30 junio, 2007

Cuando un amigo se va


Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.

Cuando un amigo se va
una estrella se ha perdido
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.

Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
y se empieza a revelar
el duende manso del vino.

Cuando un amigo se va
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.

Cuando un amigo se va
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.

Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Alberto Cortéz

Para tí mi querido José, en espera que algún día quieras volver.


26 junio, 2007

Bravo


Como cada año, la bandera multicolor que simboliza el orgullo gay desfilara por las calles de todo el mundo en la celebración del Día del Orgullo Gay. Se celebra el 28 de junio, fecha que conmemora los disturbios de Stonewall ocurridos en Nueva York en 1969, acontecimiento que marcó el inicio de una mayor liberación homosexual.
Está canción la halle hace tiempo ya, cuando vagaba por los azules tonos de "La Hoguera"; tiene una letra muy hermosa.

Bravo por todos aquellos que defienden su forma de sentir y viven de acuerdo a ella; bravo por los que desafian las burlas, los insultos, las murmuraciones; bravo por aquellos que tienen el valor de cambiar una vida incompleta y gris para vivir al lado de quien aman.


Vuela
que esta tarde ha salido el arco iris
y la lluvia se ha llevado al enemigo
que ya nadie tiene ganas de insultarte
que hace tiempo ya
que de un tiempo a esta parte
se suman los amigos

vuela
y a la mierda los disfraces y los muros
los armarios los silencios los pasillos
vuela porque ya por fin tenemos alas
vuela porque más allá de tu ventana
tienes mundo construido

bien
esta noche volaré
te juro que volaré
te juro que volaré

ya
surco el cielo sin temor
y no pediré perdón
y no pediré perdón

bravo por todos esos amigos
que me quieren ver contigo
que contigo me ven bien

bravo por todos esos amigos
que me quieren ver contigo
que contigo me ven bien

bravo
que esta tarde ha salido el arco iris
y la lluvia se ha llevado al enemigo
bravo porque sale el sol por la mañana
bravo porque estás muy bueno en la ventana
y más cuando quedas conmigo

bravo
por los que sufrieron lo que no he sufrido
y por todos los que hicieron el camino
bravo por el verde que te quiero verde
que en algún lugar mi Lorca sigue vivo
y te grita sé valiente.

bien
esta noche volaré
te juro que volaré
te juro que volaré
ya
surco el cielo sin temor
y no pediré perdón
y no pediré perdón

bravo por todos esos amigos
que me quieren ver contigo
que contigo me ven bien
bravo por todos esos amigos
que me quieren ver contigo
que contigo me ven bien



http://www.andreslewin.com/letras.php?id=4

Gonzalo Lasheras: guitarra acústica y eléctrica Tito Dávila: piano Wurlitzer, Hammond y coros
Pedro Barceló: batería
Marcelo Fuentes: bajo
Nacho Sáenz de Tejada: Theremin y pandereta
Andrés Lewin: voz

25 junio, 2007

Después de la batalla


Sé cuanto admira mi querida Dalia a Alejandro Magno, hijo de Filipo, conquistador de un vasto imperio. Y cuanto gusta de Jared, hice una mixtura, un regalo algo tardío...


Alejandro a Hefestión

Ven amado mío,
olvida en mis brazos el fragor de la batalla
Despójate de ese escudo,
que mi pecho es tú escudo ahora.

Deja a las puertas de la tienda
inútiles abrigos
Afuera hace frío
aquí dentro el aire es pira ardiente.
Me basta ver tú cabeza hermosa
asomarse entre los pliegues,
para que el corazón retumbe bajo la carne.

Y ya no deseo otra cosa
que sentir tú piel tendiéndose como velo suave
sobre la mía.
Acariciar tus cabellos oscuros, tan suaves,
ondas serenas de un mar insondable
Deja que rompan amado mío
tus olas negras, en mis labios, en mi rostro.

Posa tus labios perfectos en los míos sedientos...
sube a mis ojos, baja a mi cuello,
desciende a mi pecho
y desciende y desciende...

Llévame a los Campos Elíseos
o arrastrame a el Tártaro;
que si tengo tú rostro bello,
y tu cuerpo, sobre el mío, palpitando de deseo,
poco importa el lúgubre rostro de Caronte.

Que en tu ímpetu fiero, cielo e infierno se confunden.
Que no conozco más ambrosía
que la que mana de tu boca.
Que soy un torturado Tántalo,
siempre bebiendo de ti y siempre sediento.
Mi cuerpo sin miedo he ofrecido en mil combates
Al ejército de Dario he doblegado,
Y he aquí que ante las columnas
de tus muslos dorados
me rindo y arrojo mis inútiles armas.
Ven al lecho amado mío,
a gozar las delicias que te ofrezco;
deja a un lado escudo y peto,
ropas y sandalias.

Llega sin atavío alguno a mis brazos,
no cierres esos divinos lagos,
no pronuncies palabra alguna,
toma mi mano febril y
emprende conmigo ese camino
que a pocos mortales ha sido revelado.

Hefestión, amado mío...

¡Ya no tardes.!

23 junio, 2007

En el aula

Mi dulce Tesalia, quiere que cuente alguna anécdota... mmmm, que lo gracioso no es mi fuerte, pero allí van un par de cosillas que me ocurrieron cuando estudiaba, ojalá les dibuje por lo menos una sonrisa.

Era la clase de Psicología del Trabajo, formaba parte de la curricula de la carrera de Contabilidad, bueno, para variar, aquí su amiga andaba encandilada con el profesor. Y allí me tenían siendo la más entusiasta y la número uno de la clase. En uno de los trabajos de campo, tuvimos que hacer unas entrevistas en algunos colegios del estado y luego hacer las respectivas evaluaciones y conclusiones. Todo lo grabamos en una cinta, que serviría de soporte para la exposición. El día que tuvimos que enfrentar a la clase... ya bastante soñolienta después de escuchar cerca de siete u ocho grupos. Pues que a mí no se me ocurrió mejor forma de abrir el tema que poniendo como fondo la Quinta Sinfonía de Beethoven, que como todos sabemos tiene un inicio inesperado, son esas cuatro notas que denominan "la llamada del destino". Bueno, decir que desperté a la clase de su letargo, es poco... hasta hice saltar de su asiento a mi querido profesor. De allí en adelante, tuvimos al público cautivado.
Obtuvimos una excelente calificación, y mientras fui alumna de Manuel (que así se llamaba el profesor), siempre me sonreía. No era lo que esperaba, pero al final... no pase desapercibida.

Y bueno la segunda anécdota, otra vez una clase, esta vez era un curso libre de Finanzas; mi compañero y yo habíamos trabajado en varios cuadros... en estos las cifras iniciales y los textos se mantenían iguales, solamente variaban los de las últimas filas. Así que tuvimos la... cómo podría llamarle... bueno la absurda idea (para no trabajar tanto) de dejar como "master" el cuadro inicial y solamente agregar tiras de papel con las cifras que variaban al final, poniéndolas una sobre otra; con la finalidad de moverlas conforme avanzábamos en nuestra exposición. Mientras yo hablaba y el movía las tiras de papel...ya empezaba a apretar los labios para evitar sonreír; pero cuando yo tuve que ir sacando las dichosas tiras, y ver como se amontonaban como serpentinas en el suelo. Pues ya, que la soberana risa tomo su reino por completo... Dios, que vergüenza, no podía parar de reír; me parecía tan ridícula aquella situación, y el pobre de mi amigo que me miraba con brillo asesino en los ojos. Al final, pude contenerme... los profesores me miraban extrañados...atribuyendo mi risa a algún acceso de "locura temporal" o a que había sido traicionada por los "nervios". Al final, aprobamos el curso y me reconcilie con mi compañero... pero eso sí, nunca más quiso volver a trabajar conmigo. ¿Por qué habrá sido, me pregunto?

Y en vista de que no hay más peticiones cierro este ciclo, agradeciéndoles de todo corazón por sus ideas y sus comentarios. Me han hecho remover recuerdos, no siempre tan alegres; buscar información de aquí, de allá y de todas partes, como dice mi Dalia y echar a andar la imaginación. Espero haber cumplido con sus expectativas y gracias de nuevo.

22 junio, 2007

Secretos marinos

Nuestro querido Angelito quiere una historia de "miedo". Pongo este relato, que forma parte de las llamadas "leyendas urbanas", agregándole un poco de... ¿realidad a la ficción o de ficción a la realidad?.
Porque, por muy leyenda que sea, tiene que sostenerse en algo... creo yo.
El fantasma de la guerra se extendía por todo el mundo. No solo se veían involucrados los paises beligerantes; sino todos aquellos que de una u otra manera mantenian relaciones comerciales con estos.
Alemania sufría el bloqueo comercial por parte de Gran Bretaña, y esto afectaba indirectamente a los peruanos, cuyas maquinarias de origen alemán necesitaban de repuestos que debían adquirirse en ese país. Esto perjudicaba enormemente a la industria nacional.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Perú se vió involucrado de manera indirecta. El accionar de la Marina de Guerra peruana se limitó a la protección de la zona del litoral, rica en recursos energéticos.
La guerra fue declarada por el Perú a los nazis, luego de la entrada al conflicto por parte de Estados Unidos, como consecuencia del ataque de Pearl Harbor.


Algunos barcos alemanes habían lograron eludir el bloqueo, pero al enterarse de la declaración de guerra, huyen de las costas peruanas para evitar ser confiscados. Pero uno de ellos, ubicado en las cercanías de la isla de San Lorenzo; frente al asedio de los buques peruanos y ante la imposibilidad de escapar, decide hundirse con toda la tripulación.

Al parecer está determinación fue tomada de forma unilateral por el capitán de la nave y ninguno de los tripulantes sabía lo que iba a ocurrir.
Cuando las noches son claras y despejadas, libres de esa pesada niebla que suele rodear la costa en las temporadas invernales. Desde el muelle se puede abarcar el horizonte y en el, las islas, cada una con su propia historia. Una de ellas, El Frontón, fue hasta hace poco un presidio; la otra, San Lorenzo, visitada desde tiempos antiguos por su riqueza guanera.
Cuentan los pescadores del lugar que en estas noches, iluminando las oscuras aguas, pueden verse luces que parecen surgir de la nada. Todas estas dispuestas de forma tal, que cualquier observador diría que allí está anclado un barco. De pronto estas luces empiezan a parpadear de manera desesperada, como si quisieran enviar un mensaje de auxilio a la costa. Cuenta la leyenda que esas luces pertenecen al barco alemán hundido y que no son otra cosa que las almas de todos aquellos infelices que claman por escapar de aquella prisión de hierro y agua.
Apuntes históricos:
Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial en el Perú- Hilda, El Mundo Perú- Siglo XX

19 junio, 2007

Simplemente, Pedro



Les contaré que desde que le ví, quede prendada de su voz varonil y hermosa; de su forma de ser alegre y despreocupada; pícara e inconstante; de sus roles tan parecidos siempre y sin embargo, tan diferentes. Ah, excepto cuando hizo de un indio sin educación, críado a su libre albredrío, lleno de supersticiones; pero a su vez generoso, pleno de ternura e inocencia: "Tizoc", para mí, una de sus mejores interpretaciones, junto a otra grande del cine méxicano María Felix. De dónde me viene este gusto por las rancheras y los tangos... pués no lo sé.

Allí va con cariño para mi amiguito Devezencuando, alguien de su tierra bella. Ojala esta entrada me quede "bien chida".

Pedro nació el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, Sinaloa, en la calle de Camachín 508, a las 2:30 de la mañana, aunque creció en Guamúchil, donde obtuvo su primer trabajo como mandadero cuando tenía 11 años, Pedro Infante aprendió el oficio de carpintero, pero su vocación por la música no tardó en florecer y al cumplir los 16 años ya formaba parte de la Orquesta La Rabia. Su padre, Delfino Infante, fue su cómplice en esta primera etapa, en la que también fue integrante de la Orquesta de don Luis Ibarra y posteriormente lo llamaron para que liderara la Orquesta Estrella de Mazatlán.Por ese tiempo conoció a María Luisa León, quien sería su primera esposa y la persona que se encargó de inyectarle el ánimo suficiente para que no dejara de solicitar una oportunidad para despegar como cantante. El sueño de Pedro, era viajar al Distrito Federal, donde su intención era estudiar en el Conservatorio Nacional de Música, pues quería ser violinista, pero después de que consiguió un trabajo en la XEB, las cosas empezaron a cambiar. Con la ayuda de directores y productores, así como por su incomparable carisma, se convirtió en ídolo de multitudes y amigo de sus colegas.
A la par que creció como actor, su vida personal fue tomando diversos giros. Casado con María Luisa León, se enamoró de Lupita Torrentera, con quien tuvo dos hijos. Más tarde sostuvo una relación polémica a la vista de la opinión pública con Irma Dorantes, con quien se casó sin haberse divorciado. Con ella tuvo una hija. Uno de los pasatiempos del actor era pilotear sus propios aviones y hacer mucho ejercicio, por lo que construyó un enorme gimnasio en su casa de Cuajimalpa. Pedro también era conocido por el enorme apetito que siempre tenía, pero su espíritu deportista lo hacía mantener intacta su musculatura, aunque su cuerpo no era completamente sano, pues padecía diabetes. Además, contrario a la imagen que proyectó a través del cine, el actor era casi abstemio, lo único que llegaba a tomar era coñac, pero eso sí, se engolosinaba con los postres, en especial con el helado. Era también un hombre bromista; las víctimas de sus ocurrencias iban desde los directores hasta los técnicos y las actrices con las que trabajó. Entre ellas a la que más apreció fue Blanca Estela Pavón, quien irónicamente también falleció en un accidente aéreo.Pedro estuvo marcado por su obsesión por la aviación. Fueron tres los accidentes que tuvo, en el segundo iba acompañado de Lupita Torrentera y aunque ella salió ilesa, a él le tuvieron que colocar una placa de platino en la frente y tuvo que usar un bisoñé. La mañana del lunes 15 de abril de 1957, Pedro Infante abordó el avión matrícula XA-KUN, que él mismo manejaría y que lo transportaría de Mérida a la Ciudad de México. Pero Pedro nunca llegó... la noticia de su muerte corrió como pólvora, dejando desolados a fanáticos y familiares.

Algunas anécdotas:

Tenía un apetito para el Record Guinnes; durante una gira artística a los Estados Unidos en que fue acompañado por el maestro Manuél Esperon, quien cuenta que Pedro fue capaz de almorzar el equivalente a cuatro personas, al punto de tener como público para tal proeza al personal del hotel donde se hospedaban. El menú consistio en 12 huevos revueltos con medio kilo de jamón, dos litros de jugo de naranja, siete panes, dos bizcochos y una jarra de café con leche.
En la escena de la tumba de la abuelita en "Los tres García", en la que Pedro canta y llora, el microfono ambiental se cae accidentalmente y el tiene que improvisar, haciendo muecas de dolor y desplomándose hacía el suelo para no salirse del nivel, el director ordenó que no se cortara la escena, y salio perfecta. Al final todo el staff aplaudio y Pedro literalmente se moría de risa.
Cuando filmó "A toda máquina", interpretaba a un policía, llamado Pedro Chavéz. Cuando el director Ismael Rodriguez, solicito el permiso para la filmación a la Dirección de Tránsito del D.F., en ese entonces a cargo del general Antonio Goméz Velasco, este resulto gran admirador de Pedro... así que dió todas las facilidades al actor para que practicara su personaje con todo y uniforme en las calles de la ciudad. "Pedro Chavéz", en su calidad de agente, levantaba infracciones de verdad y cuando los infractores le reconocían, guardaban la boleta como recuerdo, olvidando el pago de la multa.
Pedro Infante era adicto al deporte y por ende rechazaba cualquier invitación a beber, aunque en el cine mostraba todo lo contrario; la unica vez que se le vió realmente borracho, fue durante una entrega de arieles , llevada a cabo en el centro nocturno "El Patio", en aquella ocasión el estuvo nominado como mejor actor por la cinta "Sobre las olas" y el ganador fue Carlos Lopez Moctezuma... durante la celebración, desahogo su frustación con una botella de cogñac.

Su producción:
A lo largo de 17 años filmó alrededor de 60 películas, entre las que destacan: "Viva mi desgracia", "Cuando habla el corazón", "Los tres García", "Nosotros los pobres, ustedes los ricos", "Dicen que soy mujeriego", "El Seminarista", "Pablo y Carolina", "El mil amores" ,"La vida no vale nada", "Cuando lloran los valientes", "Angelitos negros", "Pepe el Toro" y "Tizoc", entre otras.

Con más de 300 canciones grabadas en tan sólo 10 años y escritas por los mejores compositores mexicanos del siglo XX -como Manuel Esperón, Agustín Lara o José Alfredo Jiménez, por mencionar a unos cuantos- Pedro Infante se ha convertido en uno de los grandes intérpretes de la música popular en español. Canciones románticas como "Cien Años" o "Paloma Querida"; de borracho como "Café con Piquete" o "Con un Polvo y otro Polvo"; tradicionales como "Las Mañanitas"; de amigo celoso como "Qué te ha dado esa mujer"; burlonas como "Mi Chorro de Voz", o infantiles como "El Piojo y la Pulga" o "El Oso Carpintero". Pocos cantantes han encontrado un equilibrio tan preciso entre gracia y sentimiento.

Premios:

Pedro Infante y María Felix en "Tizoc"

En 1947 fue nominado como mejor actor por la Academia de Ciencias y artes Cinematográficas por "Cuando lloran los valientes"

En 1956 recibe el Ariel a mejor actor por la película " La vida no vale nada"

En 1968, después de su muerte, recibió el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín; así como un Ariel, por su actuación en "Tizoc"

Aquí les dejo tres enlaces, no dejen de verlos. Una es "Angelitos negros", con escenas de la película del mismo nombre; la otra "Currucucu paloma", y la tercera son escenas de "Tizoc".

http://youtube.com/watch?v=B_NmoOT602k
http://youtube.com/watch?v=RNcUe24K7r0
http://youtube.com/watch?v=9IJFu6Pn7Uk

Fuentes: Univisión.com
NRM comunicaciones 2005- Programa La más perrona

17 junio, 2007

Hoy quiero confesar

Mi querido José me pidio que dijera como soy en verdad, sin ficciones. Que expulse mis demonios.

"Mirándola, se creía ver un relampagueo de reflejos temblorosos, como los que produce la luz sobre la superficie del agua agitada. Aquella débil criatura, en la cual parecía que el alma estaba como prensada y constreñida dentro de un cuerpo miserable, se ensanchaba y crecía maravillosamente al hallarse sola con su amigo. Junto a él tenía espontaneidad, agudeza, sensibilidad, gracia, donosura, fantasía. Al separarse, parece que se cerraba sobre ella las negras puertas de una prisión"

De: "Marianela" de Benito Pérez Galdós

Siempre me gusto la letra de una canción que interpretaba Isabel Pantoja, que se llamaba así, como el título de esta entrada.

Por si Hay una pregunta en el aire
Por si hay alguna duda sobre mí.
Hoy quiero confesarme
Hoy que me sobra tiempo
Voy a contarles a todos como soy.

Hoy quiero confesar que me gusta
el perfume del jazmín y del azhar;
el olor de la tierra húmeda despues de la lluvia.
Que me gusta el aroma de los duraznos,
de las fresas; del limón y las naranjas.
Que prefiero las rosas entre todas las flores,
pero que sean de tonos muy suaves.
Que la primavera es mi estación favorita;
porque demasiado calor me agobia
y demasiado frío me aletarga.
Que me gustan los olivos, los álamos y los robles.

Que prefiero el azul al rojo.

Hoy quiero confesar que me gustan los tangos,
pero solo cuando los canta Gardel,
que me gustan las rancheras,
en la voz de Pedro Infante.
Que crecí arrullada entre las Danzas Húngaras de Bramhs,
La Sonora Matancera y los Valses criollos.

Que siempre fui una niña solitaria,
que se refugio en mil historias,
de pocas amistades siempre.
Que me faltaron las caricias, los besos, los cuentos
en la noches, los abrazos y los te quiero.
Que me hizo falta pronunciar las palabras:
padre y madre.

Quiero confesar que
un día me di cuenta...
oh espejo...¡tú jamás serías mi amigo!
Que mi adolecencia fue triste;
no tuve baile de graduación
porque no hubo quien emparejara conmigo.
Que en las fiestas era la chiquilla
que siempre se quedaba en un rincón.

Que vivo enamorada de lo hermoso,
Del murmullo del viento,
Del mar y el encaje de sus olas
De las novelas y los poemas
De las notas que brotan del piano y del violín
De las pinturas bellas,
de cualquier época, que atrapen cualquier momento.

Que el amor no ha parado en mi estación.
Que la vida se me ha ido como agua entre los dedos,
que he cuidado de todos, hasta agotarme las fuerzas.
Que ahora sonrío tan poco que me da miedo,
ya no canto en la mañanas,
ya no hay luz en la mirada,
que he guardado el corazón bajo llave,
y sin embargo, la conservo entre mis dedos
sin animarme a tirarla.

Que alguna vez saque cita con la muerte,
que la soledad se va convirtiendo
en mi mejor amiga, en mi aliada.
Que amo el silencio; cuando escribo, cuando leo, al dormir.
Que si alguna vez me lastiman,
y otra vez y otra vez,
las ventanas del pecho se me cierran con candado.
Que nunca deseo el mal de nadie, pero si me lastiman
los prefiero a la distancia.

Que me gusta escribir, más que hablar;
ir al cine por las noches.
Que hay tantas cosas que no me perdono.
Que hay tantos ideales que abandone en el camino
Que he cometido tantos desatinos
Que ya estoy cansada de que me olviden
Que como cualquier rosa, tengo espinas que lastiman.

Que necesito tanto soltar las amarras
de mis caricias dormidas,
dormir envuelta en unos brazos
tibios y fuertes,
besar unos labios que al contacto
con los míos se hagan de fuego.
Que mis dedos rocen el vello suave
de algún pecho
Y luego me quede dormida al compas de sus latidos.
Que el otoño me persigue, que ya me besa los pasos,
y la primavera ya se aleja de mi piel
y de mis ojos...

Que la monotonía es mi asesina,
que me enojo fácilmente,
pero que una sonrisa me desarma.
Si alguien me hace reir
es como el sol de primavera.

Que me gustan los animales,
y aquellos que nacieron libres,
verles siempre libres. No en jaulas ni
siendo espectáculos en los circos.
No muriendo en un plaza, en una tarde de sangre.

Que no tolero que se abuse del más débil;
ni las burlas, ni las humillaciones, ni las mentiras,
ni las injusticias, ni las imposiciones.

Hoy quiero confesar que he llorado mil veces
frente a esta pantalla.

14 junio, 2007

Crónicas de todas las sangres I


Ahora emprendo el pedido más difícil, fue el primero del que me informe y sin embargo, es casí el último que pongo.

Va para mi querido P-jota, espero que le guste y que de alguna forma llene sus expectativas.

No le falta razón a nuestro amigo en afirmar que el Perú es el país de latinoamérica en dónde más razas se fundieron. Desde la llegada de los conquistadores desde España, en 1532; a esta tierra, favorecida por la naturaleza, han llegado árabes, italianos, chinos, japoneses, judíos, alemanes y australianos, por citar los grupos étnicos más representativos. Pero fueron básicamente tres razas las que con mayor fuerza se fusionaron: la indígena, la blanca y la negra.
Hagamos un breve viaje por la historia, y conozcamos algo de aquellos primeros inmigrantes que pisaron tierras peruanas.

Los primeros africanos, llegarón al Perú en calidad de esclavos, arrancados de sus tierras para ser transportados en las bodegas de los buques, en condiciones insalubres, por lo que muchos de ellos morían en el trayecto. Luego eran amarrados y exhibidos para la subasta. Los precios variaban de acuerdo al sexo, la fortaleza, la salud y la edad. Una vez adquiridos por sus "amos", pasaban a formar parte de su patrimonio. Las mujeres eran destinadas a las labores domésticas; los varones efectuaban los trabajos más duros, ya sea en el campo o en las zonas urbanas (estos iban desde el trabajo en los ingenios azucareros o en los campos de algodón, hasta la limpieza de galpones, caballerizas, porquerizas y excusados).
Sin embargo pese a todo su sufrimiento, esta raza jamás perdió su animosidad. Toda sus costumbres y creencias mágico-religiosas, las volcaron en sus cantos; a veces lastimosos, a veces festivos; en sus alegres danzas, como el landó y la zamacueca.
En 1710, el presidente Ramón Castilla, decretó el fin de la esclavitud. Lo recuerdan en un estribillo alegre: "Que viva mi mamá, que viva mi papá, que viva Ramón Castilla que nos dió la Libertad"
Nos dejaron sus platos bien condimentados hechos en su mayoría a base de vísceras; que era propablemente lo único, que los patrones les daban para su sustento. Allí esta el mondongo, para el cau-cau; las tripas, para el choncholi; los púlmones para la chanfainita. La carapulcra (a base de papa seca y aji colorado), el tacu-tacu (arroz con fríjoles).
Los dulces eran también variados, el frijol negro se usaba para preparar el Frejol Colado. La Chapana, a base de masa de yuca, miel canela, clavo y pasas, todo envuelto en hojas de plátano, el arroz sanguito; el Champú de agrio, que se prepara con hunábana, piña, mote y harina de maíz. Y claro, el conocido Turrón de Doña Pepa, muy consumido en el mes de Octubre, mes en que se venera al Señor de los Milagros.
Gustaban de bebidas preparadas por ellos mismos, como "El Guarapo", con residuos fermentado de caña de azúcar. El "Chinchivi", a base de chicha de jora con nuez moscada, jengibre, clavo, canela y flores de saúco.

Con la llegada de los primeros barcos españoles, desembarcarón también gente de origén árabe. En las antiguas casonas limeñas con diseños mudéjares, es notoria su influencia. Entre 1904 a 1925, ante la decadencia otomana, un segundo grupo (libaneses, sirios y palestinos) arribaría al Puerto del Callao, casí en su totalidad comerciantes. A partir de 1948, un tercer grupo llega, compuesto también por gente dedicada al comercio.
Algunos dan como origen de la palabra "ceviche", el más representativo de nuestros platos, al término árabe Sibesh (que quiere decir comida ácida) relatando cómo las esclavas moriscas tomadas como botín de guerra por los reyes católicos en Granada mezclaban zumo de naranja agria, que más tarde se cambió por el jugo de limón al pescado crudo. De ellos también provienen los mazapanes y las mazamorras.

Los primeros italianos, llegaron también durante la conquista de América. Entre 1532 y 1560 había unos 50 italianos entre el Callao y Lima. Acrecentaron su precencia durante la colonia estableciéndose principalmente en el comercio marítimo (muchos hicieron considerables fortunas en este negocios). Pero el grueso de los inmigrantes italianos se dedicaría a negocios más modestos pulperos (dueños de pequeños negocios de abarrotes), chinganeros (propietarios de restaurantes de baja categoría) y artesanos. Muchos de estos, gracias a sus ahorros, se establecían con negocios más grandes y productivos. Tanto así, que durante una visita del consúl italiano a mediados de 1860 dijo que: En el Perú había italianos muy ricos e industriosos y quizá, los más activos que en algún otro país de América. El fin de la segunda Guerra Mundial trajo una nueva oleada de inmigrantes al Perú que luego va disminuyendo hasta el fin de la guerra, en que muestra un nuevo aumento.
Los italianos nos trajeron los "tallarines en salsa roja"; el "tallarín verde", cuya salsa se prepara a base de albahaca y espinaca. El sabroso "menestrón", que es como una sopa de verduras a la que se le agrega una preparación parecida a la del tallarín verde. El "pastel de acelga" y las empanadas.

Con la abolición de la esclavitud, se originó una escasez de mano de obra en la agricultura. Se inicia así la llegada de los primeros chinos, al Perú, a partir de 1849; pero no solo llegaron a los campos, sino también para trabajar en las islas guaneras y en el servicio urbano. Eran los culíes, una especie de semi-esclavos; estos también llegaban al país después de una larga y dura travesía. Engañados, les hacían firmar contratos de trabajo; bajo presión, muchas veces por deudas. Una vez desembarcados eran traspasados a los hacendados.
Este es otro grupo humano que no perdió sus raices ni su cultura. Aquí en la capital, existe "El barrio chino", en la calle Capón (centro de Lima); donde se encuentran concentrados la mayoría de Chifas y tiendas con toda clase de artículos que expresan su arte. Celebran el Año Nuevo, según su propio calendario, que se inicia el 18 de febrero; con grandes fiestas en las que salen a las calles los danzantes portando al Dragón Chino, al son de gongs.
En cuanto a sus platos, pués lo más conocidos son "El arroz chaufa", un arroz condimentado con salsa de soja, cebollas chinas, tortilla picada de huevo, pollo. "El tallarín saltado", con fideos especiales, verduras chinas y pimiento. El "Wantan", especie de masa que se rellena con carne o pollo molido, y luego se fríe y se come acompañado de salsa de tamarindo.

Los primeros japoneses, arriban al Perú en 1899, llegan también a las plantaciones de caña de azúcar y algodón. Luego se trasladan a la capital donde se establecen en pequeños comercios, barberías y restaurantes.
Tuvieron épocas díficiles; sobre todo durante y después de la Segunda Guerra Mundial; muchos de ellos fueron deportados a su país, ya que el Perú había tomado partido por Estados Unidos. Pero se recuperaron rápidamente, surgiendo mayor números de ejecutivos y profesionales japoneses. Se crearon asociaciones y colegios. Muy conocido en Lima es el Centro Cultural Peruano Japónes; donde se brindan clases de artesanía, danza, artes marciales, teatro entre otros.

El pueblo judío, llega al país alrededor de 1850, en su mayoría alemanes, prusos, franceses e ingleses quienes se desempeñaban como banqueros, industriales, joyeros ingenieros y representantes de empresas europeas. Durante el siglo XX, muchos de lo inmigrantes llegaban en no tan buenas condiciones; estos eran ayudados por sus compañeros, a los que dotaban de telas y pasamanerías para ser llevadas a provicias. Muchos profesionales salieron de Lima, era más fácil revalidar cursos y encontrar trabajo. Ellos mantenían vivas sus crencias, sus costumbres y rituales.
A raíz de la segunda Guerra Mundial, se unieron todos los judíos para defenderse de los brotes antisemitas y apoyar las campañas en favor de las víctimas del Holocausto. Sin embargo, durante el gobierno del entonces presidente Manuél Prado(1939-1945), se negó el ingreso de 200 niños provenientes del horror nazi; se dieron órdenes en todos los consulados peruanos del mundo de negar la visa a cualquier judío. Sucesos tristes y vergonzosos de recordar, pero hoy en día, el pueblo judío afincado en el país goza de plenos derechos y se desenvuelven en todos los campos; civiles, económicos y políticos.
El mayor y más importante proceso de mestizaje se dió entre indígenas y conquistadores. Este es el capítulo más importante de la historia de nuestro país porque significa el final de una civilización y el principio de otra que sentaría las bases de la actual idiosincrasia peruana. Por ello, merece una mención aparte. La que trataré en una segunda entrega.
Fuentes: Blogs perú- Web Etnias y Migrantes en Perú- Historia Peruana
B0letin de New York-Influencias extranjeras en el arte culinario peruano

13 junio, 2007

Un viaje

Un Hada del Sur me pidio un relato sobre un viaje.

Una breve introducción

La Reserva Nacional de Lachay fue establecido el 21 de junio de 1977 mediante Decreto Supremo Nº 310-77-AG. Esta Reserva está ubicada en el departamento de Lima, provincia de Huaral. Se extiende sobre un área de 52 070 hectáreas.

Las lomas son el resultado de una combinación de factores climáticos propios de la costa, condicionados por una geografía peculiar. Se originan en el punto de contacto de las nubosidades que cubren la zona durante gran parte del año, y las primeras estribaciones de los andes. En Lachay se distinguen dos estaciones muy marcadas: la estación húmeda, que dura aproximadamente de junio a noviembre y que es la más importante; y la estación seca de diciembre a mayo. La primera se caracteriza porque la vegetación reverdece y atrae a la fauna del lugar, y la segunda se distingue por presentar un proceso de desecamiento que termina con la llegada de las primeras nieblas del otoño.
En las Lomas de Lachay se han registrado 74 especies de plantas, 25 de ellas en vías de extinción. .
Los mamíferos más abundantes son los roedores, aunque pueden encontrarse también otras especies como el zorro costeño, el zorrino, el ratón de monte y la vizcacha.
En la Reserva existen aproximadamente 55 especies de aves pertenecientes a 16 familias, entre ellas: la lechuza de los arenales, la perdiz ,el cernícalo americano y diversas especies de picaflores.
En la Reserva también se encuentran pinturas rupestres y restos arqueológicos de culturas precolombinas. Asimismo, pueden apreciarse grandes rocas de granito y diorita a las que el paso del tiempo ha desgastado produciendo curiosas concavidades y contornos suaves y redondeados de gran interés geológico.

En aquella época una amiga y yo andabamos de voluntarias en una Institución de ayuda a los animales. A la presidenta se le ocurrió organizar un viaje; para estrechar lazos entre los empleados, voluntarios y demás miembros del equipo. El lugar elegido, por su cercanía y por su belleza fue: las Lomas de Lachay; yo había oido hablar del lugar y la excursión me pareció estupenda, doblemente estupenda, porque andaba yo entre nubes por uno de los veterinarios.
Partimos de Lima, en un omnibus alquilado para la ocasión y tomamos ruta por la Panamericana Norte, ibamos charlando y mirando...el asfalto y la arena, porque la costa es una delgada franja desértica, vencida en algunos tramos; a veces por la naturaleza, a veces por el ingenio del hombre. A la altura del kilómetro 105 tomamos un desvío y de allí... fin del asfalto, el resto solo es camino asentado.
Un trecho largo, que no puede hacerse más que a pie y luego.. aquella explosión de verdor, toda la superficie cubierta de hierba suave. Una niebla tenúe, como un delicado tul lo envolvía todo... aquel lugar parecía un sueño. Y arriba el cielo azul y despejado, sin ese tono ceniciento, tan carácterístico de la ciudad.
Yo solo ansiaba subir y subir a lo más alto, quería ver los zorros y las vizcachas (que son como un hamsters gigantes). Pero tal vez ellos no querían vernos a nosotros, debo confesar que nunca ví ni a los unos ni a los otros. Muchas aves, eso sí. Pero cuando finalmente alcance a los más alto que me llevarón mis piernas (ya había dejado atrás a mi pobre amiga) aún ahora no sé explicar que ansia me arrastraba... pero al llegar... jamás he experimentado esa sensación de nuevo. Era de una libertad absoluta, todo ese verdor extendiéndose ante mis ojos; esos declives, las flores silvestres, la fria niebla subiendo desde el fondo; en fin, el sonido de la vida llenándo mis oidos. Entonces, todo desapareció de mi mente, era la naturaleza y yo en una unión perfecta. En verdad, no quería moverme de allí; no sentía frío, ni hambre y apenas me daba cuenta que el tiempo pasaba. La voz de María Esther me saco de mi ensueño, y tuve que descender.
Luego vino la merienda, el charlar con las otras personas; y de rato en rato, mirándo de reojo por dónde andaba el dueño de mis suspiros. Nunca he sido muy comunicativa, solo escribiendo es como me revelo a los demás... así que nunca cruze más de dos palabras con el susodicho.
El viaje hubiera sido una maravilla completa, a no ser porque ya entrada la tarde, cuando nos disponíamos a volver... pués que el bus no daba para atrás ni para adelante. El pobre chofer y su ayudante hacían pericias en el motor, pero sin ningún resultado; nos habíamos quedado varados en medio de la nada. No pasan con frecuencia autos por la zona, salvo los que van expresamente de excursión. La noche empezaba a deslizarse por el lugar... y en verdad... lejos de la eléctricidad, la noche es noche en toda su majestad. El bus jamás arranco, y tuvimos que decidir si quedarnos y pasar la noche en este, o echar a andar hasta la autopista más cercana para que algún bus comercial nos recogiera. La presidenta decidió que un par de chicos se quedaran con los encargados del bus y otro grupo marcharamos con ella.
Creo que nunca he andado tanto en mi vida... finalmente alcanzamos la autopista y tuvimos que aguardar varias horas, hasta que finalmente paso un omnibus interprovincial y nos recogio a todos.
Así termina este viaje accidentado, pero ni siquiera este inesperado final pudo borrar aquella sensación... abrir los brazos, respirar hondo, sentir... la vida.
Introducción: perú.guía.com

Lalo

Un angelito de una lejana galaxia, me pide que cuente algo de mi infancia...pués suelto amarras a los recuerdos... a ver dónde nos llevan.

"Mi padre era triste y mi madre era callada, y la alegría nadie me la supo enseñar"
Repasando antiguas fotos, un hombre apuesto de bigote, de unos veintitantos años me mira desde ellas. En su traje impecable y peinado con esmero, posa sonriente. Sus ojos dulces se quedan en los míos, y le pido al tiempo que por unos instantes se detenga... que alegre estaba en aquellos días, cuantas juveniles esperanzas llenarían su pecho... cuantos sueños enredados en sus rizos oscuros.
No sé que penas cargaba mi padre, que desencantos lo marcaban. Tampoco sé cuándo ni por qué empezo a beber; pero eso sí, jamás fue violento ni maleducado, por el contrario la bebida parecía ponerlo alegre un rato y después sumirlo en una profunda tristeza.
El no vivía con nosotros, pero esa es otra historia. Solía visitarnos con frecuencia y cuando llegaba, casí siempre un poco alegre ya, era una fiesta para mi hermano y para mí. Solíamos pelearnos para ver cual de los dos se subía primero a sus rodillas. Y él terminaba cargandonos a los dos.
Y entonces sacaba sus obsequios, sencillos... todo lo sencillos que sus pocos ingresos le permitían, pero que para nosotros eran los juguetes más hermosos del mundo (afortunadamente conservo algunos de ellos). Para mí, animalitos de plástico, unas ardillitas o unos patitos o unos pececitos redondos como bolas; para mi hermano sus soldados, me acuerdo que hasta tenían nombres. Otros días eran pastelitos; que a menudo llegaban un poco aplastados, y es que papá se solía quedar dormido durante el viaje en autobus, y se olvidaba de los pasteles que llevaba sobre su regazo. Pero igual los comíamos con deleite.
Y si un día no tenía para obsequios, pués nos regalaba dibujos que hacía en un abrir y cerrar de ojos, le gustaba mucho dibujarnos a ese ratón de Disney, Micky Mouse. Otras veces, de sus ágiles trazos brotaban: una señora bonita, un paisaje, un gato dormido... lo que pidieramos surgía como por encanto a nuestros ojos de niños.
Le recuerdo con sus pocos cabellos entrecanos y su bigote; algo gordito y vestido siempre de saco y corbata, quizá un poquitín ajados por el tiempo y por el uso. A veces risueño, a veces pensativo, a menudo triste.
Un día no vino más, había enfermado y estaba internado en un hospital. Mi tía lo visitaba con frecuencia. Nosotros queríamos verle, pero eramos pequeños y no lo permitían. Una noche que no olvidaré nunca, vi a mi tía con los ojos tristes... no había necesidad de palabras, son esos presentimientos, esa voz que te dice que alguna desgracia te sigue los pasos. Esa noche mi padre había fallecido.

Y nunca pude decirle cuanto lo amaba, y lo amo. Y nunca pude decirle cuanto lo necesite todos estos años. Y nunca pude conjurar sus penas... y decirle al oído: "Papito hoy no estas solo, hay cuatro manos pequeñas, dos mariposas risueñas para espantarte las penas"

Ay amiguito, perdona que no sea un recuerdo alegre y debo decirte que está vez mi relato no es una ficción, mi papá se llamaba Abelardo, pero todos le decían Lalo, y a pesar del tiempo transcurrido le recuerdo siempre...y no puedo evitar que la tristeza se me cuele de nuevo en el corazón. Dicen que hay heridas que nunca se curan, esta ha de ser una de ellas...

12 junio, 2007

La vida es sueño


Mar del norte me pidió unos versos que me gustaran especialmente. Aquí le dejo a Calderón de la Barca, en una de las piezas más célebres de teatro. "La vida es sueño".

Jornada segunda

Segismundo vive encerrado en una torre, desde que un oráculo predijo que sería un rey cruel. Basilio, su padre, decide poner a prueba las predicciones y manda drogar a su hijo para traerlo a palacio y conocer cuál será su comportamiento; pero toma la precaución de hacerle creer a Segismundo que todo lo vivido en esos momentos de libertad, ha sido un sueño, en caso este se muestre malvado. La profecía se cumple y el princípe se revela como un tirano, entonces Basilio vuelve a drogarlo y lo regresa a su encierro.
La jornada termina con el monólogo de Segismundo encerrado nuevamente en la torre. Los últimos versos de este monólogo son los que dan nombre a la obra:

Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!);
¡que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende;
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.




Fuentes: Wipipedia
Evangelina Rodriguez Cuadros

11 junio, 2007

Killa

Para mi niña de los girasoles

Cuando dejo volar el tiempo a aquellos años, los mejores de mi vida, una alegría inmensa me embarga. Cierro los ojos y el olor fresco del bosque me inunda de nuevo, vuelvo a sentir el frío extremo de aquellas regiones entumeciendo mis miembros. Pero sobretodo, mi cuerpo siente su colosal abrazo, mis dedos recuerdan su tibieza y como se hundían en su compacto pelaje. Su abrazo de entrega, de confianza, de simpatía; donde cualquier palabra era innecesaria.
Siento que el tiempo no ha pasado y que estoy de nuevo en las heladas tierras de Siberia, junto a mi padre, sin echar raices en ningún lado. Igual mi casa podía estar en las sabanas africanas, en las selvas amazonicas, en los desiertos o donde fuera que su afán como zoólogo corresponsal de una revista lo llevará. Total mi hogar siempre estaba junto a él.
Mi padre sentía especial predilección por los tigres, me decía que las rayas en su cuerpo parecían la escritura de alguna lengua olvidada. Me contaba que llegaron del norte de Siberia a principios del Pleistoceno, cuando el clima no era tan frío y abundaban los grandes bosques. Y de allí se irradiarón en dos olas, una hacía el Himalaya y la otra hacía el centro de Asia. Los cambios hacia finales del período glacial hicieron que se adaptara al frío. Por eso, los tigres siberianos son más grandes que el resto de los tigres; y yo tenía certeza de esto, en una ocasión avistamos un ejemplar de casi tres metros y medio. Se movía con elasticidad y elegancia a pesar de su corpulencia, su pelaje era de un amarillo muy claro y las rayas estaban débilmente dibujadas. Con muchos abrigos encima y la cara cubierta...yo me preguntaba cómo podian soportar aquel frío, mi padre jamás dejaba una pregunta sin respuesta.
Es la grasa, me decía, la grasa que acumulan a los costados de su cuerpo y en la panza. Ese es su abrigo.
Rusia esta tan elevada, que ni la influencia del mar ni el aire del trópico; interrumpido por sus montañas la calientan.
Los inviernos eran largos y frios y los veranos muy cortos y frescos. Uno de estos veranos mientras sorteabamos los bosques de abedules, álamos blancos y sauces; tratando que nuestros pies no se hundieran en la tierra cenagosa, un sonido harto conocido nos paralizo, un disparo, de nuevo los cazadores asolaban el bosque. Siempre mataban a las hembras por su pelaje y capturaban a los cachorros para venderlos en el mercado negro. Cuando llegamos... nada había por hacer. El cuerpo desollado y abandonado hería la blancura del paisaje. De los cachorros ni rastro, era la misma hembra que habiamos estado siguiendo por meses, ahora solo quedaba de ella aquel revoltijo rojo. Nos dimos la vuelta, note que mi padre luchaba por no llorar, yo lo hacía sin reparos. Entonces... fue entonces que una especie de mauillido lastimero llamo nuestra atención. Corrimos hasta el cachorro y lo tomamos en brazos, lo envolvimos y nos alejamos a toda prisa del lugar. ya en nuestro refugio pudimos observarlo a nuestro antojo. Era pequeño, tendría unos dos meses, sus patas eran enormes en comparación a su cuerpo y resulto ser una chica, así que la llamamos Killa.
Mi padre murió unos meses después, y en parte algo de mí se fue con él. Ahora eramos dos huérfanos. Killa lleno mi soledad, acostumbrada a mi olor, lo reconocía a la distancia y acudía amí cariñosa. En su suave pelaje extinguía mi frio y mi soledad. Al amanecer salia a cazar; acechaba a su presa y le caía de improviso, entonces les mordía el cuello y la cruenta lucha terminaba con el animal muerto y arrastrado a su lugar favorito. Entonces emitía un sonido extraño, como un lamento repetido varias veces. Sabía que me llamaba a compartir su festín.
Un día Killa debió seguir su instinto, el llamado de un macho la inquietaba, su tiempo de reproducirse había llegado. Yo presentía que cuando llegara la época de apareamiento la perdería para siempre. Ahora sus crías y el cuidado de las mismas ocuparían todo su tiempo. Era el momento de reanudar nuestras vidas. Un día particularmente frío empaque mis pocas pertenencias y me despedí de mi amiga. La última visión que tuve de ella, era echada sobre la nieve; hermosa, imponente. Su mirada se clavo en mi y la sostuvo por largo rato, volvio a rugir de aquella manera lastimera, pienso que a su manera me decía adios. Me dí la vuelta y llore de nuevo.
Fui a la Universidad y segui los pasos de mi padre, ahora continuo viajando, en varias ocasiones he regresado a Siberia, buscando a mi amiga... no he tenido suerte.
Practico siempre las enseñanzas de mi padre, el me decía: "Viaja ligero, porque quien no tiene nada, nada teme perder. Lo mejor que tienes lo llevas siempre contigo... tus conocimientos y tus recuerdos"
El reto aún sigue abierto.

06 junio, 2007

Desafio I


Estoy conciente de que no soy muy visitada; pero de todas maneras para mí escribir es una de las cosas más placenteras, aparte de leer, "apachurrar" a mis gatos y perros, escuchar música y disfrutar de una película... en el cine. Creo que nunca el video podrá reemplazar la magia de la "pantalla grande".

Bueno, a lo que iba, les propongo algo. Eh... pués sí, a mis fieles seguidores. Una propuesta que les dará tanto gusto a mí como a ustedes... o al menos al que proponga el tema. Por ejemplo, mi anterior entrada fue a sugerencia de una buena amiga que deseaba leer algo sobre el Perú antiguo.
Ahora... ¿sobre qué tema en particular les gustaría que escribiera? Cuento, artículo, novela corta, poesía. Lo que más les agrade, por supuesto no soy Lorca ni Baudalaire, mucho menos Dumas, Zafón o Balzac... pero en mi modesta condición les brindare lo mejor que pueda.

03 junio, 2007

Xotupe, el ceramista

Para mi querida Pon
En la costa de Lambayeque, zona desértica hubó hace muchos siglos una cultura que desafió el tiempo. Los mochicas.

Xotupe, fue llevado hace tiempo a la ciudad, desde temprana edad manifesto un gran talento para pintar y moldear primorosas vasijas de arcilla. Su destino no eran cultivar las tierras.
Era un gran observador; todo aquello que cautivaba sus sentidos era luego plamado en sus vasijas. Su arte no paso desapercibido para el Cie-quich (Gran Señor), quién lo hizo su favorito en la corte.
Vestía con esmero, lo que lo distiguía del resto del pueblo; llevaba una túnica algo adornada, orejeras y brazaletes. Sus labores dependían de la burocracia de los gobernantes, toda vez que los ornamentos eran símbolos de distinción y no cualquiera podía usarlos. Debía a menudo trabajar en objetos que luego serían obsequiados a señores de otros reinos o a destacados guerreros.


Todo lo que le era indispensable para su labor, le era provisto por los gobernantes; al igual que lo necesario para su sustento.
A diario marchaba a los campos, o hacía un breve viaje hasta el mar. En esas ocasiones se sentía en completa libertad. Sus sentidos se nutrían entonces de las imágenes que luego plasmaría en sus ceramios. Su señor sabía bien esto y jamás se oponía a sus salidas.
Entonces Xotupe, visitaba cada vez un lugar diferente: un día podían ser los sembradíos, otros las aldeas o el mar; quizá las cacerias de venado, deporte por excelencia de los grandes jefes y nobles mochicas, o la pesca, o los ceremoniales.
Que agradable era para el artesano sentarse sobre una gran piedra y observar a los hombres en sus labores agrícolas; veía sus músculos tensarse, y sus descalzos pies hundir con destreza las puntas de bronce de afilado extremo en forma de espátula en la tierra, removerla y después verter las preciadas semillas. Y luego vendrían las épocas de cosecha entre alegres danzas; allí vería recolectarse el maiz, la yuca, los pallares, el camote, el zapallo, los ollucus, el maní, el ají y también el dulce y jugoso pepino, la sabrosa lúcuma, el pacaé y la guanabana. Todos ellos serían reproducidos después en sus ceramios. Le gustaba especialmente plasmar el maíz y la papa; ya sea en su forma real, o estilizados o muchas veces antropomorfizados.
A menudo acompañaba a su Cie-quich, a la cacería de venados. Los jefes mochicas acudían vestidos con sencillez, para poder moverse con desenvoltura. Llevaban hermosos tocados, muy bien sujetos bajo el mentón; el torso y los miembros superiores descubiertos. Iban Armados de grandes saetas a manera de jabalinas y estólicas, así como de mazas y porras. Siempre llegaban al evento en sencillas andas, seguidos de mucha gente que se encargaba del rodeo de los animales. También cazaban pumas y tigrillos y elegían a los cachorros para ser domesticados. En varias ocasiones había modelado a los grandes señores llevando entre sus brazos dóciles felinos. Los felinos eran muy venerados, así que se consideraba un privilegio su crianza.
Le maravillaba el mar y su incesante vaíven, oh, cuantas veces había plasmado en los bordes de sus vasijas las olas del mar. Sentía veneración por su grandeza y porque les proveía de una importante fuente de alimentación. Casí al amanecer los pescadores echaban sus balsas de corteza o totora al mar; solo iban dos hombres provistos de sus redes, cada uno sentado a un extremo de la embarcación, impulsandose mar adentro con sus remos de caña. Usaban también estas barcas para alejarse del litoral hacía las islas, de donde regresaban con un cargamento de guano que les serviría de abono para sus tierras. Cuando pescaban cerca, los veía subir agilmente sobre sus "caballitos" de totora, arrodillados sobre la cintura de estos les veía desafiar el mar, incluso en los días de mayor turbulencia.
Cuando acudía a las aldeas obsevaba a las gentes entregadas a sus labores domésticas; ya sea un hombre desgranando una mazorca o una mujer levantando a su pequeño hijo.
También había asistido a los ritos de sacrificio en la Huaca de la Luna; había visto desfilar a los prisioneros desnudos capturados en batalla, amarrados con cuerdas y llevados por los vencedores. Luego eran conducidos a recintos especiales donde la sacerdotisa los preparaba, dándoles de beber sustancias extrañas. Finalmente eran degollados y su sangre recogida en una copa y presentada al señor. La sangre era entonces regada sobre la tierra para agradecer sus dones y como ofrenda para que las cosechas fueran abundantes
Después de sus viajes, retornaba a su taller y provisto de sus herramientas y de su preciada arcilla... empezaba a moldearla, a dar vida a todo aquello que sus ojos habían bebido durante el día. Era entonces cuando del barro surgían las maravillas; luego pasarían al horno y finalmente, cogiendo sus tintes empezaba a pintar. Pasaban largas horas, sin que apenas se diera cuenta, tal era su pasión. Le dedicaba especial cuidado al retrato de su señor en los ceramios, los cuales eran después distribuidos a diferentes partes del territorio obedeciendo al sentimiento político religioso del pueblo. El Cie-quich, todo lo ve, todo lo sabe, es él quien impone justicia; quienes conduce sus ejercitos a la guerra y precide las ceremonias. Era por tanto un honor para el mochica ir al sepulcro acompañado de la esfigie de su señor.
Antes de que el sol regalara sus últimos rayos, Xotupe se inclinaba ante la imagen de Ai-apaec (principal deidad) y a el rogaba por su señor, por sus gentes, por la cosecha. Ai-apaec es el gran dios felino. Es el la divinidad de la fecundación y creación del mundo. Por eso eran muchas sus representaciones; ya convertido en cangrejo, para penetrar el mar y luchar contra los genios malignos que lo habitan; ya brotando de las montañas; o confundido entre las multitudes, entregado a labores domésticas; desgranando maiz, o convertido en pescador o dedicado a la cacería; ataviado como un jefe guerrero en plena lucha; libando chicha o copulando con una mujer en plena labor germinativa.
En la figura de Xotupe, Ai-apaec esta sentado, sus formas son basicamente humanas, pero sobresalen los colmillos, que lo hacen temible. Esta ricamente ataviado: pende de su cuello un collar de perlas y de sus orejas aretes en forma de cabeza-trofeos. Una gran corona cubre su cabeza y en el centro destaca la cabeza de un felino.
El día ha amanecido amargo y gris, la lluvia no cesa de mojar las calles y los campos. El cielo llora. El gran Cie-quich, ha muerto. El lamento inunda la ciudad y los campos. Había sido un gobernante justo y generoso, y su pueblo lo llora. Xotupe no puede creer semejante desdicha; quién llenará los aposentos con su voz sonora; quén presidira las reuniones y bebera la espumosa chicha; quién mostrara agilidad y destreza en las cacerías; quién ira al frente en las batallas, ofreciendo el bravo pecho y el rostro fiero, haciendo huir despavorido al enemigo. Finalmente quién mirara con ojos deslumbrados, sus delicados ceramios... la luz de su mirada se ha apagado y el reino se ha sumido en tinieblas.
Un numeroso cortejo, presidido por los sacerdotes, los nobles y altos jefes militares, seguido de sus siervos y finalmente el pueblo, acompaña a su señor. Este es llevado hasta una huaca, donde ya le espera su morada, rodeada de todo aquello que pueda serle útil en su nueva vida. Alimentos y objetos para que no carezca de nada. El cadáver es colocado en posición decúbito dorsal y con los brazos extendidos de este-oeste. Dos jóvenes guerreros son sacrificados para guardar a su señor; dos doncellas también le acompañan en el viaje, más ellas descienden aún con vida, pero en sus rostros no hay temor ni congoja, solo un gran orgullo las inunda. Han de seguir sirviendo a su señor más alla de la vida. Muchas vasijas, platos, ollas y cántaros repletos de bebida y alimento son puestas a su alrededor. Los ceramios estan admirablemente adornados con escenas de cacería, pesca, gobierno y culto; otros representan animales idealizados que narran las virtudes del difunto. Allí estaba el felino, simbolizando su valor y rectitud; el zorro, representando su sabiduría y agudeza; el venado para hablar de su agilidad. Lo acompañan sus bastones de mando y la imagen de Ai-apaec, quien ha de guiar sus pasos en el otro mundo. Abundan también las figurillas de oro.
El señor reposa con su tocado, sus pectorales y orejeras, brazaletes y collares; todo en brillante oro.
Xotupe no resite el dolor, pide acompañar a su señor, después de libar de manos de la sacerdotisa una bebida ritual, cae en pesado sueño. No siente la tierra caer sobre su rostro, no ve los últimos retazos de cielo, no se llenan sus pulmones del aire húmedo del día. Ya no siente nada. Acurrucado a los pies de su señor, Xotupe duerme para siempre, esperando que el Cie-quich despierte y ver de nuevos sus ojos brillantes admirando sus ceramios hermosos.
Fuentes:
Historia del Perú - Ramiro Matos
Los Mochica - Rafael Larco Hoyle
Atlas regional del Perú- Grupo La República
Tesoros del Perú- Grupo La República