Para Maxi
Hacía poco que había perdido a mi madre, son esos primeros días que no sabes aún en qué mundo gravitas; el dolor es tan profundo y la idea de la perdida se te hace imposible de asimilar. La comida, las palabras de los amigos, las salidas... nada, nada tiene sentido. Pueden pasar semanas o meses antes que comprendas que el ser que tanto amaste ya no estará más contigo. Entonces llega el momento de retomar las riendas de tu vida, te das cuenta que no puedes seguir arrastrándote por la casa en pijamas, con el cabello sin arreglar, con los ojos enrojecidos. Te das cuenta que el mundo continua allá afuera y que los amigos y la familia siguen con sus vidas y que también tu debes continuar con la tuya... entonces es el tiempo de besar su fotografía, estrecharla fuerte contra tu pecho y decirle: ¡hasta pronto!
- Dime Elisa, pero dime la verdad.... Mi presencia te incomoda de alguna forma?, porque si es así te prometo que no regresare más por aquí.
- No, no, para nada. Es que hoy ha sido un día difícil eso es todo.
- Vamos, sabes que eso no es cierto, no es la primera vez que actuas así conmigo. Dime la verdad.
- Bueno... tú eres el novio de mi hermana ¿verdad?, no veo por qué tenemos que ser amigos
- Yo no soy novio de Mariela, somos amigos, muy buenos amigos.
- Ya, claro, salen todos los días, te quedas con ella en su habitación hasta muy tarde... y quieres que crea que solo son amigos. Pero bueno, a qué viene todo esto, a mí qué me importa si son novios o no, allá ustedes.
Lo hice a un lado de un empujón y subi de prisa las escaleras, en verdad debía reconocer que Daniel me turbaba, no podía explicar la razón... había algo más aparte de su agradable rostro. Era el muchacho más gentil con el que mi hermana había salido, recuerdo que a mi madre le agradaba mucho; solían tener charlas muy amenas en la cocina, incluso cuando Mariela no estaba. Mamá se volvió una mujer callada y triste desde que ella y mi padre se separaron y pocas veces la escuchaba reír, pero con Daniel era distinto; el sonido de su risa me llegaba hasta la habitación y yo abrazada a la almohada sonreía.
Ahora podía recordar los ojos hinchados y enrojecidos de Daniel en el velatorio, y después en el funeral; me dí cuenta que quería sinceramente a mi madre y aquello me hacía sentir una gran simpatía por él. Por eso cuando me dí cuenta de lo grosera que había sido, baje a buscarlo pero el ya no estaba.
El otoño llego de prisa, los meses pasaron sin darnos casí cuenta, Mariela debía regresar a la universidad; la pobre quería dejar de estudiar un tiempo para no dejarme sola en la casa, pero yo me negue por completo. Mi padre nos pasaba una mensualidad bastante generosa, la casa era nuestra y además yo tenía un buen empleo. Al menos economicamente todo estaba bien. Tuve que hacerle mil promesas a Mariela para que finalmente accediera a marcharse; debía conectarme a diario al MSN, llamarla todas las semanas, visitar a la familia... creo que encargo a la mitad de ella que viera por mí.
Cuando fuimos a despedirla a la estación del autubús muchos de los tíos y primos estaban allí, y claro, Daniel en primera fila. Al despedirse se abrazaron fuertemente y me pareció que ella le susurraba algo al oído, el asintió y le acarició el cabello con ternura. Los tíos insistieron tanto, todos querían que me fuera a pasar una temporada con ellos; pero en verdad lo único que ansiaba era regresar a casa... ¡mi casa! Finalmente la familia desistió de adoptarme y pude verme libre, me fui hasta mi auto... de pronto me volví sobresaltada alguien estaba detrás mío.
- ¡Daniel, por Dios!, que susto me has dado, qué haces aquí.
- Y... pense que podía acompañarte hasta tú casa.
- Ay no, me he librado de los tíos a duras penas, no empieces tu también a cuidarme como si fuera una nena.
- No, yo no pienso cuidarte, es un poco tarde y solo quiero que me acerques un poco a casa.
- Bien, sube.
El viaje trancurrió silencioso, extraño en el, Daniel no dijo más de tres palabras. Veía su frente apoyada sobre la luna y la mirada perdida, estaba abatido, no recordaba haberlo visto así desde que mi madre murió. Vivía a unas cuadras de mi casa, sabía por Mariela que vivía solo; no sabía más, y mi hermana tampoco me había contado mucho. Es extraño saber de alguién y a la vez no saber nada, ella se la pasaba hablando de Dan; de lo inteligente que era, de lo desinteresado, de lo sensible, de lo generoso... pero nunca nada demasiado personal. No sabía nada de sus padres, ni si tenía hermanos o no, ni de dónde era, eso jamás lo mencionó Mariela.
El destino tiene caminos extraños, dos líneas pueden ir paralelas, puede parecer imposible que en algún momento estas puedan cruzarse... y sin embargo, allí esta el destino torciendo caminos, cruzando sendas.
Habían transcurrido unos tres días desde la última vez que nos vimos con Dan, había terminado la charla de rigor con Mari. Senti deseos de ir a la habitación de mamá... que diferente estaba, cerre los ojos y trate de recordarla como era antes, cuando ella vivía. Todo siempre estaba limpio y ordenado, su cama tendida sin una sola arruga, sus frascos de cósmeticos siempre relucientes, su colcha rosa... ah, esa era su favorita, cuantas veces me había acurrucado en ella entre sus brazos. Ahora el cuarto estaba limpio y vacio, tan vacio como se había quedado mi corazón desde que ella ya no estaba. Al rincón de la habitación quedaba una última caja, parece que alguién olvido llevarla; allí estaban revueltas muchas cosas inútiles y viejas, pero en el fondo había un pequeño libro, era aquel libro de poemas que a mamá tanto le gustaban. Lo tome y empece a repasar sus gastadas hojas, de pronto algo cayo de entre las hojas, era una fotografía... allí estaban abrazados y sonrientes mis padres. Jóvenes, despreocupados, llenos de sueños y esperanzas. Entonces entendí que mi madre jamás había dejado de amarlo, comprendí sus silencios, sus pocas ganas de reír, sus ojeras de las mañanas...¡madre, como te comprendí aquella noche!. Las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro y llore mucho por ella, por todo el dolor que había tenido que silenciar para no preocuparnos a Mariela y a mí. LLore hasta quedarme sin lágrimas, hasta que el pecho me dolió como si se fuera a romper en mil pedazos... de pronto el sonido del tiembre me saco de mi tristeza. ¿Quién podía ser a aquella hora?, fingi no escuchar, no deseaba ver ni hablar con nadie, pero la persona de afuera no parecía dispuesta a marcharse; me limpie un poco el rostro y baje, escudriñe por la mirilla al inoportuno visitante: que resulto ser Dan.
- Dan...¿qué haces aquí?, es un poco tarde y la verdad... no tengo deseos de hablar con nadie, yo creo que es mejor que...
Calle sorprendida Dan estaba llorando, las lágrimas no cesaban de correr por su pálidas mejillas.
- Dios, Dan ¿qué tienes?
- Quizá tu no sientas deseos de ver a nadie, pero Elisa, no me eches, no está noche... sí no quieres hablar no hables, pero dejáme quedarme contigo, yo, yo estoy muy mal, sí me quedo solo temo hacer alguna tontería. ¡Por favor, por favor!
Continuara...
All of these lines across my face
Tell you the story of who I am
So many stories of where I've been
And how I got to where I am
But these stories don't mean anything.
When you've got no one to tell them to
It's true...I was made for you.
I climbed across the mountain tops
Swam all across the ocean blue
I crossed all the lines and I broke all the rules
But baby I broke them all for you.
Because even when I was flat broke
You made me feel like a million bucks
You do I was made for you.
You see the smile that's on my mouth
It's hiding the words that don't come out
And all of my friends who think that I'm blessed
They don't know my head is a mess.
No, they don't know who I really am
And they don't know what
I've been through like you do
And I was made for you...
All of these lines across my face
Tell you the story of who I am
So many stories of where I've been
And how I got to where I am
But these stories don't mean anything
When you've got no one to tell them to
It's true...I was made for you
Esta es la canción que inspiro esta historia
http://www.youtube.com/watch?v=xq-ZmAYLeB8