04 septiembre, 2009

Tristeza



Me subo a la moto y arranco veloz rumbo a mi departamento, las luces del alumbrado de las calles pasan como flashes que cortan las penumbras. El acelerador al máximo, el frío colándose por entre las ropas hasta sentirlo como una caricia helada en todo el cuerpo. En mi pecho, en mis piernas, en mis brazos. Tengo prisa por llegar, pero... ¿a dónde quiero realmente llegar?, ¿para qué?, ¿quién me espera? solo tú, vieja amiga Oscuridad. Tal vez me caliente una sopa enlatada, o busque algunas galletas medio rancias en la alacena y me siente en mi viejo sillón a mirar la televisión. Puede que tenga suerte y pasen algún especial de MonsterTruck.
Hay muchas ocasiones en que le gano la batalla a mi otro compañero, el Silencio; es cuando me siento al piano y cierro los ojos y dejo correr mis dedos por su teclado y lo que nunca diré con palabras lo dice él con melodías dulces, arrebatadas, tristes. Sin embargo hay ocasiones en que incluso él no quiere hablar.
A menudo pienso que sentir me aterra más que morir; con la muerte todo termina, no creo que haya nada más allá. Todo se resume al aquí y al ahora. Pero sentir... sentir es otra cosa, es abandonar los escudos, las espadas y las lanzas y quedarse completamente vulnerable al otro.
Mi padre hizo un buen trabajo conmigo, fui su mejor subordinado. Disciplina, reglas, puntualidad... ¿Decir alguna palabra de aliento, demostrar algún afecto?, ¡impensable!, eso no cabía dentro de su razonamiento. Ah... y decir siempre la verdad, la maldita verdad como una virtud inviolable. Yo me convertí en todo lo contrario a lo que el quería; me importa un bledo llegar temprano a cualquier lugar, ya se trate del trabajo, de una conferencia o donde demonios sea. ¡Reglas!, yo no respeto ninguna, salvó las mías. ¿Afecto?, solo lo siento por mi madre y alguna vez lo sentí por otra mujer, pero ella me traicionó de la forma más terrible y a pesar de que yo también sufrí en mi revancha; la traje de nuevo a mi vida para después apartarla para siempre. ¿Duele verdad Stacy?, pero tú dolor pasará, el mío no. La deuda está saldada.
Y en cuanto a la verdad, ¿de qué hablaba Sr. John House?, usted ni siquiera era mi padre. Así que convertí la verdad en, "todos mienten". Mienten para cubrir sus miserias, sus flaquezas, sus traiciones, sus odios, sus vergüenzas, sus envidias. Yo no me salvó de esto tampoco, miento todo el tiempo. Miento para obtener lo que deseo, esta es mi única finalidad.
Pero como dice Wilson, en ese laberinto que tengo en mi cabeza, miento y digo la verdad por igual, acomodándolas para que encajen en mis teorías. Pero si de decir verdades se trata no esperen palabras dulces, ni que les tome la mano mientras les digo que se están muriendo. Ni moderación para reprocharles su incompetencia; mi lengua es implacable, corta como un afilado bisturí.
Ehhh... ¿Cómo vine a parar aquí?, a está serie de reflexiones... no lo sé.
Cuando estoy a solas en la oficina y todo el equipo se ha marchado; apago las luces, para hacerme invisible, para que nadie vea que aun sigo allí. Solo se queda conmigo el Silencio.
Al llegar al departamento, en la soledad agobiante de mi habitación. Siempre silencio. Pero el silencio a veces es como un cáncer que termina devorándolo todo. Y entonces te recuerdo, Jimmy, pobre idiota... ¿por qué me aguantas tanto me preguntó?, ¿acaso estás más perturbado que yo? Creo que tu necesidad de dar afecto está al mismo nivel del yo negarlo, ¿Cómo podemos ser amigos con ideas tan opuestas? Este enigma aún no puedo resolverlo. Solo sé que cuando este silencio me envuelve, me acosa como una fiera... pienso en ti para ahuyentarlo. Siento que te quiero desde hace mucho ya... no en realidad es algo más fuerte que eso, Jimmy será que te...
Quiero coger el teléfono y pedirte que vengas a hacerme compañía. Muchas veces lo he hecho y tú has llegado casi al momento. Pero está vez no voy a hacerlo, tengo miedo de que un día ya nadie me responda del otro lado... si supieras cuanto te necesito hoy.

Nadie como tú sabe hacerme reír, ni sabe tanto de mí. Nadie como tú es capaz de compartir mis locuras, mi tristeza, mis pocas ganas de vivir. Tienes ese don de dar tranquilidad de saber escuchar, de envolverme en paz. Tienes la virtud de hacerme olvidar el miedo que me da mirar la oscuridad. Solamente tú me puedes entender sin cruzar una palabra, basta una mirada para hablar. Ya son más de diez años de momentos congelados en recuerdos que jamás se olvidaran. Nadie como tú me da su protección, me ayuda a caminar, me aparta del dolor. En silencio y sin cruzar una palabra podemos llegar a entender que jamás ni nada ni nadie en la vida nos separara. 1




1. Fragmentos "Nadie como tú" Amaia Montero
Estudio Nº 10 Frederic Chopin

3 comentarios:

El César del Coctel dijo...

Ahhhhhh Rosita, me pones a imaginar, percibir y sentir muchas cosas... realmente estuve allí, a su lado.

Es emocionante que logres que el lector pueda sentir.

La canción en la voz de Amalia es maravillosa.

No pares de escribir.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Mi Ross... Bueno pues que decir... esas meditaciones de House. Me ate que en eso andaba pensando cuando fue a accidentarse cerca de nuevaYork... me recuerda a la escena de Locked In... donde el enfermillo los ve discutir y pregunta: "¿son amigos?"

Y la carita de James... No lo harias... ¿Lo harìas? jejeje

Dalia dijo...

que forma de conocer el alma de un personaje.

Besos mi amiga querida, cada dia te admiro mas.