21 julio, 2007

Y tu sin saber


La niebla lame las calles y las veredas, se desliza lenta y pausada hasta envolverlo todo. Hasta envolverme a mí en sus helados brazos. Regreso a mi cama y me acuesto, el trabajo se acumula sobre el escritorio, pero que más da, igual no podría concentrarme. Hace días que no puedo fijar los pensamientos en otra cosa que no seas tú. Tú y tu cabello negro como mi suerte; tu barba de dos días; tus ojos claros, tan claros que si miro en ellos la noche desaparece; tus labios de rosa, que siempre me sonríen... como quisiera que no me sonrieran así...así, porque sin saberlo me estas atrapando.
Eres mi amigo, el compañero de oficina, el camarada que me acompaña a beber un café que siempre me sabe amargo. Y entre sorbo y sorbo me vas desmenuzando tu vida; me vas contando tus sinsabores, tus ilusiones perdidas... y yo bebiendo en silencio tus palabras....bebiendo tus palabras que me saben a muerte, porque me hablan de un amor que navega en tu pecho y yo... yo no soy el puerto que buscas. Que ganas a veces de coger mi chaqueta y salir de prisa, de cubrirme los oídos para no escucharte, pero de pronto una tímida sonrisa te ilumina el rostro y el rubor te enciende las mejillas; me desarmas, respiró hondo y lanzo la mirada a cualquier parte para no traicionarme. Pensaras que me molestan tus confidencias, ignoras que me abren surcos sangrientos en el pecho, que me llenan la boca de sal y sin embargo me quedo. Y luego al despedirnos, mi mano que aprieta fuerte y brevemente la tuya, muriendo por no poder retenerla por siempre en la mía.
Cómo decirte que quiero hacerme dueño de todos tus pensamientos, aunque me lastimen. Que me lanzas al vacío si te acercas, si me envuelves en la cercana tibieza de tu cuerpo cuando te inclinas para preguntarme algo; que el fuego se me desata por las venas al sentir tu aliento suave en mi nuca. Ya son tantas las veces en que me levanto fingiendo buscar algún documento por no aguantar el suplicio de tu cercanía... ¿qué pensaras vida mía?... ¿creerás que me desagradas?. Cómo acercarme a ti y confesar lo que siento; no sellar más mis labios, no detener más mis manos que te buscan, no silenciar más mis latidos que te esperan. Hasta cuándo esconder todo esto... pero tengo miedo, un presentimiento, casi una certeza, de que la verdad te alejara para siempre de mi lado.
En el silencio de la habitación le susurro tu nombre a las paredes que me cercan; se lo enseño a las sábanas que me envuelven, y ellas aprenden sus húmedas letras; se lo grito a la noche... sin miedo a que puedas escucharme. Quisiera decirte que con tu imagen empiezo el día, eres la luz que llega antes que la luz misma; y eres lo último que ven mis ojos antes que mis párpados cedan al cansancio....
Y a menudo sueño que me dices las cosas que nunca escuchare de tus labios; y me parece sentir tu cuerpo pegado a mi espalda, amoldando tus curvas a mis honduras, venciendo con los dientes y las uñas cualquier muro. Y puedo entonces recorrerte con las manos y los labios; con el alma y con la vida.
Te veo llegar ante mi puerta, sonriendo, siempre sonriendo y te acercas en silencio.... y me miras y tus ojos me dicen que sí, y entonces me acerco despacio y te estrecho fuerte entre mis brazos y ya sin miedo dejo vagar mis manos por tu cuerpo; temblando deslizo cada prenda y descubro la desnudez que antes solo imaginaba; con el corazón latiendo desbocado te beso, atrapo tus labios entre los mios, y mis manos dibujan estelas de plata en tu piel.... te acerco y te siento anhelante; tu mirada se nubla y te abandonas curioso a mis ansias. Y descubro todos tus rincones; me hago dueño de tus espacios húmedos y salados, dulces y suaves. Desfalleces y me dices que no me marche, me susurras palabras que descifro en tu aroma de hierba fresca y vainilla.

Un ruido me despierta.... afuera los autos van y vienen, algún perro le ladra a la luna, las luces se apagan, la ciudad duerme... y yo vuelvo a cerrar los ojos... vuelvo a intentar dormirme con tu nombre. Y las lágrimas te van desvaneciendo. Yo muriendo y tú sin saber.

3 comentarios:

Javier dijo...

Ay!!!, mal de amores no correspondidos, deseos que se pierden en noches sin fin, insomnios de sueños anhelantes de lo que no es.
Una sensación que nos parte y nos desdobla, nos abrasa por dentro y a duras penas nos permite esbozar una sonrisa para evitar esa lágrima que muere antes de nacer.

Dalia dijo...

ay no!!! esos ojos: el cielo y el infierno juntos.

Cuanto entiendo este escrito, como si lo hubiera escrito yo misma.

devezencuando dijo...

Y tú sin saber
que estás en mis sueños.

Y tú sin saber
que tu voz me eleva al cielo.

Y tú sin saber
que me desgarras el alma.

Y tú sin saber...