09 noviembre, 2006

Hope (fin de la catarsis)

Introducción:


Pandora y los males del Mundo
Júpiter decide castigar a los hombres y pide al habilidoso Vulcano que confeccione una imagén de bronce. Deberá parecerse al hombre, pero diferenciarse de tal forma que lo encante y lo conmueva.
Cada dios lo ofrece un regalo a la bella criatura; Minerva le entrega un vestido bordado que cubre sus armoniosas formas, y coloca en su delicada cabeza una guirnalda de flores; Venus le ofrece la belleza infinita y los encantos que serán fatales a los hombres; Mercurio le confiere el don de la locuacidad y Apolo le regala una suave voz. Así Pandora (todos los dones), esta lista para cumplir su misión.
Pero antes de enviarla a la tierra, Júpiter le entrega una caja. Dentro de ella estan todos los males y miserias destinados a asolar a los hombres.
Cuando Pandora llegá a la tierra, es vista por Epimeteo (el que reflexiona tarde). En cuanto la ve, cae bajo sus encantos y recibe la peligrosa caja que ella le ofrece de parte de Júpiter. Sin sospechar nada, y olvidando el juramento hecho a su hermano Prometeo de no recibir nada del dios ... Epimeteo, abre la caja fatal, y de ella saltan todas las desgracias del mundo.
Sin embargo, en el fondo del recipiente, queda un sentimiento capaz de arruinar la venganza de los dioses: LA ESPERANZA.
Júpiter no queria que los hombres esperaran nada, y a un gesto del dios, Pandora cierra la caja. Dejando la esperanza en el fondo, escondida para siempre.
Sin embargo, transcurido un tiempo Pandora volvió a abrir la caja y liberó a LA ESPERANZA, para demostrar a los hombres que no todo estaba perdido.
El invierno está llegando a su fin, la nieve se derrite en las copas de los árboles, en los tejados de las casas. El aire es menos frío ahora, el cielo está limpio y azul.
¿Dónde estas?. Sí estas cansado, regresa que aquí podrás descansar; si tienes hambre, regresa, que aquí siempre habrá algo para merendar; si estas triste, regresa, porque para tí yo me convertire en alegría; si estas agobiado o cansado, regresa, porque mis brazos te serviran de lecho. Deja de hacer lo que estas haciendo y regresa a mí.
Recuerdas el perrillo que recogí, pués ha engordado y corretea feliz por toda la casa, le he puesto "Hope", creó que es un nombre apropiado, para alguién que espera algo casí imposible.
La señora que solias ayudar, se ha hecho amiga mía, ahora compartimos algunas tardes en su casa, tomándo una taza de chocolate caliente con bizcochos. Ella me habla de tí siempre, o quizá soy yo quién la induzco a hacerlo. No me dice mucho, no más de lo que ya sé, pero escuchar tú nombre, me hace sentir que de alguna forma estas presente.
El trabajo ya no se me hace tan insoportable, ahora yo lo manejo, y no él a mí. Avanzó un poco y salgo a respirar a la ventana, a dar una vuelta por la plaza o simplemente a caminar sin rumbo definido. En estos meses he conocido sitios que ni sabía que existian: una vieja estación de tren, un parque inmenso repleto de olivares, con veredas que convergen en un pequeño lago. Casí siempre me acompaña Hope en mis caminatas.
Hoy no puedo demorarme mucho en mi paseo, me han traído unos archivos extras que tengo que entregar mañana. Subo a la carrera con nuestro amigo, he desechado por completo el ascensor.
Ya casí he terminado con todo, y no sé por qué razón, siento unas ganas tremendas de quedarme en la ventana; parece que le contagiado mi inquietud a Hope, porque le he arrimado una silla y ahora los dos estamos asomados a la ventana, cómo si esperaramos algo. De pronto por la esquina veo surgir una figura, es alguién arropado en un grueso abrigo gris, trae una pequeña maleta en la mano. La mirada del desconocido se levanta hasta mi ventana y me saluda. Esos ojos, esa sonrisa. ¡Por Dios!, eres tú Ernesto, mí Ernesto.
Creo que nunca en mi vida he corrido, ni volveré a correr como este día, ni siquiera Hope puede alcanzarme. Ya no me importa nada, he esperado demasiado... demasiado.
Salgo a la calle y me lanzó a tus brazos, tu sueltas la maleta y me abrazas también. ¡Que bueno es estar entre tus brazos!, podría quedarme en ellos toda la vida, así, sintiendo tú corazón en mi oreja, sintiendo tu barbilla rasposa y tú aliento cálido en mi frente.
"¿Qué fue de tí?" te preguntó "Un viaje imprevisto, era algo que no podía aplazar" me contestas sonriendo "Cuanto te he echado de menos" te digo apretándote fuerte contra mi cuerpo. Tú te apartas un poquito, me miras largamente, ya no sonríes, me tomas la barbilla y me besas. Me besas con dulzura, con pasión, con deseo; me besas y siento que más alla de ese beso no existe nada. Todo se diluye detrás de tí, ya no veo la calle, ni los árboles, ni la nieve... sólo siento un cálido calor sobre mi cabeza, el sol se ha escapado finalmente de su prisión de nubes. Ha llegado la primavera.

7 comentarios:

Da Vinci dijo...

La primavera que se ha instalado en tu casa nos renueva la ilusión y la esperanza a los que estamos en el otoño, estacional y de la vida.

Un gran abrazo.

Dalia dijo...

la primavera!!!!!

gracias amiga yo que nunca he visto una ya me siento allí.

Encanta de leer tu historia, que se sient tan real como si la hubieras vivido en tus propios huesos.

¿ya te dije que escribes muy bien? pues si lo había hecho, te lo repito, y sino mil perdones, te lo digo entonces de todo corazón.

Rosa dijo...

La primavera, la ESPERANZA, es para todos ustedes, que ya forman parte de mi corazón.
Y mi querido amigo, el otoño es parte de nosotros, como lo es del mundo; una estación, un ciclo, pero todo pasa, todo se renueva. Y aún después del invierno más terrible, siempre, siempre llega la primavera.

Anónimo dijo...

¡que lindos días nos trae la primavera!, ella nos renueva, nos trae esperanzas, nos permite ver como la naturalez empieza a renovarse, como nosotros....


Ro

pon dijo...

Un final tierno para una historia de amor bien bonita.
Vaya catarsis chica, una vuelta completa.

Anónimo dijo...

Gracias, muchas gracias para una Rosadefuego que trae esta maravilla..

un-angel dijo...

Querida amiga, como viene siendo costumbre en mi ajetreada existencia (una vez terminado ese “viaje” de ida y vuelta hacia mis oscuridades interiores), me he traído impreso “Catarsis” al trabajo y lo he leído de un tirón primero, luego retrocediendo un poco, deteniéndome en algunos puntos... en fin, debo decirte que adoro esta historia, esa transformación que el amor logra en la vida de la protagonista y todos esos sentimientos que tan bien conocemos todos: el papel con el número de teléfono releído hasta la saciedad, la deliciosa ansiedad que llena la espera del ser amado, la forma en que memorizamos una sonrisa, un gesto, un color de ojos, y la forma en como hacemos nuestro todo lo que concierne a quien amamos...
Qué bien manejas el lenguaje, amiga, con cuanta facilidad nos dejamos embargar por la suave melancolía de la protagonista, por la rutina de su vida primero y por el florecer de sus sentimientos más tarde... iba a decir que “no tengo palabras” pero ya me he pasado, ¡jaja!...
Un besito.