17 mayo, 2009

El último vals

Mis queridos amigos a lo largo de estos casi tres años he podido compartir a su lado momentos maravillosos, imposibles de olvidar. Desde aquel 19 de setiembre del 2006, en que empecé a escribir; de la misma forma desordenada, apasionada, distraida, tal como soy yo... han transcurrido casi tres años. Tres años de compartir alegrías, solidaridad, tristezas, locuras.
Han sido los mejores años y meses de mi vida.

Un angelito me abrió la puerta de este cielo y en el encontré gente maravillosa, de la que aprendí tantas cosas. Fue él quien acogió un poema mío lo publico, me regaló una rosa y atrapo mi amistad por siempre. Después fueron llegando muchos otros: niñas con campos de girasoles, comprometidas con el medio ambiente y la lucha por salvar una de las más hermosa especies que habitan nuestros océanos: las ballenas; hadas de alas transparentes, soñadoras y generosas; amigos que nos permitían estar al tanto de las noticias de nuestros inolvidables vaqueros; taberneros con copas de vino dulce siempre listos a derramarlos en nuestros corazones; vaqueros de historias maravillosamente escritas; mares del norte, siempre con poemas que sacudían el corazón; Cabos enigmáticos con frases que podían llenar todo un tiempo; brillantes informantes de los que aprendí más acerca de arte, literatura, fotografía; caballeros que me invitaron a beber una cerveza dorada y a bailar un tango, angelitos oscuros de almas luminosas cuyas letras estaban hechas de trozos de corazón; sabias escritoras que no necesitaban apenas dos líneas para causar una revolución... y al final una coleccionista de canciones, que juega con una estrella de mar.

Cómo olvidar todo aquello...


Ahora mi unicornio azul se ha marchado, espero que no para siempre. He querido reemprender las aventuras de nuestros amigos Greene y Douglas, pero me siento al ordenador y todo esta en blanco. Nada acude a está cabeza mía... será que he perdido el don de conectar mi corazón al teclado.


Un !Hasta siempre! suena siempre mejor que un adiós. Yo sé que la luz vendrá de nuevo y iluminará cada rincón. Volverá la primavera y su calor, su olor de azahares y rosas, su explosión de colores y vida... y yo retornaré con él.
Los quiero, porque son un pedacito de mi corazón, los recuerdos quedan porque nadie nos los puede arrebatar.
Les dejo mis poemas, mis relatos, mis cuentos, mis eclipses, mis regalos y mis locuras... les dejo mi vida.

Hoy estoy buscando la mejor manera de decirles hasta pronto y al mirarles siento que el dolor despierta en mi corazón. Hoy mis ojos miran como tantas veces este otoño gris. Hoy te estoy pidiendo que a pesar de todo sean felices.
Cuando en la mañana el sol les despierte, recuérdenme y si están cansados de sentirse solos, piénsenme, que yo estaré siempre con ustedes.




Música: "El últimos vals" La Oreja de Van Gogh
Letra: en cursiva José Luis Perales