Nos quedamos en silencio por varios segundos… todo eso era cierto. De pronto sentí un agudo dolor en el brazo. La boca se me lleno de un líquido espeso y amargo. Tenía que alcanzar lo más pronto posible el baño. Scully y el oficial me ayudaron a llegar, pero pese a sus cuidados caí de rodillas frente al inodoro aferrándome con ambas manos a los costados del mismo. Perdí la noción de todo lo que no fueran las arcadas sacudiendo mi cuerpo, ignoro cuánto tiempo estuve allí, me daba la impresión que iba a vomitar hasta las entrañas.
- ¡Mulder en este momento vamos al hospital!
El oficial Scott estaba del otro lado, no tenía escapatoria. Cerré los ojos resignado y me apoye en el joven. En realidad no tenía las fuerzas ni el deseo para poner resistencia.
- ¡El esta sangrando de nuevo! – lo escuche decir en tono alarmado al policía.
- Vamos Scott, ayúdeme a ponerlo en el sillón, despacio, ¡eso es! Tenga las llaves, saque mi maletín del auto.
Mientras Scott iba en busca de la maleta, Scully me había despojado de la chaqueta, y ahora estaba manipulando sobre los botones de mi camisa. Cuando el joven estuvo de vuelta, se dirigió a él con firmeza.
- Busque unas tijeras, tengo que cortar la camiseta.
- Oh no Scully, acabo de comprarla hace una semana – murmure. Pero ella estaba concentrada en lo que hacía. Quito suavemente la parte de la prenda que cubría la herida. Sus labios se abrieron asombrados, su mirada era una mezcla de desconcierto y angustia. Al observar su reacción el oficial se acercó a mi.
- ¿Cómo es esto posible?, usted es médico, explíqueme cómo puede haber sucedido esto.
- ¿Cómo es esto posible?, usted es médico, explíqueme cómo puede haber sucedido esto.
- ¡Cálmese Scott!, necesito de su ayuda, ¿me entiende? – la voz de Scully sonaba fuerte y autoritaria – Saque unos apósitos y colóquelos sobre la herida, presione con fuerza. Voy a aplicarle un hemostático, tenemos que evitar que entre en shock. Pediré una ambulancia, no hay tiempo para llevarlo al hospital y aquí no tengo el equipo necesario.
- Scully… ¿qué pasa… qué me esta pasando? – me sentía cada vez más confundido y mareado.
- ¡Mulder ahora no!, tengo que mantenerte estable hasta que lleguen los paramédicos.
- ¡Qué me pasa, dime! – la había sujetado de la muñeca con la poca fuerza que pude reunir.
- Tienes otra herida similar a la del hombro… en el brazo, parece estar comprometida alguna arteria, por eso sangras tanto – mientras hablaba me cubrió con una manta de viaje.
- Lo esta haciendo bien Scott, mantenga la presión.
Volví a tomarla de la muñeca, tenía que averiguar alguna cosa más antes de perder la consciencia.
- Eso no puede ser… ustedes no se han separado de mí… desde que salí del hospital. ¿Cómo puedo haberme herido… cómo?
- No puedo responder a eso, estoy tan confundida… – las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Observaba sus labios moverse, pero el sonido era tan lejano que no alcanzaba a comprender lo que decía, todos los sonidos a mi alrededor se iban desvaneciendo. Luego una oscuridad repentina, después todo se sumió en el silencio…
De nuevo desperté en el hospital, pero ahora no me sentía tan bien como la primera vez. Intente moverme y descubrí que mi brazo derecho estaba conectado a una bolsa que pendía de un tubo metálico.
- Al fin despertaste – era la voz de Scully, lucía tan cansada y demacrada.
- ¿Por cuánto tiempo he permanecido inconsciente?
Basada en el cuento "El Horla" de Guy de Mauppasant
Algunos textos y referencias han sido sacados de los episodios:
"Grotesque" 3x14
"Avatar" 3x21
"Paper Hearts" 4x08
"Demons" 4x23
"Folie à deux" 5x19
"S.R. 819" 6x10
"Sixth Extinction" 7x01
- Al fin despertaste – era la voz de Scully, lucía tan cansada y demacrada.
- ¿Por cuánto tiempo he permanecido inconsciente?
- Unas 36 horas aproximadamente. No había forma de detener la hemorragia, sé bien que no padeces de ningún trastorno sanguíneo. Como respuesta hematológica normal tus plaquetas se habían activado, sin embargo seguías sangrando. Tuvimos que aplicarte un hemóstatico bastante fuerte, asumiendo ciertos riesgos. Un compuesto de aprotinina, fibrinógeno humano, trombina, calcio…
- Por favor, ya basta, me estas mareando con toda esa terminología médica – la vi sonreír, me había lanzado todo aquel palabreo deliberadamente.
- Bueno, resumiendo, el hemostático se aplico en la zona, y afortunadamente tu organismo reacciono bastante bien. Ahora te estamos poniendo una solución salina.
- ¿Cuánto tiempo voy a quedarme aquí?
- Ya me extrañaba que no hicieras esa pregunta. Deberás quedarte unos tres o cuatro días en observación.
- ¡Que!, no pienso estar echado aquí aburriéndome…
- Se quedará el tiempo que sea necesario agente Mulder – hasta entonces no había reparado en la presencia de otra persona en la habitación. ¡Skinner, Skinner!, y la cara que traía no presagiaba nada bueno, al menos para mí.
- Señor, qué hace usted aquí.
- Ayudando a su compañera a mantenerlo con vida. Al parecer siente una particular predilección por actuar por su cuenta poniendo en riesgo no solo su integridad física sino la de todos a su alrededor. Nunca mide las consecuencias de sus acciones. Se le están agotando las opciones Mulder, no sé cuánto más pueda hacer por usted.
- ¿Lo llamo Halpern no es cierto?
- En este momento no es importante quién me haya llamado. Solo intente controlar ese carácter suyo y mantenerse quieto. No me obligue a tomar medidas drásticas.
A qué se refería con “medidas drásticas”, ¿a relevarme del caso?, con toda seguridad que de eso se trataba.
- ¿Hay alguna novedad? – pregunté, dirigiéndome a Scully, evitando mirar al Director Adjunto que se había alejado para tomar siento en uno de los sillones de la habitación.
- Halpern ha puesto unas patrullas de vigilancia en la playa. Otro grupo de sus hombres siguen buscando pistas en el bosque. El Oficial de policía me pidió que le entregara el manuscrito… también quiso el grabado, he tenido que entregarle ambos – ella debió observar mi gesto de frustración – pero antes de entregárselos les saque una copia – levanto sonriente unas hojas frente a mis ojos. Súbitamente la sonrisa se borro de sus labios y continuó hablando en un tono confidencial. Evidentemente la presencia de nuestro jefe en la habitación no resultaba cómoda para ninguno de los dos – Cuando me asegure que estabas fuera de peligro deje por unas horas a Scott contigo. Regresé al hotel para revisar tus notas, he estudiado muchos detalles que desconocía sobre… sobre lo que estamos investigando, pero es poco o nada lo que he conseguido aclarar.
El sonido de un celular detuvo nuestra conversación. Skinner se levantó rápidamente y salio al pasillo a responder la llamada, cuando volvió su rostro se veía tenso y preocupado.
- Agente Scully, puedo hablar con usted en privado – ella me dio unas palmaditas en la mano y salio tras los pasos de nuestro jefe.
Algo grave había ocurrido, estaba tan seguro de ello, como de que permanecía acostado en esta maldita cama sin poder hacer nada. Apenas desaparecieron por la puerta, Scott ingreso por ella, me hizo un saludo y se acomodo en el asiento que antes había ocupado mi jefe. Permanecía tranquilo fingiendo leer una revista, pero yo sabía que lo habían dejado ahí para vigilarme.
- ¡Scott! – Lo llame, tratando de sonar amistoso – ¿puede hacerle una pregunta? – el me miro con desconfianza, pero logre que se acercara – Podría asegurar que algún hecho importante acaba de ocurrir, ¿sabe algo sobre esto?
- Solo sé que tengo ordenes de que se mantenga en reposo, en su condición no puede hacer nada, además ya hay gente ocupándose de todo – se callo de inmediato percatándose de que había hablado de más – Por favor, solo intente dormir.
¡Dormir!, que absurda sugerencia. Los hombres que estaban a cargo no tenían idea a lo que se enfrentaban. Cómo perseguir lo que no se conoce. Qué podía hacer Halpern a quien parecía importarle más dejarme en claro que ese era “su territorio” o Nelson y su estúpida arrogancia. Solo podía contar con mi compañera y Skinner, ellos eran los únicos en quien podía confiar, que me escucharían y finalmente tendrían que rendirse ante la verdad, por más inverosímil que esta pareciera. Nadie prestaba atención a los escritos de aquel hombre, y en ellos estaba la clave de todo.
- Scott, ¿han encontrado otro cuerpo, no es así? – me miro sorprendido, luego una sonrisa apareció en sus labios.
- Sus padres no se equivocaron en llamarlo Fox.
- Detesto mi nombre. A quién se le ocurriría ponerle a un hijo un nombre así.
- No sé, tal vez intuían su personalidad, usted se parece mucho a ellos. A diferencia de otros cánidos, los zorros no cazan en manada, acechan sus presas en soledad. En general desconfían de los humanos. En las culturas occidentales el zorro es considerado un símbolo de astucia e inteligencia, siempre silencioso y cauteloso. Incluso se les asemeja en el color de los ojos.
Todo aquel palabreo me desconcertaba. Dónde infiernos iba con todo esto. ¿El color de mis ojos?... Bien, le seguiría el juego, ¿pretende esconderme cosas?, ya lo veremos.
- Vaya, parece que le gustan mucho los zorros – le comente dándole un toque deliberadamente malicioso a mis palabras.
- Viví buena parte de mi vida en Australia, allá los cazan indiscriminadamente, son considerados una plaga. Una vez vi como mataban a una hembra y sus crías, me sentí enfermo. Les dispararon sin piedad. Siempre me han parecido animales tan hermosos.
- ¿Qué edad tenía cuándo sucedió eso?
- Unos 10 años, nunca podré olvidarlo. Fueron unos chicos algo mayores que yo los que cometieron esa atrocidad y parecían disfrutar con ello. Nunca más volví a frecuentarlos.
- No soy especialmente un amante de los animales, pero probablemente hubiera sentido lo mismo que usted. Disfrutar con la agonía de otro ser vivo es aberrante.
- ¿Me permite llamarlo Fox?, no en público por supuesto – me pregunto y me observaba como si yo fuera algo excepcional. Me sentía incómodo por lo que fuera que despertara en él. ¿No en público?, es qué acaso pensaba que íbamos a tener algún tipo de intimidad. Creo que las cosas estaban yendo demasiado lejos.
- No, no es buena idea Scott. A duras penas permito a mi madre llamarme así.
- Perdoné, fue un atrevimiento de mi parte, yo no sé nada sobre usted realmente.
- He sido yo quien ha alentado todo esto… necesitaba saber qué había ocurrido. No he jugado limpio, lo siento Scott – me miro desilusionado, luego puso una de sus manos sobre la mía y volvió a sonreír.
- Está bien agente Mulder, desconozco los detalles exactos, pero hoy en la mañana reportaron el hallazgo de otro cuerpo. Se trataba de Steven Harrison – al oír aquel nombre me incorpore de la cama de un salto – tenga cuidado, las heridas son demasiado recientes. No deseo volver a verlo sangrar. Vamos, acuéstese de nuevo, por favor.
- ¡Harrison!, el testigo que entrevistamos hace…
- Hace dos días.
- ¿En qué circunstancias murió?
- Solo escuché a su jefe mientras hablaba por teléfono, no tengo más pormenores. Recuerde que he permanecido asignado a usted durante todo este tiempo.
- Scott, averigüe lo que pueda sobre la muerte de Steven Harrison.
- No me pida eso, si Halpern o el señor Skinner se llegan a enterar que le di algún tipo de información puedo darme por muerto. No conoce a Halpern, tiene sus métodos para hacerle la vida a uno insoportable.
- Comprendo, ya he probado sus “métodos”… pero Scott, si no hacemos algo más gente morirá, estoy seguro. Usted ha visto cosas inexpliclables, le asusta admitir que son ciertas, pero no puede ignorarlas, tiene que confiar en su instinto.
- Veré que puedo averiguar, solo prométame que se quedara quieto. Hablare con Horwood, el debe tener los detalles de la autopsia. Frank, mi compañero, estaba de guardia durante la madrugada, confío plenamente en él, además no tendría porque extrañarle que le pida informes sobre el caso.
- Lo esperaré, no haré nada que lo comprometa – el asintió, y lo observe salir al pasillo.
Me es insoportable la inacción. Conozco mejor que nadie los detalles relacionados con este caso, lo he venido siguiendo a lo largo de más de seis estados. Sé cómo actúa este ser, Holstein lo convoco sin saberlo. En su diario dice que “el sucumbirá un día determinado en una hora determinada y en un minuto determinado, al llegar al límite de su vida”. Dos cosas me intrigan, dos incógnitas a las que no he hallado respuesta en ninguno de los textos que he consultado. Si es un ente invisible, ¿cómo entonces existen dibujos o grabados de este a través de la historia?, ¿existe un momento o una forma determinado en que es posible verlo?, y lo más sobrecogedor de todo: ¿Cómo se mata algo que no muere? Mis notas, necesito mis archivos. Pueden impedir que me mueva, pero no pueden impedirme pensar. Scully tiene mi portátil, tendré que recurrir de nuevo a Scott.
Debo haberme quedado dormido. Sentí que alguien me sacudía suavemente por el hombro, era el joven oficial. Cuánto tiempo hace que llevaba observándome. Consulte mi reloj, afortunadamente solo habían transcurrido unas tres horas desde que se separo de mi. Ojala traiga noticias importantes.
- ¿Hace mucho que llego Scott? – le pregunte.
- Unos diez o quince minutos.
- Debió despertarme de inmediato.
- Es que se veía tan tranquilo, creo que necesitaba esas horas de sueño.
- Sí, probablemente tenga razón, pero dígame, ¿pudo averiguar algo? – lo vi sacar una pequeña libreta del bolsillo de su uniforme y consultarla.
- Harrison fue encontrado muerto en su departamento, fue su casero el que reportó su hallazgo; refirió que como regla siempre pasaba por su departamento a las seis de la mañana para salir a trotar juntos. Le extraño que pese a sus reiterados llamados no respondiera, así que fue por sus llaves. Lo que halló debe haberlo dejado en shock. Por lo que me cuenta Mark el pobre hombre ha tenido que ser internado…
- Al grano Scott, qué fue lo que vio el casero – hizo un gesto de molestia, por lo visto no le agrado mi interrupción.
- Bien, Harrison presentaba desgarros en varias zonas del cuerpo, especialmente en el rostro. Las heridas le ocasionaron la muerte por la perdida de sangre. Hable con Horwood…
- ¿Y bien? – empezaba a impacientarme ese aire de teatralidad que le daba a los temas que le eran incomprensibles.
- Me comento que si bien la causa de la muerte habían sido por hipovolemia, el cuerpo presentaba síntomas de deshidratación severa y descenso en los niveles de lactosa y ácidos grasos antes de la muerte.
- ¿Sabe algo de mi compañera?
- En este momento esta reunida con su jefe, el Oficial Halpern y el teniente Nelson.
- Bonito cuarteto. ¡Ninguno querrá escucharme!
- Yo estoy aquí agente Mulder.
- Sí lo esta, pero me pregunto ¿qué tan lejos llegaría para encontrar la verdad, estaría abierto a aceptar posibilidades extremas? ¿Estaría dispuesto a pasar por encima de las reglas?
- Creo que ya lo hice. ¿Qué necesita Mulder?
- Mi portátil, se encuentra en el hotel. Como ve no puedo darle las llaves, no llevo nada encima – sentí enrojecer un poco, realmente no tenía puesto nada salvo esas estúpidas batas de hospital que se cierran por la espalda y dejan casi todo al descubierto – esta guardada… no espere, Scully dijo que había estado revisando mis archivos, probablemente se encuentre a la vista o… la haya llevado con ella a la reunión. No, no, esto sería poco lógico de su parte, ella sabe que nada de lo que hay ahí resultará creíble. Oh, solo búsquela, estoy a punto de… ¡mierda!
- Es arriesgado lo que me pide, ¿si alguien me encuentra rebuscando en su habitación, qué demonios voy a decirles?
- Usted es policía, será sencillo que le den acceso al hotel sin hacerle preguntas. Si se topa con alguno de los otros, pues… no sé, use su imaginación, dígales que en el hospital le pidieron algunos datos, y dado que no podía interrumpir la reunión decidió irlos a buscar usted mismo.
- Subestima a sus colegas, piensa que me van a creer eso.
- ¿Le han dicho que es usted exasperante Scott?, vaya por la portátil o no, pero déjese de dar tantos rodeos – el hombre salió sin decir ni una palabra, no sabía si me estaba abandonando a mi suerte o iba en busca de lo que le había solicitado.
Mire mi reloj por décima vez, solo habían transcurrido cuarenta y cinco minutos; pero sentía que cada minuto era una interminable hora. Estaba peor que antes, no sabía a qué atenerme con relación a Scott. Observe la bolsa que pendía sobre mi cabeza, estaba por terminarse, creo que ya tenía suficiente solución salina en mi organismo. Iba a arrancarme la vía del brazo, cuando vi entrar al policía, llevaba una pequeña maleta en la mano, pero la arrojo sobre el sillón cuando se percató de lo que estaba por hacer. Literalmente se arrojó sobre mí, arrancándome un quejido de dolor.
- ¡Quítese de encima!, ¿acaso tiene ordenes de matarme? – Quito su peso, pero no se apartó de mi lado, sentía su respiración en mi cuello - ¡maldita sea, suélteme!
- ¿Cuándo va a dejar de hacer tonterías?, entiendo que le moleste estar echado en una cama sin poder ir y venir como usted quisiera, ¿piensa que quitándose la vía va a mejorar las cosas?… Prométame que va tranquilizarse o no le daré nada.
- Sí, sí, pero ya quítese, no ve que me está lastimando – cuando me escucho decir esto último me soltó de inmediato.
- Perdone, pero es que usted saca de quicio a cualquiera.
- ¿Ah sí?, como lo siento. Bueno, ¿trajo lo que le pedí? – busco con los ojos el lugar donde había dejado caer la maleta y me la entrego.
- Gracias… eh, ¿podría ayudarme a inclinar un poco la cama? Así está bien. Scott, porque no va a comer algo, debe sentirse hambriento – Me molestaba que anduviera a mí alrededor revoloteando como una mariposa, yo no era ningún bombillo de luz.
- En realidad no tengo demasiada hambre, voy por un café – Ah, como deseaba que todas las máquinas dispensadoras del hospital estuvieran estropeadas, así se tardaría un buen rato en volver.
Que complicado era leer sin la ayuda de mis anteojos, pero pedirle estos al oficial sería demasiado, incluso para mí. Así que tuve que forzar la vista. Al cabo de una hora la cabeza me estallaba, pero tenía que seguir; debía continuar reuniendo información, atando cabos, buscando la conexión entre las personas atacadas, las circunstancias de sus muertes, las características de los lugares donde estas habían ocurrido. Era la primera vez que había leído el testimonio de una de las víctimas, que conocía en toda su terrible crudeza la agonía de un alma atormentada.
- ¿Mulder, está despierto? – Su mano descansaba en mi hombro en una caricia suave, casi imperceptible – ¡demonios!, es que este hombre no podía hablar sin ponerme las manos encima. Al sentir el contacto instintivamente me eche hacía atrás. Él lo noto y sonrió desilusionado – es que le han cambiado la solución endovenosa y usted no se ha dado por enterado.
- Yo pensaba que no me iban a poner más de eso… – escuchamos una voz llamarlo por su radio, él se apartó un poco para responder – Se puso muy pálido, le vi apretar los puños en señal de impotencia – qué, qué pasa – le pregunte alarmado.
- Es un mensaje de Mark, le pedí que me mantuviera informado. ¡Ha vuelto a matar!
-Walter Reeves… ¿no es así?
- ¿Cómo ha podido saberlo?
- Tiene miedo, se siente acorralado y está eliminando a todos los que siente como amenazas. Harrison y Reeves eran los únicos testigos que hablaron de él… sabe que Halpern y Nelson van tras sus pasos. Debe dar aviso para que tomen precauciones, por ningún motivo deben quedarse solos, es importante que permanezcan en lugares bien iluminados, la oscuridad es su aliada; su poder se ve aumentado al anochecer. Oh, Skinner y… ¡Scully! ¡Scully!, ella corre peligro – Me arranque la vía y me levanté de la cama. Todo daba vueltas alrededor, sentí un brazo alrededor de la cintura y otro sobre mi hombro sano. Luche con todas mis fuerzas por deshacerme del agarre pero era inútil, estaba demasiado débil – Se trata de mi compañera, ¿es que no puede entender eso? Ella se encuentra aquí por mí causa, no soportaría verla sufrir de nuevo… Tiene que ayudarme a salir de este hospital.
Ya no me importaba nada, estaba abrazado del agente sollozando como un niño extraviado, preso de una angustia insoportable. Scott me llevo de vuelta a la cama, cuando me separe de él note que tenía la chaqueta manchada de sangre… mi sangre.
- ¡Dios!, llamare a los médicos – pero antes de que pudiera moverse lo detuve tirando de su brazo hacía mí. Nuestros rostros casi se rozaban.
- ¡Usted no llamará a nadie me escucho Scott! ¡Va a ayudarme a encontrar algo de ropa! Oh, váyase al infierno, yo mismo la buscare – no conseguí dar ni tres pasos cuando ya estaba de nuevo siendo sujetado por el oficial.
- ¡Ya fue suficiente Mulder! Muerto no va ser de ayuda para su compañera, ni para nadie… pero siga, siga, quiero ver hasta dónde llega con su absurda terquedad.
- Bien, bien… pero no llame a nadie, no permita que me seden, necesito estar despierto.
- Pero deben volver a revisarle la herida y colocarle la vía.
- Hágalo usted.
- ¿Yo?, no sabe lo que dice.
- Él debe estar buscando una nueva víctima, alguien a través de quien pueda realizar lo que ahora no le es posible… recuerda lo que Holstein escribió en su diario: “El me espía, me domina. Controla mis actos, mis movimientos y mis pensamientos. Tengo que obedecerle, ¡quién es este ser invisible que me domina!”
- Mulder… – los ojos del hombre se habían clavado en mi costado. Baje mis ojos, tenía empapado todo el lado izquierdo de sangre – ¡Déjeme llamar a alguien, se va a desangrar!
- ¡Hágalo Scott!, pero no permita que me pongan ningún sedante… ¡no puedo, no debo dormir ahora!
- Pero… ¿el dolor? Además lo que me pide esta fuera de mi jurisdicción.
- Él no me ha matado, tengo sus garras en mi cuerpo, algo de su esencia ha entrado en mí al tocarme. Ese ser lo ignora… esta tan ansioso de huir que me ha olvidado, pero yo tengo ahora un nexo con él. No me mire con esa cara Scott, usted sabe que no estoy delirando, estoy perfectamente cuerdo. Usted mismo ha visto vaciarse el vaso de agua sin saber cómo, vio esta segunda herida surgir de la nada… ha leído los informes forenses de las muertes de Adler y Horwood, ambos con detalles inexplicables… ¿y aun no cree? – el oficial cerro los ojos y asintió.
- Haré lo que pueda para que no lo seden – salió a toda prisa de la habitación. Mi mente, mi corazón, mi ser entero estaban concentrados en mi compañera.
Todo lo que había leído me daba vueltas en la cabeza, eran como mil trozos de nada tratando de tomar forma. Mil palabras sueltas intentando formar una idea.
Era capaz de sentir miedo, por lo tanto no era por completo invulnerable. Si no encontraba “su alimento” en cantidad suficiente, probablemente se debilitaría… era por eso su desesperación, necesitaba encontrar un nuevo huésped, alguien a quien succionarle la vida y utilizar para sus fines.
Las fuerzas me abandonaban y la consciencia también, luchaba por no ceder a la debilidad que se iba apoderando poco a poco de mí. Los párpados se me cerraban; antes de perder el sentido observé ingresar a los médicos, los sentía maniobrar sobre la herida, ir y venir manipulando instrumentos.
Mi mente se vio inundada de recuerdos de las historias que había leído; de cómo la gente desde los albores de la humanidad temió a la oscuridad por diversas causas, desde peligros reales como verse atacados por fieras o ser asaltados y asesinados; hasta aquellos que respondían a razones que apelaban a lo sobrenatural: vampiros, demonios, muertos que retornan a la vida. La oscuridad era considerada traicionera, cerraban puertas y ventanas para mantener la noche y sus peligros afuera; algunos dormían sentados negándose a acostarse para que el demonio no se les introdujera por la boca.
“Se pueden percibir los rumores, los olores y hasta el sabor del aire. Los sonidos del bosque cuando el viento sopla sobre los árboles se asemejan a los gritos de algún angustiado ser ”
Y qué hacía el hombre de otras épocas para vencer a la oscuridad… usaba el fuego para ahuyentar los horrores que se ocultaban en ella.
Busque con ojos desesperados a Scott mientras me llevaban por un largo pasillo, alcance finalmente a divisarlo.
- ¡Scott, el fuego… el fuego puede destruirlo!
- ¿Qué dice Mulder?... ¿qué dice? – repetía mientras intentaba acercar su oído a mis labios. Cerré los ojos para reunir toda la energía que me fuera posible.
- ¡El fuego! – le grite… ¿me habrá entendido?... Lo he perdido de vista en este laberinto de pasillos.
Anotaciones de Dana Scully, Agente Especial del FBI
“Vine a buscar algo en cuya existencia no creía, me he quedado a pesar de mí misma, a pesar de todo lo que siempre ha sido valido para mí. Y aquí me quedare hasta que tú padezcas de este mal inquietante que consume tu apasionada energía.
¿Cómo puedo conciliar lo que veo con lo que sé? Tengo tus notas entre mis manos y me siento incapaz de establecer conexión alguna entre ellas y lo que viene ocurriendo. Son como lecturas que para mí carecen de toda lógica y razón.
¿Qué es este ser cuyo grabado sostengo frente a mis ojos? Recuerdo como esta grotesca imagen nos impactó a todos la primera vez que la vimos, pero sobre todo pareció apoderarse de ti. Tengo que descubrir lo que tu enfermedad te impide encontrar”
Mulder está gravemente enfermo. Hemos aplicado el mismo tratamiento que usamos para tratar la herida del hombro; le han sido aplicados hemóstaticos y solución salina, solo que en esta ocasión ha sido necesario hacerle una transfusión. Su organismo parece haber respondido favorablemente al tratamiento; sus signos vitales en general se mantienen dentro del rango de lo normal. Todo indica una mejoría, pero al anochecer un extraño cambio se opera en él. La frecuencia de sus pulsaciones se hace menor, su respiración se dificulta y parece sumirse en un letargo morboso. Entonces lo escucho gemir entre sueños, trato de entender lo qué dice, pero apenas si capto algunas palabras: “¡déjame en paz!, ¡aléjate!, ¡aléjate!” Lo veo abrir los ojos y clavar su mirada en la mía; es una mirada de súplica, de un miedo indescriptible, comprendo que quiere hablarme pero su extrema debilidad se lo impide y esto parece contrariarle mucho, porque se agita en la cama como si quisiera deshacerse de un peso que lo abruma.
Han transcurrido tres días, los crímenes parecen haber cesado, al menos por el momento. Yo no me aparto de su lado, salvo para hacer una comida ligera o mudarme de ropa; cuando tengo que salir le pido a Scott que permanezca a su lado. Antes no había notado esto, o es quizá que estoy cediendo al cansancio físico y mental, pero al ingresar a la habitación de mi compañero percibo un olor extraño… ¿Cómo calificarlo? Es como el hedor que exhalan las ciénagas de los bosques, ese conjunto de olores de seres vivos en descomposición, animales y plantas; agua estancada y aire corrupto. Si la muerte existe, no definida como la pérdida irreversible del orden orgánico, de la capacidad de autorregulación, del funcionamiento del organismo como un todo; sino como un ente que deambula entre nosotros… este sería sin duda su aroma. Oh Mulder, como te burlarías de mi si pudieras escuchar mis pensamientos, si yo misma no me reconozco en las ideas que me vienen a la mente. Le he preguntado a Scott sobre esto, no directamente, es una persona bastante sensible y fácil de ser influenciada y necesito una opinión objetiva. ¡El me lo ha confirmado!, me dijo que no me lo había comentado antes porque pensaba que eran ideas suyas y que el olor provenía de fuera. Pero ambos nos hemos asomado a la ventana y afuera el aire es limpio y fresco. El oficial me comento otra cosa que me dejo extrañada; me ha dicho que Mulder antes de sumirse en este estado le gritaba algo relacionado al fuego… ¿pero qué quería decir con esto?
Definitivamente estoy emocionalmente muy fatigada, creo que estoy empezando a padecer de alucinaciones. Me he adormilado sosteniendo una de sus manos entre las mías, de pronto un ruido ligero me despertó, era un sonido suave. Entonces he visto… ¿realmente he visto lo que creo? Siempre llevo el expediente del caso conmigo para revisarlo, suelo dejarlo sobre el velador cuando siento que debo tomarme un descanso. Y sin embargo, allí estaba suspendido en el aire, las hojas de este pasaban una tras otra, con cierto espacio de tiempo; como si alguien estuviera concentrado en leer lo que había escrito allí. Me levanté con rapidez, al instante el movimiento ceso y el file cayo al piso esparciendo las páginas que se encontraban sueltas. Cuando me acerque para levantarlo, tuve que reprimir un grito de sorpresa, las últimas hojas que Mulder había anexado escritas a mano estaban tachadas con un resaltador oscuro que hacía imposible su lectura. Al retroceder, el taco de mi zapato choco con algo y me incline para ver de qué se trataba, era un grueso marcador de pizarra… ¡Dios mío!, ¿de qué se trata todo esto?
Skinner me ha comunicado que él velara a Mulder esta noche. No he podido negarme, temo agotar mi mente y no poder serle de utilidad a mi compañero, además el Director Adjunto no me ha hecho una petición sino que me ha dado una orden. Me dijo a manera de broma que ya tenía suficiente con lidiar con este agente en especial (era un juego de palabras), para que ahora tuviera que hacerlo conmigo también. Me observo por unos instantes y luego apoyo suavemente sus grandes manos sobre mis hombros: “Se ve extenuada agente Scully, es indispensable que duerma bien por lo menos un par de horas. Le prometo que si ocurre algún cambio la llamaré de inmediato” Es cierto, estoy cansada... estoy enloqueciendo, no lo sé. Confió en Skinner, él lo cuidara bien.
Anotaciones de Walter S. Skinner, Director Adjunto del FBI
“Nunca expreso a nadie mis sentimientos ni comparto mis pensamientos, siento que el silencio es la forma que he encontrado para seguir viviendo. Nadie puede echarte en cara algo que no ha salido de tus labios.
Me sentía abrumado, quizá nunca tendría la oportunidad de sincerarme con Mulder. Fue el único que consiguió en una ocasión que me abriera con alguien, él creyó en mí cuando todo me acusaba.
No sabía si podía escucharme o no, pero necesitaba hablarle, poder quitarme este peso que por tanto tiempo he llevado sobre mis hombros: Agente Mulder, desde que fui asignado como superior suyo, todos mis principios empezaron a tambalearse. Usted creía con tanta fuerza que a menudo me dejaba sumido en la incertidumbre. Sin embargo, debía cumplir con mi deber, ser imparcial, objetivo. Pensé que había elegido el camino correcto, que era posible hallar un equilibrio de intereses, pero esto es algo que jamás podrá existir. Su búsqueda debió haber sido la mía. Jamás me jugué por nada, nunca quise tomar partido. No permití que usted me convenciera. No fui la clase de aliado que necesitaba. Si yo le hubiera creído quizá no estaría ahora tendido en esta cama”
He conseguido que la agente Scully se retire a descansar. Sé de su devoción incondicional por su compañero, pero de continuar así, podría colapsar en cualquier momento. Ella es tan testaruda e incansable como Mulder mismo cuando se trata de hallar una respuesta. Cada quién buscándola a su manera; una con la racionalidad de la ciencia, el otro con la fuerza de sus creencias, cómo podían mantenerse unidas dos personalidades tan opuestas, no me siento capaz de comprenderlo, solo puedo afirmar que siento un profundo respeto por ambos.
Pase mucho tiempo en las selvas de Vietnam. Mi sentido del olfato aprendió a reconocer su olor. Ese olor asfixiante de vegetación muerta, de carne en descomposición. Puedo jurar que sentí ese mismo hedor cuando ingrese a la habitación de Mulder. Por un momento pensé que podía provenir de las heridas del agente; pero aquella era una idea absurda, él estaba siendo constantemente supervisado y bien cuidado. El olor se desvaneció después de unos minutos. Era extraño, pero no desapareció repentinamente, sino más bien fue como el aroma de algo que se va alejando poco a poco, mis ojos se fijaron en la ventana abierta que daba al bosque, me dirigí a ella e intente cerrarla, pero al parecer estaba averiada porque no conseguí cerrarla del todo.
Observaba al agente tendido sobre la cama, indefenso, pálido. Con el hombro izquierdo y parte del brazo vendados. Respiraba tan suavemente que en varias ocasiones tuve que observar el monitor que controlaba sus signos vitales para asegurarme de que estaba vivo.
Sonreí al pensar en las veces en que me había puesto al borde con si continua desobediencia, su desprecio por los reglamentos. Una mente brillante confinada en un sótano; siendo por igual temido y blanco de las burlas de sus colegas. Una carrera promisoria, truncada de forma tal vez irreparable. Pero nada de esto parecía importarle. Yo admiraba secretamente a este hombre, para él lo más importante era su compromiso con la verdad. Admiraba su tenacidad, la lealtad a sus creencias, incluso su arrogancia. Y pese a todo no había perdido su humanidad, la capacidad por indignarse ante las injusticias, conmoverse por el sufrimiento de los demás e involucrarse emocionalmente con ellos.
Me imaginaba cuanto debía sufrir Scully viéndolo en ese estado… ¿dónde estaba su fuerza?, esa animosidad que rayaba en lo maníaco.
Mi mano acaricio su cabello como lo hubiera hecho con un hijo de haberlo tenido. El sonido de mi móvil me saco de mis pensamientos, era Halpern, me informaba que habían encontrado otro cuerpo hacía apenas unos cuarenta minutos, presentaba las mismas lesiones que las anteriores víctimas. Me indico que el cadáver aún permanecía tibio, por lo tanto el asesino no podía estar demasiado lejos. Me volví para llamar a Scott que estaba fuera haciendo guardia, pero de pronto me sentí sujetado por la muñeca. Mulder había despertado.
“No se vaya” me dijo, su voz era débil, pero su tono se asemejaba más a una orden que a una petición. “Por favor, debe quedarse conmigo” “Mulder, debo ir con Halpern, déjeme avisarle a Scott… es una emergencia” Me miro de una manera extraña. “¿Es que no entiende?, me ha dejado libre por unos minutos, unas horas, no puedo saberlo. Solo sé que debo actuar rápido. El fuego, eso fue lo que le dije a Scott antes de perder el conocimiento. Debe prender fuego a esta habitación” “¿Esta loco?, no pienso incendiar este lugar y mucho menos con usted dentro” “Debe hacerlo, Él está aquí, lo he visto. Todas las noches repta por las sábanas y se monta en mi pecho, acerca su boca repugnante a la mía para absorberme la vida, pero estoy tan débil ahora que no obtiene lo suficiente, por eso sale de cacería”
Nos quedamos unos minutos callados, él perdido en sus delirantes ideas y yo preguntándome si finalmente su cerebro había colapsado, terminando por perder cualquier vestigio de razón. De pronto el silencio fue roto por el sonido del agua saliendo del grifo del baño, ambos nos sobresaltamos. “Está aquí, ha vuelto, haga lo que le dije pronto, pronto… ¡ahora! Usted me dijo que deseaba ser el aliado que necesitaba, demuéstremelo ahora, confíe en mí”
El agua del lavabo había empezado a desbordarse, se escurría por los costados inundando el piso del pequeño baño y extendiéndose a la habitación. Arranque los cordones de una lámpara y los arroje sobre el piso. Se produjo un corto circuito de inmediato, el fuego no tardo en alcanzar las cortinas… en ese momento tuve la visión de un ser espantoso arrastrándose por las paredes, intentando escapar de las llamas; pronto estas alcanzarían la cama donde yacía el agente. Quite la vía a la que estaba conectado y lo tome en mis brazos. Huimos hacía la puerta de salida y la cerré tras de mí. Me quede observando por la ventanilla como… el Horla se retorcía atrapado finalmente por las llamas, sin poder escapar; lanzaba unos alaridos espantosos que parecían provenir de algún lugar remoto, innombrable.
Me quede con Mulder protegiéndolo con mi cuerpo. Pronto los bomberos estaban por todos lados. El fuego extrañamente no se propago más allá de la habitación que habíamos abandonado. Tarde en ser consciente que uno de los hombres me sacudía por el hombro. “Señor, ¿se encuentra bien? Debe dejarme examinar a su amigo, debemos atenderlo. Ya esta a salvó, debe soltarlo” A mi pesar tuve que permitir que se llevaran a Mulder de mi lado. Mientras lo aseguraban en la camilla, abrió los ojos y busco los míos, era una mirada llena de ansiedad. “¿Murió, logro matarlo Skinner, lo logro?” “Descanse agente Mulder, todo ha terminado”
Oficina Central del FBI
Washigton DC
Una semana después.
Mi recuperación era completa. De las heridas que eran en parte el testimonio de lo ocurrido, apenas si quedaban unos leves arañazos que en sí mismas no probaban nada.
Estábamos Scully y yo en la oficina cuando recibimos el llamado de Skinner, seguramente requería el informe final del caso. Hacía un par de días que lo tenía preparado, mi compañera busco el suyo en su portafolio.
- Por favor, ya basta, me estas mareando con toda esa terminología médica – la vi sonreír, me había lanzado todo aquel palabreo deliberadamente.
- Bueno, resumiendo, el hemostático se aplico en la zona, y afortunadamente tu organismo reacciono bastante bien. Ahora te estamos poniendo una solución salina.
- ¿Cuánto tiempo voy a quedarme aquí?
- Ya me extrañaba que no hicieras esa pregunta. Deberás quedarte unos tres o cuatro días en observación.
- ¡Que!, no pienso estar echado aquí aburriéndome…
- Se quedará el tiempo que sea necesario agente Mulder – hasta entonces no había reparado en la presencia de otra persona en la habitación. ¡Skinner, Skinner!, y la cara que traía no presagiaba nada bueno, al menos para mí.
- Señor, qué hace usted aquí.
- Ayudando a su compañera a mantenerlo con vida. Al parecer siente una particular predilección por actuar por su cuenta poniendo en riesgo no solo su integridad física sino la de todos a su alrededor. Nunca mide las consecuencias de sus acciones. Se le están agotando las opciones Mulder, no sé cuánto más pueda hacer por usted.
- ¿Lo llamo Halpern no es cierto?
- En este momento no es importante quién me haya llamado. Solo intente controlar ese carácter suyo y mantenerse quieto. No me obligue a tomar medidas drásticas.
A qué se refería con “medidas drásticas”, ¿a relevarme del caso?, con toda seguridad que de eso se trataba.
- ¿Hay alguna novedad? – pregunté, dirigiéndome a Scully, evitando mirar al Director Adjunto que se había alejado para tomar siento en uno de los sillones de la habitación.
- Halpern ha puesto unas patrullas de vigilancia en la playa. Otro grupo de sus hombres siguen buscando pistas en el bosque. El Oficial de policía me pidió que le entregara el manuscrito… también quiso el grabado, he tenido que entregarle ambos – ella debió observar mi gesto de frustración – pero antes de entregárselos les saque una copia – levanto sonriente unas hojas frente a mis ojos. Súbitamente la sonrisa se borro de sus labios y continuó hablando en un tono confidencial. Evidentemente la presencia de nuestro jefe en la habitación no resultaba cómoda para ninguno de los dos – Cuando me asegure que estabas fuera de peligro deje por unas horas a Scott contigo. Regresé al hotel para revisar tus notas, he estudiado muchos detalles que desconocía sobre… sobre lo que estamos investigando, pero es poco o nada lo que he conseguido aclarar.
El sonido de un celular detuvo nuestra conversación. Skinner se levantó rápidamente y salio al pasillo a responder la llamada, cuando volvió su rostro se veía tenso y preocupado.
- Agente Scully, puedo hablar con usted en privado – ella me dio unas palmaditas en la mano y salio tras los pasos de nuestro jefe.
Algo grave había ocurrido, estaba tan seguro de ello, como de que permanecía acostado en esta maldita cama sin poder hacer nada. Apenas desaparecieron por la puerta, Scott ingreso por ella, me hizo un saludo y se acomodo en el asiento que antes había ocupado mi jefe. Permanecía tranquilo fingiendo leer una revista, pero yo sabía que lo habían dejado ahí para vigilarme.
- ¡Scott! – Lo llame, tratando de sonar amistoso – ¿puede hacerle una pregunta? – el me miro con desconfianza, pero logre que se acercara – Podría asegurar que algún hecho importante acaba de ocurrir, ¿sabe algo sobre esto?
- Solo sé que tengo ordenes de que se mantenga en reposo, en su condición no puede hacer nada, además ya hay gente ocupándose de todo – se callo de inmediato percatándose de que había hablado de más – Por favor, solo intente dormir.
¡Dormir!, que absurda sugerencia. Los hombres que estaban a cargo no tenían idea a lo que se enfrentaban. Cómo perseguir lo que no se conoce. Qué podía hacer Halpern a quien parecía importarle más dejarme en claro que ese era “su territorio” o Nelson y su estúpida arrogancia. Solo podía contar con mi compañera y Skinner, ellos eran los únicos en quien podía confiar, que me escucharían y finalmente tendrían que rendirse ante la verdad, por más inverosímil que esta pareciera. Nadie prestaba atención a los escritos de aquel hombre, y en ellos estaba la clave de todo.
- Scott, ¿han encontrado otro cuerpo, no es así? – me miro sorprendido, luego una sonrisa apareció en sus labios.
- Sus padres no se equivocaron en llamarlo Fox.
- Detesto mi nombre. A quién se le ocurriría ponerle a un hijo un nombre así.
- No sé, tal vez intuían su personalidad, usted se parece mucho a ellos. A diferencia de otros cánidos, los zorros no cazan en manada, acechan sus presas en soledad. En general desconfían de los humanos. En las culturas occidentales el zorro es considerado un símbolo de astucia e inteligencia, siempre silencioso y cauteloso. Incluso se les asemeja en el color de los ojos.
Todo aquel palabreo me desconcertaba. Dónde infiernos iba con todo esto. ¿El color de mis ojos?... Bien, le seguiría el juego, ¿pretende esconderme cosas?, ya lo veremos.
- Vaya, parece que le gustan mucho los zorros – le comente dándole un toque deliberadamente malicioso a mis palabras.
- Viví buena parte de mi vida en Australia, allá los cazan indiscriminadamente, son considerados una plaga. Una vez vi como mataban a una hembra y sus crías, me sentí enfermo. Les dispararon sin piedad. Siempre me han parecido animales tan hermosos.
- ¿Qué edad tenía cuándo sucedió eso?
- Unos 10 años, nunca podré olvidarlo. Fueron unos chicos algo mayores que yo los que cometieron esa atrocidad y parecían disfrutar con ello. Nunca más volví a frecuentarlos.
- No soy especialmente un amante de los animales, pero probablemente hubiera sentido lo mismo que usted. Disfrutar con la agonía de otro ser vivo es aberrante.
- ¿Me permite llamarlo Fox?, no en público por supuesto – me pregunto y me observaba como si yo fuera algo excepcional. Me sentía incómodo por lo que fuera que despertara en él. ¿No en público?, es qué acaso pensaba que íbamos a tener algún tipo de intimidad. Creo que las cosas estaban yendo demasiado lejos.
- No, no es buena idea Scott. A duras penas permito a mi madre llamarme así.
- Perdoné, fue un atrevimiento de mi parte, yo no sé nada sobre usted realmente.
- He sido yo quien ha alentado todo esto… necesitaba saber qué había ocurrido. No he jugado limpio, lo siento Scott – me miro desilusionado, luego puso una de sus manos sobre la mía y volvió a sonreír.
- Está bien agente Mulder, desconozco los detalles exactos, pero hoy en la mañana reportaron el hallazgo de otro cuerpo. Se trataba de Steven Harrison – al oír aquel nombre me incorpore de la cama de un salto – tenga cuidado, las heridas son demasiado recientes. No deseo volver a verlo sangrar. Vamos, acuéstese de nuevo, por favor.
- ¡Harrison!, el testigo que entrevistamos hace…
- Hace dos días.
- ¿En qué circunstancias murió?
- Solo escuché a su jefe mientras hablaba por teléfono, no tengo más pormenores. Recuerde que he permanecido asignado a usted durante todo este tiempo.
- Scott, averigüe lo que pueda sobre la muerte de Steven Harrison.
- No me pida eso, si Halpern o el señor Skinner se llegan a enterar que le di algún tipo de información puedo darme por muerto. No conoce a Halpern, tiene sus métodos para hacerle la vida a uno insoportable.
- Comprendo, ya he probado sus “métodos”… pero Scott, si no hacemos algo más gente morirá, estoy seguro. Usted ha visto cosas inexpliclables, le asusta admitir que son ciertas, pero no puede ignorarlas, tiene que confiar en su instinto.
- Veré que puedo averiguar, solo prométame que se quedara quieto. Hablare con Horwood, el debe tener los detalles de la autopsia. Frank, mi compañero, estaba de guardia durante la madrugada, confío plenamente en él, además no tendría porque extrañarle que le pida informes sobre el caso.
- Lo esperaré, no haré nada que lo comprometa – el asintió, y lo observe salir al pasillo.
Me es insoportable la inacción. Conozco mejor que nadie los detalles relacionados con este caso, lo he venido siguiendo a lo largo de más de seis estados. Sé cómo actúa este ser, Holstein lo convoco sin saberlo. En su diario dice que “el sucumbirá un día determinado en una hora determinada y en un minuto determinado, al llegar al límite de su vida”. Dos cosas me intrigan, dos incógnitas a las que no he hallado respuesta en ninguno de los textos que he consultado. Si es un ente invisible, ¿cómo entonces existen dibujos o grabados de este a través de la historia?, ¿existe un momento o una forma determinado en que es posible verlo?, y lo más sobrecogedor de todo: ¿Cómo se mata algo que no muere? Mis notas, necesito mis archivos. Pueden impedir que me mueva, pero no pueden impedirme pensar. Scully tiene mi portátil, tendré que recurrir de nuevo a Scott.
Debo haberme quedado dormido. Sentí que alguien me sacudía suavemente por el hombro, era el joven oficial. Cuánto tiempo hace que llevaba observándome. Consulte mi reloj, afortunadamente solo habían transcurrido unas tres horas desde que se separo de mi. Ojala traiga noticias importantes.
- ¿Hace mucho que llego Scott? – le pregunte.
- Unos diez o quince minutos.
- Debió despertarme de inmediato.
- Es que se veía tan tranquilo, creo que necesitaba esas horas de sueño.
- Sí, probablemente tenga razón, pero dígame, ¿pudo averiguar algo? – lo vi sacar una pequeña libreta del bolsillo de su uniforme y consultarla.
- Harrison fue encontrado muerto en su departamento, fue su casero el que reportó su hallazgo; refirió que como regla siempre pasaba por su departamento a las seis de la mañana para salir a trotar juntos. Le extraño que pese a sus reiterados llamados no respondiera, así que fue por sus llaves. Lo que halló debe haberlo dejado en shock. Por lo que me cuenta Mark el pobre hombre ha tenido que ser internado…
- Al grano Scott, qué fue lo que vio el casero – hizo un gesto de molestia, por lo visto no le agrado mi interrupción.
- Bien, Harrison presentaba desgarros en varias zonas del cuerpo, especialmente en el rostro. Las heridas le ocasionaron la muerte por la perdida de sangre. Hable con Horwood…
- ¿Y bien? – empezaba a impacientarme ese aire de teatralidad que le daba a los temas que le eran incomprensibles.
- Me comento que si bien la causa de la muerte habían sido por hipovolemia, el cuerpo presentaba síntomas de deshidratación severa y descenso en los niveles de lactosa y ácidos grasos antes de la muerte.
- ¿Sabe algo de mi compañera?
- En este momento esta reunida con su jefe, el Oficial Halpern y el teniente Nelson.
- Bonito cuarteto. ¡Ninguno querrá escucharme!
- Yo estoy aquí agente Mulder.
- Sí lo esta, pero me pregunto ¿qué tan lejos llegaría para encontrar la verdad, estaría abierto a aceptar posibilidades extremas? ¿Estaría dispuesto a pasar por encima de las reglas?
- Creo que ya lo hice. ¿Qué necesita Mulder?
- Mi portátil, se encuentra en el hotel. Como ve no puedo darle las llaves, no llevo nada encima – sentí enrojecer un poco, realmente no tenía puesto nada salvo esas estúpidas batas de hospital que se cierran por la espalda y dejan casi todo al descubierto – esta guardada… no espere, Scully dijo que había estado revisando mis archivos, probablemente se encuentre a la vista o… la haya llevado con ella a la reunión. No, no, esto sería poco lógico de su parte, ella sabe que nada de lo que hay ahí resultará creíble. Oh, solo búsquela, estoy a punto de… ¡mierda!
- Es arriesgado lo que me pide, ¿si alguien me encuentra rebuscando en su habitación, qué demonios voy a decirles?
- Usted es policía, será sencillo que le den acceso al hotel sin hacerle preguntas. Si se topa con alguno de los otros, pues… no sé, use su imaginación, dígales que en el hospital le pidieron algunos datos, y dado que no podía interrumpir la reunión decidió irlos a buscar usted mismo.
- Subestima a sus colegas, piensa que me van a creer eso.
- ¿Le han dicho que es usted exasperante Scott?, vaya por la portátil o no, pero déjese de dar tantos rodeos – el hombre salió sin decir ni una palabra, no sabía si me estaba abandonando a mi suerte o iba en busca de lo que le había solicitado.
Mire mi reloj por décima vez, solo habían transcurrido cuarenta y cinco minutos; pero sentía que cada minuto era una interminable hora. Estaba peor que antes, no sabía a qué atenerme con relación a Scott. Observe la bolsa que pendía sobre mi cabeza, estaba por terminarse, creo que ya tenía suficiente solución salina en mi organismo. Iba a arrancarme la vía del brazo, cuando vi entrar al policía, llevaba una pequeña maleta en la mano, pero la arrojo sobre el sillón cuando se percató de lo que estaba por hacer. Literalmente se arrojó sobre mí, arrancándome un quejido de dolor.
- ¡Quítese de encima!, ¿acaso tiene ordenes de matarme? – Quito su peso, pero no se apartó de mi lado, sentía su respiración en mi cuello - ¡maldita sea, suélteme!
- ¿Cuándo va a dejar de hacer tonterías?, entiendo que le moleste estar echado en una cama sin poder ir y venir como usted quisiera, ¿piensa que quitándose la vía va a mejorar las cosas?… Prométame que va tranquilizarse o no le daré nada.
- Sí, sí, pero ya quítese, no ve que me está lastimando – cuando me escucho decir esto último me soltó de inmediato.
- Perdone, pero es que usted saca de quicio a cualquiera.
- ¿Ah sí?, como lo siento. Bueno, ¿trajo lo que le pedí? – busco con los ojos el lugar donde había dejado caer la maleta y me la entrego.
- Gracias… eh, ¿podría ayudarme a inclinar un poco la cama? Así está bien. Scott, porque no va a comer algo, debe sentirse hambriento – Me molestaba que anduviera a mí alrededor revoloteando como una mariposa, yo no era ningún bombillo de luz.
- En realidad no tengo demasiada hambre, voy por un café – Ah, como deseaba que todas las máquinas dispensadoras del hospital estuvieran estropeadas, así se tardaría un buen rato en volver.
Que complicado era leer sin la ayuda de mis anteojos, pero pedirle estos al oficial sería demasiado, incluso para mí. Así que tuve que forzar la vista. Al cabo de una hora la cabeza me estallaba, pero tenía que seguir; debía continuar reuniendo información, atando cabos, buscando la conexión entre las personas atacadas, las circunstancias de sus muertes, las características de los lugares donde estas habían ocurrido. Era la primera vez que había leído el testimonio de una de las víctimas, que conocía en toda su terrible crudeza la agonía de un alma atormentada.
- ¿Mulder, está despierto? – Su mano descansaba en mi hombro en una caricia suave, casi imperceptible – ¡demonios!, es que este hombre no podía hablar sin ponerme las manos encima. Al sentir el contacto instintivamente me eche hacía atrás. Él lo noto y sonrió desilusionado – es que le han cambiado la solución endovenosa y usted no se ha dado por enterado.
- Yo pensaba que no me iban a poner más de eso… – escuchamos una voz llamarlo por su radio, él se apartó un poco para responder – Se puso muy pálido, le vi apretar los puños en señal de impotencia – qué, qué pasa – le pregunte alarmado.
- Es un mensaje de Mark, le pedí que me mantuviera informado. ¡Ha vuelto a matar!
-Walter Reeves… ¿no es así?
- ¿Cómo ha podido saberlo?
- Tiene miedo, se siente acorralado y está eliminando a todos los que siente como amenazas. Harrison y Reeves eran los únicos testigos que hablaron de él… sabe que Halpern y Nelson van tras sus pasos. Debe dar aviso para que tomen precauciones, por ningún motivo deben quedarse solos, es importante que permanezcan en lugares bien iluminados, la oscuridad es su aliada; su poder se ve aumentado al anochecer. Oh, Skinner y… ¡Scully! ¡Scully!, ella corre peligro – Me arranque la vía y me levanté de la cama. Todo daba vueltas alrededor, sentí un brazo alrededor de la cintura y otro sobre mi hombro sano. Luche con todas mis fuerzas por deshacerme del agarre pero era inútil, estaba demasiado débil – Se trata de mi compañera, ¿es que no puede entender eso? Ella se encuentra aquí por mí causa, no soportaría verla sufrir de nuevo… Tiene que ayudarme a salir de este hospital.
Ya no me importaba nada, estaba abrazado del agente sollozando como un niño extraviado, preso de una angustia insoportable. Scott me llevo de vuelta a la cama, cuando me separe de él note que tenía la chaqueta manchada de sangre… mi sangre.
- ¡Dios!, llamare a los médicos – pero antes de que pudiera moverse lo detuve tirando de su brazo hacía mí. Nuestros rostros casi se rozaban.
- ¡Usted no llamará a nadie me escucho Scott! ¡Va a ayudarme a encontrar algo de ropa! Oh, váyase al infierno, yo mismo la buscare – no conseguí dar ni tres pasos cuando ya estaba de nuevo siendo sujetado por el oficial.
- ¡Ya fue suficiente Mulder! Muerto no va ser de ayuda para su compañera, ni para nadie… pero siga, siga, quiero ver hasta dónde llega con su absurda terquedad.
- Bien, bien… pero no llame a nadie, no permita que me seden, necesito estar despierto.
- Pero deben volver a revisarle la herida y colocarle la vía.
- Hágalo usted.
- ¿Yo?, no sabe lo que dice.
- Él debe estar buscando una nueva víctima, alguien a través de quien pueda realizar lo que ahora no le es posible… recuerda lo que Holstein escribió en su diario: “El me espía, me domina. Controla mis actos, mis movimientos y mis pensamientos. Tengo que obedecerle, ¡quién es este ser invisible que me domina!”
- Mulder… – los ojos del hombre se habían clavado en mi costado. Baje mis ojos, tenía empapado todo el lado izquierdo de sangre – ¡Déjeme llamar a alguien, se va a desangrar!
- ¡Hágalo Scott!, pero no permita que me pongan ningún sedante… ¡no puedo, no debo dormir ahora!
- Pero… ¿el dolor? Además lo que me pide esta fuera de mi jurisdicción.
- Él no me ha matado, tengo sus garras en mi cuerpo, algo de su esencia ha entrado en mí al tocarme. Ese ser lo ignora… esta tan ansioso de huir que me ha olvidado, pero yo tengo ahora un nexo con él. No me mire con esa cara Scott, usted sabe que no estoy delirando, estoy perfectamente cuerdo. Usted mismo ha visto vaciarse el vaso de agua sin saber cómo, vio esta segunda herida surgir de la nada… ha leído los informes forenses de las muertes de Adler y Horwood, ambos con detalles inexplicables… ¿y aun no cree? – el oficial cerro los ojos y asintió.
- Haré lo que pueda para que no lo seden – salió a toda prisa de la habitación. Mi mente, mi corazón, mi ser entero estaban concentrados en mi compañera.
Todo lo que había leído me daba vueltas en la cabeza, eran como mil trozos de nada tratando de tomar forma. Mil palabras sueltas intentando formar una idea.
Era capaz de sentir miedo, por lo tanto no era por completo invulnerable. Si no encontraba “su alimento” en cantidad suficiente, probablemente se debilitaría… era por eso su desesperación, necesitaba encontrar un nuevo huésped, alguien a quien succionarle la vida y utilizar para sus fines.
Las fuerzas me abandonaban y la consciencia también, luchaba por no ceder a la debilidad que se iba apoderando poco a poco de mí. Los párpados se me cerraban; antes de perder el sentido observé ingresar a los médicos, los sentía maniobrar sobre la herida, ir y venir manipulando instrumentos.
Mi mente se vio inundada de recuerdos de las historias que había leído; de cómo la gente desde los albores de la humanidad temió a la oscuridad por diversas causas, desde peligros reales como verse atacados por fieras o ser asaltados y asesinados; hasta aquellos que respondían a razones que apelaban a lo sobrenatural: vampiros, demonios, muertos que retornan a la vida. La oscuridad era considerada traicionera, cerraban puertas y ventanas para mantener la noche y sus peligros afuera; algunos dormían sentados negándose a acostarse para que el demonio no se les introdujera por la boca.
“Se pueden percibir los rumores, los olores y hasta el sabor del aire. Los sonidos del bosque cuando el viento sopla sobre los árboles se asemejan a los gritos de algún angustiado ser ”
Y qué hacía el hombre de otras épocas para vencer a la oscuridad… usaba el fuego para ahuyentar los horrores que se ocultaban en ella.
Busque con ojos desesperados a Scott mientras me llevaban por un largo pasillo, alcance finalmente a divisarlo.
- ¡Scott, el fuego… el fuego puede destruirlo!
- ¿Qué dice Mulder?... ¿qué dice? – repetía mientras intentaba acercar su oído a mis labios. Cerré los ojos para reunir toda la energía que me fuera posible.
- ¡El fuego! – le grite… ¿me habrá entendido?... Lo he perdido de vista en este laberinto de pasillos.
Anotaciones de Dana Scully, Agente Especial del FBI
“Vine a buscar algo en cuya existencia no creía, me he quedado a pesar de mí misma, a pesar de todo lo que siempre ha sido valido para mí. Y aquí me quedare hasta que tú padezcas de este mal inquietante que consume tu apasionada energía.
¿Cómo puedo conciliar lo que veo con lo que sé? Tengo tus notas entre mis manos y me siento incapaz de establecer conexión alguna entre ellas y lo que viene ocurriendo. Son como lecturas que para mí carecen de toda lógica y razón.
¿Qué es este ser cuyo grabado sostengo frente a mis ojos? Recuerdo como esta grotesca imagen nos impactó a todos la primera vez que la vimos, pero sobre todo pareció apoderarse de ti. Tengo que descubrir lo que tu enfermedad te impide encontrar”
Mulder está gravemente enfermo. Hemos aplicado el mismo tratamiento que usamos para tratar la herida del hombro; le han sido aplicados hemóstaticos y solución salina, solo que en esta ocasión ha sido necesario hacerle una transfusión. Su organismo parece haber respondido favorablemente al tratamiento; sus signos vitales en general se mantienen dentro del rango de lo normal. Todo indica una mejoría, pero al anochecer un extraño cambio se opera en él. La frecuencia de sus pulsaciones se hace menor, su respiración se dificulta y parece sumirse en un letargo morboso. Entonces lo escucho gemir entre sueños, trato de entender lo qué dice, pero apenas si capto algunas palabras: “¡déjame en paz!, ¡aléjate!, ¡aléjate!” Lo veo abrir los ojos y clavar su mirada en la mía; es una mirada de súplica, de un miedo indescriptible, comprendo que quiere hablarme pero su extrema debilidad se lo impide y esto parece contrariarle mucho, porque se agita en la cama como si quisiera deshacerse de un peso que lo abruma.
Han transcurrido tres días, los crímenes parecen haber cesado, al menos por el momento. Yo no me aparto de su lado, salvo para hacer una comida ligera o mudarme de ropa; cuando tengo que salir le pido a Scott que permanezca a su lado. Antes no había notado esto, o es quizá que estoy cediendo al cansancio físico y mental, pero al ingresar a la habitación de mi compañero percibo un olor extraño… ¿Cómo calificarlo? Es como el hedor que exhalan las ciénagas de los bosques, ese conjunto de olores de seres vivos en descomposición, animales y plantas; agua estancada y aire corrupto. Si la muerte existe, no definida como la pérdida irreversible del orden orgánico, de la capacidad de autorregulación, del funcionamiento del organismo como un todo; sino como un ente que deambula entre nosotros… este sería sin duda su aroma. Oh Mulder, como te burlarías de mi si pudieras escuchar mis pensamientos, si yo misma no me reconozco en las ideas que me vienen a la mente. Le he preguntado a Scott sobre esto, no directamente, es una persona bastante sensible y fácil de ser influenciada y necesito una opinión objetiva. ¡El me lo ha confirmado!, me dijo que no me lo había comentado antes porque pensaba que eran ideas suyas y que el olor provenía de fuera. Pero ambos nos hemos asomado a la ventana y afuera el aire es limpio y fresco. El oficial me comento otra cosa que me dejo extrañada; me ha dicho que Mulder antes de sumirse en este estado le gritaba algo relacionado al fuego… ¿pero qué quería decir con esto?
Definitivamente estoy emocionalmente muy fatigada, creo que estoy empezando a padecer de alucinaciones. Me he adormilado sosteniendo una de sus manos entre las mías, de pronto un ruido ligero me despertó, era un sonido suave. Entonces he visto… ¿realmente he visto lo que creo? Siempre llevo el expediente del caso conmigo para revisarlo, suelo dejarlo sobre el velador cuando siento que debo tomarme un descanso. Y sin embargo, allí estaba suspendido en el aire, las hojas de este pasaban una tras otra, con cierto espacio de tiempo; como si alguien estuviera concentrado en leer lo que había escrito allí. Me levanté con rapidez, al instante el movimiento ceso y el file cayo al piso esparciendo las páginas que se encontraban sueltas. Cuando me acerque para levantarlo, tuve que reprimir un grito de sorpresa, las últimas hojas que Mulder había anexado escritas a mano estaban tachadas con un resaltador oscuro que hacía imposible su lectura. Al retroceder, el taco de mi zapato choco con algo y me incline para ver de qué se trataba, era un grueso marcador de pizarra… ¡Dios mío!, ¿de qué se trata todo esto?
Skinner me ha comunicado que él velara a Mulder esta noche. No he podido negarme, temo agotar mi mente y no poder serle de utilidad a mi compañero, además el Director Adjunto no me ha hecho una petición sino que me ha dado una orden. Me dijo a manera de broma que ya tenía suficiente con lidiar con este agente en especial (era un juego de palabras), para que ahora tuviera que hacerlo conmigo también. Me observo por unos instantes y luego apoyo suavemente sus grandes manos sobre mis hombros: “Se ve extenuada agente Scully, es indispensable que duerma bien por lo menos un par de horas. Le prometo que si ocurre algún cambio la llamaré de inmediato” Es cierto, estoy cansada... estoy enloqueciendo, no lo sé. Confió en Skinner, él lo cuidara bien.
Anotaciones de Walter S. Skinner, Director Adjunto del FBI
“Nunca expreso a nadie mis sentimientos ni comparto mis pensamientos, siento que el silencio es la forma que he encontrado para seguir viviendo. Nadie puede echarte en cara algo que no ha salido de tus labios.
Me sentía abrumado, quizá nunca tendría la oportunidad de sincerarme con Mulder. Fue el único que consiguió en una ocasión que me abriera con alguien, él creyó en mí cuando todo me acusaba.
No sabía si podía escucharme o no, pero necesitaba hablarle, poder quitarme este peso que por tanto tiempo he llevado sobre mis hombros: Agente Mulder, desde que fui asignado como superior suyo, todos mis principios empezaron a tambalearse. Usted creía con tanta fuerza que a menudo me dejaba sumido en la incertidumbre. Sin embargo, debía cumplir con mi deber, ser imparcial, objetivo. Pensé que había elegido el camino correcto, que era posible hallar un equilibrio de intereses, pero esto es algo que jamás podrá existir. Su búsqueda debió haber sido la mía. Jamás me jugué por nada, nunca quise tomar partido. No permití que usted me convenciera. No fui la clase de aliado que necesitaba. Si yo le hubiera creído quizá no estaría ahora tendido en esta cama”
He conseguido que la agente Scully se retire a descansar. Sé de su devoción incondicional por su compañero, pero de continuar así, podría colapsar en cualquier momento. Ella es tan testaruda e incansable como Mulder mismo cuando se trata de hallar una respuesta. Cada quién buscándola a su manera; una con la racionalidad de la ciencia, el otro con la fuerza de sus creencias, cómo podían mantenerse unidas dos personalidades tan opuestas, no me siento capaz de comprenderlo, solo puedo afirmar que siento un profundo respeto por ambos.
Pase mucho tiempo en las selvas de Vietnam. Mi sentido del olfato aprendió a reconocer su olor. Ese olor asfixiante de vegetación muerta, de carne en descomposición. Puedo jurar que sentí ese mismo hedor cuando ingrese a la habitación de Mulder. Por un momento pensé que podía provenir de las heridas del agente; pero aquella era una idea absurda, él estaba siendo constantemente supervisado y bien cuidado. El olor se desvaneció después de unos minutos. Era extraño, pero no desapareció repentinamente, sino más bien fue como el aroma de algo que se va alejando poco a poco, mis ojos se fijaron en la ventana abierta que daba al bosque, me dirigí a ella e intente cerrarla, pero al parecer estaba averiada porque no conseguí cerrarla del todo.
Observaba al agente tendido sobre la cama, indefenso, pálido. Con el hombro izquierdo y parte del brazo vendados. Respiraba tan suavemente que en varias ocasiones tuve que observar el monitor que controlaba sus signos vitales para asegurarme de que estaba vivo.
Sonreí al pensar en las veces en que me había puesto al borde con si continua desobediencia, su desprecio por los reglamentos. Una mente brillante confinada en un sótano; siendo por igual temido y blanco de las burlas de sus colegas. Una carrera promisoria, truncada de forma tal vez irreparable. Pero nada de esto parecía importarle. Yo admiraba secretamente a este hombre, para él lo más importante era su compromiso con la verdad. Admiraba su tenacidad, la lealtad a sus creencias, incluso su arrogancia. Y pese a todo no había perdido su humanidad, la capacidad por indignarse ante las injusticias, conmoverse por el sufrimiento de los demás e involucrarse emocionalmente con ellos.
Me imaginaba cuanto debía sufrir Scully viéndolo en ese estado… ¿dónde estaba su fuerza?, esa animosidad que rayaba en lo maníaco.
Mi mano acaricio su cabello como lo hubiera hecho con un hijo de haberlo tenido. El sonido de mi móvil me saco de mis pensamientos, era Halpern, me informaba que habían encontrado otro cuerpo hacía apenas unos cuarenta minutos, presentaba las mismas lesiones que las anteriores víctimas. Me indico que el cadáver aún permanecía tibio, por lo tanto el asesino no podía estar demasiado lejos. Me volví para llamar a Scott que estaba fuera haciendo guardia, pero de pronto me sentí sujetado por la muñeca. Mulder había despertado.
“No se vaya” me dijo, su voz era débil, pero su tono se asemejaba más a una orden que a una petición. “Por favor, debe quedarse conmigo” “Mulder, debo ir con Halpern, déjeme avisarle a Scott… es una emergencia” Me miro de una manera extraña. “¿Es que no entiende?, me ha dejado libre por unos minutos, unas horas, no puedo saberlo. Solo sé que debo actuar rápido. El fuego, eso fue lo que le dije a Scott antes de perder el conocimiento. Debe prender fuego a esta habitación” “¿Esta loco?, no pienso incendiar este lugar y mucho menos con usted dentro” “Debe hacerlo, Él está aquí, lo he visto. Todas las noches repta por las sábanas y se monta en mi pecho, acerca su boca repugnante a la mía para absorberme la vida, pero estoy tan débil ahora que no obtiene lo suficiente, por eso sale de cacería”
Nos quedamos unos minutos callados, él perdido en sus delirantes ideas y yo preguntándome si finalmente su cerebro había colapsado, terminando por perder cualquier vestigio de razón. De pronto el silencio fue roto por el sonido del agua saliendo del grifo del baño, ambos nos sobresaltamos. “Está aquí, ha vuelto, haga lo que le dije pronto, pronto… ¡ahora! Usted me dijo que deseaba ser el aliado que necesitaba, demuéstremelo ahora, confíe en mí”
El agua del lavabo había empezado a desbordarse, se escurría por los costados inundando el piso del pequeño baño y extendiéndose a la habitación. Arranque los cordones de una lámpara y los arroje sobre el piso. Se produjo un corto circuito de inmediato, el fuego no tardo en alcanzar las cortinas… en ese momento tuve la visión de un ser espantoso arrastrándose por las paredes, intentando escapar de las llamas; pronto estas alcanzarían la cama donde yacía el agente. Quite la vía a la que estaba conectado y lo tome en mis brazos. Huimos hacía la puerta de salida y la cerré tras de mí. Me quede observando por la ventanilla como… el Horla se retorcía atrapado finalmente por las llamas, sin poder escapar; lanzaba unos alaridos espantosos que parecían provenir de algún lugar remoto, innombrable.
Oficina Central del FBI
Washigton DC
Una semana después.
Mi recuperación era completa. De las heridas que eran en parte el testimonio de lo ocurrido, apenas si quedaban unos leves arañazos que en sí mismas no probaban nada.
Estábamos Scully y yo en la oficina cuando recibimos el llamado de Skinner, seguramente requería el informe final del caso. Hacía un par de días que lo tenía preparado, mi compañera busco el suyo en su portafolio.
- Vamos Mulder, el jefe nos espera.
- ¿Me harás quedar como un payaso frente a Skinner? Si es así, debiste avisarme con tiempo para ir vestido convenientemente, olvide el disfraz y el maquillaje en casa – no me respondió nada, solo camino hasta la puerta y la sostuvo hasta que pase frente a ella, tampoco dijo una sola palabra mientras estábamos en el ascensor. Kim nos hizo pasar de inmediato al despacho del Director Adjunto. Estaba sentado frente a su escritorio con la misma expresión adusta y concentrada de siempre, con un gesto nos invitó a tomar asiento. Se acomodó las gafas y comenzó a leer nuestros informes.
- ¿Las heridas de las víctimas no corresponden a las que podría producir el ataque de un animal agente Mulder?
- Así es señor, en la zona no existe fauna salvaje predatoria, lo más cercano a ella se encuentra en South Kingstown, se trata de coyotes. Estos son animales pequeños, es imposible que causaran un daño como ese, además estos no atacan en manada, son predadores solitarios.
- ¿Agente Scully?
- Las heridas no corresponden a las de un coyote. Las huellas de estos cánidos no exceden de los diez centímetros y las mostradas en los cuerpos sobrepasan este rango. Además se debe considerar la ferocidad del ataque, estos animales por lo general no se acercan a los humanos. Las ocasiones en que han sido reportadas agresiones por parte de estos no existen coincidencias con los desgarros mostrados en los cuerpos de las víctimas.
- Tengo los testimonios de Reeves y Harrison, hablan de un ser invisible corriendo por la playa tras los pasos de Holstein. ¿Y sin embargo, usted dice haberlo visto agente Mulder?
- Testimonios que por desgracia no se pueden corroborar porque los testigos están muertos. Sí, lo pude ver y sentir. Sé bien que usted también lo vio señor, fue durante el incendio – me molestaba la actitud que tenía ahora. Quizá no se percato de que yo no estaba del todo inconsciente cuando lo escuche hablarme al lado de la cama donde estaba atrapado – Señor, todo lo que Holstein escribió en su diario era cierto, ese hombre no estaba loco.
- ¿Tiene algo más que agregar agente Scully? – se dirigió a mi compañera ignorando por completo mis comentarios.
- Solo una pregunta señor, ¿qué dice el Oficial Halpern sobre los incidentes ocurridos en West Greenwich?
- Que fueron ataques de coyotes hambrientos, ya han empezado una cacería para atraparlos y exterminarlos. Un animal que ha atacado a un ser humano debe ser sacrificado. Con respecto a Holstein, al parecer estaba en tratamiento psiquiátrico y su suicidio no fue sino el resultado de la paranoia que venía sufriendo.
Iban a emprender una matanza contra aquellos infelices animales para cubrir la verdad. Ahora resultaba que Holstein era un demente, es que nadie iba a admitir la verdad… y Scott, qué decía él sobre todo esto.
- ¿Por algún lado se consigna el testimonio del oficial Scott Sanders?
- No había razón para ello, el oficial Sanders fue trasladado al Departamento de Policía de Filadelfia al día siguiente del incendio.
- Buena forma de callarlo, enviarlo lo más lejos posible… Usted lo vio, ¡por qué no puede admitirlo! – estaba a unos centímetros de Skinner con los puños apretados, sentía a Scully tirando de mi brazo para apartarme de nuestro jefe.
- Las cosas son como son agente Mulder, ¡entiéndalo de una buena vez! – me dijo sujetándome por las solapas para soltarme después dándome un violento empujón.
- Ya fue suficiente Mulder, vayámonos de aquí – me dijo Scully clavando sus acusadores ojos en el Director Adjunto. Este bajo la mirada y fingió estar muy ocupado mientras revolvía unos papeles sobre su escritorio.
- Algún día tendrá que admitir la verdad Skinner, porque por más que cierre los ojos esta será tan poderosa que no podrá escapar de ella.
- ¿Me harás quedar como un payaso frente a Skinner? Si es así, debiste avisarme con tiempo para ir vestido convenientemente, olvide el disfraz y el maquillaje en casa – no me respondió nada, solo camino hasta la puerta y la sostuvo hasta que pase frente a ella, tampoco dijo una sola palabra mientras estábamos en el ascensor. Kim nos hizo pasar de inmediato al despacho del Director Adjunto. Estaba sentado frente a su escritorio con la misma expresión adusta y concentrada de siempre, con un gesto nos invitó a tomar asiento. Se acomodó las gafas y comenzó a leer nuestros informes.
- ¿Las heridas de las víctimas no corresponden a las que podría producir el ataque de un animal agente Mulder?
- Así es señor, en la zona no existe fauna salvaje predatoria, lo más cercano a ella se encuentra en South Kingstown, se trata de coyotes. Estos son animales pequeños, es imposible que causaran un daño como ese, además estos no atacan en manada, son predadores solitarios.
- ¿Agente Scully?
- Las heridas no corresponden a las de un coyote. Las huellas de estos cánidos no exceden de los diez centímetros y las mostradas en los cuerpos sobrepasan este rango. Además se debe considerar la ferocidad del ataque, estos animales por lo general no se acercan a los humanos. Las ocasiones en que han sido reportadas agresiones por parte de estos no existen coincidencias con los desgarros mostrados en los cuerpos de las víctimas.
- Tengo los testimonios de Reeves y Harrison, hablan de un ser invisible corriendo por la playa tras los pasos de Holstein. ¿Y sin embargo, usted dice haberlo visto agente Mulder?
- Testimonios que por desgracia no se pueden corroborar porque los testigos están muertos. Sí, lo pude ver y sentir. Sé bien que usted también lo vio señor, fue durante el incendio – me molestaba la actitud que tenía ahora. Quizá no se percato de que yo no estaba del todo inconsciente cuando lo escuche hablarme al lado de la cama donde estaba atrapado – Señor, todo lo que Holstein escribió en su diario era cierto, ese hombre no estaba loco.
- ¿Tiene algo más que agregar agente Scully? – se dirigió a mi compañera ignorando por completo mis comentarios.
- Solo una pregunta señor, ¿qué dice el Oficial Halpern sobre los incidentes ocurridos en West Greenwich?
- Que fueron ataques de coyotes hambrientos, ya han empezado una cacería para atraparlos y exterminarlos. Un animal que ha atacado a un ser humano debe ser sacrificado. Con respecto a Holstein, al parecer estaba en tratamiento psiquiátrico y su suicidio no fue sino el resultado de la paranoia que venía sufriendo.
Iban a emprender una matanza contra aquellos infelices animales para cubrir la verdad. Ahora resultaba que Holstein era un demente, es que nadie iba a admitir la verdad… y Scott, qué decía él sobre todo esto.
- ¿Por algún lado se consigna el testimonio del oficial Scott Sanders?
- No había razón para ello, el oficial Sanders fue trasladado al Departamento de Policía de Filadelfia al día siguiente del incendio.
- Buena forma de callarlo, enviarlo lo más lejos posible… Usted lo vio, ¡por qué no puede admitirlo! – estaba a unos centímetros de Skinner con los puños apretados, sentía a Scully tirando de mi brazo para apartarme de nuestro jefe.
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- Ya fue suficiente Mulder, vayámonos de aquí – me dijo Scully clavando sus acusadores ojos en el Director Adjunto. Este bajo la mirada y fingió estar muy ocupado mientras revolvía unos papeles sobre su escritorio.
- Algún día tendrá que admitir la verdad Skinner, porque por más que cierre los ojos esta será tan poderosa que no podrá escapar de ella.
Basada en el cuento "El Horla" de Guy de Mauppasant
Algunos textos y referencias han sido sacados de los episodios:
"Grotesque" 3x14
"Avatar" 3x21
"Paper Hearts" 4x08
"Demons" 4x23
"Folie à deux" 5x19
"S.R. 819" 6x10
"Sixth Extinction" 7x01
9 comentarios:
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