07 enero, 2009

Empieza la cacería

A las dos de la tarde estábamos partiendo hacia la casa Madison; Franz, Raúl y yo íbamos en nuestro auto, el capitán Jackman y Forrester iban en uno de la policía.
El aspecto de la casona a la luz del día era aun más siniestro al que tenía durante la noche; el abandono, las grietas, todo parecía acentuarse, era como si la casa estuviera muriéndose de vieja.
Franz abrió el oxidado portón, solo que está vez no tenía la misma seguridad de antes. Cuando llegamos hasta la desvencijada puerta, nos miramos con recelo antes de cruzarla, sobre todo aquellos que la traspasaban por primera vez.
Podría asegurar que mis compañeros experimentaron la misma sensación que yo había tenido cuando vi la enorme habitación cubierta de polvo y aspire aquel insoportable olor.
- Está casa está llena de rencor, de amargura - era Forrester el que había pronunciado aquellas palabras.
Nos volvimos hacía él, no había hecho sino expresar lo que todos sentíamos en aquellos momentos. Franz se detuvo e inclinándose extendió un plano sobre una parte del piso que le pareció más limpia, con un gesto nos invito a todos a acercarnos.
- Este es el plano de la casa, lo obtuve gracias a Cecil. Nos distribuiremos para poder revisarla a fondo. Capitán, usted y Tom revisarán el ala izquierda, Raúl y yo iremos al ala derecha, a ti Cecil no te doy ninguna instrucción porque tú sabes mejor que todos nosotros dónde dirigirte.
Me alejaba junto con Jackman aunque no entendía por qué me enviaba con él, pero Franz me tomó del brazo y me dijo casi en un susurro "te envió con Jackman porque no deseo que nada malo le ocurra, tú eres médico y puedes actuar de inmediato".
De ahora en adelante algunos de los episodios extraordinarios que vivimos serán narrados también por mi compañero.

Conforme avanzábamos el polvo se hacía más espeso, manchones de humedad se extendían por las paredes. Pronto dimos con la habitación donde Tom y yo habíamos visto al joven aquel. La mesa y la silla seguían en el mismo lugar, sobre ellas no habían restos de suciedad alguna, por el contrario estaban perfectamente limpias. Cuando nos acercamos descubrimos que no se trataba exactamente de una mesa sino de un pequeño escritorio, buscamos en los cajones, solo encontramos papel y una pluma estilográfica.
- Esta pluma es de principios del siglo XX , observa el plumín hueco y este alambre como válvula... - dije dejándome llevar por la curiosidad que me despertaba aquel objeto. Pero me calle al observar que mi compañero tenía la mirada clavada en una de las hojas que había tomado del escritorio, en ella estaban escritas algunas palabras, cuando las leí entendí el asombro de Raúl: "¡Me han encontrado!, sé que andan tras mis pasos, pobres mortales no saben lo inútil que es su persecución" Entonces... aquel ser sabía que lo buscábamos, daba por seguro que encontraríamos esos papeles y aquello era una advertencia.
Guarde la hoja y la pluma para estudiarlas mejor, nada más había en aquel mueble. Le indique la ventana por la habíamos visto escapar al lobo; fue Raúl quien llamó mi atención sobre algo que estaba enredado al borde de esta, se trataba de unos mechones grises de pelo. El joven saco de su bolsillo unos guantes y guardo cuidadosamente la muestra.
- Hoy mismo analizare esto, pronto sabremos a qué especie de lobo pertenece - me dijo.
Seguimos buscando pero nada más hallamos, no había ningún tipo de huellas. Estábamos volviendo a la entrada de la casa cuando Raúl tiro de mi brazo y se acercó con la intención de besarme, por unos instantes deje que sus labios se posesionaran de los míos, debo confesar que deseaba probar sus besos... pero nada sentí, nada se conmovió en mí; entonces reaccione y lo aleje con fuerza de mi lado.
- Raúl, quizá sea mejor que dejes el caso, no quiero que esto vuelva a ocurrir - le dije llevándome los dedos a los labios.
- Por qué, por qué no Franz... oh, perdona, ahora recuerdo que los agentes hablaban mucho de tus conquistas, ¡que locura la mía!
- No se trata de eso Raúl, ya amo a alguien.
- Me gustaría conocerla, ha de ser una mujer maravillosa para haber ganado tu corazón.
- Es Tom - le dije, me miro desconcertado y sus mejillas se encendieron.
- ¡Por Dios!, ¿Tom?, ahora comprendo sus miradas, debo disculparme con él - lo detuve antes que empeorara las cosas.
- No le digas nada, debo ser yo quien hable con él.

Cuando nos volvimos a reunir noté a Franz algo agitado y por alguna razón evitaba mirarme a los ojos. Qué había pues ocurrido, observe a Raúl, lo vi enrojecer y bajar la mirada.
- Bien, qué novedades tienen, nosotros hemos encontrado una evidencia tangible, un resto del pelaje del animal y algo muy importante, observen esto - dijo Greene mostrándonos una hoja de papel algo extraña. Todos lo rodeamos con los ojos fijos en el papel que extendía ante nosotros.
- ¡Ya lo sabe!, ahora ya no nos queda sino prepararnos para enfrentarlo - de nuevo era Forrester quien hablaba.
- ¿Enfrentarlo?, ¿cómo puede enfrentarse algo así? - dijo el capitán Jackman en un tono desesperado.
- Sé que no han tenido mucho tiempo para repasar las páginas de la novela, pero es importante que lo hagan y sobre todo que crean porque aunque parezca imposible... nos enfrentamos al hijo de Mina Harker - nos dijo Cecil.
Franz estaba familiarizado con la historia de Stoker, sus ojos grises se abrieron a la par de sus labios. Se llevo una mano a la cabeza como alguien que siente de pronto un mareo, iba a cercarme a él, pero me hizo un gesto indicándome que estaba bien.
- Luego de lo que he visto ya me es imposible no creer, Cecil... ¿has encontrado algo?
Forrester sacó del bolsillo otra hoja muy parecida a la que nos había mostrado Franz, pero está no estaba escrita a mano como la otra sino mecanografiada, era tan extraño ver una hoja así en tiempos como estos. Franz la devoro con los ojos.
- Esto proviene de las primeras máquinas de escribir de éxito comercial, podría ser una "Remington", eran muy populares en Europa - para Franz era inevitable el analizar las cosas, aunque las circunstancias fueran tan apremiantes como las que vivíamos, pero luego empezó a leer atentamente lo escrito en ella, sus ojos se levantaron interrogantes hacia el bibliotecario.
- Sí, es una página del diario de Jonathan Harker, podría asegurar que nuestro enemigo salio apresuradamente de este lugar, de lo contrario no habría perdido está hoja, que sin duda valora mucho, recuerda que fue mecanografiada por su madre.
Nosotros tres escuchábamos atentos la conversación entre aquellos dos hombres, ignorábamos casi todo de la historia y ellos parecían haberse olvidado de nuestra presencia.
- Justamente en un fragmento de la estancia de Harker en el castillo del conde - dijo Franz concentrado en la hoja.
- Exactamente, es cuando Harker ve por primera vez a aquellas mujeres que ansiaban beber de su sangre.
- Bien Cecil, ya no queda sino armarnos como lo hicieron los Harker y sus leales compañeros.
- Y sin embargo, no sé por qué razón presiento que este es un vampiro diferente a Drácula, es raro que no mate a sus víctimas, es como si no deseara arrastrarlas a su espantoso destino - observó Forrester pensativo.
- Tal vez, pero de todas formas no podemos dejarlo vivo, no sabemos hasta dónde puede llegar.
- No digo que lo dejemos vivir, solo que es diferente.
Por fin parecieron reparar en nosotros, nos miraron al capitán y a mí esperando alguna noticia, pero no habíamos encontrado ninguna prueba.
- Nada más nos queda por hacer aquí, ahora Raúl debes ir a analizar los restos de pelo que encontramos, Tom y yo iremos a comer algo ligero. Todos nos volveremos a reunir a las ocho en mi casa, por favor lean la novela, he resaltado los pasajes más importantes antes de entregárselas, es importante que sepan a qué nos enfrentamos. Cecil, si te es posible quisiera que llegaras antes que los demás.
- Estaré en tú casa a las seis.
Todos salimos de allí como si estuviéramos soñando, era como si viviéramos en dos realidades paralelas; una era la nuestra, con su tecnología, sus crisis económicas y sus problemas ecológicos; la otra era una surgida de un libro escrito a fines del siglo XIX. Pero cuando empecé a salir de mi asombro recorde el incidente aquel entre Franz y Raúl.
Greene conducía en silencio, nada salio de sus labios hasta que llegamos a la casa.
- Tom, quieres ordenar algo de comer, pide lo que te parezca mejor.
- Qué sucede Franz, has evitado mirarme todo este tiempo.
Estaba visiblemente incómodo, no dejaba de morderse los labios. Cerré los ojos, estaba seguro que escucharía algo sumamente desagradable.
- Raúl y yo nos besamos - dijo al fin, como si se quitara un gran peso de encima.
- ¿Qué dices?
- Fue él quien me beso... yo le correspondí al principio, pero no sentí absolutamente nada, ni placer ni nada de lo que tú me haces sentir. Luego lo aparte de mi lado y le hable sobre nosotros, quizó conversar contigo pero yo me negué.
- Sabía que ocurriría algo así, me bastaba ver como no te quitaba los ojos de encima desde que llegó. ¿Pero tú?, yo confiaba en ti.
- Y debes seguir confiando, podía haberte ocultado lo sucedido.
- Solo has hablado porque casi te he forzado a ello.
- Eso no es cierto, tú me conoces bien, la hipocresía y las mentiras no son parte de mi vida.
Tuve que admitir que decía la verdad, su integridad era una de las cosas que siempre había admirado en él.
- Por qué Franz, por qué.
- No lo sé... por favor, créeme que nada significó para mí, fue solo una tontería de mi parte. Solo tú me importas - nunca había visto a mi amigo tan conmovido, sus ojos brillaban y la voz se la quebró al final de la frase. Se quedo mirándome un largo rato, había tanta verdad en esos lagos de plata que ya no pude resistirlo más, lo amaba demasiado. Lo tomé en mis brazos, sentí su corazón en el mío y ya no hubo más dudas.
No había tiempo para cocinar nada y tuve que resignarme a ordenar algunas hamburguesas. Cuando terminamos de comer, ambos nos encerramos en el estudio, yo con la novela y Franz hundido en los muchos textos que le había traído Forrester.
El tiempo transcurrió sin sentirlo, no sé si alguna vez el lector ha experimentado esa sensación casi imposible de describir; eso que ocurre cuando nos concentramos enteramente en un libro o en una película y al acabar esta o cerrar aquel, nos cuesta volver a la realidad, es como sí una parte nuestra continuara envuelta en la trama. Eso fue lo que sentí al terminar de leer la novela, y aquella sensación se acentuaba al saber que de alguna forma nosotros formábamos parte de esa historia.
Me volví para observar a Franz, estaba con los codos sobre la mesa y las manos cruzadas a la altura de la boca, tenía los ojos cerrados, no sabía si dormía o estaba perdido en sus pensamientos. El timbre de la puerta nos alerto a los dos, miré el reloj, eran las seis de la tarde en punto. Recordé que Franz me había comentado que Forrester era la persona más metódica y puntual que conocía, era indudable que lo era.
Su figura alta y desaliñada se plantó en medio de la sala, traía una mochila grande colgada a la espalda. Me saludo con un gesto y luego se dirigió directamente a Greene. Para aquel inteligente hombre yo era un niño tonto con quien no se puede perder el tiempo en explicarle las cosas.
- He traído todo lo que he podido encontrar Franz, afortunadamente logre que el párroco de la "Sagrada Familia" bendijera las balas, fue un suplicio hacerle entender las razones por las que necesitábamos bendecirlas, pero era tanta mi aflicción que accedió a hacerlo.
- Es un placer trabajar contigo Cecil - le dijo Franz dándole una palmada amistosa en el hombro.
- Y he conseguido algo más - saco de mochila unos crucifijos dorados, eran cinco.
- Yo también hago mi aporte - vi a Greene sacar de un estuche otros pequeños crucifijos con sus delgadas cadenas - estos también están benditos y cuidaran nuestras gargantas, bueno, a mí no me costó mucho que los bendijeran, mi madre era católica y algunos sacerdotes me conocen desde pequeño.
Estuvimos charlando sobre el asunto que nos reunía, ahora yo sabía más de los Harker; admiraba a Mina y detestaba al conde. Franz y Forrester estuvieron haciendo mil conjeturas tratando de averiguar dónde podía esconderse ahora nuestro enemigo. Pronto dieron las ocho, y nuevamente el timbre nos interrumpió, por lo visto la puntualidad era una virtud en todos nuestros compañeros. El aspecto del capitán había mejorado bastante. Raúl por el contrario, estaba pálido y demacrado, pese a todo no pude dejar de sentir preocupación por el joven a Franz tampoco le paso inadvertido el cambio.
- ¿Qué te sucede Raúl?, no tienes buen aspecto.
- Franz, me he pasado toda la tarde entre analizando la muestra y leyendo la dichosa novela... estoy exhausto física y mentalmente. Las noticias que traigo echan por tierra todos mis años de estudio, me encuentro ante algo inexplicable y eso me exaspera. No leí nada antes de efectuar los estudios, no quería que nada influyera sobre mi criterio, ¿sabes a qué especie pertenecen esos restos de pelo que hallamos?... ¡a ninguna! - se dejo caer sobre uno de los sillones, con las manos sobre el rostro - además tus Van Helsing, Harker, Seward, vampiros y demás no han dejado de darme vueltas en la cabeza.
Fui a nuestro pequeño bar y llene un vaso con wisky, sin duda nuestro amigo lo necesitaba, recibió la bebida y me sonrió entre agradecido y avergonzado. Puse mi mano sobre su hombro y le dije en voz baja: "Todo esta bien Raúl, todo esta bien", entonces vi con alivio que se relajaba un poco; comprendí que era un buen muchacho, ignoraba mi relación con Franz y actuó en consecuencia.
- Creo que ahora todos estamos mejor - dijo Greene paseando su mirada sobre cada uno de nosotros - eso me tranquiliza.
Entonces empezó a repartirnos aquellas que serían nuestras armas para luchar contra el vampiro. Nos entrego las cruces de oro y nos ordenó que de inmediato las pusiéramos alrededor de nuestros cuellos, luego Forrester nos repartió los otros crucifijos que ya había visto, finalmente Franz puso en nuestras manos las pistolas.
- Estoy seguro que todos han leído lo que les pedí, así que saben ya cómo utilizar lo que les he entregado. Las pistolas tienen balas de plata, además están bendecidas. No espero que todos sean creyentes, pero les ruego que utilicen lo que se les ha dado con respeto... quizá les salve la vida y aún más, el alma.

6 comentarios:

El César del Coctel dijo...

Mi Rosita querida, tan pronto vi tu mensaje en mi correo, vine a ver este nuevo capítulo... tengo una tonelada de trabajo para entregar antes del medio día (ya son las 8:45) y no he terminado... cuando lo haga, si alcanzo, regreso a leer

Besos y abrazos

Marga dijo...

Entre tú y el angelito me vais a matar, jajajajaja.

Primero los lobos, ahora los vampiros.

Me voy a trabajar ya, pero esta noche vuelvo, si no me han comido primero los lobos o me han mordido los vampiros...

Besitos preciosa flor

un-angel dijo...

Dejando aparte el que la historia está interesantísima, me sigue encantando la historia de amor entre los protagonistas, yo votaría porque la siguiente entrega fuese algo así como "El diario secreto de Douglas y Greene"en donde contasen puesss...ya sabes...ejem, es que se te dan tan bien las escenas de pasión, mi Rosa, sugiriendo sin decir nada, es delicioso...
Encantado con la historia, y los personajes tan bien delineados, y el suspense...ME ENCANTAN las historias de vampiros, ahora estoy leyendo además "Crepúsculo" que está de moda ahora, y ando enamorado de ese cuento también...
Un beso mi Rosa, como siempre, un placer entrar en tus historias...

El César del Coctel dijo...

Hola de nuevo Rosita. Pues me tienes en la nube con esta historia... qué cosa tan sorprendente tener fragmentos contados por Franz!!!... Y satisfecho estoy con la reacción de Franz, y hasta la del mismo Raúl.. diremos que el niñito también es un caballero, tal como lo son Franz y Tommy.

Imagino el aspecto de Forrester y me produce algo de risa... pero resulta ser un personaje clave.

Y si que logras esa atmósfera doble, o quizás de más dimensiones... porque está entre lo real y lo absurdo, entre el amor y el suspenso... eso es maravilloso!!!!

Sigue escribiendo, sigue dando vida a nuestros queridos protagonistas, sigue vontándonos sobre lobos y vampiros que me gustan tanto

Un abrazote

Marga dijo...

Menos mal que Raúl no se interpone entre los dos, mira que me lo temía. Bueno se ha salvado de que le muerda directamente en la yugular.

Bromitas a parte, esto está que te mueres, pero no de miedo, sino de ganas de que continúe pronto...

Aixxx Rosa, preciosa, sé que cuesta, pero ¿lo alargarás verdad?

Primero le cojo cariño a los gatitos, ahora hasta los vampiritos me caen bien y todo, los lobos es otra cosa, yuyuyuyuyuyu!!!

¿Y este amor tan profundo que tienen nuestros chicos? que manera tan bella de describirlo, creo que cuando me reencarne me pediré hombre hala!!!!!!!

Besitos corazón

Dalia dijo...

mi querida Rosa, simplemente gracia por compartir tu maravillosa historia con nosotros.