"Este Valle sirvió de refugio y última morada de los incas de Vilcabamba, que resitieron por algunas décadas someterse al poder español, luego de la conquista del Cusco"
"El Descubrimiento"
Era una mañana de julio lluviosa. Melchor Arteaga y el sargento Carrasco estaban exhaustos y querían abortar la misión, Hiram Bingham, en cambio, insistía en que debían seguir trepando las laderas que los llevaría a la supuesta "ciudad pérdida", al noroeste de la ciudad del Cusco.
El esfuerzo valió la pena. "Parecía un sueño increible. ¿Qué es este lugar?", relataría después en su libro La ciudad perdida de los Incas el explorador estadounidense y profesor de Universidad de Yale, Hiram Bingham, al momento en que ante sus ojos se revelaba un laberinto de terrazas y paredes entre la maleza abundante, "como un fantasma inca que se hubiera ocultado del mundo exterior durante casi 400 años"
Aunque se sabe que Bingham no fue el primero en visitar la ciudadela inca, si fue el primero en estudiar con métodos científicos el sitio.
Para algunos, Hiram Bingham debería ser considerado como uno de los mayores "huaqueros" o saqueadores de la historia del patrimonio del Perú. Pero lo cierto es que este explorador y profesor, logró, además de inspirar con sus aventuras los fundamentos del personaje de Indiana Jones, dar a conocer al mundo la existencia de su soñada "ciudad pérdida".
Cuando Bingham, también gobernador del estado de Connecticut, cuando se dió la existencia de la ciudadela inca surgieron miles de interpretaciones. Pero, según la arqueóloga y escritora Heather Pringle, fue hasta la década del los 80 cuando se aclararon los misterios en torno a esta ciudad. Todo gracias a un documento legal fechado en 1568, casí 40 años después de la conquista española en Perú:
"Era una petición de la Corte Española, los descendientes de Pachacutec Inca Yupanqui - el gobernante inca que logró forjar el gran inperio del Tahuantisuyo - declaraban que su regio antepasado había sido hacendado de un lugar llamado Picchu, muy cerca del actual emplazamiento del sitio arqueológico", explica Heather en su artículo del pasado mes de abril en la revista National Geographic en español.
Pringle asegura que estudios posteriores a la arquitectura y a los artefactos rescatados en este sitio sugieren que Pachacutec, vivió como rey en aquel retiro montañoso, "donde comía en vajilla de plata, se aseaba en un baño de roca privado y se relajaba en un hermoso jardín perfumado de orquídeas"
La grandiosidad de este gobernante inca, explica el arqueológo peruano Lizardo Tavera, radica en que fue el primero en salir más allá del valle del Cusco, en una etapa en que la civilización inca alcanzó su máximo nivel organizativo y territorial.
El 24 de julio de 1911 es conocido por ser la fecha del "descubrimiento" de Machu Picchu, por el aficionado a la arqueología y explorador norteamericano Hiram Bingham. Sin embargo, llegar a este día para su principal protagonista no fue producto del azar. Años antes, Bingham se interesó en las leyendas tejidas en torno a la llacta de Vitcos o Viticos, el último refugio de los incas rebeldes a los españoles en la selva de Vilcabamba, narradas de forma épica por cronistas de esa época. En 1906 realiza un viaje por la ruta Buenos Aires - Cusco, antiguo derrotero comercial durante la colonia. Llegando a esta última ciudad se reencuentra con su interés por la legendaria ciudad Inca (Vitcos) y el valle de Vilcabamba. Emprende viaje a la ciudad de Abancay, entrada natural a esa parte de la selva donde supuestamente estaría Vitcos. Allí es informado de la existencia de una ciudad perdida en el "monte" (selva escarpada). Emprende viaje, y los guías locales lo llevan a unas imponentes ruinas que ahora conocemos como Choquequirao. Bingham no se dejó impresionar, la Vitcos de sus sueños debía ser más imponente aún. Regresa a los Estados Unidos, entusiasmado por el descubrimiento a reunir fondos para continuar con sus exploraciones, logrando conseguir el apoyo de la National Geografic Society y la universidad de Yale, además de dinero entregado por amigos y familiares. Encontrar Victos ya no era solo un interés académico, era una empresa bien planificada.
El esfuerzo valió la pena. "Parecía un sueño increible. ¿Qué es este lugar?", relataría después en su libro La ciudad perdida de los Incas el explorador estadounidense y profesor de Universidad de Yale, Hiram Bingham, al momento en que ante sus ojos se revelaba un laberinto de terrazas y paredes entre la maleza abundante, "como un fantasma inca que se hubiera ocultado del mundo exterior durante casi 400 años"
Aunque se sabe que Bingham no fue el primero en visitar la ciudadela inca, si fue el primero en estudiar con métodos científicos el sitio.
Para algunos, Hiram Bingham debería ser considerado como uno de los mayores "huaqueros" o saqueadores de la historia del patrimonio del Perú. Pero lo cierto es que este explorador y profesor, logró, además de inspirar con sus aventuras los fundamentos del personaje de Indiana Jones, dar a conocer al mundo la existencia de su soñada "ciudad pérdida".
Cuando Bingham, también gobernador del estado de Connecticut, cuando se dió la existencia de la ciudadela inca surgieron miles de interpretaciones. Pero, según la arqueóloga y escritora Heather Pringle, fue hasta la década del los 80 cuando se aclararon los misterios en torno a esta ciudad. Todo gracias a un documento legal fechado en 1568, casí 40 años después de la conquista española en Perú:
"Era una petición de la Corte Española, los descendientes de Pachacutec Inca Yupanqui - el gobernante inca que logró forjar el gran inperio del Tahuantisuyo - declaraban que su regio antepasado había sido hacendado de un lugar llamado Picchu, muy cerca del actual emplazamiento del sitio arqueológico", explica Heather en su artículo del pasado mes de abril en la revista National Geographic en español.
Pringle asegura que estudios posteriores a la arquitectura y a los artefactos rescatados en este sitio sugieren que Pachacutec, vivió como rey en aquel retiro montañoso, "donde comía en vajilla de plata, se aseaba en un baño de roca privado y se relajaba en un hermoso jardín perfumado de orquídeas"
La grandiosidad de este gobernante inca, explica el arqueológo peruano Lizardo Tavera, radica en que fue el primero en salir más allá del valle del Cusco, en una etapa en que la civilización inca alcanzó su máximo nivel organizativo y territorial.
El 24 de julio de 1911 es conocido por ser la fecha del "descubrimiento" de Machu Picchu, por el aficionado a la arqueología y explorador norteamericano Hiram Bingham. Sin embargo, llegar a este día para su principal protagonista no fue producto del azar. Años antes, Bingham se interesó en las leyendas tejidas en torno a la llacta de Vitcos o Viticos, el último refugio de los incas rebeldes a los españoles en la selva de Vilcabamba, narradas de forma épica por cronistas de esa época. En 1906 realiza un viaje por la ruta Buenos Aires - Cusco, antiguo derrotero comercial durante la colonia. Llegando a esta última ciudad se reencuentra con su interés por la legendaria ciudad Inca (Vitcos) y el valle de Vilcabamba. Emprende viaje a la ciudad de Abancay, entrada natural a esa parte de la selva donde supuestamente estaría Vitcos. Allí es informado de la existencia de una ciudad perdida en el "monte" (selva escarpada). Emprende viaje, y los guías locales lo llevan a unas imponentes ruinas que ahora conocemos como Choquequirao. Bingham no se dejó impresionar, la Vitcos de sus sueños debía ser más imponente aún. Regresa a los Estados Unidos, entusiasmado por el descubrimiento a reunir fondos para continuar con sus exploraciones, logrando conseguir el apoyo de la National Geografic Society y la universidad de Yale, además de dinero entregado por amigos y familiares. Encontrar Victos ya no era solo un interés académico, era una empresa bien planificada.
En enero de 1911, el Sr. Braulio Polo y la Borda, propietarios de la hacienda Echarati, en la localidad de Mandor, provincia de la Convención, departamento de Cusco, tiene como invitado al Sr. Giesecke, por entonces rector de la Universidad San Antonio Abad del Cusco, a quien le cuenta que toda la zona estaba plagada de ruinas incas (una de ellas, era Machu Picchu). Giesecke, conocedor del interés de Bingham, le escribe, contándole sobre este hecho. Un dato a tomar en cuenta es el libro escrito por el inglés Charles Winner en 1880: "Pérou et Bolivie. Récit de Voyage, survi d'etudes archaéologiques et etnográfhiques et des notes sur l'escriture el las lengues des population indiennes", en donde consigna un mapa con los topónimos de Machu Picchu y Huayna Picchu.
En 1911 Bingham llega al valle de Vilcabamba, pasa por Mandor y contrata los servicios del guía local Melchor Arteaga. El 24 de julio llegan a la sima del cerro llamado Machu Picchu, donde esta la fabulosa llacta inca de Picchu. Bingham la bautizó con el mismo nombre del cerro que la cobijaba y no tuvo dudas que ésta, si era la legendaria Vitcos. Al poco tiempo da cuenta de su descubrimiento.
Luego de este primer contacto con Machu Picchu, Bingham se comunica con Giesecke, quién cuenta el acontecimiento a José Cosio, Secretario de la Universidad San Antonio Abad del Cusco y catedrático de la Facultad de Letras, quien le sugirió organizar una expedición comprobatoria. Este último se comunicó con Enrique Palma, el que le refirió haber visitado Machu Picchu 10 años antes (1902). Partieron en una expedición llegando al lugar el 18 de enero de 1912, encontrando la inscripción que Palma había dejado como recuerdo de su estadía.
Encontrado Machu Picchu, Bingham contrata en los Estados Unidos a una plana de arqueólogos y antropólogos (entre los que destaca G. Eaton) para excavar el lugar. Con los auspicios del Gobierno del Perú de esos años, y dando clara muestra de su desinterés por el pasado incaico, dan permiso a la expedición de llevar a los Estados Unidos los objetos encontrados durante los trabajos de esa temporada. Es así que a fines de 1911 se produce un motín en el sureño puerto de Mollendo protestando por la salida del país del material arqueológico. En 1912 se repiten estos sucesos, incluyendo además a las ciudades de Puno, Arequipa y Mollendo.
Bajo el Título "Una Mirada Personal", este último sábado 25 de junio, la revista "Somos" (de "El Comercio"), publico estas seis estupendas vistas de la maravillosa ciudadela de Macchu Picchu. Eligio el blanco y negro en sus fotografías, al parecer para permitir la visión del contraste de sombras y luces, junturas y ángulos, declives y ventanas que miran a un mundo sumido en el pasado.
Las fotos pertenecen a Sergio Urday, nacido en Lima en 1968.
No es mi deseo hacer ningún tipo de promoción a producto alguno, pero sucede que cuando un anuncio es bueno, pues vale la pena ser visto.
Mañana, les estaré alcanzando una entrevista publicada en esta estupenda edición de "Somos" a cinco "Guardianes de la Montaña". Una arqueóloga, un antropólogo, un espeleólogo y dos restaudadores que forman parte de un equipo de protectores de la ciudadela. Así como información del gran evento del retorno de 363 piezas y mil fragmentos desde le a la Ciudad Imperial, que ya fueron entregadas en abril al gobierno peruano por la mencionada Universidad de Yale.
Textos: Lizardo Tavera (arqueólogo)
"El Universal" 26/06/2011 - México
1 comentario:
Hola mi Rosita, pues yo me siento muy orgulloso de todo el pasado y presente cultural de nuestro continente... me siento orgulloso y dichoso de haber podido conocer un lugar tan impresionante como Machu Picchu...
... nunca olvidaré la aventura que vivimos en tu país... estar contigo, comer juntos, compartir cervezas y cigarrilloos, caminar, ver el desierto y el mar juntos, ver las montañas... llegar al maravilloso pueblo Ollantaytambo... y por supuesto Machu Picchu...
...deso volver... volver a verte, volver a Lima, recorrer más y más tu bello país...
... besos y abrazos...
Julio César
PD: buenísimo el anuncio de Cusqueña...jajaja...
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