03 enero, 2007

Hombre preso que mira a su hijo

Mensaje de Amnistía Internacional:
Despedimos un año en que nuestra lucha incansable por los derechos humanos ha logrado importantes avances, como las masivas movilizaciones contra la lapidación y el retroceso de la pena de muerte, el gran apoyo de gobiernos a un tratado que ponga las armas bajo control o haber sacado a la luz escandalosas violaciones de derechos humanos, como los vuelos secretos de la CIA. Todo ello gracias a tu compromiso y apoyo activo a Amnistía Internacional. Sin embargo, mientras lees estas líneas, Nelson (Cuba), Aref (Siria) y Bienvenido (Guinea Ecuatorial), entre otros muchos, son presos de conciencia que pasan sus días encarcelados por sus ideas y olvidados del mundo. Hazles el mejor regalo: un mensaje tuyo será una ventana a la esperanza para el año que comienza.
Después de leer este mensaje, me quede reflexionando en todo el sufrimiento de aquellos que padecen encarcelamiento de manera arbitraria. Pense en los horrores de Guantánamo, en los prisioneros durante la guerra civil española; en nuestros campesinos acusados de terrorismo, durante la década de los 80; en los prisioneros durante la dictadura de Pinochet; en la dictadura militar en Argentina en el 76, y tantos otros... y se me vino a la memoria un poema hermoso, descarnado y terriblemente humano escrito por Mario Benedetti. Lo escuche en la voz de Pablo Milánes, y se quedo para siempre en la memoria... como una herida.
Mario Benedetti nació el 14 de setiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay. Fue hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farugia.
Junto a miembros del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, fundó en 1971 el Movimiento de Independientes 26 de Marzo, una agrupación que pasó a formar parte de la coalición de izquierdas Frente Amplio, desde sus orígenes. Benedetti fue dirigente del movimiento.
En 1973, tras el golpe de estado militar y a la luz de su activo respaldo a la subversión marxista, debe abandonar Uruguay, por lo cual renuncia a su cargo en la Universidad y parte al exilio en Buenos Aires. Recorre Argentina, Perú, Cuba y España. Fueron diez largos años los que vivió alejado de su patria y su esposa, quien tuvo que permanecer en Uruguay cuidando de las madres de ambos.

HOMBRE PRESO QUE MIRA A SU HIJO

Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia
a quién se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capangas
que la patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.

Realmente botija no sabian un corno
pobrecitos creían que libertad
era tan sólo una palabra aguda
que muerte era tan sólo grave o llana
y cárcel es por suerte una palabra esdrújula
olvidaban poner el acento en el hombre.

La culpa no era exactamente de ellos
sino de otros más duros y siniestros
y éstos sí
cómo nos ensartaron
con la limpia república verbal
cómo idealizaron
la vidurria de vacas y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.

Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede
por eso estoy aquí
mirándote y echándote de menos.


Por eso es que no puedo despeinarte el jopo,
ni ayudarte con la tabla del nueve,
ni acribillarte a pelotazos
vos sabés que tuve que elegir otros juegos
y que los jugué en serio.

Y jugué por ejemplo a los ladrones
y los ladrones eran policías,
y jugué por ejemplo a la escondida
y si te descubrían te mataban,
y jugué a la mancha
y era de sangre.

Botija aunque tengas pocos años
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides
por eso no te oculto
que me dieron picana
que casi me revientan los riñones

Todas estas llagas hinchazones y heridas
que tus ojos redondos miran hipnotizados
son durísimos golpes
son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte
demasiado suplicio para que se me borre.

Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló
o puteó como un loco
que es una linda forma de callar
que tu viejo olvidó todos los números
(por eso no podría ayudarte en las tablas)
y por lo tanto olvidó todos los teléfonos
y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
en qué esquina
en qué bar
qué parada
qué casa


Y acordarse de vos
de tu carita
lo ayudaba a callar
una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de verguenza.

Por eso ahora me podés preguntar
y sobre todo puedo yo responder:
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho
de no hacer lo que no quiere.

Llorá nomás botija son macanas
que los hombres no lloran
aquí lloramos todos;
gritamos, berreamos,
moqueamos, chillamos, maldecimos.

Porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.

Llorá...
pero no olvides

9 comentarios:

Da Vinci dijo...

¡ A la lucha, a la lucha compañero,
con tu esfuerzo y el mío
sus viejas trincheras derribaremos!.

A la lucha, que nada
a perder tenemos;
y es mejor, antes que muertos en vida,
por la vida bien muertos.


Este sencillo poema es mío, escrito cuando los últimos coletazos de la dictadura en España también segaba aun vidas.
Tributo a todos los que lucharon para el mundo, más o menos decente, que tenemos. Pero no hay que bajar la guardia, siempre acechan los carroñeros.

Excelente trabajo y magnífico poema de Benedetti.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Rosita, estas palabras son hermosísimas ¿Te las imaginas cantadas por Pablo Milanés?
Pues no imagines más porque hace años que el cubano las grabó con su deliciosa voz. El disco se llama "Amo esta isla" y la canción igual que el poema.
Un besito

Da Vinci dijo...

Me sigue impresionando el desgarro del poema y a la vez, la entereza y la ternura que transmiten al hijo que no aprenderá las tablas de multiplicar por su padre, pero aprenderá cosas mucho más valiosas.
Un beso muy fuerte, Rosa.

Anónimo dijo...

Rosita quiero enviarte la canción de Milanés, me hace ilusión. Pero no se tu dirección. La mía es: anarosavalle@hotmail.com
Te espero bonita.

Anónimo dijo...

Una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de vergüenza.

Más claro agua.
Conocí primero la canción cantada por Milanés, y tuve el privilegio de escucharla hace muchos años en un concierto de Silvio, cantada por él, que me llegó aún más dentro. Siempre me pone los pelos de punta.....recuerdo a mi padre que decía algo parecido: " te hagan lo que te hagan nadie puede quitarte dos cosas: lo que has aprendido y la dignidad".
Escalofriante poema y tremendo escucharlo en las voces cubanas.

Anónimo dijo...

Sin palabras amiga, gracias.

yanmaneee dijo...

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