Es Hesíodo, en una de sus principales obras "Teogenía", quien introduce a Eros como "creador de toda la vida", lo considera como una entidad primordial. El amor es una fuerza universal de atracción. Y le da en su obra el carácter que conservará para siempre: el de lazo, conexión, mediador, unidor.
Es en este día tan especial he querido traerles está hermosa leyenda. El amor que crea, unifica y enriquece. El amor que muere y vuelve a nacer. No solo el amor de pareja, sino en todas sus expresiones. Así como EL AMOR que un día nos trajo a está montaña y nos unió para siempre.
El Olimpo está de fiesta. Los inmortales celebran regocijadamente el nacimiento de Afrodita (Venus), la bella diosa del amor. En las copas de oro corre abundante el néctar, para estimular la despreocupada alegría de los dioses, quienes ríen contentos.
Terminado el festín, surge una figura andrajosa Penía, la Indigencia o Miseria, viene a mendigar los restos del banquete. Pero, antes de iniciar algún movimiento hacia la mesa, sus ojos vislumbran la hermosa figura de Poros, el Recurso, dios de la Abundancia, hijo de la Prudencia.
Lo ve de lejos cuando, embriagado por el exceso de néctar, se aleja de los inmortales y penetra en el jardín de Zeus (Júpiter). Allí el joven se acuesta y pronto cae en pesado sueño.
Indigencia, siempre está a la búsqueda de medios o recursos para sobrevivir, toma en ese instante una resolución: tener un hijo de Poros. Y con esa intención se dirige también al jardín. Silenciosamente, se acuesta junto al Recurso. Lo abraza, lo despierta. Y concibe el hijo deseado: Eros, el Amor.
Engendrado el día del nacimiento de Afrodita el hijo de Penía será siempre el compañero y paje de la Belleza. Y para siempre será también ambivalente. Porque de su madre hereda la permanente carencia y el destino andariego. Y de su padre le vienen el coraje, la desición y la energía que lo hacen astuto cazador. Avido de lo Bello y lo Bueno, de las dos herencias proviene su destino singular: ni mortal ni inmortal. Ora germina y vive, ora muere y de nuevo renace. Permanentemente transita entre la vida, la muerte y la resurrección.
Marcado por la herencia que le trasmite su madre, no es sabio. Pero se esfuerza por conocer. Por amor a la Sabiduría, Eros filosofa.