29 mayo, 2008

Tadzio

Cada mañana, antes que la bella Aurora
extienda sus rosados brazos
y abra las puertas purpúreas para que Helios
descienda a la tierra en sus fogosos caballos.

Antes de que la última estrella se extinga en el cielo.
Los pasos me llevan a la desierta playa,
donde mi antigua silla de madera espera,
me aguarda solitaria y fiel frente al mar

Porque el día no es día,
no respiro,
el corazón agoniza,
la sangre se vuelve hielo en las venas,
nada tiene color ni sentido.
Hasta que tú apareces
ajeno a mi pasión tardía,
llegas despacio, besando la arena con tus pies descalzos.

Y entonces, mis manos tiemblan
la sangre se enciende
el corazón emprende un galope furioso.

Me reclino lento, muy lento,
en mi antigua silla de madera
apoyada siempre al borde de los nunca.

Y te admiro, ¿será posible tanta armonía?,
¿que escultor inspirado te tallo en mármol de Paros?
Y luego una Venus conmovida
te insuflo la vida, como a la doncella de Pigmalión.

"Aunque no tuviera el mar y la playa,
permanecería aquí mientras tú no te fueras"

Empiezo en tus rizos de oro,
Oh, dichoso el viento que puede acariciarlos
sin miedos ni sonrojos.
Tus ojos bellos le disputan el tono al mismo mar,
tus labios perfectos estan teñidos de suave rosa.
¿Eres acaso Narciso, Eros, Jacinto o Ganímedes reercanado?

Desciendo por tu cuello esbelto,
Y llego a tu pecho,
tu suave vello brilla a las primeras luces del sol,
Oh, quién pudiera dormir en ese pecho
muriendo y renaciendo en cada latido.

Aparto un instante los ojos,
una fiebre me abrasa
se extiende por mi vientre, por mis piernas.

Mi mirada ha de arder,
no me mires bello mancebo,
no me mires ahora,
no me mires nunca.

Llego a tu vientre liso,
a la curva súblime de tus caderas,
a tus muslos suavemente moldeados.

Y de pronto, levantas tímido la mirada
y como una daga la clavas en mí...
y sonríes, sonríes como si adivinaras mis deseos,
sonríes como si quisieras el beso que arde en mis labios,
sonríes como si quisieras yacer en mis brazos,
sonríes como si quisieras entregarte a mi arrebato.

¿Por qué sonríes así?
¿No sabes acaso que has transtornado mi razón?

"No debes sonreír así,
No se debe sonreír así a nadie"

Tadzio, estoy muriendo,
y sin embargo, no tengo miedo,
susurran que la peste corre por toda Venecia,
murmuran que la muerte toca todas las puertas,
musitan que todos los turistas están huyendo.
La ciudad hiede a podredumbre,
y callan, ocultan, esconden sin escrúpulo alguno,
callan por codicia.
Pero yo sé, y sin embargo no me muevo.

¿La muerte?, qué es la muerte...
un instante, un suspiro, un despertar a otro tiempo.

Muero con los ojos en tu dulce figura,
eres lo último que ven mis pupilas desgastadas.

Tadzio... ¿me recordaras?.
No,
eres muy joven y los jóvenes olvidan pronto.

Para un amigo que nos regalo una entrada, que me regalo la lectura de una novela hermosa.

7 comentarios:

Dalia dijo...

Dios... eso se llama saber escribir.

CRISTINA dijo...

Ahhh...¡¡qué maravilla!!
Y la foto, preciosa. Desde luego no pudieron elegir a nadie mejor para ese papel tan especial, tan mágico. Claro que no podía ser menos... Thomas Mann, Visconti, Dirk Bogarde... ¡¡genial!!

devezencuando dijo...

Tu mirada y tu sonrisa son mi agonía...

José L. Serrano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier dijo...

La maldición perturbadora de una belleza que de tan angelical casi es una sentencia.

El César del Coctel dijo...

Mi Rosa de Fuego.... me quemas!!!

Que bello, y lo mejor de todo es que es suficiente para despertar muchos sentimientos: nostalgia, ternura, pasión y erotismo, intriga, miedo, desesperanza, más pasión...

Besos

Marga dijo...

MAGISTRAL!!!


"Aunque no tuviera el mar y la playa...," yo permaneceré aquí mientras tú lo sigas haciendo.

Que maravilloso regalo para tu amigo.

Un beso preciosa