Todo debe ser glamoroso a su alrededor, así que empieza por cambiar su verdadero nombre, Jeanette no "tiene gancho" así que lo cambia a Jasmine, casada con Hal (Alec Baldiwin) vive entre lo mejor de la sociedad neoyorquina disfrutando de una vida llena de glamour y completa despreocupación, la "única piedra" en sus caros zapatos es su hermana Ginger (Sally Hawkins) que pertenece a la clase trabajadora y vive en San Francisco, y es que la pobre heredo "los peores genes" y eso que ambas no son hermanas realmente sino que fueron adoptadas por la misma familia.
Así vemos a Jasmine disfrutando de todos los placeres que el dinero puede comprar; lujosas casas, joyas, ropa y accesorios de diseñador, viajes alrededor del mundo, a tener que compartir un modesto departamento junto a su hermana que por añadidura tiene dos hijos que no dejan de "martirizar" a su pobre tía. Todas sus propiedades y joyas han sido confiscadas por el gobierno y lo que pudo salvar ya lo ha vendido, así que nuestra protagonista se aferra a sus escasos bienes; algunos vestidos, carteras, bolsos de viaje y zapatos, eso es todo lo que le queda de sus días de gloria. La película salta de un mundo a otro, del cuento de hadas a la historia de horror en momentos precisos, como haciendo hincapié en comparar ambas situaciones, así, Allen nos lleva de la mano al interior de la propia Jasmine.
Vamos de los momentos en que tiene que soportar la visita de su "poco afortunada hermana" y su insoportable marido que no encajan en su mundo "Louis Vuitton", a aquellos en los que se ve obligada a depender de ella.
El dinero siempre abunda en casa de Jasmine, y ella está lista para disfrutarlo. El marido se encuentra inmerso en negocios ilegales, pero eso la elegante mujer no lo sabe o simplemente prefiere "mirar para otro lado". Esa es su forma de vida, cuando hay problemas Jasmine no los enfrenta, simplemente mira para otro lado, como lo hace ante las continuas infidelidades de su esposo. Hasta que la realidad la golpea en el rostro y se ve obligada a mirarlas frente a frente.
Jasmine no sabe lidiar con la vida, no sabe respirar fuera de su burbuja de confort y se asfixia en el mundo real; sus aliados, un buen trago y algunas Xanax le ayudan a seguir adelante. Se refugia en su propio mundo y a menudo la encontramos hablando sola. Ella no entiende eso de "que debe trabajar para vivir", le horroriza aceptar un trabajo de recepcionista de un odontólogo, pero termina por aceptarlo. Jasmine busca con desesperación quien reemplace a su esposo y le de los lujos y la comodidad a los que está acostumbrada, no lo importa mentir y negar a su propio hijo en su desesperada búsqueda. Sin embargo, el personaje de Blanchett es tan patético que uno termina sintiendo simpatía por ella y hasta un poco de lástima cuando todos sus planes se frustran... como la flor Jasmine languidece, se apaga.
Siempre vuelve una y otra vez la melodía que inspira el título "Blue moon", es la pieza que sonaba el día que conoció a Hal, su gloria y su ruina; su cielo y su infierno.
Una película que vale la pena ver, la consolidación de Cate como la gran actriz que es.
Ficha artística: Film Affinity
Dedicado a mi gran amiga Celia.
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