Para HéctorSalí de prisa para alcanzarte cerca al ascensor, ¿te habías accidentado con la moto?, por qué tendría esto que sorprenderme; era lo más lógico, solo era cuestión de tiempo. Mientras corría hacía ti iba rogando que no tuviera que armarte de nuevo, porque aunque casi te conozco de memoria, mis ojos no han tenido acceso a todas tus zonas. Eres un territorio que carece de mapa para guiarse; salvaje, inhóspito, casi inaccesible.
Pero... ¿por qué estabas en Middletown?, ¡Dios!, habías conducido en moto hasta otro estado, y lo peor de todo es que no me dijiste nada.
Tienes golpeado el rostro y un tremendo raspón en el brazo; por lo demás pareces entero. Al ver entrar el grupo de lejos llegue a pensar que el de la camilla podías ser tú. House, estás consumiendo tus vidas más rápido que un gato callejero y ya no sé hasta cuándo te acompañe la suerte.
Te preguntó si estas bien y por qué razón estabas tan lejos y nos enfrascamos en otra de esas absurdas conversaciones en las que siempre termino contigo.
- Hey, solo por curiosidad... ¿qué hacías en Middletown?
- ¿Qué te importa?
- Porque soy tu amigo.
- Estaba comprando una guitarra.
- Sí, oí eso, pertenecía a un guitarrista que murió en un accidente de moto. Esto huele a ti, jodiendo a la gente. Tu accidente fue a 15 Km. de la Clínica del Dolor del condado de Orange.
- Tu vives a 15 Km. de "La ropa de Mary" y aun así, eso no está en mi lista de razones por las que creo que secretamente eres un travesti.
- Sí, ¡vas a otro estado a conseguir drogas!
- Fui a ver a tu ex-ex-ex-esposa que vive en el Thompson Rigde para decirle que estas haciendo un circuito de lectura, para que se asegurará de ajustar un poco la pensión alimenticia.
- ...Tú no harías eso.
- Sí claro, yo no lo haría.
Me quedó de una pieza, es que realmente viajaría hasta Nueva York solo para fastidiarme la vida, pues... sí, era capaz de eso y más. Lo dejo con su paciente y voy a mi oficina a hacer una llamada URGENTE a Bonnie. Debo estirar el sueldo como chicle, tengo todo perfectamente calculado; todas las cifras en orden... y un pequeño ajuste, por muy poco que sea me va a causar algunas molestias. Pero será hijo de... no, no creo que haya hecho eso realmente, sabe muy bien que si no tengo dinero no le puedo pagar sus comidas, ni prestarle nada, mejor dicho "regalarle", porque lo que le presto a House, difícilmente regresa a mi cartera.
Allí estoy sentado en mi consultorio atendiendo a los pacientes, sin conseguir quitarme de la cabeza el verdadero motivo de la salida de House... pero ¿por qué me importa tanto?, eso es algo a lo que no puedo responder. Estoy por irme a casa, antes paso por la oficina de mi amigo, que casi siempre por estas horas está trabajando casi en penumbras.
- Llame a mi ex-ex-ex-esposa, estaba en una especie de sauna en Nuevo México la semana pasada. ¿Qué hacías realmente en Nueva York?
- ¿Sabes como odias cuando descubro tus mentiras?... quiero decir tu vida.
- Por qué has comenzado a ser evasivo, a menos que tengas algo que evadir.
- Interesante- se queda por unos minutos en silencio y me clava sus ojos azules, me doy cuenta que lleva la misma ropa desde el accidente. El parche del brazo es nuevo, cortesía de la buena de Cameron de seguro - No tiene nada que ver contigo, tu esposa o mi dolor. Me dirigí al State Correctional en Fishkill.
Lo miro intrigado y no pierdo la oportunidad de regalarle un poco de su medicina, una buena dosis de sarcasmo.
- Una de tus putas arreglo una visita conyugal - ni siquiera se inmuta, menos sonríe.
- Es donde está encerrado el hermano de Foreman.
Lo hizo de nuevo, otra vez me deja intrigado y con cara de idiota que es lo que más placer le causa. Me lanzo a hacer algunas averiguaciones, por lo general sé todo sobre él o casi todo, bueno, en realidad lo que House me quiera contar... así que está salidita me da mucho campo para especular. ¿Estará saliendo con alguien?... ¡no, definitivamente no! él no quiere ningún tipo de enredos sentimentales; si no lo ha hecho aquí teniendo a una belleza como Cuddy, aunque está se haga la desentendida, mucho menos va a viajar kilómetros en una moto para buscar a su "amada". No por ahí no va la cosa, no se trata de ninguna mujer, suspiro aliviado... hey, ¿por qué suspiro, y encima con alivio? ¿Acaso tengo alguna razón por la que deba importarme la vida sentimental de House?, cada vez me entiendo menos. Pero no sabe que puedo ser tan testarudo como él, si quiere jugar al misterioso, pues yo jugaré al detective y no voy a dejarlo en paz hasta que me diga o averigüe por mí mismo que estuvo haciendo en Middletown. Así que al otro día lo acecho en la cafetería, como siempre comiendo su hamburguesa con papas fritas.
- No visitaste al hermano de Foreman tampoco.
Está vez está algo serio y realmente se nota que no quiere continuar charlando.
- Estoy ocupado, Kutner está haciendo una punción lumbar, tengo que concentrarme - solo le falto agregar, ¡esfúmate!, pero la palabra se le quedo atrapada en la lengua y no dijo nada.
- Tengo los registros de seguridad de los visitantes diarios, registros telefónicos, nunca contactaste con nadie en Fishkill... entonces pregunto otra vez, ¿qué hacías en Middletown? - yo mismo me escucho asombrado, es que en realidad había hecho todas esas investigaciones, tanto me interesa lo qué hace este idiota, pues sucede que el idiota me importa y mucho. De nuevo sus ojos me taladran.
- ¿Sabes qué es más interesante que saber lo que estoy haciendo?, la razón por la estas tan obsesionado con lo que estoy haciendo.
- Deja de evitar el tema House.
- Lo dice quien lo evita - suena su celular, nos quedamos unos segundos en silencio, lo apaga rápidamente y lo vuelve a poner en su bolsillo. Me vuelve a mirar, pero no hay ni un asomo de sonrisa en su cara. Está demasiado serio para mi gusto.
- La razón por la que estaba ahí, es la razón por la que estas tan asustado de que haya estado por allá. Estaba buscando tu pequeño y sucio secreto. ¿Desde hace cuánto duermes con ella?
Quería mutar a estado líquido y escurrirme por el piso, no sé cómo lo hace pero siempre consigue voltear la tortilla y ahora era yo quien estaba escondiéndole cosas... y lo peor de todo es que era cierto.
- ¿Co... Cómo lo supiste? - alcanzo a balbucear, ahora sí se está divirtiendo a mi costa, esa llamita juguetona brilla en su mirada, aunque todo el resto de su rostro siga aparentemente serio.
- Tus únicos secretos son sobre chicas que te avergüenzan, y la única chica que puede avergonzarte es la que conociste recientemente, es la del nido del Cuco de tu hermano.
Si pudiera me daba de cabezazos con la pared que tengo más cerca, cómo puede estar este hombre enterado de todo lo que hago y no decir nada de nada; pero por supuesto, estaba esperando el momento oportuno para echármelo en cara. ¿Así que se la pasa hurgando en mi vida y luego se enoja porque quiero saber más de la suya? No debería ni responderle, pero allí voy de nuevo a rendirle cuentas como si fuera mi madre o mi... será mejor que frene mis pensamientos, van demasiado a prisa y House puede leer en mi rostro como en un libro abierto.
- Solo hemos salido un par de veces.
- Es una cuidadora como todas tus otras fallidas "ex". Y es que alguien que cuide a tu hermano... - pone cara de extrañeza - ¿Quién fue la última persona que cuidó de tu hermano?
- ¿Crees que es complejo de Edipo? - yo mismo no sé si solo le sigo la corriente o de verdad estoy cuestionando mis motivos.
- De hecho, estaba pensando en la masturbación... pero creo que tu mamá cuidó primero de él. Así que el camino más seguro es que te arranques los ojos.
Se levanta como si nada y me deja allí nadando en un mar de dudas, y con las manos cubriéndome el rostro, que es un gesto que se ha vuelto habitual en mí después de una conversación que saca a la luz cosas que no quiero.
He conseguido hacerme de su móvil, con la rapidez que salió con el equipo ni se percató que lo lo había dejado caer. Marco sin perder tiempo el número al que tantas veces ha colgado... Dios, esto si no me lo esperaba. Por qué no me hablaste de lo que te estaba ocurriendo, por qué siempre callas lo que realmente es importante y terminamos hablando de tonterías.
- House, dejaste esto en mi oficina.
- No, no lo hice, a menos que tenga un agujero en el bolsillo.
- Es cierto, ahora que lo recuerdo, te lo robe. Porque si fuiste a comprobar lo de mi novia, no hubieras regresado aquí a mentirme sobre ello, me lo habrías restregado en el rostro.
- Subestimas la calidad del entretenimiento de tus obsesiones.
- Y luego están todas esas llamadas que no contestabas delante de mí - ahora sí lo tengo acorralado, conozco esa mirada, es como si tu cerebro estuviera trabajando a mil por hora para buscar un atajo, algo con que cerrarme la boca, pero no puede, ya sabes que es demasiado tarde - Así que llame al número de las llamadas que estabas recibiendo. Estas viendo a un psiquiatra.
Te das la vuelta y casi me gritas que no tengo ningún derecho a invadir tu privacidad, realmente estas huyendo de mi; pero yo no pienso dejarte ir y voy tras de ti, te veo entrar a visitar a tu paciente, sacas de bajo su almohada una grabadora, te miro asombrado... ¿de qué privacidad estas hablando? ¡Estas espiando a tu equipo! - Ironías - me dices, y luego agregas que es cuestión de prioridades. Y vuelves a salir a paso rápido por el pasillo.
- Con eso es con lo que vas a torturarme en este momento.
Demonios, no quiero torturarte trato de explicarte, es absurdo que te avergüences de buscar ayuda, tener que conducir más de una hora para que nadie se entere... ¡solo tú!. Pero es un avance porque a pesar de lo que piensas de la rehabilitación lo estás intentando, es que quieres cambiar, ya te cansaste de meter la pata cada vez que tienes una oportunidad de ser feliz. Te digo que habrá que darle el mérito a Cuddy, te veo entrar al ascensor, estas buscando un número en tu celular. Me miras desafiante con esa mirada que a veces me asusta.
- No hay que darle mérito a nadie, ya que no funcionó.
Tus ojos me observan casi con rabia, y eliminas el número. Antes que se cierren las puertas del ascensor te digo algo.
- House, te vas a quedar solo.
Siento recorrerme un escalofrío, nunca le había visto antes esa mirada; parece una mezcla de miedo y tristeza, siento como si le hubiera dado un puñetazo en su pierna lastimada. Me observa como si no me viera, o mejor dicho me estuviera mirando desde otro mundo. Las puertas se cierran.
No, no voy a dejarte así, ¿cómo vas a regresar a casa? la moto debe estar en el taller. Busco los otros ascensores pero tardan mucho, bajo las escaleras a toda prisa para alcanzarte en el estacionamiento. Te veo en la soledad del lugar rengueando lentamente, allí está tu moto, por lo visto tampoco salio demasiado lastimada. Nunca había sentido está especie de dolor intenso en el pecho, es que me falta el aliento, verte así me duele House. Siempre corriendo a tu destrucción, por qué rechazas la felicidad, por qué piensas que no mereces ser amado.
- ¡House, espera yo te llevo a casa!
- ¿Por qué?, la moto está bien, unos raspones más, es igual.
- Porque me da la maldita gana de llevarte.
- Vete a consolar a tus enfermos, o mejor ve a volar al nido de tu cuidadora.
Me plantó entre la motocicleta y él, sus ojos son dos dagas azules que podrían cortarme en pedazos si quisieran.
- ¡Quítate de ahí Wilson!
- ¡No quiero!
Te acercas a mí amenazante, no estoy seguro si vas a darme un puñetazo o a golpearme con el bastón. Pero igual no me muevo. Cierras los ojos como para calmar la tormenta que debe estar agitándose dentro de ti. Te detienes muy cerca de mí, puedo sentir tu respiración agitada, tu olor en su esencia más natural. Tus ojos me están suplicando que te ayude, pero tus gestos dicen otra cosa, me das un empujón que me hace trastabillar.
- No quiero hacerte daño, no a ti Wilson, ¡déjame en paz!
Te tomo por los hombros y te obligo a mirarme, no dejamos de mirarnos. Nos separan unos centímetros, un poco más solo un poco más y alcanzaría tus delgados labios. Un paso más y tendría tu cuerpo pegado al mío. Estas temblando, no sé si es el dolor, la ira, el deseo, el frío o todo junto. Pero sé bien que no va a ocurrir nada. Te libras de mis manos sin brusquedad, tú mano se posa unos instantes en mi rostro y luego subes a la moto sin decir nada. Pones en marcha el motor y te vuelves hacía mi.
- Nadie puede salvarme Jimmy, este es mi infierno, solo mío.
Y te alejas, extiendo la mano como si con ese solo gesto pudiera detenerte. Me has dejado ver tu alma por unos segundos.
No es solo tu infierno House es también el mío, si tan solo me dejaras cuidarte para que nada, ni siquiera tu mismo pueda hacerte daño... y ya se me van a acabar los dedos de contar las veces es que has puesto en peligro tu vida. Pero aquí no se trata solo de tu vida sino de tu cordura, sabes lo que significa el que ya no pudieras ejercer, ese sí sería el fin... si has buscado un especialista es porque estas desesperado.
Dios, House aquí está mi mano, tómala por favor tómala, antes que caigas al abismo.
Nota: Los diálogos en azul oscuro pertenecen integramente al capítulo "Locked in" episodio 19 de la quinta temporada de la serie "House MD".