemos que visitar esos bares y averiguar sobre él.
- ¿Qué tal le fue a ustedes con la hermana? - pregunto Stillman, que había observado el aire ausente en el rostro de Lilly.
- Es una chica algo extraña, aunque no le faltan razones para serlo. Con un padre abusador y una madre que mira para otro lado mientras todo ocurre frente a sus ojos, no es para hacer de alguien una persona equilibrada. Y ahora que ya no existe el único apoyo que tenía, esta completamente sola. Tampoco parecía simpatizar mucho con Samantha, aunque al final de la conversación cambio de opinión. No hizo ninguna referencia al esposo de Anne - era Scotty el que había respondido a la pregunta del teniente.
- Kate no es tan inocente como aparenta. Parece una muchacha tranquila, pero por momentos da la sensación de que te fuera a saltar encima - Lilly seguía con la mirada perdida en algún rincón de la amplia oficina - hay algo en ella que me inquieta.
Scotty la miro sorprendido, a él no le había dado esa impresión; por el contrario le parecía una joven dulce y triste. O sería que Lil estaba celosa por las atenciones que Kate le había demostrado
- Hablaré hoy mismo con Raimond de Jersey, hay razones suficientes para reabrir el caso, no dudo que este dispuesto en poner a nuestra disposición la información que necesitemos sobre el suicidio de Moore. Es muy probable que los tatuajes se los hicieran en Kensington; Lilly y Kat, vean que pueden averiguar, también investiguen los bares, es importante dar con el que frecuentaba Lynch; Nick, ve que puedes averiguar en la Eselvier, supongo que alguien tendrá algo que decirnos sobre Helen; Scotty y Will ustedes vean que encuentran en la Comcast Cable sobre Anne Evans.
- ¿Lil, todo está bien?
- Todo bien, solo estoy un poco cansada jefe.
- ¿Qué te sucede Lilly?, sé que algo te molesta.
- Ya hice la llamada para que no pierdan de vista a Kate, una amiga la acompañara hasta su casa.
- Me parece bien. En el estado en que se encuentra es mejor que esté acompañada.
- Ella te interesa especialmente, ¿no es así Scotty?
- Una persona deprimida es vulnerable, puede cometer cualquier tontería, eso es lo único que me interesa de Kate.
- Parece que has impresionado a esa chica, no te quitaba los ojos de encima.
- Lilly, solo existe una mujer en mi vida en estos momentos y tú sabes bien de quién se trata. Esta conversación es absurda.
- Algo anda mal en la cabeza de esa mujer, ve con cuidado Scotty.
- Siempre voy con cuidado Lil.
- Tenemos por delante un largo día, y encima me toca ir solo y a la Eselvier, ¿qué va a hacer alguien como yo entre tantos libros? - se quejo Vera.
- Quizá te venga bien leer alguno, o puede que encuentres una linda editora... uno nunca sabe - le comento Kat haciéndole un guiño.
- Ustedes dos, van con unas caras ¿Acaso han tenido alguna discusión?
- No es nada de eso Kat, estamos centrados en el caso, no hay mucho tiempo para otra cosa - respondió Lilly.
- Sí claro, y mañana nos subirán los sueldos a todos. ¡Vamos chicos!, me alegra que nos hayan asignado a lugares diferentes, así podrán pensar un poco. Lo de ustedes es importante, tendrán sus momentos malos, toda relación los tiene...
- Gracias por preocuparte por nosotros Kat, pero... - Valens se detuvo, no quería soltar una de las suyas, a menudo podía ser muy áspero cuando estaba enojado.
- ¡Entendido!, no metas las narices donde no te llaman - Nos vemos Scotty, vamos Lilly, tenemos bastante trabajo.