27 octubre, 2006

Elemental mi querido Watson



La celebre frase: "Elemental, mi querido Watson", no aparece nunca es los escritos de Doyle. sin embargo, al principio del primer capítulo de la novela "El sabueso de los Baskerville", se da el caso más cercano, cuando Sherlock Holmes dice estas palabras aunque no de un modo continuo y con una réplica de Watson entre lineas.
Arthur Conan Doyle nació en Edimburgo, capital de Escocia, el 22 de mayo de 1859. Su afición por la literatura fue influenciada por su tío abuelo Charles Conan, quien se ocupó de orientar los gustos literarios de su sobrino hacia las grandes obras de la literatura universal.
Es importante señalar la estrecha relación que mantuvó con su madre, hasta llegada la madurez. Relación que da fe la correspondencia mantenida con esta, que revela una fuerte dependencia afectiva, que le lleva a consultarle desde asuntos íntimos, hasta las relaciones con sus editores.
Estudia en una escuela pública de Edimburgo, para más tarde ingresar en un colegio de Jesuitas.
Experiencia que al parecer dejo profundas huellas en el escritor quien diria más tarde. "Demasiadas reglas se fundaban en el miedo y muy pocas en el amor" Y también: "No enviaría allí a un hijo mío, si lo tuviera".
Más tarde estudió medicina en la facultad de Edimburgo, Doyle no sentía una especial vocación por la carrera, pero se vió empujada a ella por razones de orden práctico. Terminó la carrera de medicina muy joven a los veintiun años y de allí en adelante llevó una vida de aventuras hasta establecer su consultorío en Southsea. Los pacientes no eran numerosos, así que cabe preguntar en qué ocupaba Doyle las horas de ocio entre paciente y paciente.
No hay duda de que el carácter algo meláncolico y perezoso de Holmes es un reflejo de su autor, cuya inactividad física era compensada por la intelectual, la que desembocó en la creación del genial detective. Había leído a Poe y a Garboriau; conocía el género y disponía de los elementos que ponen en marcha la trama policial. Le faltaba crear al detective, dotarlo de una personalidad propia y de algunos atributos especiales. Mucho de esto lo tomo de sí mismo, y en 1886, por fin, un domingo del mes de abril, termino "Estudio en Escarlata", novela que abriría la saga de las aventuras del detective más famoso del mundo; que se tradujeron en 4 novelas y 56 relatos.
La novela no alcanzó un éxito inmediato. Fue publicada en el Betons Christmas Annual en 1887. La critíca lo ignoró por completo y Doyle, justamente desanimado, intentó olvidarse del sagaz detective. El éxito tardaría en llegar aún unos cuatro años.
Es de sobra conocido la aversión que el autor llego a sentir por su personaje. Parece como si Sherlock Holmes le hubiera arrebatado la fama y el honor que solo le correspondían a él. La relación con su creación, cuya existencia le aseguraba ingresos considerables, se complica hasta extremos insospechados. Acabará por fin matándolo, en su relato "El problema final" (1893), pero su muerte no durará demasiado. Millones de lectores de sus relatos no se resignaban, los editores asediaban a Doyle pidiéndole que resucitase al difunto. Pero el resucitar, aunque se trate de un personaje de ficción no es tarea fácil. No quedaba otro recurso que el de aprovechar la falta de testigos y la no aparición del cadáver, para volver a colocar al ídolo de los lectores en su estudio de Baker Street (1903), Doyle contaba entonces con 43 años.
Desde que Conan Doyle alcanzó la fama y la riqueza a finales de siglo, hasta su muerte acaecida en 1930, no hubo actividad humana que no le interesara y a la que no dedicara una parte de su inteligencia y de su tiempo.
EL DETECTIVE


Datos personales:
Nacido en 1854, en lugar desconocido, se retiró a principios de 1904 después de 23 años de servicio activo.
Descendiente de terratenientes, nieto de una hermana del artista francés Emile Jean Horace Vernet. Holmes no presenta a Watson más que un hermano, de nombre Mycroft, siete años mayor. El detective no menciona ningún otro miembro de su familia en las aventuras.
Es durante los dos años que pasa en la universidad (probablemente en Oxford) que Sherlock Holmes toma conciencia de que se puede ganar la vida gracias a lo que sólo es para él un simple pasatiempo: la observación y la deducción.
Se convierte en el primer detective asesor del mundo. Trabajó por amor a su profesión más que por dinero. Algunos casos , sin embargo, le reportan muchos beneficios: recompensa de £1.000 por recuperar la corona de berilos y lo mismo por el rubí azul; recibe la misma suma por los servicios al Rey de Bohemia. Recibe £12.000 del Duque de Holdernesse más para comprar su silencio que para remunerar sus servicios.
Residió en Montague Street antes de conocer a Watson. El 221b Baker Street fue su residencia en sus años de ejercicio, y Sussex durante su vida retirada.

Experiencia profesional:
En 1878 empezó la carrera profesional como detective, a los 24 años.
En 1882 empezó su asociación profesional con el doctor Watson.
Entre 1878 y 1889 investigó unos 500 casos “de importancia capital”.
Entre 1878 y 1891 se dedicó a desenmascarar y eliminar la organización criminal del profesor Moriarty.
En 1894 volvió al servicio activo.
Recibió la Legión de Honor en 1894 por el arresto de Huret, el asesino del bulevar en París.
Entre 1894 y 1901 llevó cientos de casos. Es en esta época cuando Watson logra quitar a Holmes su adicción a la cocaína.
1895: audiencia privada con la Reina Victoria por servicios a Inglaterra. En Junio de 1902 rehusó de ser nombrado caballero.
Entre 1903 y 1904 empezó su retiro solitario en un pueblo de la costa de Sussex con vistas al Canal de la Mancha, revisando los registros de casos y la destrucción de aquellos que pudieran comprometer a clientes de la alta sociedad. La proximidad de la guerra de Alemania, sin embargo, hizo que pudiera su sorprendente combinación de habilidades prácticas e intelectuales al servicio del gobierno, ofreciendo mucha información falsa a los alemanes y logrando el arresto del espía prusiano Von Bork.

Carácter:
Personalidad de “naturaleza dual”: “Nada le agotaba cuando tenía que trabajar, pero le daban ataques una y otra vez y podía pasarse días en el sofá del salón sin apenas pronunciar una palabra o mover un músculo, de la mañana a la noche”. Durante estos cambios de humor recurría a la cocaína, como lo relata Watson en "El signo de los cuatro". Luego le entraba una depresión aun más profunda como reacción a los narcóticos, de la que sólo se le podía rescatar gracias a un caso.
Sus propios poderes se volvía fastidiosos cuando no los usaba: “Mi cerebro se rebela contra el estancamiento. Proporcióneme usted problemas, proporcióneme trabajo, déme el más abstruso de los criptogramas, el más intrincado de los analisís, y entonces me encontraré en mi átmosfera propia. Podré prescindir de los estimulantes artificiales. Pero aborrezco la monotonía de la vida. Siento hambre de exaltación mental"
Watson hace constantemente referencia a su agitación y a su impaciencia, a su nerviosidad y a su excitación, a su naturaleza curiosa , a su manía de morderse las uñas cuando está preocupado, a la importancia que da a su orgullo, a su reputación, al respeto de sí mismo y a un determinado egoísmo.
No se encuentra entre la gente que coloca la modestia entre las virtudes. Para él, las cosas son lo que son, y subestimarse es, tanto como sobrestimarse, una alteración de la realidad. “Lo que se hace en este mundo importa poco. La cuestión es lo que se puede hacer creer que se ha hecho."
Aunque deja el crédito de sus asuntos a la policía, le irrita la falta de reconocimiento. Se guarda siempre la posibilidad de actuar solo ya que la ayuda que encuentra exteriormente es o poco importante, o pobre. Se interesa por un asunto para ayudar a la justicia y al trabajo de la policía.
Le gustan las atenciones, la admiración y los aplausos. Su naturaleza fría, que no se preocupa de la gloria a los ojos del vulgo, se ve afectada por las alabanzas de un amigo. Le gusta impresionar a sus clientes con sus facultades y sorprender al que lo rodea. Como un artista en una representación.
Tiene a veces tendencia a hacer su propia justicia y perdonar las venganzas personales. Unas o dos veces, reconoce, en su carrera, sintió que había cometido más mal descubriendo al criminal, que lo que había hecho este con su crimen. No duda en utilizar métodos ilegales para una causa justa y a menudo se imagina que podría ser un criminal muy eficaz si utilizara sus cualidades contra la ley, con lo que Scotland Yard está bien de acuerdo.
Presta poca atención a su seguridad cuando su espíritu es absorbido por una investigación (aunque afirma que "es estupidez más que valor, negarse a reconocer el peligro cuando es evidente", esto lo menciona en el caso de El problema final) y le molesta mucho todo lo que viene a distraer su atención. “Una intensa concentración mental tiene el poder extraño de destruir el pasado”, dice, y por eso no desea que dos asuntos coincidan.
Absolutamente desprovisto de crueldad, se endurece sin embargo a fuerza de vivir en la sórdidez de lo criminall. El mismo Holmes se describe como un individuo muy sociable. Aparte de Watson, declara no tener amigos y no anima a los visitantes. Muestra una reticencia a establecer nuevas amistades y prefiere vivir en la soledad y el aislamiento.

Sus encuentros con las mujeres:
Es en su actitud ante las mujeres y al amor en las que es especialmente notable. "Es muy importante el no dejar que nuestro razonamiento pueda ser influenciado por cualidades personales. Las facultades emotivas son adversarias del razonar sereno" (El signo de los cuatro)
Siente aversión por el sexo débil. Acepta la hospitalidad de un amigo de Watson en cuanto se entera de que es soltero. Cuando quiere, utiliza maneras muy dulces con las mujeres y rápidamente se gana su confianza. Sedujo de maravilla a la sirvienta de Charles Augustus Milverton, disfrazado de fontanero.
Finalmente, la última palabra sobre este tema la tiene Holmes cuando declara, en la primavera de 1897: "Yo nunca he amado, Watson..." (La Aventura del Pie del Diablo)

Apariencia y constitución:
Alto, delgado; de cara estrecha, frente amplia, pelo negro, cejas oscuras y gruesas. Nariz delgada, como de halcón; labios finos, firmes; voz rápida, alta, estridente. Ojos grises, penetrantes, que siempre adoptaban una “perspectiva introspectiva, de ver más allá”. Medía 1.80 cm, pero Watson decía que parecía aún mayor.
Rara vez consideraba el ejercicio por sí mismo, pero estaba siempre “entrenándose”. Un buen corredor, poseedor de una fuerza que resultaba difícil de creer.
Hábitos frugales, siempre rozando la austeridad; “La inactividad me agota completamente”, aunque a veces pasaba días enteros en la cama. Aprecio gatuno al aseo personal; primura en el vestir. Normalmente vestido con tweeds convencionales o levita. A veces se ponía un Ulster, llevaba bata en sus habitaciones. En el campo se ponía una capa larga y gris para viajar con un gorro de viaje con solapas.
Solía levantarse tarde; para aquellas ocasiones no poco frecuentes en que se quedaba despierto toda la noche. En las que empezaba temprano en un caso, era enérgico e inagotable, pasando días o incluso semanas sin descanso. La dieta, escasa en el mejor de los casos, se abandonaba cuando trabajaba. “Soy un cerebro, Watson. El resto es un mero apéndice”.
El estado de salud “no era un asunto en el que se tomara el más mínimo interés.” Constitución enjuta y de hierro; sufrió un ataque debido a la postración nerviosa en primavera de 1887; se le ordenó descanso absoluto en marzo de 1897 debido al “constante trabajo duro y exigente, agravado, quizás, por sus propias indiscreciones ocasionales”.
En su retiro, algo afectado por brotes puntuales de reumatismo, empezó a nadar. Practicó Baritsu (autodefensa japonesa), experto en boxeo, excelente espadachín; disfrutaba de la pesca cerca de Donnithorpe, conocedor de los clubes de golf y experto en esgrima de bastón.
Es un Bohemio. Practica el tiro al blanco con su revólver en su salita de su apartamento. Le horroriza el hecho de destruir documentos. Guarda sus puros en un cubo con carbón, su tabaco en el fondo de una babucha persa y su correspondencia sin responder bajo la cuchilla de una navaja de muelle clavada en medio del estante de la chimenea. Su increíble falta de cuidados, su predilección por la música a horas en que uno está durmiendo, sus experimentos científicos tan extraños como malolientes, el ambiente de violencia y peligro que la rodea hacen de él el peor de los arrendatarios de Londres.

Sus mil caras:
Su expresión, su paso, su propia alma parecen modificarse a cada nuevo papel.
Posee al menos cinco refugios en Londres donde puede maquillarse y transformarse a su antojo. Entre los disfraces citados por Watson hay: un vulgar vagabundo, un hombre conocido en el East End bajo el nombre de Capitán Basil, un joven fontanero llamado Scott, un viejo bibliófilo arqueado, un digno sacerdote italiano, un obrero francés mal afeitado, un desempleado o un viejo “sporting man”, una zanfoña mujer, un mozo de cuadra borracho, un clérigo no conformista, un marinero, un viejo oficial de marina asmático, un viejo fumador de opio y finalmente el espía americano irlandés Altamont.

Conocimientos personales:
Según el análisis de Watson en "Estudio en Escarlata":
En literatura: nulos.
En filosofía: nulos.
En astronomía: nulos.
En política: escasos.
En botánica: Desiguales. Al corriente sobre la belladona, el opio, y venenos en general. Ignora todo lo referente al cultivo práctico.
En geología: prácticos, pero limitados. Distingue al primer vistazo las distintas especies de terrenos.
En química: exactos, pero no sistemáticos
En anatomía: profundos
En literatura sensacionalista: inmensos. Parece poseer detalles de todos los crímenes perpetrados en un siglo.
Maneja bien el violín. Lo usa como distracción y para reflexionar en una investigación. Prefiere la música alemana antes que la francesa o la italiana. Hábil compositor. Tras pasar una tarde entera rasgando las cuerdas de su violín desde su sofá exasperando a Watson, termina con una serie de las piezas favoritas de Watson.
Hábil con el bastón, el boxeo y la esgrima.
Tiene un gran conocimiento de las leyes inglesas.
Disfraces, llevar y reconocer: “La primera cualidad de un investigador criminal debería ser poder ver a través de un disfraz”. Ver Sus mil caras.

Hobbies:
Pasa mucho tiempo en las galerías de cuadros de Bond Street; “el arte en la sangre puede adoptar las formas más extrañas”. Hace estudios de apicultura en los South Downs. Estudia especialmente el budismo de Ceilán (Hinayana).
Siente predilección por el estudio de lenguas antiguas. Pasó algunas semanas en una gran ciudad universitaria realizando laboriosas investigaciones sobre cartas inglesas antiguas que, se dijo, llevó a sorprendentes resultados. Estudio de motetes polifónicos de Orlando Lasso. Profundo y continuado interés en ciertas manifestaciones artísticas de la Edad Media.
Fracasos:
Más a menudo de lo que los lectores piensan. "He sido vencido 4 veces: tres por hombres, y una vez por una mujer".

Perdonen lo extenso del artículo, pero ya les dije: Es mi héroe.

2 comentarios:

un-angel dijo...

Mecachis en la mar vaya estudio más elaborado, immpresionante de veras. Yo no tengo la misma fascinación que tu por el personaje, pero he podido conocerlo de tu mano. Un trabajo estupendo.

Dalia dijo...

Ciertamente excelente tu investigacion sobre el querido Holmes.

Te cuento que yo solo he leído una novela de él que es la del Sabueso de Bakervile y me pareció estresantemente interesante. No paré de leer hasta que terminé.