30 octubre, 2006

Carta a la Amada Inmortal

6 de julio, por la mañana
¡Mi ángel, mi otro yo, todo mi mundo! Sólo unas pocas palabras el día de hoy, escritas a lápiz (escritas con el tuyo). Mi futuro no quedará fijado hasta mañana. ¡Qué frívolo derroche de tiempo! ¿Por qué esta pena profunda cuando es la necesidad quien ordena? ¿Puede nuestro amor subsistir sin sacrificio, sin anhelarlo todo? ¿Puede ayudar a nuestro amor el que tu arte no sea enteramente mío, el que yo no sea totalmente tuyo? Dirige tus ojos a la hermosa naturaleza y no dejes que tu mente sea perturbada por el destino. El amor lo requiere todo, y es muy justo que así sea: así soy yo contigo, así eres tú conmigo; solo que tú olvidas muy fácilmente que yo debo vivir para mí y para tí. Si estabamos completamente unidos, tú no deberías sentir esa tristeza en mayor medida que yo. Mi jornada ha sido terrible. No llegué aquí hasta las 4 de la mañana de ayer a causa de los caballos. El cochero eligió otra ruta ¡pero qué terrible camino el escogido! En la última etapa me advirtió que no debería viajar de noche, y me previno de parar junto a los árboles; pero esto sólo contribuyó a exacerbarme, y me equivoque; a causa del mal estado de la ruta, una vía excecrable y tortuosa, el carruaje se averió. Sin el postillón que tenía junto a mí, hubiera quedado abandonado en el camino. El príncipe Esterházy, que viajaba por el otro camino con ocho caballos, tuvo el mismo accidente que yo había tenido con cuatro. Sin embargo, siento ahora un extraño placer, como me ocurre siempre después de haber vencido una nueva dificultad. Pronto volveremos a encontrarnos. No puedo comunicarte hoy las observaciones que me he estado haciendo acerca de los pasados días de mi vida. Si no hubieran estado tan cerca uno del otro nuestros corazones, creo que nunca me hubiera planteado estas cosas. Mi corazón está lleno de cientos de cosas que he de decirte. ¡Ay, hay momentos en que consigo encontrar este lenguaje! ¡Alégrate! Continuas siendo mi única verdad, mi único amor, todo mi yo como yo lo soy para tí. Y así para siempre; debemos dejar que los dioses nos envíen lo que debe ser y lo que será.
Fielmente tuyo Ludwing.

2 comentarios:

Dalia dijo...

que triste y que romantico!!!!

Anónimo dijo...

Letras, música.
Que más da viniendo de donde viene.