08 marzo, 2011

El diario de Nina Sayers



Basado en la película: "Black Swan"

Guión:                               Mark Heyman
                                           Andres Heinz
                                           John J. McLaughlin

10 de noviembre de 2009

Desde los seis años mi vida ha transcurrido entre mallas, tutues y zapatillas de baile. Mi madre me llevo a la Escuela de Ballet y poco a poco la danza fue llenando cada espacio de mi existencia, se convirtió en una pasión que inflamaba todo mi ser. Ella solía decirme: “Nina, Nina, no todo es dejarse llevar, la técnica es fundamental”, así fui dejando de lado ese sentimiento que me envolvía cuando sentía vibrar en mi cuerpo cada nota del piano y me concentre en ser la mejor. Olvide los juegos, las salidas con amigos, las locuras de la adolescencia y fui la niña dulce y perfecta que mi madre ansiaba. Le debía tanto, Erica abandono su carrera de bailarina cuando se embarazo de mi, lo dejo todo para poder cuidarme, por lo menos se merecía una buena hija.
A menudo, estoy confundida, no sé quién soy, me he dejado llevar tanto, que he perdido mi identidad. Solo sé que era la Nina que ella siempre ansió que fuera, creo que en el fondo anhelaba alcanzar a través de mi, todo aquello que no había logrado y la hacía sentirse frustrada. 
Siempre fui tímida, callada,  incapaz de defender mis convicciones, siempre aceptando lo que se me ordenaba sin discutir. Las alas plegadas y el cuello inclinado.
Este mundo suele ser feroz, ser la mejor significa horas y horas de entrenamiento; ser liviana y frágil como una pluma. No sé en que momento empecé a sentirme culpable por comer y cada vez que sentía que había comido en exceso me obligaba a vomitar. Estuve un tiempo en tratamiento, pero nunca pude superarlo del todo. Mi madre estaba pegada a mí todo el tiempo, cuidándome. Oh, yo sé que tenía las mejores intenciones, pero en ningún lado podía encontrar un respiro; en la Compañía, era la presión de Thomas, el director; la continúa soledad, las chicas eran muy desinhibidas, conversadoras y en ocasiones venenosas como serpientes, yo no encajaba entre ellas. En casa era mi madre, ayudándome a vestir, sirviéndome el desayuno, controlando mis horarios; cuándo salía y la hora en que debía estar de vuelta, parecía no aceptar que yo no tenía doce años, que era una mujer y necesitaba un poco de espacio. Y todos aquellos dibujos míos que pintaba en acuarela poniéndolos en las paredes de toda su habitación, a menudo todo eso me resultaba aterrador.
Unos extraños arañazos empezaron a aparecerme a un lado de la espalda, no entendía cómo habían llegado allí, después descubrí que yo me los hacía inconscientemente. Durante la noche me rasguñaba dormida hasta lastimarme.
 -  Es la presión mi niña, pero Leroy sabe lo mucho que te esfuerzas - ¿que puede importarle a Thomas cuánto me esfuerce? a él solo le interesa el éxito de la Compañía.
-Pronto elegirán al nuevo rostro de está temporada - le respondo.
Lograrás el protagónico, ya lo verás mi pequeña, pero aunque no fuera así, de todas maneras será un papel importante - me dice sonriente.
¿Importante?, siempre tengo que destacar, amo el ballet, pero en ocasiones siento que detesto todo lo rodea; todo aquello que solo es vanidad, soberbia, envidia, el tener que venderse si lo que quieres es llegar más rápido. Pero esa es una senda triste, sin talento solo permanecerás mientras dure tu belleza y esta es apenas un  soplo, un suspiro.
Leroy quiere abrir la temporada con “El lago de los cisnes”, pero con algunas variaciones en la coreografía, además desea… ¡esto me parece fascinante!, quiere que una misma bailarina interprete los dos papeles; el cisne blanco, dulce, puro, virginal y a la vez a su lujuriosa gemela Odile malvada y oscura, que usara todo el poder de su belleza y seducción para arrebatarle a Odette su gran amor y su salvación, el príncipe Sigfrido.
Yo quiero ser “La reina cisne”, es como Thomas llama a que ocupara el puesto interpretando a  Odette y Odile; sé que puedo hacerlo, tengo la mejor técnica que todo el resto del cuerpo… Yo puedo ser “La reina cisne”, si, si, yo puedo.