29 diciembre, 2009

Cursilerías para no ser leídas


I

Me he quedado dormida
entre una nube y un luminoso rayo de luna,
me arrulla el viento
que solo sabe decir tu nombre.

He dormido desde el atardecer
con el sol acariciando mi piel,
besando mis ojos cansados.

Y de lejos me llega un rumor
de hojas sacudidas por la brisa de verano
que solo saben decir tu nombre...
tu nombre.

Me he dormido y no quiero,
y no quiero despertar.

He soñado cosas bellas,
he creído sentir que tus brazos me estrechan
con fuerza, con dulzura.

Tus labios me besan la frente,
y las arrugas del ceño se alisan todas,
desciendes por mis mejillas
y todas las lágrimas antiguas,
las de hoy y quizá las de mañana se borran.

Y llegas a mi boca,
que te espera,
que te ansia,
y todas las palabras se transforman en poesía.

Siento tu pecho latiendo en el mío,
y sé que este es mi hogar.

Abro los ojos y encuentro los tuyos,
cielo de verano, mar Mediterraneo.

Me acaricias los cabellos con tus dedos,
y destruyes todas las penas
renuevas los días, las ganas.

Más te alejas, porque no eres real
y sé que jamás estarás en mis días.

Pero soñar, soñar, esto nadie me lo puede arrebatar.

II

Hoy no quiero estar sola, no quiero, no.
Me asusta la oscuridad,
y el silencio que me inunda al entrar,
el sonido de la llave en la cerradura
abriendo la nada... la nada,
a menudo me hace temblar.

Sé que tienes prisa,
que no hay motivo alguno
para que te quedes a mi lado.
Pero no sé...
tal vez hoy puedas dejar de lado tu guión,
tus ensayos,
el estudio de grabación,
la escena que debe repetirse porque no salio bien.

No, no te pediré nada,
nada que tu no quieras entregar.
No besos, no caricias, no pasión sin alma.
Ni siquiera palabras, si pronunciarlas no deseas.

Sucede que está noche
no quiero estar sola.
Necesito tu presencia,
extender mi mano y transformar el frío en calidez.

Deja que el sueño acuda a besarme los párpados,
mecida en las ondas suaves de tus ojos.

Por favor, no te vayas
hasta que este dormida... dormida,
dormida con tu nombre
que quiero gritar,
y no puedo tan siquiera murmurar.


III

Ángel mío, sucede que nadie me enseño a soñar,
ahora te ruego,
no sueltes mi mano.

Con trozos de tiempo,
iré remendando los tuyos, uno a uno.
Todos... todos.
Con tu mirada,
con la tinta de tus pupilas,
me iras ayudando a escribir los míos,
y serán brillantes,
cual rayo de sol que atraviesa un cristal.

Sabes, no quiero escribir más ideas
con sangre, ya no... ya no,
ni con pastillas de colores
que al final son todas negras.
Pienso que tú también estas cansado
de hacer citas con la infelicidad.

Ángel mío, ya es tiempo de cambiar
ya es tiempo de buscar la felicidad,
es tu lucha y la mía.
Si tú pierdes yo pierdo.

18 diciembre, 2009

Navidad = Amor

Sé que para muchos está no será la mejor de las navidades; los problemas que quizá muchos de ustedes estén atravesando y yo misma.
La presión es bastante en el trabajo, en casa, tristezas, decepciones... pero siempre, al final la vida nos da todas estas pruebas para hacernos mejores personas, nada ocurre en vano.
Para ustedes mis queridos amigos les deseo lo mejor, que la vida los colme de bendiciones. Y que el próximo año tengan la fuerza y el coraje para alcanzar todos sus sueños, pero sobretodo nunca dejen de SOÑAR.
Y quiero que recuerden algo, quizá no siempre pueda estar publicando, pero de alguna forma siempre estaré a su lado.

03 diciembre, 2009

Jueves


La canción en la que está inspirada está historia pertenece al grupo "La oreja de van Gogh" que fue escrita a raíz de los acontecimientos ocurridos el 11 de marzo de 2004 en España. En mi opinión, no es un canto al dolor o a la tristeza, es un canto a la esperanza y al amor.
No es de mi autoría, pertenece a un querido amigo, Héctor, que la adapto para unos personajes conocidos por todos los que han visitado este espacio.

El viento frío corre recio, y un hombre de edad madura se encamina hacía el estacionamiento de taxis para tomar uno. Es alto y algo desgarbado, no viste con la pulcritud que le correspondería a alguien de su profesión; sin embargo resulta atractivo con la barba de tres días y sus ojos azules de mirada penetrante. Parece discutir consigo mismo mientras camina apoyado en un bastón de bruñida madera.
- Si, supongo que esto es mejor que un montón de prostitutas en mi apartamento… si he de perder el tiempo que sea en una estúpida convención.
Mientras Gregory House se dispone a tomar el taxi, una mujer ajetreada se lo gana y con una mirada despectiva lo barre y suelta una risita cínica.
- ¡Soy invalido! - le grita al momento de levantar su bastón y enseñárselo - de igual forma ese trasero no merece contonearse por la calle- termina murmurando.
- ¿Por qué no intenta tomar el tren?- le dice el amable portero del hotel- igual lo lleva al Centro de Convenciones
- ¿Cómo sabe usted a dónde voy?
- Tiene bastón, una carpeta con un Logo del Medical Center… y una actitud muy petulante… usted debe ser el doctor Gregory House.
Aparentando indiferencia, avanza unos pasos hacía el sur, pero el portero le dice:
-¡Doctor!, esta usted tomando el camino equivocado…
- “Lo único que me faltaba esta mañana”- piensa, con total apatía da la vuelta y se dirige a la estación de trenes.
- Vaya que es un hombre orgulloso - musita el portero- igual pudo esperar el siguiente taxi- una sonrisa aparece en su rostro una vez que el médico se ha perdido de vista.
En el comedor del hotel entre tanto ajetreo, una figura inmóvil, pasiva, se hace notar, frente a él un sobre amarillo mate con su nombre escrito, en una de las esquinas el logo pomposo de un despacho de abogados y un poco más abajo la firma del que hasta hace poco era el abogado de ambos.
-No pienso abrirlo - se decía, aunque sus ojos cafés reflejaban como la duda lo carcomía.
El café hace rato que se había enfriado, al primer sorbo el doctor James E. Wilson recupera la noción del tiempo, sabe lo que escuchara en la convención, no es nada nuevo para él, nada interesante en realidad, pero igual trata de convencerse que puede llenar su cerebro de datos sobre su especialidad y así dejar de pensar en ese sobre grande y amarillo.
Se levanta y casi sin darse cuenta traía el sobre en la mano junto con su abrigo, ¿por qué no se le olvidaría sobre la mesa donde desayunaba? Eran inicios de marzo y el invierno quería hacerse notar en sus últimos días de agonía, de su maletín saca una bufanda y un gorro… el sol brillaba, pero el aire aún era helado. Al cruzar la puerta de la estación notó con gran desilusión que su tren se había ido, miró su reloj y con gran desesperanza se resigno a abordar otro que no era el que lo llevaría directo a su destino y tendría que hacer escala en otro lado, pero después de todo no era tan malo, al menos podría contemplar el paisaje invernal de la ciudad.
Wilson aparentaba ser un hombre sereno, tranquilo… pero si alguien ganaba su confianza, se mostraba como realmente era. A pesar que le disgustaba el bullicio prefería los trenes a un auto particular.
El tren estaba abarrotado, House hábilmente logra deslizarse hacía el ultimo asiento disponible.
- ¡Oiga! - le dice una mujer mayor - ¡Era el último!
- Si, es una suerte que lo hallara - le contesta cínicamente.
- Deje que lo ocupe alguien que lo necesite, señor - le reprende la anciana.
- Si puede usar tacones señora, - dice al momento de señalarle los zapatos con su bastón- creo que soportara el viaje… ah… además soy lisiado- concluye mostrándole el bastón.
- Pudo tomar un taxi… ¿Por qué no tomo uno?
-¿Y perderme el maravilloso paisaje? Por cierto, ¿sabe restar?, ¿nota la diferencia entre .50c y $10 dls.? Yo si, es casi un combo de McDonal’s
Indignada la señora se da la vuelta y se resigna a viajar de pie.
- ¡Oye tú! - dice House dirigiéndose a un hombre de unos 30 años que viaja sentado cerca a la señora- ¿Tienes problemas al respirar?
- Si… ¿por… qué lo pregunta?
- Resulta que soy médico, y para matar el rato me entretengo diagnosticando a la gente… ¿Te duele la pierna derecha?
- Si - contesta con preocupación…
- No quiero alarmarte, pero te vendría bien caminar por el vagón, estar sentado cuando se esta por sufrir una embolia no es bueno…
Intrigado y asustado el hombre toma su portafolio y camina hacía otro vagón. La mujer mayor con gracia toma el asiento recién desocupado y con una sonrisa agradece a su extraño salvador.
- Oh, no me agradezca, lo hice mas por mí que por usted, no quiero arriesgarme a que me golpee con su bolso.
Con gran indiferencia toma una de las revistas especializadas que carga y se pone a leer. A simple vista parece un citadino cualquiera, una gabardina gris a medio abrochar, una boina de igual color, pantalones de mezclilla con tenis deportivos, un saco azul y una camisa sin planchar, Su barba rayaba entre una mala rasurada y un chiste mal hecho por la genética.
En la siguiente estación la mayoría baja y pocos suben, nada interesante para House salvo por un tipo que entra al tren disculpándose con una señora que le piso el pie.
-“Interesante”- piensa- “Alguien se disculpa por recibir un pisotón, es casi como decir: Oh, siento mucho haber puesto mi pie para evitar que la suela de su zapato tocara el sucio piso del anden… ¿Quién en su sano juicio hace eso?” Al observarlo detenidamente, House recae en los pequeños detalles; un abrigo que combina con su sombrero y su bufanda, corbata combinada con sus calcetines, zapatos pulcros, rayando en la obsesión, y ropa perfectamente planchada.
Por mas que lo intentaba, House no dejaba de pensar en esta persona, pero era tiempo de llegar a su destino, el centro de convenciones, aquel lugar sería su suplicio durante las próximas 6 horas… en realidad eran 8, pero logró reducirlas gracias a lo que él considera su don, la constante rebeldía a ser puntual. Para su sorpresa, el sujeto de su atención baja junto con él, House decide guardar alguna distancia, no sabía por qué, pero presentía que irían al mismo lugar; con recelo House lo mira llegar a la entrada principal del centro de convenciones, así que acelera el paso para darse a notar… Wilson repara en que alguien mas va entrar detrás de él, sin prestar especial interés mantiene la puerta abierta por cortesía.
- Alguien tiene que decirle que la amabilidad esta sobrevalorada - murmura House, al verle seguir su camino dentro del edificio.
- La conferencia empezó desde las 8:00 am. Dr. … - dice la recepcionista, buscando el gafete de identificación.
- Oh, lo siento - dice House sacando la tarjeta de su bolsillo- mira… si hubiera llegado puntual hoy, el resto esperaría que lo hiciera todos los días.
Una sonrisa que raya en el cinismo se deja ver en sus labios mientras se aleja caminando lentamente por el amplio pasillo del edificio.
Durante el almuerzo, por todos los medios como su pierna se lo permitía, Greg buscaba al sujeto del tren. Estaba en su naturaleza, era un hombre curioso, deseoso de saber las respuestas, de resolver las dudas, y el derroche de amabilidad que vio en la mañana lo tenia perplejo.
El sobre amarillo era una maldición para él, ya sabía lo que contenía, así que no había necesidad de abrirlo, pero muy dentro pensaba que si no lo abría las cosas dejarían de suceder… que, quizás, no lo perdería todo. Totalmente decidido toma su taza de café y se levanta de la mesa del restaurante, mira desafiante al sobre y lo toma con desprecio dirigiéndose a la salida.
La búsqueda parece infructífera, y la pierna le duele terriblemente, para colmo de males, el vicodin se había quedado en el sofá de su habitación. Rendido House toma asiento en la última mesa, por unos instantes solo puede concentrarse en el dolor, pero al girar la cabeza lo ve venir y aunque bien pudo haberlo saludado para llamar su atención (considerando que un tipo amable nunca despreciaría un saludo) lo único que se le ocurre es poner su bastón a modo de que Wilson tropiece, pero este solo da una zancada y esquiva el obstáculo. La cara que pone House es como para reír... y él mismo lo sabe.
Al caer la tarde el frío se pone intenso y un poco de aguanieve se deja caer, James se enfunda en su abrigo y sale del edificio para tomar el tren. El tema de la conferencia del día es acerca de los nuevos métodos para afrontar la depresión en los pacientes de cáncer, nada nuevo, así que no valía la pena meditar en el asunto. Una sensación extraña lo embargaba, con total indiferencia dejo pasar el directo… algo en él deseaba retrasar lo mas posible la llegada a su frío y solitario cuarto de hotel. Así que decidió dirigirse al tren por la misma ruta larga que había tomado en la mañana. A punto de cerrarse la puerta, Wilson consigue entrar y se sienta justo dos filas delante de House. Intrigado aún, este se dispone a abordarlo, cualquier cosa serviría, un saludo, una alusión sobre el horrible clima, incluso un comentario sarcástico de esos que le salen tan bien, podrían ser el motivo para iniciar una conversación. De pronto algún comentario sobre él, sobre su exceso de gentileza o quizás sobre ese sobre tan grande que carga… una pequeña broma para romper el hielo. Pero algo lo detuvo, de pronto perdió la confianza, tal vez por que comparo su propia apariencia con la de él, ¿cómo alguien tan desaliñado se presentaría como médico? De repente, sus comentarios sarcásticos dejaron de parecerle inteligentes y bien elaborados ¿Alguien tan amable gustaría del sarcasmo y la ironía? Pero a qué venía todo eso, quizá la pregunta mas importante que cruzó por su mente fue el por qué quería causar una buena impresión, nunca antes le había importado lo que los demás pensaran e incluso estaba seguro de que ese hecho no había cambiado, pero frente a este amable sujeto sentía la necesidad de causarle una buena impresión. Aun mayor era su inquietud por seguir ignorando el nombre del doctor y tener que llamarlo el “tío que desborda Amabilidad”.
Ese día pudo deducir que era oncólogo al verlo entrar a la conferencia que hacia alusión al cáncer después del almuerzo. También especuló que, al menos, no tenía una pareja estable dado que no había sortija ni un celular que sonará insistentemente a todas horas… Aunque igual, eso podía significar que su pareja no le prestaba suficiente atención… pero si era eso, su amabilidad se reduciría de un don a algo enfermizo y obsesivo. La meditación tuvo que terminar al momento en que el tren llego a la estación en la cual James bajaba. Una vez más, House se quedó con la curiosidad insatisfecha.
Esa noche, en la recepción del hotel, un grandioso piano decoraba el ambiente, House no pudo evitar el deseo de sentir las teclas bajo sus dedos. Se acercó hasta este y dejo que su mano acariciara la superficie pulida, acercó una silla y empezó a tocar. Cerró los ojos, inspirado quién sabe de dónde… las notas salían con una magnifica armonía, y una sonrisa sincera asomaba en su delgados labios.
Era el segundo día de la convención, pero igualmente al doctor House le importo poco llegar tarde, además, esa noche después de su soberbia exposición como pianista la vigilia se hizo presente. A mitad del camino, en la estación en la cual el tren hacia parada, House no dejaba de mirar de reojo a quienes abordaban y, aunque no esperaba verlo, sus ojos brillaron al verlo subir.
Su mirada lo siguió hasta su asiento, dos filas delante de él. Noto que si miraba el reflejo de la ventana podía ver su perfil, algo que resultaba imposible estando posicionado atrás.
Recordaba que la noche anterior no había podido dormir bien, así que había aprovechado el insomnio para hacer algo que no había hecho nunca antes. Sin saber por qué, se dedicó a planchar la muda de ropa que utilizaría ese día: un pantalón negro y una camisa azul. Por primera vez había dejado los tenis en el closet y unos zapatos formales y lustrosos tomaban su lugar. Llevaba otro saco, el cual combinaba con el pantalón y finalmente un abrigo sin arrugas que le cubría del frío. House aún no podía creer lo que había hecho… ¿Tan importante era causarle una buena impresión? ah, pero como le dolía admitir que este pequeño cambio de imagen le gustaba.
De reojo echaba pequeños vistazos al reflejo en la ventana. La mirada perdida, un poco desilusionada del joven llamó su atención… era obvio que no la estaba pasando bien. Entonces le vio dar un bostezo, sin duda él también había pasado una mala noche; House sabía que esto podría convertirse en la oportunidad que buscaba, un comentario sobre la vigilia podía dar pie a una conversación, quizás, incluso tomar un café juntos para despabilarse un poco. Como si se sintiera observado Wilson alzó la mirada, e instintivamente se vuelve hacia el reflejo de la ventana, al hacerlo nota unos ojos azules que lo observan, pero que al momento de fijarse en ellos, estos se cierran inmediatamente, como tratando de evitar la mirada, así que James suspira y aparta la mirada hacía la otra ventana.
“Esto fue increíble”- piensa House - “y realmente tonto”
Nuevamente la confianza que había logrado reunir se disipó como partículas de polvo flotando en el aire. En ese momento se sentía increíblemente pequeño. Miro su mano derecha con atención… estaba sudorosa y temblaba un poco. El día de conferencia transcurrió como el anterior, sin interés para ninguno de los dos. Wilson estaba perturbado, ya ni escuchar parlotear a alguien en la convención le servía para evitar pensar en ese sobre amarillo, necesitaba algo para distraerse. Así que antes de dirigirse a la estación, pasó por la librería que se hallaba a la vuelta del edificio de convenciones.
- Si gusta, puede dejar sus cosas en el mostrador - le dijo la joven recepcionista.
La librería estaba prácticamente vacía, Wilson podría estar a sus anchas en los pasillos, leyendo contraportadas y revisando los libros. Nada le impedía pasearse sin tapujos en la sección de poesía, sin tener que estar al pendiente de las miradas de otros.
Pocos minutos después, Gregory House llegó también a la librería, nuevamente había seguido al amable médico manteniendo una distancia prudente, al posar la vista en el mostrador reconoce inmediatamente los objetos que se hallan sobre este. Disimuladamente se acerca para mirar de reojo el gran sobre amarillo; un brillo apareció en su mirada, ¡por fin pudo averiguar el nombre! Sin embargo, al analizarlo más detenidamente se hizo una idea del resto de la situación. La mirada incómoda de la joven del mostrador lo distrajo un momento, la situación se puso tensa, era obvio que la chica lo había advertido.
- Señor, ¿Lo puedo ayudar en algo?
- No, en realidad no… parece que eres muy joven y probablemente me meta en líos legales - nuevamente la sonrisa cínica se dibujó en su rostro, mientras la muchacha se ruborizaba, House dio la vuelta y se dispuso a salir.
Por el vitral, desde afuera, House trato de buscar a Wilson, y al hallarlo se concentró en su expresión impasible mientras leía un libro, lo único que alcanzaba a distinguir de este era el apellido BECKER con letras doradas, al fijarse nuevamente en el otro médico notó algo que no había visto, una sonrisa dibujada en su rostro. Sin proponérselo, él también sonreía - “Así que te llamas James Evan Wilson”- pensó House mientras caminaba por la calle rumbo a la estación.
Inmerso en la lectura, Wilson tuvo que volver en sí al momento de concluir el poema que leía, nuevamente se había retrasado, pero había valido la pena. Al salir de la librería, el crepúsculo pintaba de violetas y azules la nieve del suelo y como si del mismo poema se hablara, una parvada de golondrinas alzaron el vuelo desde un árbol cercano, anunciando así la pronta llegada de la primavera.
Con libro, maletín y sobre en mano, Wilson se dirigió a toda prisa a la estación. Al llegar al anden poca gente estaba esperando, al pensar que el otro tren también lo había dejado se resigno a esperar el siguiente. Muy cerca a él un hombre de cabello entre gris y rubio, con ojos azules y un abrigo oscuro esperaba el tren al igual que él, tenía una expresión distraída pintada en el rostro. Con algo de recelo, pero sin prestarle mayor atención, Wilson logro musitar un saludo. Mientras tanto House no conseguía siquiera iniciar algo que pudiera llamarse conversación.
Y como los trenes de la estación, el silencio iba y venía entre los dos. House estaba más que decidido a hablarle hoy ¿Qué por qué a él? Finalmente lo sabía: de tanta gente en esa aburrida convención no pudo hallar a nadie tan interesante como aquel hombre, un bonachón tan distinto a él, con una situación difícil, de la cuál seguramente, ni él mismo hubiera afrontado con tal estoicismo.
Esta vez en lugar de ocupar el asiento de siempre, ocuparía el que esta enfrente del que generalmente solía ocupar, esta vez no se conformaría con mirarle la cara de reojo o en un simple reflejo. Nuevamente comenzó a preparar la posible situación, cómo iniciaría la conversación, cómo lograría que se sincerara con él. Así que de algún modo tenía que lograr recuperar su confianza.
Otro día más, otro día gris y aburrido... al llegar a la estación donde Wilson solía abordar el tren, este no aparece. Simplemente no estaba allí, Greg se puso nervioso; quizá era posible que ya hubiera regresado, que pensara que este último día de la convención no valía la pena, que era más importante intentar recuperar a su esposa, o de pronto se había rendido y se había lanzado a una noche de juerga para ahogar sus penas… No, eso no era posible, quizás House fuera un imbécil al tratar a las personas, pero podía captar pequeños detalles que revelaban la actitud de estas, y por lo poco que sabía de Wilson todo lo anterior se volvía improbable.
El tiempo de espera en la estación estaba por terminarse, Greg se acercó a la puerta con la esperanza de que Wilson apareciera. Justo en el momento que el tren cerraba sus puertas el otro apareció en el andén, agitado y con el rostro encendido por la carrera, sin pensarlo House detuvo las puertas con su bastón, lo que dio tiempo para que subiera.
Todavía con la respiración agitada, Wilson se sienta e intenta relajarse, de inmediato House ocupa el asiento de al lado. James había pasado por alto la acción del extraño hombre y de darle las gracias. Tal vez los escenarios mentales son fáciles de imaginar, pero los hechos reales cuestan trabajo. Tras 5 minutos de silencio, Wilson saca su recién adquirido libro y empieza a leer. Para no quedarse en atrás, House toma una de sus revistas y finge leer, entonces así podría al menos sacar un tema de conversación; pero no podía evitar que su mirada fuera una y otra vez a su compañero de asiento, este, al verse insistentemente observado lanza un suspiro, un suspiro de aquellos de resignación al saber lo incomodo que será viajar con un tipo como ese al lado.
Nuevamente sus miradas se cruzan pero esta vez Wilson no la aparta, así que House cierra los ojos y al abrirlos los dirige hacia su revista. Algo en su compañero de viaje se le hacía familiar a James, pero él no era tan curioso como House, así que retomó su lectura. Cansado ya de ceder a su cobardía House comenzó la plática:
- Dr… Jam…es.. Wil…son - dijo con palabras entrecortadas.
- ¿Perdón? - contestó el otro al no entender bien la frase; House no lo creía, había hecho el tonto frente a él.
La frase “trágame tierra” le venía bien, pero lo hecho, hecho está, no había más que terminar la plática.
- Dr. James Wilson ¿No se llama así?
- ¿Le conozco de algún lado?
- Bien, pues, vaya… Igual soy doctor… Gregory House… - dijo, mientras le extendía la mano. No sabía explicarse la razón de su nerviosismo… ni siquiera sabía que más podía decir.
- Ah… ¿No me diga que también esta en la convención?
- Si, ya sabe… esos decanos y sus ideas… Bien pareciera que lo único que quieren es librarse de uno…
La plática transcurrió sin problemas… House había logrado su cometido, y Wilson no hallaba motivos para ser reservado con él. De hecho, conforme la conversación avanzaba parecía que llevaran años de conocerse. Y los temores de Greg se esfumaron, a menudo se interrumpían en su afán de hablar; eran como aquellas personas que no hablan con otras por largo tiempo y de pronto al hallarse con alguien dispuesto a escucharlos se desatan en un cálido torrente de palabras.
Ese día, el último de la convención, fue tan distinto. Ambos habían simpatizado mutuamente, durante las conferencias discutían datos y estadísticas y, cuando se presentaba la oportunidad, se daban el lujo de criticar a los decanos y demás doctores. Wilson parecía entender el humor sarcástico de House, incluso agregándole algunos detalles. Durante el almuerzo ambos se quejaron de lo que sus respectivos hospitales hacían mal y cada uno se reía de los errores que había cometido el otro.
Al finalizar el día, se pusieron de acuerdo para beber unos tragos. Habían visto un bar agradable y se dirigieron hacía allá; después de dos tragos, los temas triviales se agotaron Y Wilson llevó la plática a lo personal.
- Ese sobre que no dejo- mencionó - lo manda el abogado de mi esposa, son los papeles del divorcio.
- ¿Estuviste jugando sucio y temes que te quite la mitad de tu salario? - le contesta House, la familiaridad ya se había hecho presente.
- No… bueno, mas bien ambos, los dos nos jugamos sucio… yo la descubrí primero con otro y pensé que si le revelaba mi aventura, el perdón sería reciproco…
- Pero ella te mandó a la…
- Si, así de lejos me mandó
-Todo el mundo miente - agregó House - fuiste un idiota al confesarle.
Wilson agachó la mirada, las palabras de House, aunque fuertes, no dejaban de ser ciertas.
- ¿Tu igual mientes?
-Todo el mundo lo hace, sería muy egocéntrico de mi parte excluirme de esa afirmación - respondió después de terminarse su trago- Entre mas pronto firmes esos papeles, mas rápido te libraras de ella.
House se alejó de la barra, dejándole a Wilson la cuenta (quien diría que con el transcurrir de los años esa sería la constante) Finalmente ambos se dirigieron a la estación. El último tren que los llevaría a su destino recién llegaba. Solo ellos dos lo abordaron y en la siguiente estación los pocos pasajeros que aún permanecían en el tren, bajaron es la estación. Estaban solos.
Nuevamente el silencio se hizo presente, pero esta vez no fue por lo incomodo de la situación o por timidez, simplemente los temas de conversación se habían agotado por ese día.
Poco antes de llegar a la estación donde Wilson bajaba, este rompió el silencio.
- ¿Sabes, House? No te conocía hasta esta mañana, pero algo en ti me resultaba familiar
- Tal vez, notabas mi presencia en el tren y en la convención.
- Si… tal vez era eso o que no podía hacerme el desentendido ante tus miradas y en que dejabas una distancia prudente mientras me seguías - Wilson dibujo una sonrisa burlona en su rostro, mientras que House se quedó en silencio y agachó la mirada.
- Seguro fue eso - musitó finalmente.
- Cada mañana - continuó Wilson - quién sabe por qué razón, rechazaba el tren que me llevaba directo de mi hotel al centro de convenciones y esperaba este, que tomaba un trayecto más largo.
- ¿Y? - preguntó sarcásticamente House.
- Y... me ha hecho bien conocerte.
El tren se detuvo y Wilson bajó. Al continuar su recorrido House se quedó meditando, pensando en las palabras del que ahora ya podía considerar algo muy cercano a un amigo. La convención había terminado, era momento de partir.
A diferencia de los días anteriores, muy temprano se dirige a la estación de trenes, a lo lejos escucha la despedida del portero del hotel. Al llegar al andén, solo le queda esperar, quizá él aparezca; al poco tiempo la presencia de alguien junto a él lo hace volverse. Es James Wilson, con su maleta de viaje y su sonrisa de niño.
- Llegas tarde- le dice
- Esta vez no hay prisa - contesta Wilson- lo que me sorprende es que tú llegues puntual.
- Solo te dejaste llevar por un comentario que dije.
- Eso y el hecho que llegaras tarde todos los días de la convención.
El tren llega, ambos lo toman, esta vez el viaje será más largo, ambos se dirigen a Nueva Jersey, House había logrado convencerlo, sin mucho esfuerzo en realidad, que tenía mayores oportunidades de desarrollarse profesionalmente en el Princenton. Guardan el equipaje y se sientan juntos, Wilson junto a la ventana y House, por motivo de su pierna, junto al pasillo.
El camino es largo y poco a poco, el sueño se va apoderando de Greg que comienza dormitar, pronto su amigo también cae rendido y recarga su cabeza en el hombro de House.
Un sonido chirriante los despierta a ambos, en una curva para tomar el túnel el tren ha perdido sus luces. Wilson toma la mano de House en busca de apoyo, en total oscuridad, mientras que este busca a tientas el rostro de su amigo, al sentirlo nota como el otro lo recarga sobre su palma y siente caer una lagrima… El tiempo parece detenerse, hacía tanto que no daba una muestra de ternura que en un principio se siente confuso, sabía que James necesitaba de él en esos instantes, lo único que pudo hacer fue abrazarlo con fuerza, reclinando su cabeza sobre su pecho y dejando que sus largos dedos se enredaran entre sus suaves cabellos. Igualmente sabía que un beso sería inapropiado, una amistad duraría para siempre, una relación acabaría con todo, House lo sabía, Wilson lo sabía…
- House - dice Wilson al momento de soltarse
- ¿Si?
- Te quiero - finaliza.
House suspira como si se tratara del último soplo de su corazón y una sonrisa aparece en su cara justo en el mismo momento en que el tren sale del túnel y la luz del sol entra por la ventana.
- "Al fin llegaste, después de esperar por tanto tiempo, al fin llegaste" - piensa House mientras su mano se posa con delicadeza sobre la de James.

"Fue sin querer... es caprichoso el azar. No te busqué, ni me viniste a buscar. Tú estabas donde no tenías que estar; y yo pasé, pasé sin querer pasar. Y me viste y te vi entre la gente que iba y venía con prisa...Tanto tiempo esperándote..."



30 noviembre, 2009

Para ti, directo al corazón

La vida no es sendero suave, no, es un camino hecho de piedras y ásperos recodos, altas cuestas y duros descensos. Muchas veces vamos a caer, sí, infinidad de veces, pero en nosotros está la fuerza para levantarnos y seguir. No importa cuantos raspones y heridas nos hagamos en el camino para llegar a alcanzar nuestros sueños, lo importante es nunca dejar de tenerlos y hacerlos realidad.
Hace poco, exactamente el viernes recibí una noticia que me dejo un poco desorientada, triste e insegura... A menudo piensas que ciertas cosas están resueltas en tu vida y casi ni te preocupas por ello, pero resulta que hay una gran verdad: "nunca des nada por seguro", siempre ten una alternativa por si algo sale mal. Por un momento lloré, me desesperé, enmudecí y pensé lo injusta que era la vida conmigo, por qué me sucedía esto a mí, que era la que siempre había estado allí en las buenas y en las malas. En realidad me sentía bastante mal, y de pronto... aparece alguien y con su ternura me hizo olvidar el mal rato... entonces te das cuenta de que a menudo no le das el debido valor a las cosas, yo cuento a la distancia con gente maravillosa a la que puedo llamar MIS AMIGOS, y le doy gracias a la vida por ello. Está persona me recordó que las cosas bellas siempre están ahí, solo que en nuestro afán olvidamos que nunca esta todo perdido, que siempre hay una luz; bella, hermosa, que jamás se apaga. Pero no la busques fuera, búscala dentro de ti.




Empieza una temporada muy difícil para mi, en el camino muchas veces querré detenerme y no continuar, abandonarlo todo y echarme a llorar por los rincones lamentando mi suerte. Pero el tiempo de los lamentos es una página cerrada, soy yo quien labro mi futuro. Lo pasado, en el pasado queda, seguiré adelante porque ahora tengo metas, sueños que lograr y los tengo a ustedes, lo mejor que la vida me ha dado en mucho tiempo.

21 noviembre, 2009

Diario de un sueño II

Les ruego pongan la música antes de empezar a leer, es "El cóndor pasa", melodía mundialmente conocida y pertenece al compositor Daniel Alomías Robles.

Nos quedamos en el día 03 de noviembre rumbo a la ciudadela de Caral, Don César no esperaba puntual y tuvo la gentileza de esperarnos mientras merendamos algo antes de partir. El camino es un poco difícil, solo tierra asentada. Pero vale la pena el viaje, llegar a una de las primeras civilizaciones del mundo, con 5,000 años de antigüedad; dada a conocer gracias a la arqueóloga peruana Ruth Shady y declarada Patrimonio de la Humanidad en junio del 2009. Formada por nueve pirámides truncas, la guía nos contó que aún está en proceso de excavaciones se calcula que existan unas 32 más por descubrir. Se sabe que era una civilización que vivía a base del trueque con otros pueblos, pero todos pertenecían al mismo gobierno. No han hallado armas para luchar, más si para cazar. Tenían una economía mixta basada en la agricultura y la pesca.


Lugar donde se hacían las ofrendas en Caral

Bueno, todo estupendo, hasta que tuvimos que emprender el viaje de retorno a Lima, las 4 horas se convirtieron en casi 6... no sabía que yo padeciese de algún tipo de claustrofobia, pero por la hora había un congestionamiento horripilante y en verdad, era muy estresante. Dentro del bus estaban pasando una película que era toda violencia (muy oportuna para un viaje) y al asomarse por la ventanilla, oscuridad y autos... lo peor es no saber bien dónde estaba, no quería ni mirar a mis amigos, me imaginaba que como yo estarían con ganas de saltar por la ventana. La primera avenida que reconocí como céntrica nos bajamos, casi, casi me tire del bus; que sensación de alivio.
Y el bello Barranco de nuevo, nuestro lugarcito y nuestras charlas. Y a bajar las fotos que habíamos tomado de la ciudadela. Mañana sería un día maravilloso para ellos, viajarían a Macchu Picchu (eso ya le corresponde narrarlo a Julio César).

Viernes 06 de noviembre: Escapándome de nuevo del trabajo para recogerlos del Aereopuerto y de allí marcharnos a su nuevo alojamiento, está vez en Miraflores, este es otro de los distritos más bonitos de Lima. Pero eso sí, no tiene ese encanto de Barranco, es más concurrido y comercial. Nos dimos una vuelta con el Mirabus (un autobus de dos pisos, el segundo está libre para que las personas, sobretodo los turistas puedan apreciar mejor los lugares), te da un paseo de unos 30 minutos por los lugares más representativos de Miraflores, San Isidro y un atisbo de Barranco.

Mirabus

Siempre un Metro a la mano (no es propaganda), y a abastecernos de cosillas para comer y beber mientras seguíamos con nuestra charla en una improvisada "sala de estar" echa por César. Y a mí que cada vez me costaba más separarme de ellos porque sabía que ya pronto partirían.


Fuente en Plaza de Armas de Miraflores

Sábado 07 de Noviembre: Ahora veríamos al Gatito en su performance de nadador, debo decir que por está época las playas están desiertas, la temporada de verano empieza a inicios de enero y se prolonga hasta fines de marzo, incluso parte de abril. Pero allí estábamos César y yo dispuestos a darle el gusto a nuestro amigo de zambullirse en el mar. Las playas (si no tienes auto), son un poquitín difíciles de acceder, hay que bajar por una especie de camino muy inclinado y echar mano... pues, de las manos y asentar bien los pies de lo contrario podías tener un aterrizaje no muy agradable (este lado de las playas es de las denominadas "canto rodados", es decir, pura piedra, piedrita y demás).

Imaginense una bajadita por allí, entre el verdor... y luego cruzar la pista a lo loco.

Finalmente llegamos a un lugar adecuado, luego de darnos un remojón hasta las pantorrillas sin querer queriendo. Y allí estuvo nuestro Gatito jugueteando en el agua. Ambos son bastante sensibles al sol... no quiero ni imaginármelos en los meses en que alcanzamos los 30º C. Allí nos quedamos disfrutando de un sol que ya empieza a enseñorearse de los días y esperando a secarnos y que nuestros calcetines lo hicieran también, mientras observábamos al Gato sentado a la orilla dejando que las olas jugasen con él a su antojo, no sé, me daba ternura verlo, era como un niño. Ambos eran como mis niños, se me salía a raudales el instinto de madre que todas las mujeres llevamos dentro.
Luego a subir la empinada cuesta de nuevo y volver al alojamiento a desparramarnos literalmente por donde fuera. Una merienda ligera... y de nuevo a coger un bus, era el momento de empezar a comprar los recuerdos para la familia y amigos. Julio César comparte el mismo cariño que yo por los animales, así que estaba encantado con unas llamitas hechas de lana de alpaca... y el tiempo se pasaba pensando si esto sería bueno para mamá, papá o la amiga o amigo del trabajo. Al regresar me esperaba una bella sorpresa, me dieron unos obsequios de su patria hermosa y uno de mí querido Sergio, el retrato de la Mona Lisa ni más ni menos; todo un lujo tenerla en casa. Y mañana, mañana sería el día triste en que este sueño llegaría a su fin y tendría que verlos partir y con ellos esas pinceladas de color y alegría que le pusieron a mis días.

Domingo 08 de Noviembre: El vuelo salía a las 11:10 am. Así que a las 10:30 am. estaba con ellos para acompañarlos y despedirlos... pero oh Dios, el horario no se leyó bien, no era a las 11 sino a las 10... "volamos" hasta el aeropuerto, pero ni con todas las prisas se pudo alcanzar el vuelo. No quedaba sino pagar la penalidad y esperar el próximo que salía como a las 9:00 pm.
Me los llevé a casa, finalmente pudieron conocer a mi familia y mi verdadera "casita". Nos dio tiempo para que visitaran Plaza San Miguel, un centro comercial importante y muuuuyyy concurrido de la zona y por primera vez, comer comida "chatarra". Y ver una exposición de dibujos humorísticos sobre consciencia ecológica, con expositores de todas partes del mundo. De nuevo una morena, la última que beberíamos juntos y la conversación que nunca se nos terminaba. De vuelta a casa, a ver las fotos que tiene Julio César por centenares de los diferentes lugares que ha visitado. Un verdadero placer verlas. Y el tiempo que volaba, ya eran las ocho, ahora si era el adiós definitivo. Un taxi, con un taxista muy divertido, que justo había vivido un tiempo en Colombia... esas casualidades.
El sueño terminaba, un abrazo fuerte, un deseo de que vuelvan pronto, la puerta de cristal se cerró tras ellos. Me quede unos instantes observando de que todo estuviera correcto, cuando los vi salir tranquilos rumbo al segundo piso, sabía que todo iba bien. La noche era fría, me arrebuje en mi abrigo y me di la vuelta. La realidad caminaba de nuevo a mi lado con su andar lento y desdibujado.

"Que aquello que ha nacido libre viva por siempre en libertad"






Gracias a:

Martín Palma, Janiffer Juárez y José Ramos, mis jefes, que me brindaron esos 2 días de licencia.
Patty Otoya, que me oriento e hizo los contactos para todo lo relacionado a Caral.
Mauro Saona, mi tío, que también se encargo de contactar a alguien que los ayudara en Cusco.
Willy Saona, mi hermano, que gentilmente me cedio su cámara fotográfica.
Alex y Jonathan, mis sobrinos por elección, quienes se encargaron de la casa y los animalitos en los días que no podía hacerlo.
Patty Panizo, por su cariñosa comprensión para escucharme todo el rollo cuando volvía de nuestros paseos.
María Esther, quién como arquitecta me dio algunos consejos de dónde llevarlos (lástima que el tiempo quedara tan corto)

Gracias a todos ellos por su ayuda, que difícil hubiera sido todo sin su comprensión, sus consejos, su apoyo... en fin, GRACIAS.

17 noviembre, 2009

Balada para un sueño


La semana empieza y con ella mis ansias han de dormir hasta que llegue su muerte y empiece mi vida. Deshojar los días hundido en el trabajo para distraer las horas y no pensar tanto en ti. Felizmente la sabiduría me acompaño cuando decidí mi carrera, amo mi trabajo de lo contrario todo sería en vano; que tristeza el tener que hacer algo para sobrevivir, pero sin pasión, sin alma, sin corazón. Si no tuviera esto sería aún más difícil el soportar los días en que no te tengo a mi lado... Pero están esos momentos en que el corazón se me alegra cuando escucho tu voz del otro lado del auricular y hablamos y hablamos como si el tiempo no nos fuera a alcanzar... en verdad nunca es suficiente.
Pero finalmente llega el sábado, oh, cuantos motivos tengo para esperarte Sábado mío, me llenas la vida, todos los relojes suenan al albear; la sonrisa se me prende en los labios y no me abandona más. Sábado mío, siempre eres pretexto para escribir un poema; parece que la naturaleza entera sale a saludarme, es como si contigo se fueran todas las tristezas y siempre fuera primavera. Y esta mi sed de tenerlo entre mis brazos no supiera ya de esperas.
Amado mío verás crecer la vida con mis manos cuando alcance ese sueño que yo abrigo desde hace mucho, ese sueño que ya conoces y compartes y el tiempo sea un eterno sábado enamorado.
Las horas vuelan como pompas de jabón cuando estallan multicolores al tocarlas; los paseos, las charlas, las caricias disimuladas y las ansias que nos devoran por volar al lecho que nos espera. Suave y fragante, tibio y eterno.
Disfrutamos tanto, tanto cada segundo cada hora; y gozo tanto, tanto cada parte de tu cuerpo y los guardo en mis rincones todos, para que así me duela algo menos cuando partas, porque aquí te me quedas de algún modo.
El día va muriendo y nace un domingo, un domingo que conforme avanza me va dejando un sabor amargo en la garganta. No hablas mucho, pero tus manos y tus labios tienen un lenguaje propio que viertes con transparente tinta sobre mi piel. Tu amor no es de palabras está hecho de dulces detalles, de ternura pura.
Te veo en la ventana, ni siquiera te he sentido levantarte, te desperezas suave, sigiloso. No te muevas, quiero conservar este instante así, tú junto a la ventana como a contraluz, yo echado en el lecho, queriendo mirar los ojos profundos del sol detrás de tu cuerpo denudo, desnudo y feliz, ya es el día en que debes marcharte. No te muevas, si puede estar quieta la felicidad, si puede volverse de piedra el amor; convierte en estatuas los días y el mar... y yo me conforme porque vas a partir. No te muevas, y dime si hay tiempo para dormir, en unas horas me esperan los días que quiero olvidar. Vuelve a mis brazos a este reclamo de amor que despierta de nuevo, te retengo fuerte y como un niño invento mil tretas para retrasar tu partida... Pero debo dejarte ir, pintarme una sonrisa en los labios, unas ganas de reír que ya no siento, y pongo nuestra canción favorita, nuestras horas de amor, casi divinas, es mejor despedirlas con un canto.
Y aquí me quedo enredado entre las sábanas, sintiendo aún tu calor, tú aroma. Aún me arden tus últimas caricias en la piel, la humedad de tus besos en mis labios. Tu aroma llena está soledad que amenaza con abrazarme, más yo la aparto de mi lado, porque en la cama tu silueta aún está grabada llenando el espacio en que no estas. Cierro los ojos y pienso amor mío, eres la mano que quiero siempre entrelazada a la mía.
Ha de llegar el día en que no haya más separaciones, y el tiempo sea un eterno sábado enamorado.






Gracias a Silvio, por sus palabras, por sus canciones.

14 noviembre, 2009

Diario de un sueño

"Se me ha dormido un sueño en el café, vencido por una promesa de pronto volver". Retornaré a las calles de Barranco, que ahora tienen otro sonido, otro aire y volveré a revivir las noches y los días deshojando ideas, sueños y recuerdos en un tranquilo parque, frente al mar o en un pintoresco restaurante. Quiero echar la vista atrás y volver a pasear por los lugares que recorrimos juntos.

Domingo, 01 de noviembre: Luego de que Patty me recogiera de casa, la amiga que me acompañaría a recogerlos del aeropuerto, iba alegre y nerviosa, finalmente el gran momento se acercaba. Llegamos cuando ya estaban en el área de llegada de vuelos internacionales. Una mirada de reconocimiento, un abrazo, unas sonrisas, no hacía falta más. Y arriba el sol brillando como no hacía en mucho tiempo y de allí a Barranco donde estaba el alojamiento que habían reservado, un sitio agradable (una semana antes lo había ido a visitar para ubicarme y reconocer el lugar). Este fue el inicio de una de las aventuras más felices de mi vida. Dejaron su equipaje y marchamos a conocer los lugares más representativos de Barranco. Teníamos hambre, pero aún era temprano y no habían muchos restaurantes abiertos, así que un paseo nos venía bien; por suerte nos topamos con una feria de comida y dulces criollos... su primer contacto con nuestra comida típica, "un suspiro a la limeña". Luego el descenso a la "Bajada a los baños ", otrora a principios del siglo XX un centro de diversión para la crema y nata limeña. Nuestro gato disfruta mucho del agua y ya ansiaba zambullirse en nuestro tranquilo mar, pero lo pospusimos para más adelante. Conocieron "La Ermita", antigua capilla de pescadores y viajeros.

La Ermita

Bajada a los baños

Paseamos por "El puente de los suspiros", construido en 1876 e inaugurado el 14 de febrero, déjenme citarles unos versos que le dedico Chabuca Granda:
"Puentecito dormido
y entre murmullo de la querencia,
abrazado a recuerdos,
barrancos y escalinatas.
Puente de los suspiros
vengo a que guardes
en tu grato silencio
mis confidencias.
Es mi puente un poeta que me espera
con su quieta madera cada tarde
y suspira y suspiro
me recibe y me deja
solo sobre su herida su quebrada"
y este desemboca en el pasaje que lleva el nombre de la autora, nacida en este distrito.

Después de unas horas todo empezaba a cobrar vida, las tiendas perezosas por las jaranas de la noche anterior (día de la canción criolla) recién empezaban a abrir sus puertas. Y nosotros a conseguir un lugarcito tranquilo para saborear el ceviche y la tan promocionada cerveza cuzqueña y el pisco sour, creo que no quedaron defraudados.
Luego tomamos un taxi para llegar a tiempo y visitar la Huaca Pucllana, ubicada en pleno centro de Miraflores. Debo decir que es una de las mejor conservadas de las que se levantaron a lo largo de la costa limeña. Las huacas eran centros religiosos de las primeras culturas surgidas en la zona y también lugares donde se depositaban ofrendas. El paseo fue bastante instructivo. Luego coger un bus para llegar hasta Larcomar, (Julio César había visto las hermosas torres que son el distintivo del lugar y quería visitarlo) es un centro comercial orientado casi exclusivamente para el turismo, con una preciosa vista al mar repleto de bonitas y elegantes tiendas. Y la charla seguía, como siempre acompañados de nuestra cerveza morena. Saben, comprendí que el hogar no son cuatro paredes, el hogar está donde te sientes a gusto, querido, y puedes pasarte horas de horas charlando y el tiempo es lo que menos importa.

Huaca Pucllana y perritos peruanos sin pelo

Larcomar, al fondo se ve una de las torres de las que les hablaba

De vuelta a Barranco, es estupenda la capacidad de orientación de Julio César, creo que el termino guiándonos a todos, porque yo soy super desorientada. Teníamos todo a la mano; farmacias, locutorios, restaurantes, casas de cambio y Metro (supermercado) que se convirtió en nuestro centro de abastecimiento para todo lo que hiciera falta. Más charlas amenas y a casa... Esta rosa siempre llegaba como la cenicienta, antes de dar las doce campanadas.

Lunes 02 de Noviembre: Julio César tenía una entrevista con los representantes de la Facultad de Educación de La Pontificia Universidad Católica de Lima; así que los planes se retrasaron hasta las 2:00 pm. Nuestro destino era ahora el Centro histórico de Lima. Palacio de Gobierno, a secas, aquí no tiene ninguna denominación en especial. La Plaza Mayor y su hermosa fuente central y claro tenían que conocer la Basílica de la Catedral de Lima y todos los tesoros que guarda; valiosas pinturas, tallados preciosos en madera, galerías con exposiciones especiales. Y luego me los lleve a la Iglesia de San Francisco, cuyo principal atractivo son las denominadas catacumbas (espacios subterráneos donde se enterraban a los sacerdotes de la orden de los franciscanos) actualmente apenas si son 30 los que continúan al servicio de esta orden. Hay galerías muy bellas, pero por desgracia están expuestas a la humedad y muchos de los artesonados de madera de cedro han sucumbido al paso del tiempo, los elementos y una inadecuada conservación.

Plaza Mayor, al fondo Palacio de Gobierno

Frontis de la Basílica Catedral de Lima

Iglesia de San Francisco

Luego nos fuimos a dar un mini recorrido por el Jr. de la Unión, otro conglomerado comercial y de nuevo a nuestro Barranco. Conversaciones acompañadas con nuestra "morena", los mentolados y la noche fría, pero para mis amigos que vienen de un clima menos benigno, era perfectamente soportable. Las noches son nubladas por esta temporada y en vano buscábamos estrellas en el cielo, apenas si hallamos una, tímida y solitaria titilando sobre el oscuro manto; me imagino que el cielo de Bogota ha de ser muy bello por las noches. Tendrían que ver nuestro cielo en los meses de verano, completamente estrellado.
Le habíamos tomado gusto a un Café acondicionado dentro de un vagón antiguo, este se convirtió en nuestro lugarcito para una merienda ligera o un tinto (café fuerte sin azúcar). Y de nuevo a casa rayando las doce. Ya me sentía una especie de Sherezade, solo que era yo la que se entusiamaba con las conversaciones de Julio César y era una lástima interrumpirlas antes del nuevo día.

Martes 03 de Noviembre: 6:20 am. destino, la Ciudadela de Caral, teníamos que coger el bus de las 7:00 que nos llevaría a Barranca, allí nos esperaría Don César para llevarnos al mismo Caral (que está como a una hora de la Plaza de Armas de Barranca)... llegamos a la terminal con las justas, ya partía el bus de esa hora y no podíamos retrasarnos. Luego serían cuatro horas de viaje hasta llegar a Barranca, durante el viaje no hay mucho que ver, una vez se sale de Lima ciudad, el resto es solo desierto y más desierto. Formaciones rocosas o de arena erosionados por el viento y del otro lado el mar; esta es una extensión que forma parte de la Carretera Panamerica denominada "Pasamayo" y de trecho en trecho algun poblado. Como ven en la foto, durante el viaje de retorno el auto va pegadito al precipicio... "de pelos" como diría Bart.

Desierto

Pasamayo, pegadito al abismo como les dije

Continuara...


Les pongo fotos de internet como referencia, el turuleco (así le digo de cariño) de mi hermano reside en Huaral y no tiene cuando enviármelas, pero les prometo que en cuanto me las envíe, haré una galería exclusiva de ellas.

11 noviembre, 2009

Nostalgias

Pronto les estaré contando sobre los maravillosos días que pasé junto a mis queridos amigos colombianos. La cosa se me ha puesto color hormiguita, pero este sábado publicaré nuestras aventuras. Y es que mi hermano no tiene cuando enviarme las fotos... y como la cámara era suya. Otra cosa en mi lista de pendientes URGENTES, comprarme una.

Llegando al trabajo con todo el entusiasmo del mundo. ¡Vivan los balances, cotizaciones, estados financieros y demás yupiiii!

En el trabajo, con una organización envidiable.

Saliendo del trabajo, fresca como una lechuga rumbo a las clases.

25 octubre, 2009

Bienvenida Colombia


Mi Perú los espera con los brazos abiertos y deseo que su estancia en este sea la experiencia más maravillosa de sus vidas.

Este primero de noviembre mi César de Colombia y su Gato estarán pisando tierra peruana, y aquí estaré para espararles con los brazos abiertos y mostrarles parte de todo lo hermoso que existe, desde nuestra Básilica de la Catedral hasta la Huaca Pucllana y las Ruinas de Caral; y hacerles degustar desde nuestro famoso pisco sour hasta nuestro delicioso ceviche... ah, y lo olvidaba la premiada cerveza Cuzqueña.
Ojalá los pudiera tener a todos ustedes, mis queridos amigos, algunas vez en el Perú, porque mi país lo tiene todo y yo los tengo a todos en mi corazón.



22 octubre, 2009

Me voy al Princenton Plainsboro


Mis queridos amigos me he decidido a abrir un blog nuevo, exclusivamente para noticias, fotos, y por supuesto relatos de mi muy apreciado Dr. House. Claro que también pondré noticias sobre el actor que tan magistralmente interpreta al malhumorado médico, es decir Hugh Laurie.
Es un anhelo que venia posponiendo de hace mucho, ahora lo he hecho finalmente realidad.
He trasladado las 19 entradas de house que tenía en este blog, como una primera entrada (en bloque).

Aquí les dejo el enlace, para cuando deseen darse una vuelta por allí. En ambas casitas son y serán siempre bienvenidos.

19 octubre, 2009

Marisa


Allá muy alto sobre las montañas donde solo llegan los valientes, vive una princesa sabia. Dolor y perseverancia solo pueden llevarte a esas alturas. No has de temer a las caidas, ni a los desgarrones en manos y rodillas, sino es mejor que des la vuelta y desistas de llegar a la cima. Has de llevar la mirada siempre al frente, nunca hacía abajo tus ojos fijar. Sube confiado, a nada temas, arriba solo belleza y deleite hallarás.

Verás a la dama de largos cabellos oscuros pasear, vagar silenciosa por los parajes más bellos; árboles altos plagados de mil frutos, hierba frondosa y perfumada, arriba un cielo puro. Aqui todo es armonía, la muerte no conoce estos suelos. Pájaros de plumajes exóticos y volar delicado pueblan el cielo. En paz viven corderos y leones.
Si consejo vienes a pedir a la sabia dama, solo una cosa te pide, llevar el corazón limpio de dudas y mentiras. Solo las preguntas del alma tienen respuesta, no vengas pués a preguntar sobre bienes materiales, ni de riquezas, pues ella te volverá la espalda y seguira su camino.
Su paso es tan suave que pareciera flotar sobre la suave hierba. Cierra los ojos y deja tus recuerdos por tu mente pasear, alguna vez anduvó entre nosotros y su sabiduría nos dejo... más otras misiones la llamarón y un día partió.

Pero sabes, las cosas bellas jamás se marchan, su huella se queda indeleble, en las mentes... en el corazón. Ella bien lo entiende, querida Pon.


08 octubre, 2009

Libres


Ninguno de los guionistas de la serie a la que le damos vida, se atreverá a escribir nuestros verdaderos sentimientos; pese a todo lo liberales que se muestran los estadounidenses (su objetivo), no escribirán una sola línea sobre relación alguna que vaya más allá de lo estrictamente amistoso entre nosotros. Imagínate que apostarán a la ruleta su serie ganadora. ¡No!
Qué ocurría si dieran ese salto, ¿ganarían un público y perderían otro?, no lo sé. Solo sé que tú y yo tenemos en cierta forma "vida", y cuando no estén frente a sus ordenadores rebanándose los sesos para ver cómo me hacen más desgraciado en cada capítulo, nosotros podemos esfumarnos. Abandonar las hojas y hacer lo que queramos... podemos, ¿verdad Wilson?, porque sé que tú también lo quieres.
He visto tanto escrito por ahí sobre nosotros; desde las cosas más racionales y dulzonas, como te gustarían a ti; hasta las más hot, que son bastante hot, incluso para mí. Nos ponen en cada situación, ejem... creo que me estoy sonrojando, ¿yo?, bueno sí, ¿y qué?
Encima tengo que aguantar está cojera de marras, porque como ya te dije; además de antipático, cínico, malhablado y drogadicto , me tenían que hacer cojo... y aquí entre nosotros, está cojera me tiene realmente fastidiado. Me duele la pierna, la espalda, el brazo, el hombro... en fin, casi todo. Y no me vengas con que mis dolores son un reflejo de mis sentimientos de culpa, porque en verdad Jimmy, que te pongo al límite como solo yo sé hacerlo; y tú sabes bien a qué me refiero. A ver cómo te las arreglas pagando los vidrios que destroces en el hospital.
Pero a ti si te la pusieron fácil; siempre bien afeitado, impecable, con zapatos de marca. Derramando comprensión, ternura y consuelo a todas las damiselas que se te crucen por delante. El sensible y guapo médico que todos adoran. No tienes que cojear, solo pasear tu lindo trasero en tu batita, por supuesto, impecable también, por todo el set de grabación.
Yo siempre tengo que andar con aspecto de vagabundo, un día antes me dedicó a dormir sobre mis camisas, para que alcancen el punto exacto de arrugamiento (¿existe está palabra? ¡Al diablo si no!). Llevar esta barba que me escuece el rostro y el cuello, no has notado que siempre ando medio irritado debajo de la barbilla. Y esas pastillitas que tengo que tomar por lo menos seis o diez veces por capítulo; dicen que están hechas de lactosa, que no hacen daño, espero que así sea... ¡que, que no me las tenía que tragar!
Bueno, a lo nuestro, leyendo por ahí la infinidad de foros que se desviven opinando con quién enredarme... ¿has oído lo de los Huddy, Hameron y Hilson? a ver cuál de los términos más extravagante. Bueno, estos últimos, los "Hilson" (no es necesario que te explique que es una fusión de nuestros nombres), nos quieren ver juntos y es un buen porcentaje.
Tendríamos que estar borrachos para "liberarnos", ¿recuerdas esas líneas de Trece?, esas en que decía que el alcohol no te cambia sino simplemente muestra cómo eres realmente.
La serie nunca aclaro por qué estaba yo bebiendo solo a las cinco de la tarde; ese terrible día que termino con el accidente del ómnibus y la posterior muerte de Amber, tú Amber. Era por ti, era porque ya sabía que está vez irremediablemente te iba a perder. Contra ella no podía luchar, era lo que necesitabas y bien sabía que está vez no iba a ser una más de la lista de las señoras Wilson, esta vez sería la definitiva. Y por más pactos absurdos que hiciera para pelear por tu "tenencia", como si te tratarás de nuestro hijo, te alejarías de mí, y esa idea era demasiado amarga para digerirla.
Ponme ante el caso médico más intrincado que de seguro lo resolveré. O a estudiar a los demás, fijarme en esos pequeños detalles en los que nadie repara y descifraré rápidamente sus personalidades, sus mentiras. Así me concibió Shore, un Sherlock Holmes que persigue enfermedades en vez de criminales. Pero él y su equipo fallaron en algo, me imposibilitaron descifrarme a mi mismo, me negaron poder expresar lo que siento. Bebía porque soy un cobarde, y me dolía ver como lentamente nuestra unión se iría pique y tu ausencia iba a ser el último paso a mi autodestrucción.
Pero ahora estamos libres, todos se han marchado; las luces del set se han apagado. Hasta mañana muy temprano estaremos solos.
¿Quieres arriesgarte conmigo, apostar el futuro a la ruleta? Wilson, nunca es tarde, creo yo para empezar. El mundo aun está en su lugar, y si revienta quiero estar a tú lado... ¿lo quieres tú? Todo alrededor nuestro esta a oscuras y en silencio, aún vestidos con las ropas de la última escena. No sabes que difícil es hablar de esto para mí; los sentimientos no siempre calzan con el orgullo, que error Jimmy, que error. Ya estuve a punto de perderte tantas veces, pero está vez no, y si te marchas te juro que te volveré a encontrar. No dices nada, agachas la cabeza, lo sabía, no sientes lo mismo que yo.
- No necesito ningún trago - me dices y yo te miro extrañado - No necesito estar bebido para saber lo que siento por ti, pero si tú estabas asustado, yo estaba aterrado, te han hecho tan complicado. Vas al contrario de todo el mundo; lo normal es buscar la felicidad, pero tú no, buscas ser el más desgraciado a toda costa. No sé si el amor de Cameron podía ayudarte, pero ni siquiera lo intentaste; rechazaste a Stacy a quien amabas, porque a ella sí la amabas; huyes de cualquier compromiso con Cuddy. Pero algo sí que haces bien, buscar destruirte; si no es drogándote, con la motocicleta, con los enchufes, con inducirte al coma, lo que sea... ¿por qué te castigas así?, ¿qué es lo que no te perdonas? A veces pienso que hay mucho más de lo que me has contado, no solo es lo que tu padre te hizo... ¿qué es tan terrible que no quieres ni siquiera pronunciarlo?
-
Nada, no tengo nada que confesar San Wilson.
- ¡Mientes!
¿Acaso crees que no lo e intuido ya?, solo deseo que seas tú mismo quien me lo diga.
-
Ya te dije que no hay nada.
- Ni siquiera eres consiente de lo que dices, ¿estas escuchándote?, me estas casi confesando que... que... y dices que todo está normal.
- Eres importante para mí.
-
Y eso qué significa, en qué sentido soy importante. ¿Porque soy tu conciencia, tu freno, tu compañero para unos tragos?, ¿porque me gustan los MonsterTruck, quizá?
-
No seas idiota, sabes que es más que todo eso.
-
Pues dilo, quiero escucharte decirlo. Qué te asusta, ¿admitir que eres como Trece de la tanto te burlas?, que no todas tus aventuras han sido con mujeres y que usas la mordacidad cuando te refieres a ello porque disfraza muy bien tus verdaderos deseos. Eso puede funcionar para todos, pero no para mí House, a mí no me engañas.
Me arrepiento de haber empezado con esto, pero ya es demasiado tarde para detenerme. Ya lo sabe, ¿desde cuándo lo sabe?, ¿cómo ha podido ocultármelo? ¡A mi!
- ¿Hace cuánto que lo descubriste?
-
¿Eso es lo único que te importa saber? Desde que nos conocimos en esa Convención Médica. Querías conocerme y la única manera de hacerlo; claro, no puedes dejar de ser quien eres, fue provocándome hasta armar aquel alboroto en el bar. Pagaste mi fianza y ya tenías un motivo para entablar una amistad... pero nunca fuiste más allá, ¿por qué?
-
¿Te tiras a una piscina sin saber si está llena?, bueno tú lo haces cada vez que puedes, así que debes ser todo un experto en caídas; pero resulta que yo no, y me duelen mucho... demasiado.
-
Por dios House, han pasado más de diez años; ¿y es que ese intelecto superior no te sirve más que para descifrar enigmas médicos? Quién pasaría voluntariamente más de una hora a tu lado, o aguantaría todas tus locuras, o estaría allí para servirte de conciencia o de pegamento para cuando te desarmas.
-
¿Entonces tú también...?
- ¡Demonios!, dilo, dilo de una buena vez, es que tanto te asusta esa palabra.
- Esa palabra ya me trajo mucho dolor.
- ¡Yo no soy Stacy! No dices que nunca es tarde para empezar,
Greg es ahora, tal vez no haya otra oportunidad. Un día el público se cansará de nosotros como siempre sucede, cancelaran la serie y ambos pasaremos al olvido. Pero mientras existamos no quiero pasarlo guardándome esto.
-
Jimmy, yo te amo.
-
Y yo a ti, desde que te veía poner una y otra vez aquella bendita canción y luego fijar tus ojos azules desafiantes en mí, para probar hasta dónde daba mi paciencia.
-
Pero tú también guardaste silencio todo este tiempo.
-
Yo siempre he salido solo con mujeres y no podía explicarme está extraña atracción por ti, me asustaba. Por eso iba de relación en relación negando lo que sentía, tratando de reafirmar mi hombría y todo mis intentos se estrellaban contra ti... hasta que llegó Amber, eras tú en versión femenina; manipuladora, egocéntrica, capaz de cualquier cosa para lograr sus fines. Ella no era "una necesitada", más bien ella cuidaba de mí. A ella podía darle todo lo que ansiaba darte a ti, sin miedo, sin prejuicios... creo que te amaba a través de Amber.
Me asusta pedirle lo que lo voy a pedir, pero sus ojos brillan extrañamente y su respiración está ligeramente agitada, sus mejillas están encendidas y sus labios muy rojos. No está vez no me va a doler, creo que hay suficiente agua en la piscina, hasta desbordarse y convertirse en un inmenso mar
.


- ¿Te quedas conmigo está noche?
- Siempre he estado contigo, solo siénteme y ya no hables más.

06 octubre, 2009

Adios, mi negra del alma

Hoy Argentina está de luto, acompañada por su pueblo al que siempre canto, hoy la música esta de duelo por ti, mi Mercedes.
Te conocí de adolescente y me quede prendada de tu voz poderosa y dulce, de tu sencillez, de tu compromiso por difundir y valorar el arte popular. De la fuerza con que defendiste tus valores y luchaste por ellos, nadie pudo nunca callar tu voz.

"La única noche que estuve presa fue después de un recital tuyo en La Plata, en el viejo Almacén San José. Te habías entusiasmado y cantado canciones no permitidas, habías abierto las ventanas para que escuchen los que no podían pagar. Estábamos todos eufóricos. Pero llegaron ellos con sus armas, haciendo por fin visible lo que sabíamos que pasaba. Nosotras en fila en el patio, apuntadas, aterradas; vos, tal vez con tu propio miedo, en una oficina donde te hacían escuchar los temas que cantaste, mostrándote tu desobediencia. A las seis de la mañana, consideraron que ya nos habían dado la lección y salimos al sol. ¿Sabes qué? Valió la pena"

Esto lo escribe una de las personas que la acompaño durante aquel recital, después del golpe de estado del 76, ella siguió cantando pese a la represión y a que sus discos fueran prohíbidos. Luego marcharía en 1979 al exilio entre París y Madrid, no volvería hasta 1982.
Ya el canto de "la negra", nacida en San Miguel de Tucumán un 09 de julio de 1935; era reconocida mundialmente.



Romperá la tarde mi voz
Hasta el eco de ayer.
quedándome solo al final,
Muerto de sed, harto de andar.
Pero sigo creciendo en el sol,
Vivo.

Era el tiempo viejo la flor,
La madera frutal.
Luego el hacha se puso a golpear,
Verse caer, sólo rodar.
Pero el árbol reverdecerá
Nuevo.

Al quemarse en el cielo la luz del día
Me voy.
Con el cuero asombrado me iré,
Ronco al gritar que volveré
Repartido en el aire a cantar,
Siempre.

Mi razón no pide piedad,
Se dispone a partir.
No me asusta la muerte ritual,
Sólo dormir, verme borrar.
Una historia me recordará
Vivo.

Veo el campo, el fruto, la miel
Y estas ganas de amar.
No me puede el olvido vencer,
Hoy como ayer, siempre llegar.
En el hijo se puede volver
Nuevo.

Letra: Hamlet Lima Quintana
Música: Ambros- Rosales

05 octubre, 2009

La milla verde

Siempre tendré que agradecer a la vida el haberme permitido conocer personas como ustedes; de todos he aprendido algo, no hay una sola persona que haya pasado por está casa y que no dejará impregnado su alegría, su sabiduría, su ternura, su paciencia, su compromiso, en fin tantas virtudes... que me sería corto el espacio y el tiempo para enumerarlas.

Pero hoy quiero agradecer a dos personas en particular a Fer que me permitió conocer a House y zambullirme en su mundo (creo que ni él mismo sabía las implicaciones que tendría al recomendarme una serie) y a Dalia que me permitió conocer a Stephen King, una especie de Poe de nuestros tiempos. He devorado dos de sus libros en menos de dos semanas ("Misery" y "La milla verde") y no he podido leer más por falta de tiempo y de eso que tanto nos cuesta obtener dinero. Hacía mucho... desde "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón, cuya lectura también se la debo a un buen amigo, José; que un libro no me atrapaba de está manera.

No había visto la película protagonizada por Tom Hanks, que aquí se le dio el título de "Milagros inesperados" ¿? no sé quienes crean (porque están lejos de ser una traducción) los títulos para el público de habla hispana... pero la mayoría de veces lo hacen fatal. Así que no me estuve de forma alguna influenciada por ella.

Esta vez King, nos sumerge en otro tipo de miedo y de horror. Nos muestra todo lo que de noble y mezquino posee un ser humano. Me recuerda mucho a "Matar a un ruiseñor" de Harper Lee, íntima amiga de Truman Capote. En ambas aparecen temas que por desgracia, nunca perderán vigencia: el racismo, la injusticia, y la ruindad que puede albergar el corazón del hombre.
La historia es narrada por Paul Edgecombe, jefe del bloque E de la penintenciaría del estado en Cold Mountain. Es el pabellón de los condenados a muerte, los hechos suceden en 1932, en aquella época era la silla eléctrica el medio utilizado para terminar con la vida de los condenados, entre ellos la conocían como "la Freidora".
"El amplio pasillo central del bloque E tenía un suelo de linóleo del color de las limas viejas, por eso lo que en otras prisiones se llamaba la Última Milla, en Cold Mountain se había bautizado como la Milla Verde", el pasillo terminaba en una T si se iba a la izquierda significaba la vida, doblar a la derecha... la muerte.
A través de la historia desfilan ante nuestros ojos personajes detestables, como Percy Wetmore (uno de los subalternos de Paul, un hombre cruel y cobarde que solo está en ese puesto debido a las influencias con las que cuenta) y William Wharton (un joven de apenas veinte años, pero incapaz de sentir piedad, "al tipo no le importa nada"); pero también están sus amigos, (en realidad, son también subalternos de Edgecombe, pero sus acciones los elevan a otro nivel) son los que están siempre a su lado y que sabe que cuenta con ellos para lo que sea necesario: Harry Terwilliger, Dean Stanton y Brutus Howell. Y los que están en medio, los que saben que se está cometiendo una injusticia y callan, el periodista Burt Hammersmith y el alcaide de la prisión Hal Moores; cada uno por sus motivos personales: racismo y comodidad. Eduard Delacroix, y su ratón amaestrado "Cascabel" (que pone por instantes esa nota de ternura y humor que nos permite un respiro), Delacroix a pesar de su horrendo crimen (había violado y asesinado a una joven y en su desesperación por deshacerse del cadáver, había intentado quemarlo, pero el fuego se extendió por el edificio y murieron seis personas más, entre ellos dos niños) llega a conmovernos y a sentir compasión por este. El horror de su muerte lo redime. Nos preguntamos ¿qué extraños procesos químicos gobiernan el cerebro humano?; cómo el mismo hombre que es capaz de cuidar y preocuparse tanto de un animalito pueda ser capaz de asesinar.
Y elevándose por encima de todos, como un enviado de Dios, como un ángel sin alas, con la misma simpleza de espíritu de un niño esta John Coffey ("si señor, suena parecido a café, pero no se escribe igual") .
Paul dice sobre el: "Lo que más me inquietaba eran sus ojos, pues reflejaban una especie de tranquila ausencia, como si estuviese flotando muy, muy lejos de nosotros".
Coffey "esta para ayudar" como él dice, para tragarse el sufrimiento de los demás, pero también para impartir justicia; cada quien recoge su cosecha.
Su pasividad, su disposición a servir; hacen que Harry, Brutus y Dean simpaticen con él. Luego de la ejecución de John, ninguno se queda el Cold Mountain, incluyendo a Edgecombe. Lo que ellos vieron, el poder sobrehumano de Coffey los marcará a todos para siempre.
Las últimas páginas son difíciles de leer... dolorosas. La bondad existe, como existe el mal y por desgracia eso nada podrá cambiarlo.

"Estoy cansado de ver como las personas son malas unas con otras. Estoy cansado de las veces en que intenté ayudar y no lo conseguí. Estoy cansado de la oscuridad, pero sobre todo, del dolor"

30 septiembre, 2009

Al fin llegaste Hugh


Luego de muchos, muchos meses de haber escrito a los Estudios de la Universal donde se graba la serie, con el apoyo de mi Dalia en la cuestión del idioma, solicite una foto autografiada de Laurie. Y cuando ya no tenía ni la más remota esperanza de que mi petición alguna vez tuviera resultado... ¡zas!, que llego a casa y encuentro un sobre y ¡Oh sorpresa!, era la foto de Hugh, sí, sí, ya sé que es una de tantas que debe repartir como figuritas, pero para mí es importante.

Mañana empieza la sexta temporada de House, con un especial de dos horas, por supuesto ya he visto algunos avances y todo está centrado en su estancia en el el Hospital Psiquíatrico de Mayfield, está superinteresante y como dicen en la promoción de uno de los espacios de la FOX, en esos 120 minutos: "No estoy para nadie".

La foto no está muy nítida, pero en vivo esta linda.

Gracias Hugh, aunque no tengas la más remota idea de quién soy. Para muchos alguien medio chiflada, pero que bien se siente dejar de ser tan racional y volver a los diecisiete como dice mi bella Violeta Parra.

21 septiembre, 2009

Emmy, esquivo Emmy


Los Premios Emmy son galardones que se entregan anualmente como premio a la excelencia en la industria de la televisión estadounidense. Tres organizaciones separadas pero relacionadas presentan los Premios Emmy: La Academia de artes y Ciencias de la televisión (Academy of Television Arts & Sciences) honra a la televisión, mientras las otras dos a los deportes y a las producciones extranjeras.
El nombre Emmy tuvo sus orígenes en el término Immy, que se usó en los primeros tiempos de la televisión para identificar el tubo de registro de imágenes de las cámaras. Las iniciales de la palabra "imagen" en diminutivo, Immy, se transformaron en el nombre Emmy, de carácter más femenino. La estatuilla, que representa a una mujer, la diseñó el ingeniero Louis MacManus, cuyo modelo fue su propia esposa. Su estatua fue la última en llegar de las 48 que se presentaron al concurso convocado, y fue la que ganó la competición.
Las alas representan la musa del arte y el átomo representa el "electrón de la ciencia".
Ayer 20 de setiembre se realizó la 61 entrega de los Emmys realizada en las instalaciones del Teatro Nokia de Los Angeles teniendo como anfitrión a Neil Patrick Harris.
En cuanto representaban mayor interés para mí, estaban las categorías en las que competía mi serie favorita "House MD"; nuevamente la suerte le fue esquiva tanto a la serie como al estupendo actor Hugh Laurie; llevándose los galardones de mejor serie dramática: "Breakind Bad" y el actor Jon Hamn de "Mad Men"

Mejor actor drama:
Mad Men
Damages
House
Lost
Big Love
Breaking Bad
Dexter

Mejor Serie Drama:
Jon Hamm (Mad Men)
Bryan Cranston (Breaking Bad)
Michael C. Hall (Dexter)
Gabriel Byrne (In Treatment)
Hugh Laurie (House)
Simon Baker (The Mentalist)

No he podido apreciar las otras series así que difícilmente podría establecer un criterio completamente objetivo de si la premiación es justa o no, pero aquí les dejo extractos los dos los dos últimos capítulos de la sexta temporada de House MD, las imágenes hablan por sí mismas.

Under my skyn




Both side now