Mis compañeros de camino

A mis dulces compañeros, de este camino que es la vida:

Aquí en las montañas, donde el aire sopla libre meciéndo suavente los pinares; donde lleno mis pulmones y mi vida, de aire fresco y limpio; donde lavo mis penas, a la orilla del rio; donde los ojos se me inundan de este azul que me ahoga. Es aquí donde habitan seres generosos, y entonces me doy cuenta de lo que tengo:

Tengo una sabia pensadora, que me lleva de la mano
por los caminos de la historia,
la de ayer, la de hoy, la de cada día.

Tengo un ángel, que me cose dos alas,
y me lleva a unos verdes prados
cubiertos de flores que siempre sonríen.

Tengo un hada, de alas transparentes,
que me sopla polvo de estrellas
para aligerar mi alma, en esos días que pesa.

Tengo una niña traviesa
que me siembra girasoles en el corazón,
para que nunca me olvide de buscar el sol.

Tengo una amiga que vive en las montañas,
y tiene siempre la hoguera encendida,
para esos días que necesito calor.

Y tengo una princesa, que me cuenta historias
de dos amigos que se aman, y se olvida de sus alas
para sentarse a mi lado.

Y tengo un pintor, que no tiene pinceles,
pero tiñe sus palabras de mil colores,
y le pone vida a mi blanco lienzo.

Tengo dos amigos, cuya carpa nunca se recoge,
allí están ellos con una copa de vino,
por sí me rié la vida o me ahoga la tristeza.

Y tengo en fin, un duendecillo pequeño,
que se cuela entre las palabras,
y es amiga del hada.

Tengo, tantas cosas buenas aquí arriba; para estos días, en que me envuelve el invierno, tengo mi refugio, mi carpa, MIS COMPAÑEROS DE CAMINO.

LOS QUIERO A TODOS.