Para mi Dalia, que sé que no ha podido ver los últimos episodios de House, y que los disfruta como yo.
Ya sabes que mis obsequios son medio extraños. Pero casi no he dormido tratándo de hacer la mejor recopilación para ti. Espero que lo recibas con el mismo cariño con el que fue preparado.
Un ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!, mi niña de los girasoles.
Las cosas sin resolver, aquellas que no tienen evidencias lógicas en las que apoyarse son mi tortura; casi equiparable al dolor que me desgarra el muslo. El dolor está ligado a mí de una forma más que física. Mi conciencia está unida a él.
No lo vi venir, le veía todos los días, bromeaba a su costa... pero extrañamente, nunca se enojaba lo suficiente para mi gusto. Era divertido y en varias ocasiones había tenido ideas brillantes. Era una mezcla rara a mitad de camino entre la sensibilidad de Cameron y la fría lógica de Foreman. Hasta tenía unos atisbos de mí mismo; un algo de sarcasmo, y un gusto por ir hasta los límites
Siempre parecía que los problemas o no existían o le resbalaban como el aceite... y ahora esto, ¿cómo puedo explicarme esto?, ¿qué sucedía que no supe ver? cuatro individuos conviviendo día tras día con este hombre, ochenta horas a la semana. Y nadie lo vio venir... ¡mierda!, como pocas cosas en mi vida, fue un mal diagnóstico, tan malo que terminó en su muerte.
No puedo negar que tuve que llevarme la mano al rostro y frotarla con fuerza sobre mis ojos cuando Trece y Foreman volvieron de su departamento y me dijeron que estaba muerto, que se habías pegado un tiro en la cabeza. No había dejado una maldita nota, una carta, nada.
Voy con Trece y Foreman a casa de su familia. Veo una foto suya con sus verdaderos padres al lado de estos que ahora tengo en frente. Sus pérdidas junto a sus ganancias, lo bueno al lado de lo malo. "¿Acaso te obligaron a adoptar una cultura que no era la tuya?, ¿a preferir su apellido?, a..." expreso mis ideas en voz alta y el Sr. Kutner me increpa - queríamos a ese muchacho, hijo de perra - ¿Y cuándo no lo soy? Foreman me pide indignado que regrese al hospital.
Voy con Trece y Foreman a casa de su familia. Veo una foto suya con sus verdaderos padres al lado de estos que ahora tengo en frente. Sus pérdidas junto a sus ganancias, lo bueno al lado de lo malo. "¿Acaso te obligaron a adoptar una cultura que no era la tuya?, ¿a preferir su apellido?, a..." expreso mis ideas en voz alta y el Sr. Kutner me increpa - queríamos a ese muchacho, hijo de perra - ¿Y cuándo no lo soy? Foreman me pide indignado que regrese al hospital.
Y desde aquel día no puedo dormir, no sé qué es exactamente lo que me atormenta; el no haber sospechado nada, el haber pasado por alto los síntomas, el no encontrar la respuesta correcta o... pensar que de alguna forma yo tuve que ver con esto. Otra muerte en mi consciencia ya no puedo soportarla; y por mucho que quiera mentirme tú me importabas, como Amber me importaba por Wilson.
- ¿Dónde estas Wilson?, ¿por qué no estas conmigo ahora que tanto te necesito?... o piensas que no me hacen falta tus alas revoloteando sobre mis hombros.
Regreso un día después al departamento, entonces lo veo aparecer, casi estoy segura que Cuddy lo ha obligado a venir tras de mí... pero no me importa, me da gusto verlo aquí. Observo las manchas de sangre sobre las ropas, en el piso. De alguna forma me hace recordar a la mía sobre la alfombra de mi oficina. Wilson no entiende nada, cree que lo único que me interesa es encontrar una respuesta racional de su muerte "¡no es así Wilson, no es así!" me mira con severidad, se da la vuelta y me deja solo.
Busco entre sus cosas, tengo que encontrar algo, "¡Kutner, si te hubieras parecido más a mí hubieras entendido que vivir como un miserable es mejor que morir!" Encuentro unas fotos y me voy perdiendo en su vida, siempre esta sonriendo, rodeado de amigos en todas... salvo en una, esta solo y se ve triste. - ¿En qué pensabas ese día?.
- ¿Dónde estas Wilson?, ¿por qué no estas conmigo ahora que tanto te necesito?... o piensas que no me hacen falta tus alas revoloteando sobre mis hombros.
Regreso un día después al departamento, entonces lo veo aparecer, casi estoy segura que Cuddy lo ha obligado a venir tras de mí... pero no me importa, me da gusto verlo aquí. Observo las manchas de sangre sobre las ropas, en el piso. De alguna forma me hace recordar a la mía sobre la alfombra de mi oficina. Wilson no entiende nada, cree que lo único que me interesa es encontrar una respuesta racional de su muerte "¡no es así Wilson, no es así!" me mira con severidad, se da la vuelta y me deja solo.
Busco entre sus cosas, tengo que encontrar algo, "¡Kutner, si te hubieras parecido más a mí hubieras entendido que vivir como un miserable es mejor que morir!" Encuentro unas fotos y me voy perdiendo en su vida, siempre esta sonriendo, rodeado de amigos en todas... salvo en una, esta solo y se ve triste. - ¿En qué pensabas ese día?.
Cero sueño, más vicodín... pero ya no me sirve. He adoptado la absurda idea de que fuiste asesinado, quiero creer que fue así para encontrar un poco de paz.
Hace una semana que todo ocurrió, la vida continua. Cameron toma un caso, dice que para devolverme los favores que le hice tomando alguno de los suyos. Sabe que me interesará, pero algo oculta, por eso la torturo un poco obligándola a hacer ella misma todos los exámenes. No, definitivamente ya no está interesada en mí... está a punto de casarse con Chase, y sin embargo... qué hace aquí, de qué está huyendo, ¿del compromiso con Chase, de sus miedos y sus dudas?
Taub tiene una brillante idea para su caso, una idea que ni se me ocurrió... ¿qué me pasa?, ¿estoy perdiendo mi toque? No ví venir lo de Kutner, no entendí lo de Cameron hasta que ella misma me lo explico.
Mi toque ha vuelto, he resuelto el caso yo solito, ¡todo está bien, todo está bien! Cae la noche, estoy solo en mi departamento, Wilson debe andar con su nueva conquista, una de las enfermeras que cuida a su hermano. Me pongo al piano a tocar una de mis melodías favoritas... y de pronto aparece ella, ella, "la zorra despiadada", con su sonrisita cínica... ¿de dónde viene? , ¿es producto de mi falta de sueño?, ¿esclerosis múltiple, una infección, trauma por mi accidente en la moto?, ¿esquizofrenia? Es una aterradora alucinación... ¿por abuso de vicodín?, ¡no, no, no!, lo he tragado por años... algo tiene que haber cambiado.
Se convierte en un complemento de mi proceso de razonar y luego en mi parte irracional... al principio parece un juego divertido, tener libre acceso a mi mente, (tomo sobredosis de cafeína para no dormir y seguirle el juego) pero luego se transforma en un tormento. Hace todo lo que racionalmente no haría, incluso tratar de matar a Chase provocándole una anafilaxia en su despedida de soltero (siguiendo sus consejos contrate a una desnudista que se untaba una crema de fresa a la que de alguna forma sabía era alérgico). Le cuento a Wilson que estoy alucinando, no me atrevo a decirle que es con Amber, miento y digo que se trata de Kutner, le pido que este presente es mis diagnósticos, ya no confió en mi criterio; esto me está matando. Además el podrá ayudarme con las pruebas, al final él siempre está ahí a pesar de todas las perradas que le hago. Juntos agotamos todas las posibilidades... lo hemos descartado todo, solo queda el vicodín, el bálsamo para mi maldito dolor. Me dice que hará algunas llamadas.
Aún me queda un último recurso, inducirme un coma insulínico... me aplico la inyectable y mientras hace su efecto la veo desaparecer, casi me mató en el intento, pero se ha marchado, finalmente me ha dejado en paz. Despierto en Cuidados Intensivos, con Wilson a mi lado, con su cara de entre preocupado y enfadado. Le digo que estoy bien y me lanzó en busca de mi equipo para continuar con el caso. Mi cerebro vuelve a la normalidad y les dejo con un tratamiento. Salgo a celebrar a un pequeño bar cerca del hospital... Foreman me llama satisfecho de mi "brillante deducción" pero... ¿realmente lo fue?, o solo fue un golpe de suerte. El móvil se congela entre mis dedos. Ella aparece de nuevo burlándose de mí, canturreando con voz melosa: "Disfrútalo, es más tarde de lo que crees, disfrútalo mientras estés fuerte como un león. Los años pasan tan rápido como un pestañeo. Disfrútalo, es más tarde de lo que crees..." echa por tierra todas mis esperanzas. Marco el número de mi amigo - Wilson... ven a buscarme - le suplico al borde de las lágrimas.
Mientras conduce rumbo a mi departamento me dice que conoce un agradable lugar en las afueras de Pensilvania. ¿Desde cuándo un hospital psiquiátrico puede ser agradable?
Wilson está conmigo mientras empaco unas camisas, ¿dos, tres? - tres está bien, allá tienen lavandería- me dice, suena el teléfono, es del hospital. Coge mi móvil y les dice que no estoy disponible.
Me pregunto por qué no tengo miedo, mi vida está hecha una mierda y sin embargo no estoy asustado, él me dice que es porque no estoy bien. ¿Y si no funciona? - es tu única opción- me dice convencido - ¿y si no lo es?- le respondo, cojo mi saco y salgo rumbó al hospital, alcanzó a ver un atisbo del rostro decepcionado y triste de mi amigo.
Debo ver a Cuddy, decirle que dimito, confesarle que estoy a punto de perder la cordura.
Ella todavía está en su oficina terminándose de arreglar para marcharse a ver a su hija. Yo la necesito, necesito sus ojos azules mirándome solo a mí, como si nada más existiera en el mundo. Pero ahora en ellos solo hay una tremenda impaciencia, desea deshacerse de mí a toda prisa y eso me lastima y yo la lastimo - ve a amamantar a esa pequeña bastarda si eso te hace sentir bien contigo misma - le digo con crueldad, incluso yo mismo me asombro de mis palabras. Ella me mira con rabia, pero sé bien que tras esa rabia hay un profundo dolor -vete al diablo- me dice al fin, y la veo avanzar hacía la puerta - estoy alucinando- mis palabras la paralizan, se da la vuelta y me mira, de nuevo está allí preocupada por mí. Hace una llamada a la niñera y se va conmigo a mi departamento. Cuddy es una mezcla de madre, amiga, jefa, mártir, mujer a la que deseo poseer de todas las formas posibles.
Se queda toda la noche a mi lado lidiando con mi desintoxicación. Ella y yo conocemos bien todo el desagradable proceso. Yo vomitando sin parar, con los ojos desorbitados por el dolor, yo tratando de engañarla callando sobre mis escondites, pero Cuddy es astuta y ya ha revisado todo. Y finalmente arrastrando mis retazos de dignidad al precipitarme sobre el inodoro intentando recuperar una pastilla que ella acaba de arrojar en él.
Amber está presente tratando de hacerme desistir, burlándose de mis esfuerzos. Está vez no vas a convencerme "zorra manipuladora", no está vez.
La mañana llega y me despierta la fuerte respiración de Cuddy. Me gusta cuando me mira risueña, entonces desaparece la jefe y surge la mujer. Medio me confiesas que siempre has estado interesada en mí, desde que estábamos en la facultad, me dices que siempre te parecí un "lunático interesante". Te pones tú abrigo y te acompaño a la puerta, no puedo apartar mis ojos de tus labios, ni alejar mi cuerpo del tuyo. Quiero hacerte mía y sé que tú también lo quieres. Te beso apasionado y tú me corresponde, la ropa nos estorba, tratamos de deshacernos de ella entre besos y abrazos... al fin sucede lo que tanto habíamos ansiado.
Al día siguiente llegó al hospital feliz, feliz, feliz. No dolor, no alucinaciones, y tú aroma impregnado en mi piel. Mi equipo me mira intrigado y empiezan con sus diferenciales para el caso de hoy. De pronto llegas tú, pero... no luces nada alegre, me dices que vaya a tú oficina. Sonrió pensando que es un pretexto para volver a acariciarnos. Pero me lanzas un - yo soy tú jefa y tú un empleado - No era esto lo que esperaba.
Quiero provocar una reacción en ti, y lo hago de la única forma que sé, fastidiándote la vida... pero tú no te enojas, por en contrario me sigues el juego molestándome por igual.
Acudo a Wilson, que me mira más que sorprendido y lanza dos: ¡vaya!, uno por que dormí con Cuddy y otro porque ya llevó casi 24 horas limpio. Me aconseja enfurecerla realmente, solo así sabré a qué atenerme con respecto a ella. No se me ocurre otra cosa que gritar a medio hospital que me acostado con ella. Pero me vuelvo a equivocar, va tras de mí, está vez furiosa en verdad - te he permitido muchas cosas, pero contar tus hazañas sexuales conmigo, eso no, estás despedido.
La buscó en su oficina, tiene los ojos llorosos, apenas si levanta la vista al verme entrar - lo que tengas que decir hazlo rápido - No te parece que estas sobre reaccionando un poco a lo de anoche le digo - Muchas veces me has dicho cosas terribles, pero lo de ayer fue la última pajita para darme en cuenta que entre tú y yo no puede haber ningún tipo de relación - ¿Pero qué dice está mujer, si ayer nos saciamos hasta el cansancio?
Entonces empiezo a comprenderlo todo, ella está reaccionado a las palabras crueles que le dije la noche pasada, mi mente es un torbellino; una mezcla de imágenes, y recuerdos. ¿Entonces nada ocurrió entre nosotros? Y la realidad empieza a abrirse paso en mi mente enferma. Aquella noche tú te fuiste, no me acompañaste al departamento, no hubo desintoxicación alguna, sino más pastillas; no hubo besos apasionados, ni nosotros forcejeando con nuestras ropas; solo yo quitándome el saco solo como siempre; ni las huellas de tus besos en mi rostro, tampoco tu lápiz labial olvidado en mi baño. Acarició tu labial en el bolsillo de mi pantalón lo sacó, mis manos tiemblan y el frasco de vicodín cae sobre el piso. Era la última prueba que me faltaba.
Tú cólera se esfuma y me miras angustiada, tu mano suave se posa en mi rostro - ¿estas bien?- me preguntas. Tengo un miedo terrible, debo estar temblando. Amber aparece de nuevo y me susurra - está es la vida que inventaste para ti, muy bonita- de pronto aparece Kutner frente a mí, sus ojos oscuros me miran profundamente - lástima que no sea verdad- Cierro los ojos con fuerza, las lágrimas se deslizan por mi rostro... -No, no estoy bien- le respondo.
Cuddy me lleva con Wilson, veo su rostro aterrado al ver el mío. Ya no hay vuelta atrás, debo internarme o perderé lo único que me aferra a está mierda de vida.
Wilson conduce a mi lado en silencio. A estas horas Cameron debe estar casándose con Chase, ella ha tenido su cuota de dolor y merece ser feliz. Debe haber muchos rostros alegres, pero no por mí.
Hace una semana que todo ocurrió, la vida continua. Cameron toma un caso, dice que para devolverme los favores que le hice tomando alguno de los suyos. Sabe que me interesará, pero algo oculta, por eso la torturo un poco obligándola a hacer ella misma todos los exámenes. No, definitivamente ya no está interesada en mí... está a punto de casarse con Chase, y sin embargo... qué hace aquí, de qué está huyendo, ¿del compromiso con Chase, de sus miedos y sus dudas?
Taub tiene una brillante idea para su caso, una idea que ni se me ocurrió... ¿qué me pasa?, ¿estoy perdiendo mi toque? No ví venir lo de Kutner, no entendí lo de Cameron hasta que ella misma me lo explico.
Mi toque ha vuelto, he resuelto el caso yo solito, ¡todo está bien, todo está bien! Cae la noche, estoy solo en mi departamento, Wilson debe andar con su nueva conquista, una de las enfermeras que cuida a su hermano. Me pongo al piano a tocar una de mis melodías favoritas... y de pronto aparece ella, ella, "la zorra despiadada", con su sonrisita cínica... ¿de dónde viene? , ¿es producto de mi falta de sueño?, ¿esclerosis múltiple, una infección, trauma por mi accidente en la moto?, ¿esquizofrenia? Es una aterradora alucinación... ¿por abuso de vicodín?, ¡no, no, no!, lo he tragado por años... algo tiene que haber cambiado.
Se convierte en un complemento de mi proceso de razonar y luego en mi parte irracional... al principio parece un juego divertido, tener libre acceso a mi mente, (tomo sobredosis de cafeína para no dormir y seguirle el juego) pero luego se transforma en un tormento. Hace todo lo que racionalmente no haría, incluso tratar de matar a Chase provocándole una anafilaxia en su despedida de soltero (siguiendo sus consejos contrate a una desnudista que se untaba una crema de fresa a la que de alguna forma sabía era alérgico). Le cuento a Wilson que estoy alucinando, no me atrevo a decirle que es con Amber, miento y digo que se trata de Kutner, le pido que este presente es mis diagnósticos, ya no confió en mi criterio; esto me está matando. Además el podrá ayudarme con las pruebas, al final él siempre está ahí a pesar de todas las perradas que le hago. Juntos agotamos todas las posibilidades... lo hemos descartado todo, solo queda el vicodín, el bálsamo para mi maldito dolor. Me dice que hará algunas llamadas.
Aún me queda un último recurso, inducirme un coma insulínico... me aplico la inyectable y mientras hace su efecto la veo desaparecer, casi me mató en el intento, pero se ha marchado, finalmente me ha dejado en paz. Despierto en Cuidados Intensivos, con Wilson a mi lado, con su cara de entre preocupado y enfadado. Le digo que estoy bien y me lanzó en busca de mi equipo para continuar con el caso. Mi cerebro vuelve a la normalidad y les dejo con un tratamiento. Salgo a celebrar a un pequeño bar cerca del hospital... Foreman me llama satisfecho de mi "brillante deducción" pero... ¿realmente lo fue?, o solo fue un golpe de suerte. El móvil se congela entre mis dedos. Ella aparece de nuevo burlándose de mí, canturreando con voz melosa: "Disfrútalo, es más tarde de lo que crees, disfrútalo mientras estés fuerte como un león. Los años pasan tan rápido como un pestañeo. Disfrútalo, es más tarde de lo que crees..." echa por tierra todas mis esperanzas. Marco el número de mi amigo - Wilson... ven a buscarme - le suplico al borde de las lágrimas.
Mientras conduce rumbo a mi departamento me dice que conoce un agradable lugar en las afueras de Pensilvania. ¿Desde cuándo un hospital psiquiátrico puede ser agradable?
Wilson está conmigo mientras empaco unas camisas, ¿dos, tres? - tres está bien, allá tienen lavandería- me dice, suena el teléfono, es del hospital. Coge mi móvil y les dice que no estoy disponible.
Me pregunto por qué no tengo miedo, mi vida está hecha una mierda y sin embargo no estoy asustado, él me dice que es porque no estoy bien. ¿Y si no funciona? - es tu única opción- me dice convencido - ¿y si no lo es?- le respondo, cojo mi saco y salgo rumbó al hospital, alcanzó a ver un atisbo del rostro decepcionado y triste de mi amigo.
Debo ver a Cuddy, decirle que dimito, confesarle que estoy a punto de perder la cordura.
Ella todavía está en su oficina terminándose de arreglar para marcharse a ver a su hija. Yo la necesito, necesito sus ojos azules mirándome solo a mí, como si nada más existiera en el mundo. Pero ahora en ellos solo hay una tremenda impaciencia, desea deshacerse de mí a toda prisa y eso me lastima y yo la lastimo - ve a amamantar a esa pequeña bastarda si eso te hace sentir bien contigo misma - le digo con crueldad, incluso yo mismo me asombro de mis palabras. Ella me mira con rabia, pero sé bien que tras esa rabia hay un profundo dolor -vete al diablo- me dice al fin, y la veo avanzar hacía la puerta - estoy alucinando- mis palabras la paralizan, se da la vuelta y me mira, de nuevo está allí preocupada por mí. Hace una llamada a la niñera y se va conmigo a mi departamento. Cuddy es una mezcla de madre, amiga, jefa, mártir, mujer a la que deseo poseer de todas las formas posibles.
Se queda toda la noche a mi lado lidiando con mi desintoxicación. Ella y yo conocemos bien todo el desagradable proceso. Yo vomitando sin parar, con los ojos desorbitados por el dolor, yo tratando de engañarla callando sobre mis escondites, pero Cuddy es astuta y ya ha revisado todo. Y finalmente arrastrando mis retazos de dignidad al precipitarme sobre el inodoro intentando recuperar una pastilla que ella acaba de arrojar en él.
Amber está presente tratando de hacerme desistir, burlándose de mis esfuerzos. Está vez no vas a convencerme "zorra manipuladora", no está vez.
La mañana llega y me despierta la fuerte respiración de Cuddy. Me gusta cuando me mira risueña, entonces desaparece la jefe y surge la mujer. Medio me confiesas que siempre has estado interesada en mí, desde que estábamos en la facultad, me dices que siempre te parecí un "lunático interesante". Te pones tú abrigo y te acompaño a la puerta, no puedo apartar mis ojos de tus labios, ni alejar mi cuerpo del tuyo. Quiero hacerte mía y sé que tú también lo quieres. Te beso apasionado y tú me corresponde, la ropa nos estorba, tratamos de deshacernos de ella entre besos y abrazos... al fin sucede lo que tanto habíamos ansiado.
Al día siguiente llegó al hospital feliz, feliz, feliz. No dolor, no alucinaciones, y tú aroma impregnado en mi piel. Mi equipo me mira intrigado y empiezan con sus diferenciales para el caso de hoy. De pronto llegas tú, pero... no luces nada alegre, me dices que vaya a tú oficina. Sonrió pensando que es un pretexto para volver a acariciarnos. Pero me lanzas un - yo soy tú jefa y tú un empleado - No era esto lo que esperaba.
Quiero provocar una reacción en ti, y lo hago de la única forma que sé, fastidiándote la vida... pero tú no te enojas, por en contrario me sigues el juego molestándome por igual.
Acudo a Wilson, que me mira más que sorprendido y lanza dos: ¡vaya!, uno por que dormí con Cuddy y otro porque ya llevó casi 24 horas limpio. Me aconseja enfurecerla realmente, solo así sabré a qué atenerme con respecto a ella. No se me ocurre otra cosa que gritar a medio hospital que me acostado con ella. Pero me vuelvo a equivocar, va tras de mí, está vez furiosa en verdad - te he permitido muchas cosas, pero contar tus hazañas sexuales conmigo, eso no, estás despedido.
La buscó en su oficina, tiene los ojos llorosos, apenas si levanta la vista al verme entrar - lo que tengas que decir hazlo rápido - No te parece que estas sobre reaccionando un poco a lo de anoche le digo - Muchas veces me has dicho cosas terribles, pero lo de ayer fue la última pajita para darme en cuenta que entre tú y yo no puede haber ningún tipo de relación - ¿Pero qué dice está mujer, si ayer nos saciamos hasta el cansancio?
Entonces empiezo a comprenderlo todo, ella está reaccionado a las palabras crueles que le dije la noche pasada, mi mente es un torbellino; una mezcla de imágenes, y recuerdos. ¿Entonces nada ocurrió entre nosotros? Y la realidad empieza a abrirse paso en mi mente enferma. Aquella noche tú te fuiste, no me acompañaste al departamento, no hubo desintoxicación alguna, sino más pastillas; no hubo besos apasionados, ni nosotros forcejeando con nuestras ropas; solo yo quitándome el saco solo como siempre; ni las huellas de tus besos en mi rostro, tampoco tu lápiz labial olvidado en mi baño. Acarició tu labial en el bolsillo de mi pantalón lo sacó, mis manos tiemblan y el frasco de vicodín cae sobre el piso. Era la última prueba que me faltaba.
Tú cólera se esfuma y me miras angustiada, tu mano suave se posa en mi rostro - ¿estas bien?- me preguntas. Tengo un miedo terrible, debo estar temblando. Amber aparece de nuevo y me susurra - está es la vida que inventaste para ti, muy bonita- de pronto aparece Kutner frente a mí, sus ojos oscuros me miran profundamente - lástima que no sea verdad- Cierro los ojos con fuerza, las lágrimas se deslizan por mi rostro... -No, no estoy bien- le respondo.
Cuddy me lleva con Wilson, veo su rostro aterrado al ver el mío. Ya no hay vuelta atrás, debo internarme o perderé lo único que me aferra a está mierda de vida.
Wilson conduce a mi lado en silencio. A estas horas Cameron debe estar casándose con Chase, ella ha tenido su cuota de dolor y merece ser feliz. Debe haber muchos rostros alegres, pero no por mí.
Hemos llegado al hospital, le entrego mi móvil, mi reloj, mi billetera... mis retazos de realidad, mi presente. El pone en mis manos mi maleta, ya no sé qué hay en ella, ya lo averiguaré cuando este dentro, allí está guardado mi futuro. Nos miramos, entre nosotros no hacen falta las palabras; quiero abrazarle, sé que él quiere estrecharme también, pero nos faltan las fuerzas.
Avanzó hacía el viejo edificio, allí me esperan un médico, un enfermero y una mujer rubia. Tengo miedo James, tengo mucho miedo, pero tú elegiste este lugar y confió en ti. Antes que la puerta se cierre tras de mí, te dirijo una última mirada: "Mi amigo, mi único amigo, no me olvides; la vida se me hará insoportable sin tus alas sobre mis hombros. Ahora no me asusta confesarme que también estoy dividido de otra forma que no alcanzo a comprender, estoy dividido entre Cuddy y tú"
Me miras con infinita tristeza que suavizas con una leve sonrisa.
- ¡Aquí estoy House!, esperare con impaciencia hasta que me permitan visitarte, no soltaré tu mano, no te dejare caer al abismo. Que triste van a ser mis días, como voy a extrañar tus locuras, el ruido del bastón por los pasillos, el que me robes la comida o me andes celando con todos; pero sobre todo tu genialidad. Solo yo te conozco como nadie, no eres malvado ni cruel como muchos creen... solo eres un corazón demasiado herido, demasiado remendado cuyas costuras están a punto de reventar. ¡Nos vemos pronto House!, estaré esperándote, mi amigo, mi único amigo, siempre, siempre.
Avanzó hacía el viejo edificio, allí me esperan un médico, un enfermero y una mujer rubia. Tengo miedo James, tengo mucho miedo, pero tú elegiste este lugar y confió en ti. Antes que la puerta se cierre tras de mí, te dirijo una última mirada: "Mi amigo, mi único amigo, no me olvides; la vida se me hará insoportable sin tus alas sobre mis hombros. Ahora no me asusta confesarme que también estoy dividido de otra forma que no alcanzo a comprender, estoy dividido entre Cuddy y tú"
Me miras con infinita tristeza que suavizas con una leve sonrisa.
- ¡Aquí estoy House!, esperare con impaciencia hasta que me permitan visitarte, no soltaré tu mano, no te dejare caer al abismo. Que triste van a ser mis días, como voy a extrañar tus locuras, el ruido del bastón por los pasillos, el que me robes la comida o me andes celando con todos; pero sobre todo tu genialidad. Solo yo te conozco como nadie, no eres malvado ni cruel como muchos creen... solo eres un corazón demasiado herido, demasiado remendado cuyas costuras están a punto de reventar. ¡Nos vemos pronto House!, estaré esperándote, mi amigo, mi único amigo, siempre, siempre.