02 diciembre, 2012

Cartas desde ningún lado


02/12/2012

Mi querida Celia,
Amiga mía, estoy cansada, tú mejor que nadie entiende este cansancio, este hastío de todo y de todos.
Se acerca el día en que debo someterme a esa maldita operación y no estoy tranquila, ¡no, no lo estoy!, tengo miedo, mucho miedo. La primera vez tenía a tanta gente a mi lado; mi madre, mi hermana, mi prima... estaba en una clínica, ahora tengo que enfrentar esto sola y en un hospital del estado, creo que en la mayoría de países como el nuestro la atención no es del mejor nivel, pero la operación es necesaria y no tengo los recursos para pagar una clínica privada. Así que debo respirar hondo y seguir, "dame valor para afrontar las cosas que no puedo cambiar"
En la última entrevista que tuve con el médico, todo fue tan vago... no sabía los resultados de la tomografía, ¿cómo podía ser esto posible? Yo quería indagar más, saber mi verdadero diagnóstico, pero me dio la impresión que evadía el hablarme claramente. Hasta ahora no sé a ciencia cierta que tengo, si se trata de otro mioma inofensivo o hay algo más devorándome por dentro. Sabes, me dijeron que ya verían cuando estuvieran en la cirugía, cuanto de mi era necesario descartar... como si mi cuerpo se tratara de una despensa en la que empiezas a desechar aquello que ya está vencido. ¡Los odie en ese momento!, que Dios me perdone pero fue así, porque no pueden decir la verdad de las cosas, ¿acaso piensan que voy a desmoronarme, que voy a hacer una escena?. Hace mucho dije que no me asusta la muerte, me asusta el cómo se muere. Morir con dignidad... alguien dijo que no existe dignidad en la muerte, pero yo no quiero ser un estorbo, una carga para nadie. Para mí no existe nada más terrible que el no poder valerme por mi misma, el tener que recurrir a otros para las cosas más íntimas, más privadas; no poder moverte con tus propios pies ni para ir al baño; esperar a que alguien te asee, te de la comida y si esta de buenas te acerque a la ventana a ver el sol o a dar un paseo en una silla de ruedas.
Yo he vivido ese dolor con mi abuela y con mi tía, sé que por mucho que uno ame, también se cansa y llega un momento que la paciencia se termina yendo... ¿dónde se va? no lo sé, solo puedo asegurarte que llega un momento en que estas tan agotada, tan cansada de todas las formas posibles que le ruegas a Dios que todo termine. Porque no existe nada más frustrante, más amargo que ver desaparecer la lucidez en ese ser que una vez fue tu compañera, tu confidente, y con la que discutiste muchas veces porque no quería dejarte ir a alguna fiesta o te reñía por no ayudar con la limpieza. Y luego de la lucidez, ver como la vida se va yendo de a poco de sus ojos, de su cuerpo... hasta que un día miras y sabes que ya no volverá más, porque antes que cualquier médico te lo diga, tú de alguna forma ya lo sabes.
Mi tío Germán, el hermano de mi tío está muy enfermo. Era un hombre fuerte, independiente, incapaz de pedir ayuda a nadie... y ahora tener que verle sentado en un sillón, incapaz de moverse sin ayuda pero aun conservando toda su lucidez es... no creo que hay palabras para describir este sentimiento. La última vez que fui a visitarle fue tan doloroso, quisiera no tener que ir más, pero eso no está bien porque en  esos minutos que puedo hablarle de cualquier cosa para distraerle siento que le hacen bien. Hace un par de semanas fuimos con mi hermano y sus hijos y el se rió tanto... y me alegre mucho.
Celia, todo se ha complicado tanto, tanto. La tía que vive con nosotros tampoco se encuentra bien, me parece que ha entrado a la fase inicial de lo que podría ser demencia senil. Está empezando a confundir los tiempos; al anochecer piensa que es de día y viceversa, a veces habla sola o te dice cosas sin sentido. Creo que va siendo tiempo que alguien se ocupe de ella. Tiene una nieta, y dos hijos, Dios quizá te parezca una persona malvada y egoísta, pero como ya te dije estoy tan cansada... ni siquiera sé lidiar conmigo misma.
No he vuelto a llamar a mi madre después de la segunda vez, sé que tú no estás de acuerdo, que piensas que debo seguir intentándolo, pero lo siento mi princesa, si ella no quiere verme más, si ni siquiera puede detenerse a pensar que yo tampoco estoy sana... ¿qué puedo hacer? Solo quisiera decirle que si, tiene razón al decir que fue un error engendrarme, decirle que yo nunca le pedí venir a este mundo.
Ya ni siquiera tengo mis relatos para aferrarme a algo; porque escribir era mi salvación, la cuerda que ataba para no volar a ningún lado. Leo mis historias inacabadas  y me siento incapaz de continuarlas; mi unicornio azul esta vez sí me ha abandonado indefinidamente. ¡Por Dios compañero azul, vuelve a mi lado!, no me dejes con las hojas esparcidas por doquier, pálidas como la muerte frente a mí, vuelve a llenarlas de esas palabras que solías susurrarme al oído y que solo yo era capaz de entender.
¡Vuelve amigo mío!, afuera esta oscuro, y frío y triste... el aire solo me grita palabras sin sentido y es como si al tocarte los labios te dejara un beso amargo. Torna a mí, te lo ruego, la realidad no me agrada... quiero perderme contigo en esas fantasías que tejíamos juntos.
Dicen que escribir es como una catarsis para ayudarnos a sacar el dolor o lo que sea que nos impide seguir... debo escribir pues para seguir.

Te quiero compañera de mis días blancos y mis días grises... perdón, pero hoy no tengo nada alegre que escribir.

27 junio, 2012

Sin regreso




¡Todo ha terminado!
Estoy a un costado de tu cama, solo sé que es un motel, en algún lugar lejano, no es importante dónde estamos, solo sé que tu deseabas estar aquí.
Sostengo tu mano todavía tibia entre las mías, tus ojos están cerrados. Hora de la muerte: 2:30 a.m. Las lágrimas se escapan de mis ojos sin cesar, por primera vez soy libre para expresar todo mi dolor, este dolor que acalle para no aumentar el tuyo. Por una vez en mi vida antepuse los sentimientos de alguien a los míos, abandone mi egoísmo habitual para hacerte feliz a ti, mi único y querido amigo, mi Jimmy. Puedo gritar y maldecir con todas mis fuerzas, primero porque aquí nadie va a escucharme y segundo porque estoy muerto y los muertos no lloran. Nunca antes había sentido esto, yo que soy un conocedor perfecto del dolor, un bastardo que saco cita con la muerte más veces de las que puedo recordar; y sin embargo no recuerdo haber experimentado antes esto que siento ahora... es como si algo se hubiera roto dentro de mí y los trozos de esa ruptura continuaran rasgando y lacerando todo a su paso hasta quitarme el aliento.
A pesar de que hacía ya un mes que no podías levantarte de esa cama, todavía estabas allí. Todavía podías seguir mis más absurdos razonamientos, todavía podía ver tus pálidos labios curvarse en una sonrisa, sentir el calor de tu piel cuando te mudaba de ropa o te aseaba. Recuerdo que cuando empezamos esta aventura te dije que el cáncer era aburrido, no Wilson, eso no era cierto, solo lo dije para darte valor, pero sobre todo para darme yo mismo valor, porque esta maldita enfermedad puede ser cualquier cosa excepto aburrida. Es agobiante, te sorbe las fuerzas, te exprime las ganas de todo, pero sobretodo duele y debo decirte que ver tu dolor fue peor que el que experimente el día en que me extirparon parte del músculo de la pierna y ni todo el vicodín que durante todos estos años me metí en el organismo podía aliviarlo, porque eras tú quien te retorcías de dolor y eran tus ojos los me suplicaban alivio. Wilson la vida no es justa, de lo contrario no estarías tendido en esa cama. Quizá esa agonía debía haber sido reservada para mí. Yo el miserable drogadicto, el incapaz de preocuparse por los sentimientos de nadie, el razonador sin corazón, el manipulador sin escrúpulos... todo lo contrario a lo que eras tú. Si supieras, Wilson si supieras las veces que tuve que largarme al baño y morder una toalla para acallar mis sollozos, la visión de tus delgadas manos aferrándose a las sábanas, tus mandíbulas apretadas para acallar un grito... las dosis de morfina cada vez mayores, el saber que pronto ya no harían efecto. "Grita Wilson, grita cuanto quieras, aquí nadie podrá oírte", y entonces tu soltabas unos alaridos que aun resuenan en mis oídos y apretabas mi mano con tanta fuerza que luego me dejabas impresos surcos morados en ella. Y aún no era suficiente, porque con nada podré pagar lo que me diste, cada instante que me dedicaste desde que nos conocimos.
Un día no pudiste comer más por tu propia cuanta y tuve que conectarte a un equipo de venoclisis, estabas tan delgado que nadie hubiera podido reconocerte, el maldito cáncer se estaba llevando todo de a pocos; el cálido tono de tu piel, el brillo de tu cabello, los músculos de tu cuerpo, tus ganas de sonreír, de hablar, todo. Ya habíamos conversado sobre esto, cuando fuera insoportable, cuando respirar fuera una agonía y no una necesidad para vivir... entonces yo me encargaría de todo. Ese día llego hoy. Desde el atardecer gemías, porque estabas agotado incluso para gritar y tus ojos me miraban desde sus oscuras cuencas gritándome que ya era hora de dejarte partir... ya era hora, y yo no quería Wilson, no quería dejarte ir, de pronto no sé de donde sacaste fuerzas, tu mano alcanzo mi brazo y la dejaste allí. "Lo prometiste House, lo prometiste", aquella voz provenía de un lugar remoto, era ronca y profunda, no te reconocía en esa voz. Asentí con la cabeza porque me era imposible hablar, desprendí con suavidad tu mano de mi brazo y prepare las inyecciones. Una dosis letal de morfina y toda esta agonía terminarían.
Allí estaba yo, con las jeringas listas alineadas sobre la sábana, parecían un pelotón de fusilamiento con las escopetas listas para actuar en cuanto escucharan la orden: "Apunten, fuego". Las coloque una a una por la vía, tus párpados se fueron cerrando poco a poco, algo parecido a una sonrisa, quiero creer que eso es lo que fue, curvo tus labios... aplique el estetoscopio a tu pecho... ¡tu corazón había dejado de latir! y el mío pronto lo hará también. Antes de partir en este viaje que nos condujo hasta aquí, tu dijiste que no había regreso después de esto... es cierto Wilson, ya no hay regreso, pero antes debo llevarte a algún lugar donde puedan encontrarte, tú no te mereces pudrirte en un sitio sin nombre. Tú te mereces el mejor de los funerales, con muchas personas, al lado de todos los que te amaban. La capilla estará colmada, no habrá espacio para tantas flores. Cuantos lloraran tu partida, porque nadie tiene más derecho que tú a ser llorado, fuiste un hombre bueno y generoso James Wilson, el mejor que he conocido.
Es de madrugada y estamos de regreso en tu antigua oficina del Princenton Plainsboro, te acomodo con cuidado en tu antiguo sillón, ¿cómo logré entrar aquí?, soy House ¿recuerdas? y para mí hay pocas cosas que no pueda solucionar... una de esas es devolverte a la vida. Ahora ya debo irme mi querido Wilson, voy a hacer algo extraño, te voy a dar un beso suave es una de tus delgadas mejillas y luego me iré... ¡hasta siempre mi único y querido amigo!

17 junio, 2012

Hasta siempre Greg House




El 21 de mayo se emitió en Estados Unidos el capítulo final de la serie House MD, un capítulo que cerraba un  período de ocho temporadas. Se despidió con una importante audiencia de 7.4 millones emitida por la cadena FOX, solo  superado por "Dancing whin the stars" con 10.6 millones de la cadena ABC.
Nuestro polémíco doctor, a quien será muy difícil olvidar y cuyas  frases ya forman parte de la historia televisiva; como su tan conocida "everybody lies", se va precisamente con un episodio que se titula "Everybody dies". House hace su último saludo en el escenario fiel a su forma de ser, llegando a los extremos para conseguir lo que desea, solo que esta vez sus artimañas no estarán orientadas a satisfacer el ansia de resolver un enigma médico o conseguir imponer su voluntad o sus egoístas comodidades, no, esta vez esa misma energía la usara para un fin carente de cualquier beneficio propio ya sea intelectual, emocional o físico... será simplemente para estar al lado de quien es su único amigo y "conciencia". El doctor James Wilson, el noble y abnegado colega que lo soporto por veinte años, que sostuvo su mano y se encargó de reunir sus pedazos cada vez que el propio House se encargaba de esparcirlos. Un cáncer terminal le es diagnosticado a Wilson y su muerte es inevitable, por primera vez House es consciente que ni con toda su inteligencia ni sus extraordinarias habilidades para descifrar extraños casos médicos le bastaran para luchar contra la enfermedad de su amigo. Como siempre intentará negar sus sentimientos, manipular los de James para que consienta en continuar con una quimioterapia que solo prolongara su vida pero a un precio doloroso que nuestro oncólogo no está dispuesto a pagar. House sabe perfectamente lo que es vivir día a día con dolor... ¿realmente desea eso para Wilson? Pero igualmente sabe que ha podido sobrevivir a muchas cosas; la pérdida parcial del movimiento de una de sus piernas, el dolor permanente, la pérdida del amor, la privación de la libertad, la cordura, la soledad,  hasta su constante autodestrucción, pero todo esto lo ha sobrellevado sostenido por su fiel compañero... ¿podrá seguir sin él? Este último episodio nos deja con un sabor indefinido en los labios, una incertidumbre que es casi una certeza, House no podrá continuar sin el doctor James Wilson.
Fiel a la inspiración que David Shore encontró en el personaje que le sirvió para crear el suyo (Sherlock Holmes simula su muerte para escapar de los vengadores que buscan hacerse justicia por la muerte de su jefe, el mortal enemigo de Holmes el doctor Moriarty en "El problema final"), House finge la suya para escapar de la justicia y evitar volver a prisión al haber violado los términos de su libertad condicional. Son seis meses, seis preciosos meses que significarían que al recobrar la libertad Wilson ya no estaría más para él. El muere para todos, incluso para su carrera como médico, excepto para su único amigo. Se marcha con él a vivir los últimos cinco meses de vida que le quedan y probablemente los suyos propios.




Para Latinoamérica, este jueves 21 se trasmitirá el especial de dos horas de duración con el capítulo que cierra el ciclo de esta serie, que ya tiene un lugar privilegiado entre las más importantes producciones para la televisión. El mismo día se emitirá una maratón con los mejores capítulos elegidos por los seguidores de la serie a través de intenet.

Así que no me queda sino decir: ¡Hasta siempre House, querido amigo!,  me alegra saber que finalmente has encontrado la paz que siempre buscaste. Wilson  estará contigo siempre, continuara cuidando de tí, tendiendo su mano para salvarte de tus locuras, solo que esta vez también tú estaras allí para sostener la suya... hasta el final.


Spoiler del último capítulo de House "Everybody dies", ver también "Saying goodbye to a wonderful series", una estupenda edición de algunas de las mejores secuencias de la serie.

Gracias David Shore por regalarnos a House MD y gracias a todos los actores que formaron parte de su equipo médico a lo largo de estos ocho años o parte de ellos.
Robert Sean Leonard (Dr. James Wilson)
Lisa Edelstein (Dra. Lisa Cuddy)
Jennifer Morisson (Dra. Allison Cameron)
Omar Epss ( Dr. Eric Foreman)
Jesse Spencer (Dr.Robert Chase)
Olivia Wilde (Dra.Remy Hadley "Trece")
Kal Penn (Dr. Lawrence Kutner)
Peter Jacobson (Dr.Chris Taub)
Charline Yi (Dra. Chi Park )
Amber Tamblyn (Dra. Martha Masters )
Y sobretodo a Hugh Laurie, quien se encargo de darle vida a este complicado personaje, todo un reto que supo cumplir con creces.

10 marzo, 2012

El Horla Final

Nos quedamos en silencio por varios segundos… todo eso era cierto. De pronto sentí un agudo dolor en el brazo. La boca se me lleno de un líquido espeso y amargo. Tenía que alcanzar lo más pronto posible el baño. Scully y el oficial me ayudaron a llegar, pero pese a sus cuidados caí de rodillas frente al inodoro aferrándome con ambas manos a los costados del mismo. Perdí la noción de todo lo que no fueran las arcadas sacudiendo mi cuerpo, ignoro cuánto tiempo estuve allí, me daba la impresión que iba a vomitar hasta las entrañas.
  

- ¡Mulder en este momento vamos al hospital!
El oficial Scott estaba del otro lado, no tenía escapatoria. Cerré los ojos resignado y me apoye en el joven. En realidad no tenía las fuerzas ni el deseo para poner resistencia.
- ¡El esta sangrando de nuevo! – lo escuche decir en tono alarmado al policía.
- Vamos Scott, ayúdeme a ponerlo en el sillón, despacio, ¡eso es! Tenga las llaves, saque mi maletín del auto.
Mientras Scott iba en busca de la maleta, Scully me había despojado de la chaqueta, y ahora estaba manipulando sobre los botones de mi camisa. Cuando el joven estuvo de vuelta, se dirigió a él con firmeza.
- Busque unas tijeras, tengo que cortar la camiseta.
- Oh no Scully, acabo de comprarla hace una semana – murmure. Pero ella estaba concentrada en lo que hacía. Quito suavemente la parte de la prenda que cubría la herida. Sus labios se abrieron asombrados, su mirada era una mezcla de desconcierto y angustia. Al observar su reacción el oficial se acercó a mi.
- ¿Cómo es esto posible?, usted es médico, explíqueme cómo puede haber sucedido esto.
- ¡Cálmese Scott!, necesito de su ayuda, ¿me entiende? – la voz de Scully sonaba fuerte y autoritaria – Saque unos apósitos y colóquelos sobre la herida, presione con fuerza. Voy a aplicarle un hemostático, tenemos que evitar que entre en shock. Pediré una ambulancia, no hay tiempo para llevarlo al hospital y aquí no tengo el equipo necesario.
- Scully… ¿qué pasa… qué me esta pasando? – me sentía cada vez más confundido y mareado.
- ¡Mulder ahora no!, tengo que mantenerte estable hasta que lleguen los paramédicos.
- ¡Qué me pasa, dime! – la había sujetado de la muñeca con la poca fuerza que pude reunir.
- Tienes otra herida similar a la del hombro… en el brazo, parece estar comprometida alguna arteria, por eso sangras tanto – mientras hablaba me cubrió con una manta de viaje.
- Lo esta haciendo bien Scott, mantenga la presión.
Volví a tomarla de la muñeca, tenía que averiguar alguna cosa más antes de perder la consciencia.
- Eso no puede ser… ustedes no se han separado de mí… desde que salí del hospital. ¿Cómo puedo haberme herido… cómo?
- No puedo responder a eso, estoy tan confundida… – las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Observaba sus labios moverse, pero el sonido era tan lejano que no alcanzaba a comprender lo que decía, todos los sonidos a mi alrededor se iban desvaneciendo. Luego una oscuridad repentina, después todo se sumió en el silencio…


De nuevo desperté en el hospital, pero ahora no me sentía tan bien como la primera vez. Intente moverme y descubrí que mi brazo derecho estaba conectado a una bolsa que pendía de un tubo metálico.
- Al fin despertaste – era la voz de Scully, lucía tan cansada y demacrada.
- ¿Por cuánto tiempo he permanecido inconsciente?
- Unas 36 horas aproximadamente. No había forma de detener la hemorragia, sé bien que no padeces de ningún trastorno sanguíneo. Como respuesta hematológica normal tus plaquetas se habían activado, sin embargo seguías sangrando. Tuvimos que aplicarte un hemóstatico bastante fuerte, asumiendo ciertos riesgos. Un compuesto de aprotinina, fibrinógeno humano, trombina, calcio…
- Por favor, ya basta, me estas mareando con toda esa terminología médica – la vi sonreír, me había lanzado todo aquel palabreo deliberadamente.
- Bueno, resumiendo, el hemostático se aplico en la zona, y afortunadamente tu organismo reacciono bastante bien. Ahora te estamos poniendo una solución salina.
- ¿Cuánto tiempo voy a quedarme aquí?
- Ya me extrañaba que no hicieras esa pregunta. Deberás quedarte unos tres o cuatro días en observación.
- ¡Que!, no pienso estar echado aquí aburriéndome…
- Se quedará el tiempo que sea necesario agente Mulder – hasta entonces no había reparado en la presencia de otra persona en la habitación. ¡Skinner, Skinner!, y la cara que traía no presagiaba nada bueno, al menos para mí.
- Señor, qué hace usted aquí.
- Ayudando a su compañera a mantenerlo con vida. Al parecer siente una particular predilección por actuar por su cuenta poniendo en riesgo no solo su integridad física sino la de todos a su alrededor. Nunca mide las consecuencias de sus acciones. Se le están agotando las opciones Mulder, no sé cuánto más pueda hacer por usted.
- ¿Lo llamo Halpern no es cierto?
- En este momento no es importante quién me haya llamado. Solo intente controlar ese carácter suyo y mantenerse quieto. No me obligue a tomar medidas drásticas.
A qué se refería con “medidas drásticas”, ¿a relevarme del caso?, con toda seguridad que de eso se trataba.
- ¿Hay alguna novedad? – pregunté, dirigiéndome a Scully, evitando mirar al Director Adjunto que se había alejado para tomar siento en uno de los sillones de la habitación.
- Halpern ha puesto unas patrullas de vigilancia en la playa. Otro grupo de sus hombres siguen buscando pistas en el bosque. El Oficial de policía me pidió que le entregara el manuscrito… también quiso el grabado, he tenido que entregarle ambos – ella debió observar mi gesto de frustración – pero antes de entregárselos les saque una copia – levanto sonriente unas hojas frente a mis ojos. Súbitamente la sonrisa se borro de sus labios y continuó hablando en un tono confidencial. Evidentemente la presencia de nuestro jefe en la habitación no resultaba cómoda para ninguno de los dos – Cuando me asegure que estabas fuera de peligro deje por unas horas a Scott contigo. Regresé al hotel para revisar tus notas, he estudiado muchos detalles que desconocía sobre… sobre lo que estamos investigando, pero es poco o nada lo que he conseguido aclarar.
El sonido de un celular detuvo nuestra conversación. Skinner se levantó rápidamente y salio al pasillo a responder la llamada, cuando volvió su rostro se veía tenso y preocupado.
- Agente Scully, puedo hablar con usted en privado – ella me dio unas palmaditas en la mano y salio tras los pasos de nuestro jefe.
Algo grave había ocurrido, estaba tan seguro de ello, como de que permanecía acostado en esta maldita cama sin poder hacer nada. Apenas desaparecieron por la puerta, Scott ingreso por ella, me hizo un saludo y se acomodo en el asiento que antes había ocupado mi jefe. Permanecía tranquilo fingiendo leer una revista, pero yo sabía que lo habían dejado ahí para vigilarme.
- ¡Scott! – Lo llame, tratando de sonar amistoso – ¿puede hacerle una pregunta? – el me miro con desconfianza, pero logre que se acercara – Podría asegurar que algún hecho importante acaba de ocurrir, ¿sabe algo sobre esto?
- Solo sé que tengo ordenes de que se mantenga en reposo, en su condición no puede hacer nada, además ya hay gente ocupándose de todo – se callo de inmediato percatándose de que había hablado de más – Por favor, solo intente dormir.
¡Dormir!, que absurda sugerencia. Los hombres que estaban a cargo no tenían idea a lo que se enfrentaban. Cómo perseguir lo que no se conoce. Qué podía hacer Halpern a quien parecía importarle más dejarme en claro que ese era “su territorio” o Nelson y su estúpida arrogancia. Solo podía contar con mi compañera y Skinner, ellos eran los únicos en quien podía confiar, que me escucharían y finalmente tendrían que rendirse ante la verdad, por más inverosímil que esta pareciera. Nadie prestaba atención a los escritos de aquel hombre, y en ellos estaba la clave de todo.
- Scott, ¿han encontrado otro cuerpo, no es así? – me miro sorprendido, luego una sonrisa apareció en sus labios.
- Sus padres no se equivocaron en llamarlo Fox.
- Detesto mi nombre. A quién se le ocurriría ponerle a un hijo un nombre así.
- No sé, tal vez intuían su personalidad, usted se parece mucho a ellos. A diferencia de otros cánidos, los zorros no cazan en manada, acechan sus presas en soledad. En general desconfían de los humanos. En las culturas occidentales el zorro es considerado un símbolo de astucia e inteligencia, siempre silencioso y cauteloso. Incluso se les asemeja en el color de los ojos.
Todo aquel palabreo me desconcertaba. Dónde infiernos iba con todo esto. ¿El color de mis ojos?... Bien, le seguiría el juego, ¿pretende esconderme cosas?, ya lo veremos.
- Vaya, parece que le gustan mucho los zorros – le comente dándole un toque deliberadamente malicioso a mis palabras.
- Viví buena parte de mi vida en Australia, allá los cazan indiscriminadamente, son considerados una plaga. Una vez vi como mataban a una hembra y sus crías, me sentí enfermo. Les dispararon sin piedad. Siempre me han parecido animales tan hermosos.
- ¿Qué edad tenía cuándo sucedió eso?
- Unos 10 años, nunca podré olvidarlo. Fueron unos chicos algo mayores que yo los que cometieron esa atrocidad y parecían disfrutar con ello. Nunca más volví a frecuentarlos.
- No soy especialmente un amante de los animales, pero probablemente hubiera sentido lo mismo que usted. Disfrutar con la agonía de otro ser vivo es aberrante.
- ¿Me permite llamarlo Fox?, no en público por supuesto – me pregunto y me observaba como si yo fuera algo excepcional. Me sentía incómodo por lo que fuera que despertara en él. ¿No en público?, es qué acaso pensaba que íbamos a tener algún tipo de intimidad. Creo que las cosas estaban yendo demasiado lejos.
- No, no es buena idea Scott. A duras penas permito a mi madre llamarme así.
- Perdoné, fue un atrevimiento de mi parte, yo no sé nada sobre usted realmente.
- He sido yo quien ha alentado todo esto… necesitaba saber qué había ocurrido. No he jugado limpio, lo siento Scott – me miro desilusionado, luego puso una de sus manos sobre la mía y volvió a sonreír.
- Está bien agente Mulder, desconozco los detalles exactos, pero hoy en la mañana reportaron el hallazgo de otro cuerpo. Se trataba de Steven Harrison – al oír aquel nombre me incorpore de la cama de un salto – tenga cuidado, las heridas son demasiado recientes. No deseo volver a verlo sangrar. Vamos, acuéstese de nuevo, por favor.
- ¡Harrison!, el testigo que entrevistamos hace…
- Hace dos días.
- ¿En qué circunstancias murió?
- Solo escuché a su jefe mientras hablaba por teléfono, no tengo más pormenores. Recuerde que he permanecido asignado a usted durante todo este tiempo.
- Scott, averigüe lo que pueda sobre la muerte de Steven Harrison.
- No me pida eso, si Halpern o el señor Skinner se llegan a enterar que le di algún tipo de información puedo darme por muerto. No conoce a Halpern, tiene sus métodos para hacerle la vida a uno insoportable.
- Comprendo, ya he probado sus “métodos”… pero Scott, si no hacemos algo más gente morirá, estoy seguro. Usted ha visto cosas inexpliclables, le asusta admitir que son ciertas, pero no puede ignorarlas, tiene que confiar en su instinto.
- Veré que puedo averiguar, solo prométame que se quedara quieto. Hablare con Horwood, el debe tener los detalles de la autopsia. Frank, mi compañero, estaba de guardia durante la madrugada, confío plenamente en él, además no tendría porque extrañarle que le pida informes sobre el caso.
- Lo esperaré, no haré nada que lo comprometa – el asintió, y lo observe salir al pasillo.
Me es insoportable la inacción. Conozco mejor que nadie los detalles relacionados con este caso, lo he venido siguiendo a lo largo de más de seis estados. Sé cómo actúa este ser, Holstein lo convoco sin saberlo. En su diario dice que “el sucumbirá un día determinado en una hora determinada y en un minuto determinado, al llegar al límite de su vida”. Dos cosas me intrigan, dos incógnitas a las que no he hallado respuesta en ninguno de los textos que he consultado. Si es un ente invisible, ¿cómo entonces existen dibujos o grabados de este a través de la historia?, ¿existe un momento o una forma determinado en que es posible verlo?, y lo más sobrecogedor de todo: ¿Cómo se mata algo que no muere? Mis notas, necesito mis archivos. Pueden impedir que me mueva, pero no pueden impedirme pensar. Scully tiene mi portátil, tendré que recurrir de nuevo a Scott.
Debo haberme quedado dormido. Sentí que alguien me sacudía suavemente por el hombro, era el joven oficial. Cuánto tiempo hace que llevaba observándome. Consulte mi reloj, afortunadamente solo habían transcurrido unas tres horas desde que se separo de mi. Ojala traiga noticias importantes.
- ¿Hace mucho que llego Scott? – le pregunte.
- Unos diez o quince minutos.
- Debió despertarme de inmediato.
- Es que se veía tan tranquilo, creo que necesitaba esas horas de sueño.
- Sí, probablemente tenga razón, pero dígame, ¿pudo averiguar algo? – lo vi sacar una pequeña libreta del bolsillo de su uniforme y consultarla.
- Harrison fue encontrado muerto en su departamento, fue su casero el que reportó su hallazgo; refirió que como regla siempre pasaba por su departamento a las seis de la mañana para salir a trotar juntos. Le extraño que pese a sus reiterados llamados no respondiera, así que fue por sus llaves. Lo que halló debe haberlo dejado en shock. Por lo que me cuenta Mark el pobre hombre ha tenido que ser internado…
- Al grano Scott, qué fue lo que vio el casero – hizo un gesto de molestia, por lo visto no le agrado mi interrupción.
- Bien, Harrison presentaba desgarros en varias zonas del cuerpo, especialmente en el rostro. Las heridas le ocasionaron la muerte por la perdida de sangre. Hable con Horwood…
- ¿Y bien? – empezaba a impacientarme ese aire de teatralidad que le daba a los temas que le eran incomprensibles.
- Me comento que si bien la causa de la muerte habían sido por hipovolemia, el cuerpo presentaba síntomas de deshidratación severa y descenso en los niveles de lactosa y ácidos grasos antes de la muerte.
- ¿Sabe algo de mi compañera?
- En este momento esta reunida con su jefe, el Oficial Halpern y el teniente Nelson.
- Bonito cuarteto. ¡Ninguno querrá escucharme!
- Yo estoy aquí agente Mulder.
- Sí lo esta, pero me pregunto ¿qué tan lejos llegaría para encontrar la verdad, estaría abierto a aceptar posibilidades extremas? ¿Estaría dispuesto a pasar por encima de las reglas?
- Creo que ya lo hice. ¿Qué necesita Mulder?
- Mi portátil, se encuentra en el hotel. Como ve no puedo darle las llaves, no llevo nada encima – sentí enrojecer un poco, realmente no tenía puesto nada salvo esas estúpidas batas de hospital que se cierran por la espalda y dejan casi todo al descubierto – esta guardada… no espere, Scully dijo que había estado revisando mis archivos, probablemente se encuentre a la vista o… la haya llevado con ella a la reunión. No, no, esto sería poco lógico de su parte, ella sabe que nada de lo que hay ahí resultará creíble. Oh, solo búsquela, estoy a punto de… ¡mierda!
- Es arriesgado lo que me pide, ¿si alguien me encuentra rebuscando en su habitación, qué demonios voy a decirles?
- Usted es policía, será sencillo que le den acceso al hotel sin hacerle preguntas. Si se topa con alguno de los otros, pues… no sé, use su imaginación, dígales que en el hospital le pidieron algunos datos, y dado que no podía interrumpir la reunión decidió irlos a buscar usted mismo.
- Subestima a sus colegas, piensa que me van a creer eso.
- ¿Le han dicho que es usted exasperante Scott?, vaya por la portátil o no, pero déjese de dar tantos rodeos – el hombre salió sin decir ni una palabra, no sabía si me estaba abandonando a mi suerte o iba en busca de lo que le había solicitado.
Mire mi reloj por décima vez, solo habían transcurrido cuarenta y cinco minutos; pero sentía que cada minuto era una interminable hora. Estaba peor que antes, no sabía a qué atenerme con relación a Scott. Observe la bolsa que pendía sobre mi cabeza, estaba por terminarse, creo que ya tenía suficiente solución salina en mi organismo. Iba a arrancarme la vía del brazo, cuando vi entrar al policía, llevaba una pequeña maleta en la mano, pero la arrojo sobre el sillón cuando se percató de lo que estaba por hacer. Literalmente se arrojó sobre mí, arrancándome un quejido de dolor.
- ¡Quítese de encima!, ¿acaso tiene ordenes de matarme? – Quito su peso, pero no se apartó de mi lado, sentía su respiración en mi cuello - ¡maldita sea, suélteme!
- ¿Cuándo va a dejar de hacer tonterías?, entiendo que le moleste estar echado en una cama sin poder ir y venir como usted quisiera,  ¿piensa que quitándose la vía va a mejorar las cosas?… Prométame que va tranquilizarse o no le daré nada.
- Sí, sí, pero ya quítese, no ve que me está lastimando – cuando me escucho decir esto último me soltó de inmediato.
- Perdone, pero es que usted saca de quicio a cualquiera.
- ¿Ah sí?, como lo siento. Bueno, ¿trajo lo que le pedí? – busco con los ojos el lugar donde había dejado caer la maleta y me la entrego.
- Gracias… eh, ¿podría ayudarme a inclinar un poco la cama? Así está bien. Scott, porque no va a comer algo, debe sentirse hambriento – Me molestaba que anduviera a mí alrededor revoloteando como una mariposa, yo no era ningún bombillo de luz.
- En realidad no tengo demasiada hambre, voy por un café – Ah, como deseaba que todas las máquinas dispensadoras del hospital estuvieran estropeadas, así se tardaría un buen rato en volver.
Que complicado era leer sin la ayuda de mis anteojos, pero pedirle estos al oficial sería demasiado, incluso para mí. Así que tuve que forzar la vista. Al cabo de una hora la cabeza me estallaba, pero tenía que seguir; debía continuar reuniendo información, atando cabos, buscando la conexión entre las personas atacadas, las circunstancias de sus muertes, las características de los lugares donde estas habían ocurrido. Era la primera vez que había leído el testimonio de una de las víctimas, que conocía en toda su terrible crudeza la agonía de un alma atormentada.
- ¿Mulder, está despierto? – Su mano descansaba en mi hombro en una caricia suave, casi imperceptible – ¡demonios!, es que este hombre no podía hablar sin ponerme las manos encima. Al sentir el contacto instintivamente me eche hacía atrás. Él lo noto y sonrió desilusionado – es que le han cambiado la solución endovenosa y usted no se ha dado por enterado.
- Yo pensaba que no me iban a poner más de eso… – escuchamos una voz llamarlo por su radio, él se apartó un poco para responder – Se puso muy pálido, le vi apretar los puños en señal de impotencia – qué, qué pasa – le pregunte alarmado.
- Es un mensaje de Mark, le pedí que me mantuviera informado. ¡Ha vuelto a matar!
-Walter Reeves… ¿no es así?
- ¿Cómo ha podido saberlo?
- Tiene miedo, se siente acorralado y está eliminando a todos los que siente como amenazas. Harrison y Reeves eran los únicos testigos que hablaron de él… sabe que Halpern y Nelson van tras sus pasos. Debe dar aviso para que tomen precauciones, por ningún motivo deben quedarse solos, es importante que permanezcan en lugares bien iluminados, la oscuridad es su aliada; su poder se ve aumentado al anochecer. Oh, Skinner y… ¡Scully! ¡Scully!, ella corre peligro – Me arranque la vía y me levanté de la cama. Todo daba vueltas alrededor, sentí un brazo alrededor de la cintura y otro sobre mi hombro sano. Luche con todas mis fuerzas por deshacerme del agarre pero era inútil, estaba demasiado débil – Se trata de mi compañera, ¿es que no puede entender eso? Ella se encuentra aquí por mí causa, no soportaría verla sufrir de nuevo… Tiene que ayudarme a salir de este hospital.
Ya no me importaba nada, estaba abrazado del agente sollozando como un niño extraviado, preso de una angustia insoportable. Scott me llevo de vuelta a la cama, cuando me separe de él note que tenía la chaqueta manchada de sangre… mi sangre.
- ¡Dios!, llamare a los médicos – pero antes de que pudiera moverse lo detuve tirando de su brazo hacía mí. Nuestros rostros casi se rozaban.
- ¡Usted no llamará a nadie me escucho Scott! ¡Va a ayudarme a encontrar algo de ropa! Oh, váyase al infierno, yo mismo la buscare – no conseguí dar ni tres pasos cuando ya estaba de nuevo siendo sujetado por el oficial.
- ¡Ya fue suficiente Mulder! Muerto no va ser de ayuda para su compañera, ni para nadie… pero siga, siga, quiero ver hasta dónde llega con su absurda terquedad.
- Bien, bien… pero no llame a nadie, no permita que me seden, necesito estar despierto.
- Pero deben volver a revisarle la herida y colocarle la vía.
- Hágalo usted.
- ¿Yo?, no sabe lo que dice.
- Él debe estar buscando una nueva víctima, alguien a través de quien pueda realizar lo que ahora no le es posible… recuerda lo que Holstein escribió en su diario: “El me espía, me domina. Controla mis actos, mis movimientos y mis pensamientos. Tengo que obedecerle, ¡quién es este ser invisible que me domina!”
- Mulder… – los ojos del hombre se habían clavado en mi costado. Baje mis ojos, tenía empapado todo el lado izquierdo de sangre – ¡Déjeme llamar a alguien, se va a desangrar!
- ¡Hágalo Scott!, pero no permita que me pongan ningún sedante… ¡no puedo, no debo dormir ahora!
- Pero… ¿el dolor?  Además lo que me pide esta fuera de mi jurisdicción.
- Él no me ha matado, tengo sus garras en mi cuerpo, algo de su esencia ha entrado en mí al tocarme. Ese ser lo ignora… esta tan ansioso de huir que me ha olvidado, pero yo tengo ahora un nexo con él. No me mire con esa cara Scott, usted sabe que no estoy delirando, estoy perfectamente cuerdo. Usted mismo ha visto vaciarse el vaso de agua sin saber cómo, vio esta segunda herida surgir de la nada… ha leído los informes forenses de las muertes de Adler y Horwood, ambos con detalles inexplicables… ¿y aun no cree? – el oficial cerro los ojos y asintió.
- Haré lo que pueda para que no lo seden – salió a toda prisa de la habitación. Mi mente, mi corazón, mi ser entero estaban concentrados en mi compañera.
Todo lo que había leído me daba vueltas en la cabeza, eran como mil trozos de nada tratando de tomar forma. Mil palabras sueltas intentando formar una idea.
Era capaz de sentir miedo, por lo tanto no era por completo invulnerable. Si no encontraba “su alimento” en cantidad suficiente, probablemente se debilitaría… era por eso su desesperación, necesitaba encontrar un nuevo huésped, alguien a quien succionarle la vida y utilizar para sus fines.
Las fuerzas me abandonaban y la consciencia también, luchaba por no ceder a la debilidad que se iba apoderando  poco a poco de mí. Los párpados se me cerraban; antes de perder el sentido observé ingresar a los médicos, los sentía maniobrar sobre la herida, ir y venir manipulando instrumentos.
Mi mente se vio inundada de recuerdos de las historias que había leído; de cómo la gente desde los albores de la humanidad temió a la oscuridad por diversas causas, desde peligros reales como verse atacados por fieras o ser asaltados y asesinados; hasta aquellos que respondían a razones que apelaban a lo sobrenatural: vampiros, demonios, muertos que retornan a la vida. La oscuridad era considerada traicionera, cerraban puertas y ventanas para mantener la noche y sus peligros afuera; algunos dormían sentados negándose a acostarse para que el demonio no se les introdujera por la boca.
“Se pueden percibir los rumores, los olores y hasta el sabor del aire. Los sonidos del bosque cuando el viento sopla sobre los árboles se asemejan a los gritos de algún angustiado ser ”
Y qué hacía el hombre de otras épocas para vencer a la oscuridad… usaba el fuego para ahuyentar los horrores que se ocultaban en ella.
Busque con ojos desesperados a Scott mientras me llevaban por un largo pasillo, alcance finalmente a divisarlo.
- ¡Scott, el fuego… el fuego puede destruirlo!
- ¿Qué dice Mulder?... ¿qué dice? – repetía mientras intentaba acercar su oído a mis labios. Cerré los ojos para reunir toda la energía que me fuera posible.
- ¡El fuego! – le grite… ¿me habrá entendido?... Lo he perdido de vista en este laberinto de pasillos.

Anotaciones de Dana Scully, Agente Especial del FBI



“Vine a buscar algo en cuya existencia no creía, me he quedado a pesar de mí misma, a pesar de todo lo que siempre ha sido valido para mí. Y aquí me quedare hasta que tú padezcas de este mal inquietante que consume tu apasionada energía.
¿Cómo puedo conciliar lo que veo con lo que sé? Tengo tus notas entre mis manos y me siento incapaz de establecer conexión alguna entre ellas y lo que viene ocurriendo. Son como lecturas que para mí carecen de toda lógica y razón.
¿Qué es este ser cuyo grabado sostengo frente a mis ojos? Recuerdo como esta grotesca imagen nos impactó a todos la primera vez que la vimos, pero sobre todo pareció apoderarse de ti. Tengo que descubrir lo que tu enfermedad te impide encontrar”


Mulder está gravemente enfermo. Hemos aplicado el mismo tratamiento que usamos para tratar la herida del hombro; le han sido aplicados hemóstaticos y solución salina, solo que en esta ocasión ha sido necesario hacerle una transfusión. Su organismo parece haber respondido favorablemente al tratamiento; sus signos vitales en general se mantienen dentro del rango de lo normal. Todo indica una mejoría, pero al anochecer un extraño cambio se opera en él. La frecuencia de sus pulsaciones se hace menor, su respiración se dificulta y parece sumirse en un letargo morboso. Entonces lo escucho gemir entre sueños, trato de entender lo qué dice, pero apenas si capto algunas palabras: “¡déjame en paz!, ¡aléjate!, ¡aléjate!” Lo veo abrir los ojos y clavar su mirada en la mía; es una mirada de súplica, de un miedo indescriptible, comprendo que quiere hablarme pero su extrema debilidad se lo impide y esto parece contrariarle mucho, porque se agita en la cama como si quisiera deshacerse de un peso que lo abruma.
Han transcurrido tres días, los crímenes parecen haber cesado, al menos por el momento. Yo no me aparto de su lado, salvo para hacer una comida ligera o mudarme de ropa; cuando tengo que salir le pido a Scott que permanezca a su lado. Antes no había notado esto, o es quizá que estoy cediendo al cansancio físico y mental, pero al ingresar a la habitación de mi compañero percibo un olor extraño… ¿Cómo calificarlo? Es como el hedor que exhalan las ciénagas de los bosques, ese conjunto de olores de seres vivos en descomposición, animales y plantas; agua estancada y aire corrupto. Si la muerte existe, no definida como la pérdida irreversible del orden orgánico, de la capacidad de autorregulación, del funcionamiento del organismo como un todo; sino como un ente que deambula entre nosotros… este sería sin duda su aroma. Oh Mulder, como te burlarías de mi si pudieras escuchar mis pensamientos, si yo misma no me reconozco en las ideas que me vienen a la mente. Le he preguntado a Scott sobre esto, no directamente, es una persona bastante sensible y fácil de ser influenciada y necesito una opinión objetiva. ¡El me lo ha confirmado!, me dijo que no me lo había comentado antes porque pensaba que eran ideas suyas y que el olor provenía de fuera. Pero ambos nos hemos asomado a la ventana y afuera el aire es limpio y fresco. El oficial me comento otra cosa que me dejo extrañada; me ha dicho que Mulder antes de sumirse en este estado le gritaba algo relacionado al fuego… ¿pero qué quería decir con esto?
Definitivamente estoy emocionalmente muy fatigada, creo que estoy empezando a padecer de alucinaciones. Me he adormilado sosteniendo una de sus manos entre las mías, de pronto un ruido ligero me despertó, era un sonido suave. Entonces he visto… ¿realmente he visto lo que creo? Siempre llevo el expediente del caso conmigo para revisarlo, suelo dejarlo sobre el velador cuando siento que debo tomarme un descanso. Y sin embargo, allí estaba suspendido en el aire, las hojas de este pasaban una tras otra, con cierto espacio de tiempo; como si alguien estuviera concentrado en leer lo que había escrito allí. Me levanté con rapidez, al instante el movimiento ceso y el file cayo al piso esparciendo las páginas que se encontraban sueltas. Cuando me acerque para levantarlo, tuve que reprimir un grito de sorpresa, las últimas hojas que Mulder había anexado escritas a mano estaban tachadas con un resaltador oscuro que hacía imposible su lectura. Al retroceder, el taco de mi zapato choco con algo y me incline para ver de qué se trataba, era un grueso marcador de pizarra… ¡Dios mío!, ¿de qué se trata todo esto?
Skinner me ha comunicado que él velara a Mulder esta noche. No he podido negarme, temo agotar mi mente y no poder serle de utilidad a mi compañero, además el Director Adjunto no me ha hecho una petición sino que me ha dado una orden. Me dijo a manera de broma que ya tenía suficiente con lidiar con este agente en especial (era un juego de palabras), para que ahora tuviera que hacerlo conmigo también. Me observo por unos instantes y luego apoyo suavemente sus grandes manos sobre mis hombros: “Se ve extenuada agente Scully, es indispensable que duerma bien por lo menos un par de horas. Le prometo que si ocurre algún cambio la llamaré de inmediato” Es cierto, estoy cansada... estoy enloqueciendo, no lo sé. Confió en Skinner, él lo cuidara bien.


Anotaciones de Walter S. Skinner, Director Adjunto del FBI




“Nunca expreso a nadie mis sentimientos ni comparto mis pensamientos, siento que el silencio es la forma que he encontrado para seguir viviendo. Nadie puede echarte en cara algo que no ha salido de tus labios.
Me sentía abrumado, quizá nunca tendría la oportunidad de sincerarme con Mulder. Fue el único que consiguió en una ocasión que me abriera con alguien, él creyó en mí cuando todo me acusaba.
No sabía si podía escucharme o no, pero necesitaba hablarle, poder quitarme este peso que por tanto tiempo he llevado sobre mis hombros: Agente Mulder, desde que fui asignado como superior suyo, todos mis principios empezaron a tambalearse. Usted creía con tanta fuerza que a menudo me dejaba sumido en la incertidumbre. Sin embargo, debía cumplir con mi deber, ser imparcial, objetivo. Pensé que había elegido el camino correcto, que era posible hallar un equilibrio de intereses, pero esto es algo que jamás podrá existir. Su búsqueda debió haber sido la mía. Jamás me jugué por nada, nunca quise tomar partido. No permití que usted me convenciera. No fui la clase de aliado que necesitaba. Si yo le hubiera creído quizá no estaría ahora tendido en esta cama”


He conseguido que la agente Scully se retire a descansar. Sé de su devoción incondicional por su compañero, pero de continuar así, podría colapsar en cualquier momento. Ella es tan testaruda e incansable como Mulder mismo cuando se trata de hallar una respuesta. Cada quién buscándola a su manera; una con la racionalidad de la ciencia, el otro con la fuerza de sus creencias, cómo podían mantenerse unidas dos personalidades tan opuestas, no me siento capaz de comprenderlo, solo puedo afirmar que siento un profundo respeto por ambos.
Pase mucho tiempo en las selvas de Vietnam. Mi sentido del olfato aprendió a reconocer su olor. Ese olor asfixiante de vegetación muerta, de carne en descomposición. Puedo jurar que sentí ese mismo hedor cuando ingrese a la habitación de Mulder. Por un momento pensé que podía provenir de las heridas del agente; pero aquella era una idea absurda, él estaba siendo constantemente supervisado y bien cuidado. El olor se desvaneció después de unos minutos. Era extraño, pero no desapareció repentinamente, sino más bien fue como el aroma de algo que se va alejando poco a poco, mis ojos se fijaron en la ventana abierta que daba al bosque, me dirigí a ella e intente cerrarla, pero al parecer estaba averiada porque no conseguí cerrarla del todo.
Observaba al agente tendido sobre la cama, indefenso, pálido. Con el hombro izquierdo y parte del brazo vendados. Respiraba tan suavemente que en varias ocasiones tuve que observar el monitor que controlaba sus signos vitales para asegurarme de que estaba vivo.
Sonreí al pensar en las veces en que me había puesto al borde con si continua desobediencia, su desprecio por los reglamentos. Una mente brillante confinada en un sótano; siendo por igual temido y blanco de las burlas de sus colegas. Una carrera promisoria, truncada de forma tal vez irreparable. Pero nada de esto parecía importarle. Yo admiraba secretamente a este hombre, para él lo más importante era su compromiso con la verdad. Admiraba su tenacidad, la lealtad a sus creencias, incluso su arrogancia. Y pese a todo no había perdido su humanidad, la capacidad por indignarse ante las injusticias, conmoverse por el sufrimiento de los demás e involucrarse emocionalmente con ellos.
Me imaginaba cuanto debía sufrir Scully viéndolo en ese estado… ¿dónde estaba su fuerza?, esa animosidad que rayaba en lo maníaco.



Mi mano acaricio su cabello como lo hubiera hecho con un hijo de haberlo tenido. El sonido de mi móvil me saco de mis pensamientos, era Halpern, me informaba que habían encontrado otro cuerpo hacía apenas unos cuarenta minutos, presentaba las mismas lesiones que las anteriores víctimas. Me indico que el cadáver aún permanecía tibio, por lo tanto el asesino no podía estar demasiado lejos. Me volví para llamar a Scott que estaba fuera haciendo guardia, pero de pronto me sentí sujetado por la muñeca. Mulder había despertado.
“No se vaya” me dijo, su voz era débil, pero su tono se asemejaba más  a una orden que a una petición. “Por favor, debe quedarse conmigo”  “Mulder, debo ir con Halpern, déjeme avisarle a Scott… es una emergencia”  Me miro de una manera extraña. “¿Es que no entiende?, me ha dejado libre por unos minutos, unas horas, no puedo saberlo. Solo sé que debo actuar rápido. El fuego, eso fue lo que le dije a Scott antes de perder el conocimiento. Debe prender fuego a esta habitación”  “¿Esta loco?, no pienso incendiar este lugar y mucho menos con usted dentro”  “Debe hacerlo, Él está aquí, lo he visto. Todas las noches repta por las sábanas y se monta en mi pecho, acerca su boca repugnante a la mía para absorberme la vida, pero estoy tan débil ahora que no obtiene lo suficiente, por eso sale de cacería”
Nos quedamos unos minutos callados, él perdido en sus delirantes ideas y yo preguntándome si finalmente su cerebro había colapsado, terminando por perder cualquier vestigio de razón. De pronto el silencio fue roto por el sonido del agua saliendo del grifo del baño, ambos nos sobresaltamos. “Está aquí, ha vuelto, haga lo que le dije pronto, pronto… ¡ahora! Usted me dijo que deseaba ser el aliado que necesitaba, demuéstremelo ahora, confíe en mí”
El agua del lavabo había empezado a desbordarse, se escurría por los costados inundando el piso del pequeño baño y extendiéndose a la habitación. Arranque los cordones de una lámpara y los arroje sobre el piso. Se produjo un corto circuito de inmediato, el fuego no tardo en alcanzar las cortinas… en ese momento tuve la visión de un ser espantoso arrastrándose por las paredes, intentando escapar de las llamas; pronto estas alcanzarían la cama donde yacía el agente. Quite la vía a la que estaba conectado y lo tome en mis brazos. Huimos hacía la puerta de salida y la cerré tras de mí. Me quede observando por la ventanilla como… el Horla se retorcía atrapado finalmente por las llamas, sin poder escapar; lanzaba unos alaridos espantosos que parecían provenir de algún lugar remoto, innombrable.



Me quede con Mulder protegiéndolo con mi cuerpo. Pronto los bomberos estaban por todos lados. El fuego extrañamente no se propago más allá de la habitación que habíamos abandonado. Tarde en ser consciente que uno de los hombres me sacudía por el hombro. “Señor, ¿se encuentra bien? Debe dejarme examinar a su amigo, debemos atenderlo. Ya esta a salvó, debe soltarlo” A mi pesar tuve que permitir que se llevaran a Mulder de mi lado. Mientras lo aseguraban en la camilla, abrió los ojos y busco los míos, era una mirada llena de ansiedad. “¿Murió, logro matarlo Skinner, lo logro?”  “Descanse agente Mulder, todo ha terminado”



Oficina Central del FBI
Washigton DC
Una semana después.

Mi recuperación era completa. De las heridas que eran en parte el testimonio de lo ocurrido, apenas si quedaban unos leves arañazos que en sí mismas no probaban nada.
Estábamos Scully y yo en la oficina cuando recibimos el llamado de Skinner, seguramente requería el informe final del caso. Hacía un par de días que lo tenía preparado, mi compañera busco el suyo en su portafolio.
 


- Vamos Mulder, el jefe nos espera.
- ¿Me harás quedar como un payaso frente a Skinner? Si es así, debiste avisarme con tiempo para ir vestido convenientemente, olvide el disfraz y el maquillaje en casa – no me respondió nada, solo camino hasta la puerta y la sostuvo hasta que pase frente a ella, tampoco dijo una sola palabra mientras estábamos en el ascensor. Kim nos hizo pasar de inmediato al despacho del Director Adjunto. Estaba sentado frente a su escritorio con la misma expresión adusta y concentrada de siempre, con un gesto nos invitó a tomar asiento. Se acomodó las gafas y comenzó a leer nuestros informes.
- ¿Las heridas de las víctimas no corresponden a las que podría producir el ataque de un animal agente Mulder?
- Así es señor, en la zona no existe fauna salvaje predatoria, lo más cercano a ella se encuentra en South Kingstown, se trata de coyotes. Estos son animales pequeños, es imposible que causaran un daño como ese, además estos no atacan en manada, son predadores solitarios.
- ¿Agente Scully?
- Las heridas no corresponden a las de un coyote. Las huellas de estos cánidos no exceden de los diez centímetros y las mostradas en los cuerpos sobrepasan este rango. Además se debe considerar la ferocidad del ataque, estos animales por lo general no se acercan a los humanos. Las ocasiones en que han sido reportadas agresiones por parte de estos no existen coincidencias con los desgarros mostrados en los cuerpos de las víctimas.
- Tengo los testimonios de Reeves y Harrison, hablan de un ser invisible corriendo por la playa tras los pasos de Holstein. ¿Y sin embargo, usted dice haberlo visto agente Mulder?
- Testimonios que por desgracia no se pueden corroborar porque los testigos están muertos. Sí, lo pude ver y sentir. Sé bien que usted también lo vio señor, fue durante el incendio – me molestaba la actitud que tenía ahora. Quizá no se percato de que yo no estaba del todo inconsciente cuando lo escuche hablarme al lado de la cama donde estaba atrapado – Señor, todo lo que Holstein escribió en su diario era cierto, ese hombre no estaba loco.
- ¿Tiene algo más que agregar agente Scully? – se dirigió a mi compañera ignorando por completo mis comentarios.
- Solo una pregunta señor, ¿qué dice el Oficial Halpern sobre los incidentes ocurridos en West Greenwich?
- Que fueron ataques de coyotes hambrientos, ya han empezado una cacería para atraparlos y exterminarlos. Un animal que ha atacado a un ser humano debe ser sacrificado. Con respecto a Holstein, al parecer estaba en tratamiento psiquiátrico y su suicidio no fue sino el resultado de la paranoia que venía sufriendo.
Iban a emprender una matanza contra aquellos infelices animales para cubrir la verdad. Ahora resultaba que Holstein era un demente, es que nadie iba a admitir la verdad… y Scott, qué decía él sobre todo esto.
- ¿Por algún lado se consigna el testimonio del oficial Scott Sanders?
- No había razón para ello, el oficial Sanders fue trasladado al Departamento de Policía de Filadelfia al día siguiente del incendio.
- Buena forma de callarlo, enviarlo lo más lejos posible… Usted lo vio, ¡por qué no puede admitirlo! – estaba a unos centímetros de Skinner con los puños apretados, sentía a Scully tirando de mi brazo para apartarme de nuestro jefe.
- Las cosas son como son agente Mulder, ¡entiéndalo de una buena vez! – me dijo sujetándome por las solapas para soltarme después dándome un violento empujón.
- Ya fue suficiente Mulder, vayámonos de aquí – me dijo Scully clavando sus acusadores ojos en el Director Adjunto. Este bajo la mirada y fingió estar muy ocupado mientras revolvía unos papeles sobre su escritorio.
- Algún día tendrá que admitir la verdad Skinner, porque por más que cierre los ojos esta será tan poderosa que no podrá escapar de ella.



Basada en el cuento "El Horla" de Guy de Mauppasant
Algunos textos y referencias han sido sacados de los episodios:

"Grotesque"  3x14
"Avatar" 3x21
"Paper Hearts" 4x08
"Demons" 4x23
"Folie à deux" 5x19
"S.R. 819" 6x10
"Sixth Extinction" 7x01

25 febrero, 2012

El Horla III

Ella observo por largo tiempo aquella imagen espantosa. La piel descansando sobre los huesos, cediendo a estos en algunos lados y colgando como oscuros jirones; los pies firmemente posesionados sobre el pecho del hombre, informes, semejantes a las raíces de un viejo árbol. Pero lo que más impresionaba era su actitud; sus manos rodeándole el cuello, hundiéndose en la carne y esa mirada del predador que sabe que ha triunfado sobre su presa… aquellos ojos sin párpados, inhumanos. Esa cosa solo podía provenir del infierno.
- ¿Fue esto lo que viste? – me dijo Scully en un susurro.
- No vi nada, ya te lo dije, pero estoy seguro que fue El quien estuvo en el bosque anoche, fue El quien me ataco… el Horla – mi compañera puso el grabado sobre el escritorio, con la imagen vuelta hacía el mismo.
Scott había estado escuchándonos apoyado en el marco de la puerta. Estaba pálido con los ojos muy abiertos mirando hacía donde yo estaba.
- Scott, creo que usted necesita el agua más que yo – mi voz lo sobresalto y recién pareció tomar consciencia de sí mismo, enrojeció vivamente  avergonzado de su pasividad.
- Perdone agente Mulder, me he portado como un idiota – se volvió para buscar el vaso, pero de pronto dejo escapar un gemido.
- ¿Qué sucede oficial? – le pregunto Scully alarmada por la actitud del joven. Ambos nos precipitamos rápidamente hacía este, su palidez se había incrementado y parecía a punto de perder el conocimiento. Pero hizo un esfuerzo y se sobrepuso.
- ¡Ese vaso estaba lleno de agua cuando lo traje!, recuerdo haberlo llenado en el grifo de la cocina y dejarlo sobre el estante… ¡Nadie ha entrado aquí!, ¿dónde está el agua entonces? – fijamos nuestros ojos en el vaso que Scott mantenía en alto… ¡estaba vacío!
- El vaso puede haberse volcado y dejar caer el agua – Mi compañera lo hizo a un lado buscando restos del líquido en el piso.
- Agente Scully, no estoy delirando, yo tenía el vaso en la mano y lo puse aquí cuando escuche hablar a su compañero. Al buscarlo estaba exactamente en el mismo lugar… solo que no había nada en el. Si se volcó como dice usted, debía estar ladeado y el agua sobre el piso, o hecho añicos sobre este. ¡Por Dios agente Mulder!, qué es esa cosa dibujada allí, ese… Horla como lo llamo usted.
- Hablaremos de eso más tarde, cuando nos reunamos con Halpern y Nelson… o quizá podamos enterarnos de algo más – dije recordando las hojas de papel que aún tenía en mis manos – salgamos de aquí y vayamos al salón, el aire en esta habitación es irrespirable.
Abandonamos la estancia en silencio, estoy seguro que todos nos alegramos de alejarnos de aquella maldita habitación.
Tomamos asiento en el lugar más iluminado del amplio salón, frente a una mesa baja y oscura. Desplegué las hojas sobre mis rodillas, estaban bastante estrujadas – sentía los ojos de Scully y Scott sobre mi, ansiosos de que iniciara la lectura de aquel diario.


- Quizá debamos leer esto en presencia de su jefe y del teniente Nelson.
- Usted sabe que esta escrito allí agente Mulder, casi podría asegurar que las estaba buscando – me sorprendió la agudeza del oficial.
- Efectivamente, las estaba buscando Scott.
- ¿Por qué, cómo sabía qué existían?
- No es a primera vez que investigo un caso como este, aunque siempre lo hice a través de reportes de terceras personas. Testimonios de otros investigadores a los que nadie hizo caso, archivos que prefirieron guardar en la oscuridad, casos que hasta hoy permanecen abiertos. Suicidios inexplicables, asesinatos violentos, locura colectiva. Por eso los departamentos de policía los mantenían en silencio. Estaba fuera de cualquier protocolo policial, cómo admitir que no sabían a quién o qué estaban persiguiendo.
- ¿En qué lugares ha ocurrido antes algo como esto?
- Delawere, Connecticut, New Hampshire, Maryland, New Jersey…
- Todas regiones ubicadas en la costa atlántica. ¿Estos acontecimientos están relacionados con su cercanía al mar?
- Esto solo puede transportarse de un lugar a otro por el agua de mar – Scully había arrojado el grabado sobre la mesa – me volví hacía ella sorprendido. La racional científica, tomando partido por lo sobrenatural.
- Pero entonces por qué no ha atacado otras zonas. Son muchos los estados costeros a los largo del Atlántico y del Pacífico.
- Porque no es libre de llegar donde desea, necesita ser llamado.
- Esto parece una conversación de locos… no sé qué pensaría el Oficial Halpern si pudiera escucharme en estos momentos. Tiene un buen concepto de mis capacidades.
- Tiene razón en tenerlas, es usted buen observador y razona con rapidez. Solo me pregunto hasta qué punto será capaz de mantener la lógica de sus razonamientos frente a aquello que resulta inexplicable para la ciencia, a hechos ocasionados por fuerzas inteligentes desconocidas. Yo he mantenido mi mente abierta a estos acontecimientos y esto ha sido al entender de muchos el “suicidio” de mi carrera.
- Como policía me baso en los hechos para poder iniciar una investigación, elementos tangibles. He acompañado a Harlpern en sus encuestas y escuchado los testimonios de los testigos, todo me ha parecido una especie de paranoia colectiva. He podido examinar las lesiones en el cuerpo de Adler y…  – apunto con su delgado dedo a mi hombro – observar la que tiene usted, ambas presentan similitudes… ahora me muestra un grabado de un ser con garras que podrían muy bien encajar con las heridas de ambos; he visto ese vaso lleno y luego quedarse vacío sin que nadie lo haya tocado. No sé que pensar, cómo empezar una investigación seria, si las evidencias son tan… Dios, oscilan entre la lógica y lo absurdo.
- Scott, yo he trabajado en ese límite en estos últimos cinco años. He visto cosas que aún hoy no puedo explicar. Me aferro a mi ciencia para tratar de explicar los hechos, pero han existido ocasiones en que he sentido tambalearse todo en lo que creo; entonces, mi vacilante fe fue fortalecida por la fuerza de sus convicciones – ella busco mi mano y nuestros dedos se entrelazaron con fuerza. Me acerque al joven oficial y puse uno de mis manos sobre mis hombros.
- Vayámonos de aquí Scott, no queda más que ver en este lugar – consulte mi reloj, eran las cinco de la tarde – estamos a tiempo para hablar con la señora Holstein.
Nos pusimos todos en marcha, íbamos en silencio siguiendo el auto patrulla de Sanders. Mi compañera estaba sumida en sus pensamientos, tenía esa mirada introspectiva que adoptaba cuando su mente sopesaba consistentemente toda la información de la que disponía para alcanzar una respuesta lógica.


Residencia de los Davis
5:30 p.m.

Scott descendió rápidamente y se acerco al policía que resguardaba el lugar. Con rapidez fuimos introducidos a la casa. Había dos mujeres sentadas en un pequeño sillón, una de ellas tenía el rostro hundido entre sus manos, la otra mantenía un brazo alrededor de sus hombros de manera cariñosa y protectora. Al advertir nuestra presencia, la más joven levanto el rostro, mientras secaba sus lágrimas con un pequeño pañuelo que apretaba en una de sus manos. La señora Holstein era una joven atractiva, de unos treinta años, la otra mujer de rasgos muy similares a los suyos debía ser la hermana que había mencionado Halpern. Desde el patio trasero nos llegaban las risas de unos niños. La mayoría de muebles se encontraban amontonados en la esquina del salón. Por todos lados se veían grandes cajas de cartón a medio llenar, en su mayoría contenían vajillas, adornos y libros. Aquellas personas estaban haciendo los preparativos para una mudanza.
- Señora Holstein, somos los agentes Scully y Mulder – dijo mi compañera mostrando su credencial y haciendo un ligero movimiento en mi dirección para presentarme – quisiéramos hablar con usted unos minutos. Sabemos que está pasando por un momento doloroso, así que trataremos de ser breves.
- Señora, necesitamos saber si tiene alguna idea de la razón por la que su esposo se encontraba en ese estado – la mujer se quedo varios segundos en silencio, se había puesto aún más pálida de lo que estaba, por un momento temí que fuera a desmayarse – ¿Se siente bien señora, necesita alguna cosa?
- No agente, es solo que todavía no puedo hacerme a la idea de que ya no esta conmigo, de que nunca más escucharé su voz o sus risas… aunque hacía tanto tiempo que no reía y él solía ser tan alegre. Hace unos dos meses regreso del trabajo, su semblante había cambiado… tenía en su mirada una tristeza profunda, le pregunte si tenía algún problema. Pensé que había perdido alguna carga importante o peor aún el empleo, pero me dijo que todo estaba bien; yo sabía que mentía, nunca antes lo vi tan desolado. Siempre había confiado en mí en todo sentido, me dolía que callara. El tiempo no hizo sino empeorar las cosas, comenzó a faltar al trabajo. Actuaba como si algún peligro lo amenazara, como si esperara que alguna desgracia lo alcanzara. Cerraba todas las puertas y ventanas, yo discutía a menudo sobre esto con Justin, le decía que el aire de la casa se estaba tornando irrespirable debido al encierro, pero él solo me miraba y me decía que era lo mejor para nosotros, que la oscuridad era traicionera y debía mantenerse afuera. Yo no entendía nada de lo que decía, llegue a pensar que podía haber cometido algún desfalco, o haberse involucrado en el narcotráfico, pero de inmediato deseche estas ideas, Justin siempre fue un hombre correcto, pero había sido tentado innumerables veces – la mujer se detuvo y bebió un poco de un líquido ambarino que su hermana le sirvió – Oh, perdonen señores, no les he ofrecido nada, quieren algo de beber.
- Un poco de agua estaría bien señora – ella detuvo el vaso antes de que el borde llegará a sus labios y me observó espantada.
- ¿Agua, agua dice?, no encontrara aquí ningún recipiente que la contenga, ninguno.
- Perdón señora, no quise incomodarla – Scully me miraba con desaprobación, sabía que mi petición no fue hecha sin pensar.
- Acabemos esto pronto se lo ruego – me pidió con una mirada suplicante.
- Nos decía que el comportamiento de su esposo empeoraba, que se sentía amenazado. Usted acudió a buscar ayuda donde el Oficial Halpern, ¿no es así?
- Es cierto, las cosas llegaron a un punto en que ya no podía soportarlo más, Justin empezó a poner seguros en todas las puertas, ya no le bastaba con cerrar las ventanas, había empezado a sellarlas con cinta… temía que mi esposo estuviera perdiendo la razón. Pero hace cuatro días la situación se agravo, Justin comenzó a trasladar sus cosas a una de las habitaciones de huéspedes, luego puso en una canastilla comida enlatada y botellas de bebidas, parecía que se estaba aprovisionado para un viaje. Lo observé revisar los seguros de la puerta y estaba a punto de cerrarla cuando me apresure a detenerlo. “Justin, qué estas haciendo, qué te sucede. Por favor, déjame pedir ayuda”, pero él me observo con una mirada extraña y me dijo que lo dejara en paz. “Helen, tu estas a salvo, él solo me busca a mí”, “Quién te busca,  qué has hecho”, “El, me ha encontrado, ahora soy su prisionero, El domina todos mis actos y pensamientos”, “El… ¿de quién estas hablando?”, “El Horla”. Entonces, antes de que pudiera reaccionar me empujo hacía afuera y cerro la puerta. Podía escuchar los seguros cerrarse unos tras otro, golpee la puerta con desesperación, pero él solo me gritaba que lo dejara solo. Tome el teléfono y llame al Oficial Halpern, llego con varios de sus hombres, en vano trato de razonar con mi esposo. Halpern les ordenó derribar la puerta, pero apenas dieron los primeros golpes, escuche a Justin gritar que si no se detenían… – la mujer se llevo las manos al rostro y empezó a sollozar. Me senté frente a ella y puse mi mano sobre uno de sus hombros.
- Míreme Helen, debe tranquilizarse, queremos atrapar a quien llevo a su esposo a ese estado. Es importante que recuerde cada detalle – la señora Holstein se limpio la lágrimas con una de sus delgadas manos y con la otra busco la de su hermana apretándola en la suya.
- Justin gritaba que si se atrevían a forzar la puerta él se pegaría un tiro, Halpern me aconsejo que no insistiéramos que por el momento era mejor dejarlo en paz. Dejo a uno de sus oficiales para custodiarnos. “Helen, dejare a John contigo, es un joven confiable y determinado, si hay alguna crisis él me informara y estaremos aquí de inmediato. Debes tratar de dormir un poco, te ves muy fatigada”… ¡Dormir!, quién podría dormir con un esposo enloquecido amenazando con dispararse. Le dije al joven policía que podía ocupar la habitación de mi hermano, allí encontraría lo que necesitara, también le dije que si sentía hambre podía comer lo que le agradara. El saber que no estaba sola me daba algo de tranquilidad. Pasaron tres días, cada cierto tiempo me acercaba a la puerta y golpeaba suavemente. Del otro lado siempre escuchaba las mismas palabras. “Vete Helen, vete de aquí”, “Por amor de Dios Justin, no puedes seguir viviendo de esa manera”, “No puedo, no puedo dejarlo marchar, El esta tratando de obligarme a que lo libere pero no lo haré, no lo haré” Pero lo que más me aterraba eran cuando llegaba la noche y todo se sumía en el silencio. El oficial y yo nos situábamos frente a la puerta con el oído pegado a la puerta, lo escuchábamos murmurar frases sin sentido paseándose de un lado a otro de la habitación. Luego nos venía el crujido de papeles siendo revueltos, y finalmente el ruido del lapicero garrapateando sobre el papel, era tan nítido, escribía como si la vida se le fuera en ello. La última noche, ya sea por la tensión o el cansancio ambos debimos habernos quedado dormidos; cuando despertamos eran poco más de las dos de la madrugada, la puerta de la habitación estaba abierta, pero Justin y el arma habían desaparecido… ustedes ya conocen el resto.
Sentí compasión por aquella joven mujer, sin lugar a dudas nunca podría desenterrar de su memoria aquellos espantosos días. Nos despedimos de ella. La brisa marina nos golpeo el rostro al abandonar la casa, la noche había empezado a caer sobre el cielo. Aún debíamos entrevistarnos con Walter Reeves y Steven Harrison, aunque lo único que deseaba realmente era poder descansar un poco. Es increíble la forma en que procesamos la información relevante y como esta bloquea cualquier distracción física o mental. Pero cuando salimos de casa de los Davis, el dolor agudo en mi hombro me obligo a detenerme.
- Me siento como si hubiera caído dentro de un agujero y aún no alcanzara el fondo. Me he dejado atrapar en esto y he olvidado mi responsabilidad como médico. Hace mucho debimos haberte llevado al hospital.
- Me siento bien Scully, si nos tardamos tal vez que ya no encontremos a quién tomar testimonio – no le di tiempo a replicar y me subí rápidamente al auto. Note que Scott dudaba entre llevarme al hospital o a las casas de los testigos.
- Vayamos a ver a esos hombres, créame oficial, lo conozco bien y con o sin nuestra ayuda ira a donde desea, y mejor que sea con nosotros. Tengo conmigo una dosis de antibiótico, déjame que te la ponga. ¡Vamos Mulder!, no me mires con esa cara, no pienso drogarte.
Accedí a que me pusiera la inyectable, pero cuando quiso revisar la herida, me negué con firmeza, teníamos poco más de una hora antes de reunirnos con Nelson y Halpern.
No fue mucho lo que pudimos obtener de aquellos hombres, estaban asustados y sus historias carecían de coherencia, además tal era su prisa por abandonar la ciudad que pienso que de buena gana nos hubieran pasado el auto por encima para librarse de nosotros. En medio de sus caóticos relatos ambos coincidían en una sola cosa, la huida de Holstein, esta se les había quedado tan nítidamente grabada que las palabras de Reeves parecían el eco de las de Harrison.
- Divise a Justin saliendo del bosque y corriendo hacía la playa, sé que esto suena inverosímil, pero veía las ramas de los árboles curvarse a los costados, como si una fuerza invisible las apartará, Holstein corría como un demente por la playa y… le juro agente que podía observar dibujarse en la arena unas huellas informes, profundas siguiendo muy de cerca al pobre infeliz. Mi casa esta situada muy cerca de la playa y me asome a ella aún antes de escuchar sus gritos, el sonido de las ramas al romperse se escuchaba nítidamente en el silencio de la noche.
Eran cerca de las nueve y nos dirigimos a la Estación para reunirnos con Halpern y Nelson. Siempre habíamos llevado las investigaciones entre nosotros, y esto de tener a tanta gente a  mí alrededor no me agradaba, pero recordaba las palabras del Jefe de Policía… “trabajamos en equipo… o trabajamos en equipo”. Cuando llegamos Nelson parecía presidir la reunión, sentado a la cabecera de una mesa, a su derecha estaba Halpern,  ocupamos las sillas que habían dispuesto para nosotros… aquello debía parecerse a una reunión de “El Sindicato”, Scott iba a retirarse pero yo lo detuve.
- Teniente si no le importa, creo que el oficial Scott debe quedarse en la reunión, nos ha sido de mucha ayuda.
- Yo no veo inconvenientes, por supuesto si usted lo autoriza Mark – Halpern asintió y joven ocupo el asiento libre a mi lado.
- Agente Scully, tenemos los informes de las autopsias realizadas a las víctimas, en realidad los datos no son concluyentes, no se indica qué fue lo que ocasiono las heridas en Thomas Adler.
- Ni el doctor Horwood ni yo hemos podido determinar con exactitud cómo fueron causadas estas. Concluimos que fue golpeado por algo pesado que le ocasiono graves fracturas. Además de un desgarro a nivel de la arteria subclavia provocándole la perdida de una cantidad importante de sangre.
- Pero según leo en el informe, tampoco se identifica la naturaleza de esta herida parecida a… ¿una garra?
- La separación entre las hendiduras, la profundidad en el área de entrada y la forma en que estas terminan en arañazos superficiales, así lo sugieren. Sin embargo, la dimensión de la misma nos hace descartar que se trate de algún animal de la región.
- Entonces… ¿Qué sugiere usted que ataco a Adler?
- No podría determinarlo señor.
- Tengo entendido que usted también fue atacado agente Mulder, y que sus heridas presentan similitudes con las de Thomas. Entonces, podría decirnos qué fue lo que lo hirió.
Dónde se había ido el “los necesitamos con desesperación” de nuestro primer encuentro, la arrogancia con que se dirigía a nosotros estaba empezando a sacarme de quicio. A duras penas soportaba las constantes llamadas de atención de Skinner y ahora… Scully me dirigió una mirada de “cuidado con lo que dices”. Así que me mordí los labios antes de contestarle.
- No señor, por desgracia estaba oscuro y no pude ver nada, solo sentí que algo me perseguía, pero cuando me volví no había nada – su mirada se fijo en mi hombro lastimado.
- ¿Tendría inconveniente en mostrarnos la herida?
- ¿Disculpe?... teniente Nelson, no he venido aquí a exhibirme. Las fotografías de las heridas se encuentran en el informe. Puede buscarlas y compararlas. Señor, pensé que íbamos a trabajar al mismo nivel, no somos sus subordinados; además le recuerdo que fue usted y el Oficial Halpern quienes pidieron nuestro apoyo.
- Agente Mulder, ya veo que usted no le gusta acatar órdenes. Ya me contaron del incidente en la playa; y de su entrevista con la señora Holstein a pesar que el Oficial Halpern le había pedido que evitara perturbarla; además la conversación con esos dos testigos no ha hecho sino reavivar las llamas.
- Disculpe, pero creo que tenemos cosas más urgentes que discutir. Tengo unos papeles de Holstein, escritos a manera de un diario. Yo solo he leído algunos fragmentos, estime que lo más adecuado era que se leyera en su totalidad en esta reunión.
- Y qué hay escrito en esas páginas que pueda ayudarnos. ¿Los delirios de un demente?
Estaba completamente confundido, qué le había ocurrido a este hombre en apenas unas horas que nos habíamos separado. Era este el mismo que decía no saber a qué se estaban enfrentando; que reconocía las circunstancias insólitas del caso y hablaba de personas huyendo de un ser invisible. Que además había acudido a nosotros porque reconocía que éramos los únicos a los que podía recurrir sin ser el blanco de las burlas. Observe a Halpern sonriéndome tranquilamente desde su asiento, ahora entendía, él nunca nos quiso aquí. Pobre estúpido, su ego se veía amenazado; como si a mi me importara obtener algún crédito en todo este asunto, mi única recompensa es hallar la verdad.
- Parece no estar interesado en el contenido de este manuscrito, tengo una teoría sobre el ser que causo las muertes de Holstein y Adler. Un Horla – pasee rápidamente la mirada entre mis oyentes; Scully había bajado la cabeza y se cubría la frente con una de sus manos; los labios de Halpern se habían curvado en un gesto de burla; Nelson estaba completamente desconcertado, solo en los ojos de Scott encontré miedo.
- ¿Un Horla?... ¿qué demonios es eso?, además nadie mato a Holstein se trato de un suicidio.
- Inducir a alguien al suicidio es considerado también homicidio Halpern – no estaba seguro de repetir mi discurso con Skinner frente a estos hombres. Busque el grabado que había guardado en el bolsillo de mi chaqueta y lo puse sobre la mesa.
- ¡Esto es un Horla! – ambos palidecieron, Scott aparto la mirada de la mesa, realmente aquella imagen era pavorosa.
- Supuestamente el atacante es invisible. Entonces, cómo…
- Según las leyendas este es un merodeador de una raza sobrenatural. Es invisible, sí, pero eso no le impide manifestarse en su forma física cuando él así lo desea.
- Mulder, esto es una locura, quiere que llame a mis hombres y les muestre la “fotografía del sospechoso”, desea convertir esto en un circo.
- En un circo romano quizá, porque van a ver más muertes violentas si no lo detenemos.
- ¿Y cómo se  destruye algo así? – era Scott quién había hablado.
Había investigado mucho, pero nunca leí nada sobre alguna forma de destruirlo, si acaso podía destruirse por lo mismos medios en que se destruyen nuestros cuerpos. Tuve que admitir mi ignorancia.
- Ni siquiera se si es posible destruirlo. Mi compañera y yo estamos bajo la jurisdicción directa del Director Adjunto Skinner, en adelante llevaremos esta investigación por nuestra cuenta, si tienen algún problema pueden hablar con él directamente. Los mantendremos informados si ocurre algo importante. Recogí el grabado y lo guarde junto con los papeles de Holstein.
- Esa evidencia le pertenece a la policía de West Greenwich, no puede usted llevársela.
- Vamos Halpern, para usted esto es irrelevante, de qué puede servirle leer los “delirios de un demente”… ¿fue así como los llamo verdad teniente Nelson?, y en realidad la “fotografía del sospechoso”, tampoco creo que les haga falta – me di la vuelta y deje a los hombres de pie decidiendo de seguro entre encerrarme en una celda o en la habitación del sanatorio más cercano.
- ¡Mulder, esta vez has ido demasiado lejos!... pero si tú nunca sabes dónde detenerte. Los has desafiado en su propio territorio. De ahora en adelante tendremos que trabajar solos, eso si Skinner no nos pide que regresemos.
- Acaso no trabajamos siempre solos. Dudo que alguno de ellos se comunique con nuestro jefe, te aseguro que nos llamaran de nuevo. No tienen la más mínima idea de qué hacer.
- ¿Puedo acompañarlos agentes?, mi servicio ya termino hace media hora. Me interesa saber qué hay escrito en esas hojas – el joven oficial Sanders había salido con nosotros. Mire a Scully y ella se encogió de hombros – bien, ya tiene la aprobación de mi compañera, vamos entonces Scott.
Nos acomodamos en mi habitación, en el camino compramos algunos sándwich y bebidas, no habíamos probado nada, desde… desde, no recuerdo. Cuando terminamos, saque las hojas de mi bolsillo y las puse sobre la mesa, me acomode las gafas y empecé a leer.

Mayo 9
Hoy la mañana ha estado despejada, el calor no es tan abrumador, en realidad es un día agradable. Me hubiera gustado quedarme en casa con Helen en lugar de tener que estar aquí controlando los embarques. Sé que mi asistente podría ocuparse de esta parte del trabajo, pero no me gusta estar encerrado todo el día en una oficina Me agrada ver llegar las embarcaciones, observar a los hombres poner las amarras para empezar las labores de descargue o embarque según sea el caso. Me agrada el ruido de los motores de las grúas y las remolcadoras llenando el ambiente. Fue entonces que mi mirada se vio atraída por un hermoso bergantín que navegaba a unas 300 millas de la costa, me ajuste los binoculares, llevaba una bandera canadiense en la popa. Consulte mis registros, no tenía ninguno de una embarcación de esas características. Divisaba algunos hombres en cubierta y otros trabajando sobre los mástiles. Tal vez se trataba de una nave particular, era tan blanca y esbelta que no pude reprimir el deseo de continuar admirándola, de pronto sentí la necesidad de levantar mi mano para hacer un saludo.



Mayo 11
No sé qué sucede conmigo, despierto entusiasmado y con deseos de trabajar. Converso animadamente con Helen y hasta planeamos dar una reunión para este fin de semana, ella esta muy entusiasmada con esto, le gusta ver la casa repleta. Pero repentinamente esta alegría se esfuma y me siento preso de una angustia indescriptible, como si de pronto fuera a recibir la noticia de alguna terrible desgracia, entonces regreso a casa para comprobar que mi esposa esta bien, llamo a mis padres, a mis hermanos, le pido a Helen que lo haga con su familia.

Mayo 14
Esto se está convirtiendo en una rutina desagradable, despertares tranquilos, y luego esta desolación, como si algo en el aire corrompiera mi alegría, me alterara los nervios y ensombreciera mi alma. Helen ha empezado a notarlo y esta preocupada por mí, me ha pedido que vaya a ver al médico. Lo haré, no me gusta verla triste.

Mayo 17
Después de trabajar por veinte años para ProvPort, recibí mi primera amonestación. No me estoy concentrando lo suficiente, y en este empleo un error puede costar miles de dólares. Mis temores parecen aumentar cuando llega la noche. Me siento preso de una terrible inquietud, como si esta ocultara una terrible amenaza para mí. Cenamos con Helen, me esfuerzo por llevar una conversación, pero es inútil, antes de darme cuenta estoy perdido en mis oscuros pensamientos. No quiero inquietarla más de lo que ya esta, así que la engaño diciendo que diciendo que estoy siguiendo una serie que va muy tarde y prefiero verla en la televisión del salón para no molestarla. Pero lo que en realidad sucede es que tengo miedo de dormir, siento mi corazón latir furiosamente en mi pecho; mi cuerpo tiembla envuelto en fiebre y al quedarme dormido es como si me hundiera en un abismo oscuro cuya caída no tiene fin. Siento que alguien me agita tomándome por los hombros, abro los ojos, esperando encontrarme en el infierno, pero veo los azules ojos de Helen,  me abrazo a ella con fuerza. Mi esposa me ha pedido que deje de inventar la excusa del programa de televisión y duerma en nuestra cama.

Mayo 23
Las pesadillas continúan, he acudido al médico pero no ve nada físicamente mal en mí. Solo el cansancio por la falta de sueño, además de una leve anemia. Me ha derivado a un neurólogo. Más pruebas, entretanto me han recetado algunos medicamentos para controlar mi ansiedad y otros para poder dormir. He decidido instalar una cama más pequeña en nuestra habitación, no puedo seguir molestando a Helen, le he planteado mudarme temporalmente a una de las habitaciones de huéspedes hasta sentirme mejor, pero ella se ha negado rotundamente. A duras penas ha aceptado que pongan la otra cama. Las pastillas no ayudan demasiado, las pesadillas son aún más fuertes, más reales. Siento que alguien me observa, me toca el rostro y los brazos, luego se sube a la cama montándose sobre mi pecho, acerca su boca a la mía absorbiéndome la vida; al igual que un murciélago bebe la sangre de su víctima hasta quedar saciado. Así él se saciaba de mí y luego desciende de mi pecho con la misma agilidad con la que había subido y se aleja. Yo despierto tan agotado que apenas puedo moverme.

Mayo 30
Los exámenes muestran alteraciones neuropsicológicas en el lóbulo temporal, causadas por algún tipo de lesión. No entiendo ni la mitad de todos estos términos médicos; solo estoy seguro de no haber recibido ningún golpe en la cabeza recientemente. Hoy decidí regresar caminando a casa, aprovechando que había dejado el auto para mantenimiento. Hace un poco de calor, pero la sombra de los árboles a lo largo del camino refresca el ambiente. Iba pensando en la promesa que le había hecho a mi esposa de una reunión en casa, cuando de pronto sentí que me envolvía un frío extraño, miré a mí alrededor, estaba solo, todo estaba tan silencioso…  Entonces sentí que alguien me seguía, muy cerca, casi pisándome los talones. Me volví rápidamente pero no vi a nadie, solo el sendero vacío; y al frente se extendía el mismo camino igualmente solitario. Cerré los ojos y comencé a correr como un niño asustado, no me importaba los golpes de las ramas en mi rostro solo quería alejarme de allí. Llegue a la casa sudoroso y lleno de arañazos, más angustias para Helen, pero no puedo contarle nada, pensaría que estoy perdiendo la razón.

Junio 2
Definitivamente estoy perdiendo la razón. Siempre dejo al costado de mi cama una botella de agua, es común que sienta sed durante la noche. Sentí sed, y encendí la lamparilla cerca mi cama, abrí la botella, estaba vacía… ¿cómo podía ser esto posible? el sello estaba intacto, pensé que era alguna falla de la fábrica, pero cómo no lo había notado antes. Me levanté y fui a la cocina a buscar otro frasco, recuerdo haber bebido la mitad del mismo y luego dejarlo sobre el velador… no puedo equivocarme sobre esto, bueno, cerca del amanecer volví a sentir sed… no había nada en el envase. ¿Quién se había bebido el agua?, quizá Helen, aunque eso sería raro, acaso lo había hecho yo mismo de forma inconsciente. Mientras desayunábamos le pregunte a Helen, ella se mostro igualmente sorprendida.

Junio 3
He vuelto a colocar una botella de agua y he añadido una caja de leche igualmente intacta. He colocado en una pequeña mesa una bandeja con algunas frutas, un trozo de pollo y un vaso de vino. Mi esposa me miraba extrañada viéndome hacer todos estos preparativos. “Qué es todo eso Justin, acaso esperas a alguien… y estas ansioso de que me duerma para divertirte”, ella bromeaba, pero no sabía lo cerca que estaba de la verdad, excepto en la parte de la diversión. “Vamos Helen, es solo que como no como mucho durante el día y me da hambre en la noche, así que para no tener que estar levantándome decidí traerme todo esto aquí” Ella se acercó y me dio un beso en la frente cogiendo una de las frutas y mirándome con picardía. Hace unos días hubiera corrido a sus brazos, pero ahora no podía… Dios, no podía.

Junio 4
He dormido pesadamente, no ha sido un sueño reparador me siento extenuado. Lo primero que hice fue comprobar el estado de la comida que había dejado, todo estaba intacto excepto que tanto el agua como la leche habían desaparecido. El sello del frasco al igual que el de la caja de leche estaba cerrado. Busque en vano algún lugar por dónde pudieran haber extraído el líquido pero no encontré ningún agujero, nada. Además pensaba en lo absurdo de aquello, quién iba a tomarse el tiempo en hacerme esas jugadas. Frank, el hermano de Helen, estaba de viaje, además cuando se quedaba con nosotros era poco el tiempo que permanecía en la casa.
Debo salir de aquí, mañana le pediré a mi mujer que nos marchemos de aquí por un tiempo, quizá a California donde viven sus padres. Debo salir de aquí.

Junio 20
El viaje me ha sentado maravillosamente, he regresado renovado. Ya no le temo a mis pesadillas. Me basta ver los ojos serenos y la sonrisa de mi esposa para sentirme bien. He vuelto a mi trabajo y todos mis compañeros han notado el cambio, mi jefe se ha alegrado al notar mi mejoría. Debí haber hecho este viaje hace mucho.

Junio 25
Las pesadillas han vuelto. He notado que sea lo que sea que me visita por las noches, solo gusta del agua y la leche, ignorando todo lo demás. ¡Lo he visto! Ya no tengo ninguna duda… ¡lo he visto!, el terror no me permitía moverme… ¡Lo he visto! Estaba en mi oficina ingresando unos formatos en los archivos de mi computadora cuando claramente vi que la silla frente a mi se movía, como si alguien la acomodara para sentarse en ella; luego observé levantarse mi pisapapeles - se trata de un hermoso objeto, un delfín de cristal que un amigo trajo de unos de sus viajes a Italia - pues el pesado objeto quedo suspendido en el aire y luego hizo una leve curva, como si un ser invisible lo acercara a sus ojos para admirarlo más detenidamente. Me arroje sobre este, pero la fuerza que lo sostenía había desaparecido, vi con pena y horror caer el precioso objeto al piso y hacerse pedazos. Estoy siendo presa de alucinaciones… ¿Pero realmente son alucinaciones?

Junio 30
Hace un calor insoportable. Cuando  llegue a mi oficina he encontrado varios de mis archivos fuera de lugar, muchos de los adornos que me son muy preciados están desperdigados por todos lados. Otros están hechos añicos, como si hubieran sido lanzados contra las paredes. ¿Quién podía haber hecho semejante maldad? Llame a mis empleados, todos me juraban que nadie entraba a mi oficina en mi ausencia. “Señor, solo usted y el Director MacCullers tienen la llave” me dijo uno de mis hombres. Eso era cierto, Brian estaba fuera del país… tomé mi chaqueta y salí corriendo rumbo a casa Me encerré en mi estudio, alguien había removido mis cosas también allí, un pequeño barco de madera que mi padre me obsequio de niño. Estaba despedazado en un rincón. Tome los trozos entre  mis manos y me eche a llorar.

Julio 3
Ahora estoy convencido de que existe cerca de mí un ser invisible que se alimenta de leche y agua, que puede tocar mis cosas y revolverlas, destrozarlas a su antojo; dotado, por lo tanto de un cuerpo material aunque imperceptible a mis sentidos, que me sigue los pasos para atormentarme, destruyendo lo que me es querido. He cerrado todas las puertas y ventanas para impedir su entrada. Sé que Él sale a merodear en las noches, sin embargo algo me dice que todo es inútil. Me siento abatido, exhausto, no tengo deseos de moverme. Me parece que una fuerza desconocida me  paraliza  impidiéndome ir a ningún lado.

Julio 5
El me espía, me domina. Controla mis actos, mis movimientos y mis pensamientos. Quiero salir y no puedo. Él no quiere y tengo que obedecerle, ¿quién es este ser invisible que me domina? ¿Quién es este desconocido, este merodeador de una raza sobrenatural?
Durante la mañana he conseguido liberarme de su acoso, he tomado las llaves de mi auto y me he dirigido a la casa de Catherine, si algo me ocurre quiero que ella cuide de Helen. Pero a mitad de camino me he detenido y ya sin voluntad he reiniciado el camino de vuelta. Él me había encontrado y volvía a posesionarse de mí. Si soy incapaz de controlar mis actos, entonces debo encerrarme, quién sabe lo que pueda obligarme a hacer, no quiero lastimar a nadie, debo proteger a Helen de... ¡mi mismo!

Julio 6
He llevado algunas de mis cosas a una de las habitaciones de huéspedes, también he tomado algunas provisiones de la despensa. Mi esposa ha intentado detenerme, me visto obligado a empujarla para cerrar la puerta. Me destroza el corazón escuchar sus lamentos. Pero debo ser fuerte por ella. Escucho voces, la pobre ha traído al Oficial Halpern, ¡como si alguien pudiera  ayudarme! Quieren obligarme a abrir la puerta y se están lanzando contra ella, no me han dejado otra alternativa que amenazarlos con pegarme un tiro si continúan insistiendo. Se han ido, me han dejado en paz. Desde hace varias semanas había empezado a escribir; un poco para aliviarme y otro con la esperanza de que si alguien encuentra estos escritos pueda entender el horror de mi situación. Ahora es vital que lo haga, siento que el fin se acerca. Mientras escribo sentí que me espiaba, tuve la certeza que leía por encima de mi hombro, de que estaba allí rozándome la oreja, fingí estar ajeno a su presencia, entonces me levante súbitamente y lo sujete entre mis brazos, no lo dejaría escapar. ¡Lo mataré!, disponía de mis manos y mis rodillas para someterlo y estrangularlo, aplastarlo, despedazarlo.  Ha sucedido… ha sucedido… pero, ¿habrá muerto?

Julio 7
Él continua aquí, lo sé. Él no morirá como cualquier ser vivo en este mundo, el sucumbirá un día determinado, en una hora determinada y en un minuto determinado, al llegar al límite de su vida. He comprendido que no hay ayuda posible… no existe, entonces debo suicidarme…