Bueno, todo estupendo, hasta que tuvimos que emprender el viaje de retorno a Lima, las 4 horas se convirtieron en casi 6... no sabía que yo padeciese de algún tipo de claustrofobia, pero por la hora había un congestionamiento horripilante y en verdad, era muy estresante. Dentro del bus estaban pasando una película que era toda violencia (muy oportuna para un viaje) y al asomarse por la ventanilla, oscuridad y autos... lo peor es no saber bien dónde estaba, no quería ni mirar a mis amigos, me imaginaba que como yo estarían con ganas de saltar por la ventana. La primera avenida que reconocí como céntrica nos bajamos, casi, casi me tire del bus; que sensación de alivio.
Y el bello Barranco de nuevo, nuestro lugarcito y nuestras charlas. Y a bajar las fotos que habíamos tomado de la ciudadela. Mañana sería un día maravilloso para ellos, viajarían a Macchu Picchu (eso ya le corresponde narrarlo a Julio César).
Viernes 06 de noviembre: Escapándome de nuevo del trabajo para recogerlos del Aereopuerto y de allí marcharnos a su nuevo alojamiento, está vez en Miraflores, este es otro de los distritos más bonitos de Lima. Pero eso sí, no tiene ese encanto de Barranco, es más concurrido y comercial. Nos dimos una vuelta con el Mirabus (un autobus de dos pisos, el segundo está libre para que las personas, sobretodo los turistas puedan apreciar mejor los lugares), te da un paseo de unos 30 minutos por los lugares más representativos de Miraflores, San Isidro y un atisbo de Barranco.
Mirabus
Siempre un Metro a la mano (no es propaganda), y a abastecernos de cosillas para comer y beber mientras seguíamos con nuestra charla en una improvisada "sala de estar" echa por César. Y a mí que cada vez me costaba más separarme de ellos porque sabía que ya pronto partirían.
Fuente en Plaza de Armas de Miraflores
Sábado 07 de Noviembre: Ahora veríamos al Gatito en su performance de nadador, debo decir que por está época las playas están desiertas, la temporada de verano empieza a inicios de enero y se prolonga hasta fines de marzo, incluso parte de abril. Pero allí estábamos César y yo dispuestos a darle el gusto a nuestro amigo de zambullirse en el mar. Las playas (si no tienes auto), son un poquitín difíciles de acceder, hay que bajar por una especie de camino muy inclinado y echar mano... pues, de las manos y asentar bien los pies de lo contrario podías tener un aterrizaje no muy agradable (este lado de las playas es de las denominadas "canto rodados", es decir, pura piedra, piedrita y demás).
Luego a subir la empinada cuesta de nuevo y volver al alojamiento a desparramarnos literalmente por donde fuera. Una merienda ligera... y de nuevo a coger un bus, era el momento de empezar a comprar los recuerdos para la familia y amigos. Julio César comparte el mismo cariño que yo por los animales, así que estaba encantado con unas llamitas hechas de lana de alpaca... y el tiempo se pasaba pensando si esto sería bueno para mamá, papá o la amiga o amigo del trabajo. Al regresar me esperaba una bella sorpresa, me dieron unos obsequios de su patria hermosa y uno de mí querido Sergio, el retrato de la Mona Lisa ni más ni menos; todo un lujo tenerla en casa. Y mañana, mañana sería el día triste en que este sueño llegaría a su fin y tendría que verlos partir y con ellos esas pinceladas de color y alegría que le pusieron a mis días.
Domingo 08 de Noviembre: El vuelo salía a las 11:10 am. Así que a las 10:30 am. estaba con ellos para acompañarlos y despedirlos... pero oh Dios, el horario no se leyó bien, no era a las 11 sino a las 10... "volamos" hasta el aeropuerto, pero ni con todas las prisas se pudo alcanzar el vuelo. No quedaba sino pagar la penalidad y esperar el próximo que salía como a las 9:00 pm.
El sueño terminaba, un abrazo fuerte, un deseo de que vuelvan pronto, la puerta de cristal se cerró tras ellos. Me quede unos instantes observando de que todo estuviera correcto, cuando los vi salir tranquilos rumbo al segundo piso, sabía que todo iba bien. La noche era fría, me arrebuje en mi abrigo y me di la vuelta. La realidad caminaba de nuevo a mi lado con su andar lento y desdibujado.
Martín Palma, Janiffer Juárez y José Ramos, mis jefes, que me brindaron esos 2 días de licencia.
Patty Otoya, que me oriento e hizo los contactos para todo lo relacionado a Caral.
Mauro Saona, mi tío, que también se encargo de contactar a alguien que los ayudara en Cusco.
Alex y Jonathan, mis sobrinos por elección, quienes se encargaron de la casa y los animalitos en los días que no podía hacerlo.
Patty Panizo, por su cariñosa comprensión para escucharme todo el rollo cuando volvía de nuestros paseos.
María Esther, quién como arquitecta me dio algunos consejos de dónde llevarlos (lástima que el tiempo quedara tan corto)
Gracias a todos ellos por su ayuda, que difícil hubiera sido todo sin su comprensión, sus consejos, su apoyo... en fin, GRACIAS.
4 comentarios:
Tu viaje parece de ensueño amiga mia... una realidad tan bella... es bueno...
Los pequeños momentos y detalles hacen de esta vida tan espectacular... que es lo que vale la pena... hay mucho camino por delante... tanto por vivir y mas por descubrir...
Hermosa Patria la tuya... calido descenso a tierras magicas...
Qué maravilla, Rosa...
Lo cuentas todo con tanto cariño que es como si escuchase tu propia voz...
Gracias por compartir..
1beso
Hola mi Rostia, qué grato recordar con tus palabras...
No pasaba hace días y no he podido volver a publicar, pues tuve un accidente cervecero y el disco duro de mi computadora se quemó... al parecer pierdo la información... imagina todo lo que ello significa... pero aún tengo esperanzas de que se recupere la cosa.
Te envío besos y abrazos
BUeno... este ingrato recien viene a presentar sus respetos, a ofrecer disculpas... a decir que te quiere....
voy al inicio del relato.
te quiero
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