25 julio, 2007

BBM: Un sentimiento desconocido


El cielo era de un azul diáfano, solo algunas nubes blancas le robaban algo de aquella pureza.
Las ovejas empezaban a llenar todo el espacio; un empleado se encargaba de bajarlas de los camiones y contarlas. Ennis conversaba con otro hombre que se apuraba en dejar bien atadas las provisiones que les servirían para una larga semana. Dos mulas y dos perros de pastoreo, un par de rifles, y los caballos, esos eran todos sus bienes para subir a Brokeback. Jack montado sobre una yegua baya y arisca, hacía gala de su pericia en la montura, Ennis lo miraba con cierta preocupación, temía que el animal lo tirara y pudiera lastimarse y ese no sería un buen comienzo, finalmente había encontrado un buen compañero y no deseaba perderlo.
Cuando todo estuvo listo, emprendieron el largo ascenso. El mar de animales subía tranquilamente con ellos; si alguna remoloneaba por ahí, uno de los perros le mordía suavemente las patas y lanzaba continuos ladridos, entonces la oveja sabía que debía moverse más de prisa o el segundo mordisco no sería tan leve. Jack llevaba entre sus brazos a una de las crías, le tenía un especial afecto a los animales pequeños y no deseaba que las demás la fueran a lastimar. Ennis avanzaba detrás vigilando.
Finalmente alcanzaron el lugar donde los forestales le tenían permitido pastar al rebaño y donde deberían montar el campamento. Ennis se encargaría de las labores domésticas; cocinaría y lavaría la ropa. Jack le ayudaría cortando leña y acarreando agua para la comida.
Esa primera mañana Jack partió con los animales hacía la parte de la montaña donde los pastos eran más tupidos y verdes, aquella era una zona prohibída, por eso debía subir con cautela. Sobre su yegua llevaba solo lo necesario para montar una pequeña tienda, y algo más de lo que no podía prescindir, una botella de whisky; sabía que debía olvidarse de las fogatas, nadie debía saber que las ovejas pastaban allí. Y así fueron todas las mañanas. Desayunaba frugalmente; unas judías, que Ennis se esforzaba en mejorar con algo de patatas fritas, y un café caliente; después revisaba su rifle y partía a vigilar a los animales. Volvía al medio día para hacer un almuerzo parecido y de nuevo al anochecer para cenar. El verano pasado llegó a odiar las judías, pero ahora hasta le sabían bien, que agradable era comerlas al calor de la hoguera, junto a su compañero, viendo como cada día aquella muralla con la que aquel se protegía se iba volviendo más frágil.
Antes había encontrado la forma de entretener aquellas largas noches de vigilia, pero ahora se le hacían insoportablemente largas. Sin saber bien por qué, buscaba la luz de la fogata de Ennis. La veía brillar solitaria en la oscuridad, como una estrella que hubiera olvidado a qué espacio pertenecía. Y así se quedaba largo rato, tratando de imaginar lo que Ennis estaría haciendo en ese momento; ya era cerca de la medianoche, ahora estaría ya tumbado sobre las mantas durmiendo tranquilamente o tal vez... no aquello era imposible. Pero quizá podría estar desvelado y le dedicaría algún pensamiento breve.
Ennis estaba efectivamente tumbado dentro de la tienda, pero tampoco dormía.
Qué extraño se sentía; por qué esas ganas de sonreír, el que era tan poco dado a la alegría; por qué deseaba que las horas volarán y amaneciera de nuevo; por qué esa soledad que lo aplastaba era de pronto ligera, tan ligera que casi no la sentía. Por qué lo perseguía aquella mirada azul, aún cerrando los ojos continuaba allí... tan dulce, tan profunda, tan brillante. Pero de pronto la sonrisa se esfumo de sus labios y de nuevo su mirada se hizo dura y triste, un recuerdo atroz lo oscurecía todo.
Llegaba entonces la mañana y con Jack llegaba la vida, y Ennis sonreía cuando lo divisaba de lejos. Se apuraba en arreglar los desportillados platos, ponía el café a calentar y removía el guisado. Y Jack desmontaba de prisa y se sentaba junto a su compañero; no era que sintiera tanta hambre, o más bien sí... hambre de su compañía, de las pocas palabras que conseguía arrancarle, de su media sonrisa, del roce de su ruda mano en la suya cuando le pasaba la comida o la botella de whisky.
Una de aquellas mañanas Jack regresó algo enfurecido, no había podido pegar los ojos en toda la noche, los lobos no habían dejado de rondar el rebaño. Que injustas le parecían las condiciones que Aguirre les había obligado a aceptar; que molesto era aquello de ir y venir tres veces al día. Aquello le sonó a Ennis a reproche, entonces le propuso a Jack cambiar de obligaciones; el bien podría encargarse de cuidar el rebaño, eso no le molestaba en absoluto. Twist se quedo mirándole unos instantes, tuvo la sensación que había hablado demás; acerco su mano al hombro de Ennis y la dejo unos segundos allí.
Los días de verano se sucedían; y ellos estrechando cada vez más su amistad; contándose cosas que nunca antes habían contado a nadie: tristezas, decepciones, aventuras, sueños y fracasos. Y Ennis se desbordaba como un río contenido, a menudo se sorprendía a sí mismo hablando sin parar. Y los inmensos ojos de Jack clavados en los suyos, como si lo que contaba fuera lo más interesante del mundo. Entonces callaba y se quedaba mirándole, mil cosas dándole vueltas en la cabeza y de pronto un deseo poderoso como el viento, la tormenta, el rayo, la lluvia o el granizo; como si todo el poder de la naturaleza lo envolviera. Un deseo de hundirse de una vez y para siempre en aquel azul y en aquellos brazos.
A Jack no se le daba mucho la cocina; así que se contentaba con abrir las latas y meter una cuchara dentro. Pero cuando Ennis se desnudaba para meterse al río a bañarse, echaba mano a las patatas y desviaba la mirada; aquello era demasiado, había cosas que no podían disimularse.
En una ocasión Ennis se hizo un pequeño corte con el filo de una de las latas, Jack se deshizo del pañuelo que llevaba atado al cuello y lo envolvió en la mano lastimada. Ennis dejo que el otro atendiera su herida, hasta que el calor de aquellas manos empezaron a agitarle, entonces retiro la suya confundido.
Cada vez era menos el tiempo que Ennis permanecía con las ovejas; sobretodo cuando regresaba a almorzar, ya eran varias las veces en que se quedaba junto a Jack hasta el anochecer; entonces a su pesar montaba sobre su caballo y se alejaba de prisa. Se alejaba reteniendo en sus oídos su charla amena, su voz rasposa entonando un extraño himno, el chirrido de su armónica y el sonido alegre, como el de una cascada de su risa. Se lo grababa todo para no sentir tan largas las noches.
La tarde caía suave y tranquila, oscureciendo las montañas, los árboles... y la botella de whisky que iba de mano en mano, y ellos riendo despreocupados y borrachos. A Ennis la bebida se le subía pronto a la cabeza y lo sumía en una modorra indomable; trato de levantarse, pero apenas si consiguió ponerse a cuatro patas y después se volvió a dejar caer en el piso, le pidió a Jack una manta para pasar la noche, ya saldría al amanecer.
- Te vas a congelar allí afuera, mejor entra.
- No te preocupes, yo no me doy ni cuenta...

Jack le alcanzo la manta y dando traspiés se fue a la tienda.

11 comentarios:

devezencuando dijo...

Mi sonrisa cada vez es más ancha. Jack es el sol para muchos de nosotros y agradezco tanto que nos vuelvas a hablar de él. Es como si estuviera ahí, junto a ellos.

Gracias mi Rosita de Fuego por devolverme a Jack.

Max dijo...

¡Ay! que lo veo venir...

Ana dijo...

Da gusto pasarse por aqui y comprobar como a pesar de lo rápido que pasa el tiempo hay cosas que permanecen siempre.
Gracias Rosa

Dalia dijo...

amiga te imprimo y te llevo a casa, hoy aqui todo revuelto y no hay paz para disfrutar a gusto como debería ser.

Besos y feliz fin de semana. Gracias por todo.

Mar del Norte dijo...

Ay, Rosa!! Cómo haces los encargos de bien...
Esto es un revivir, un volver a sentir...
Gracias mil
1beso

pon dijo...

Mmmmm mmmmm mmmmmm!!!!!!!!

Javier dijo...

En menudo lío te has metido, jajajajaja, desde luego Rosita eres infatigable, ahora te embarcas en la recreación de Brokeback Mountain, y de momento te va, me parece que muy bien, es curioso el caso de esta película, ya que algo que me ha llamado poderosamente la atención, es su repercusión en el ámbito no estrictamente LGBT, en el cual sí que teniendo éxito, este no ha sido tan arrebatador como el de otras que han sido elevadas a la categoría de iconos. Esta creo que si debe ser recordada y pasar a la historia del cine, es por el poder de sensibilización que ha logrado en el mundo heterosexual, y el hecho de que muchos empiecen a mirarnos con otros ojos.
Seguiré atentamente este avance, aunque el día 4 comienzo mis merecidísimas, jejejejeje, VACACIONES!!!!!!!!!

Rosa dijo...

Este relato esta siendo escrito a base de recuerdos, lecturas y sobretodo sentimientos... sí he podido llegar a sus corazones, lograr que sientan que están allí con ellos compartiendo sus miedos y sus esperanzas... pués, le doy gracias a la vida que me ha dado tanto.

Y sí mi querido P-jota, esta película calo hondo.

Dalia dijo...

amiga, sumamente hermoso, gracias.

JfT dijo...

Rosa de fuego, te había visitado y por temas de la vida no había vuelto aún.
Qué puedo decir? Que agradezco hayas hecho caso al pedido de Marga! Soberbia manera de reescribir la más hermosa historia de amor que haya conocido, qué lindo lo haces!
Sigo leyendo, gracias, gracias, gracias, GRACIAS.
Un beso fuerte.

JfT

El César del Coctel dijo...

Y he sonreído.... y sí, como ya dijeron: Jack es un Sol. Reescribes la historia, pero la detallas más que en la cinta, y eso es maravilloso, porque se que todos queremos saber más de los dos vaqueros: cada cosa, cada pensamiento, cada instante...

Seguiré leyendo